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ANTAGONISTAS

Vinciguerra

Vinciguerra: "LA PALESTINA DE EUROPA"

Vinciguerra: "LA PALESTINA DE EUROPA" Fuente: MarilenaGrill.Org
Trad. A. Beltrán

Una breve noticia aparecida en el que puede definirse ya como el órgano de prensa oficioso de la comunidad judía italiana, “Il Corriere della sera”, nos informa, el pasado 20 de octubre, que aviones israelíes han ejercitado en Cerdeña un “simulacro de combate de amplio radio”, es decir -se regocija el “perrodista” de turno-, un “simulacro de ataque contra Irán”.
El hecho es gravísimo, como inaudito es el silencio de todas las fuerzas políticas ante la complicidad de Italia en una agresión militar contra Irán, país con el que hemos tenido en el pasado relaciones amistosas y con el que no tenemos, hoy, ningún contencioso político o económico.
Hemos mantenido siempre que nuestro País, desde el fin de la guerra en adelante, ha sido gobernado por una clase política criminal elegida para defender los intereses de los amos a los que ha servido (soviéticos, americanos, jerarquía eclesiástica) con absoluto desprecio del pueblo italiano.
La noticia que el rabínico diario milanés se complace en publicar, con el evidente objetivo de que la lean los funcionarios de la embajada iraní en Italia, confirma el cinismo y el desprecio que los dirigentes políticos y militares tienen frente a los italianos puesto que, se verifique o no la amenaza de agresión judaica contra Irán, todos conocen desde ya que nuestro País permite a los israelíes entrenarse para cometer futuras masacres contra una Nación islámica.
¿Quién pagará el precio de una probable represalia islámica?
No precisamente los delincuentes políticos que se hallan ultraprotegidos, sino los ciudadanos italianos que caminan indefensos e inocentes por las calles de nuestras ciudades.
¿No les bastan a Gianfranco Fini y adláteres los muertos causados por los colaboradores de los servicios secretos americanos e israelíes en Italia desde el 12 de diciembre de 1969?
Porque, en las masacres italianas, el sello de la Estrella de David está bien impreso.
Desde la masacre de plaza Fontana hasta la de Bolonia, del 2 de agosto de 1982, no existe matanza en la cual no aparezca algún militante de Ordine nuovo, Avanguardia nazionale, MSI ligado directa o indirectamente a los servicios secretos civiles o militares de Israel.
De Pino Rauti a Junio Valerio Borghese, de Stefano delle Chiaie a Carlo María Maggi, de Marcello Soffiati a Valerio Fioravanti, no hay masacre que no pueda remitirse a los intereses israelíes y al odio de los judíos contra el fascismo y los fascistas.
No es una coincidencia que Stefano Delle Chiaie confirme la matriz “negra” de las masacres, llegando al extremo de lo grotesco al declarar que los “camaradas” se lo contaban a él, siendo así que lo sabe todo pero que no habla porque hacerlo sería “infame”
Infame, no obstante, es haber cometido las masacres, comenzando por la de plaza Fontana de la que precisamente Delle Chiaie conoce hasta el mínimo detalle por haber sido uno de los organizadores por cuenta de intereses extranjeros y de los de una clase política que tenía sólo uno: permanecer en el poder, a toda costa.
Verdad ésta que no se puede decir: la de la responsabilidad israelí en la guerra civil italiana y más en concreto en el terreno de las “masacres”, terreno que no es fascista (por más que le duela al ex camarada Delle Chiaie) sino antifascista.
Está prohibido hablar de ello porque nos hemos transformado de colonia americana en provincia israelí, donde los estudiantes italianos son llevados, por millares, a costa de nuestros sueldos por supuesto, cada año a visitar Auschwitz, no los campos de batalla donde se ha construido Italia; junto a los rabinos que deciden a quién deben ser dedicadas las calles y quién puede ser ministro de Exteriores o, mañana mismo, presidente del Gobierno.
Pero nosotros hablaremos igualmente, como siempre lo hemos hecho atrayendo el odio de los neofascistas de servicio secreto que hoy observan, esperanzados, a Gianfranco Fini como próximo presidente del Gobierno, convencidos de poder recoger los frutos de cuanto han hecho por el Mossad y el ShinBet, la CIA, el servicio secreto militar y el civil, organismos éstos últimos que resulta difícil considerar italianos visto que han tenido siempre como única y exclusiva preocupación el colaborar con sus amos en la matanza de la población italiana.
Por ello, no es de extrañar que Italia haya sido la “Palestina de Europa”, antes, y que hoy sea una simple sucursal del Estado de Israel, porque ha dejado de existir como Nación el 8 de septiembre de 1943, agonizando durante decenios entre sobresaltos sangrientos y, ahora, muriendo asfixiada bajo la basura humana y política que la gobierna, ajena al bienestar y a la vida de sus ciudadanos.
Entendemos a los judíos romanos que cada año acuden a bailar ante el Arco de Tito para festejar nuestra derrota y su victoria; pero para nosotros, sin duda alguna, Tito sigue siendo, dentro de nuestra historia, uno de los más grandes emperadores de Roma y al que dedicamos, eternamente, nuestro recuerdo más reverente y nuestro más sincero homenaje.
Preferimos permanecer fieles al recuerdo de la grandeza de Roma y a la Estrella de David seguimos prefiriendo el águila romana, que conquistó el mundo primero con su civilización y, luego, con sus legiones.
Los judíos han constituido un Estado mediante el asesinato de la población árabe, lo han fortalecido con el genocidio de los palestinos, se han hecho fuertes internacionalmente mediante las armas de la más cínica desfachatez utilizando sus muertos durante la segunda guerra mundial como medio para callar cualquier voz crítica, aplastando a los demás dónde y cuándo lo han considerado necesario para sus intereses, como en Italia.
Nosotros no nos dejamos intimidar. Los judíos continúan pidiendo cuentas y justicia para sus muertos. Y nosotros continuaremos pidiéndoles también a ellos, y a sus emisarios, cuentas por nuestros muertos.
Para los judíos no existe el perdón. Y estamos, en este punto, plenamente de acuerdo con ellos.




Vincenzo Vinciguerra, Opera 17 noviembre 2009


Vincenzo VINCIGUERRA: "EL ÚLTIMO PROCESO"

Vincenzo VINCIGUERRA: "EL ÚLTIMO PROCESO" Fuente: MarielenaGrill.Or
Trad: A. Beltrán

Ilustración: I.Vivanco



Se aproxima el cuadragésimo aniversario de la masacre de plaza Fontana, inicio oficial de la guerra civil italiana, y el conjunto del aparato político y mediático de apresta a conmemorarlo.
Conocemos ya, de memoria, las frases hechas, los lugares comunes, las palabras trilladas y recurrentes de una propaganda de Estado y de régimen que remarcan, metódicamente, su “verdad” sobre la guerra civil italiana y, de modo especial, sobre las masacres impunes.
Sabemos ya lo que dirán, una vez más, sobre tantos procesos que se han abierto sin que se haya alcanzado, judicialmente, un resultado acorde con la verdad sobre los nombres de los ideadores, organizadores y de los ejecutores materiales de multitud de episodios sangrientos cometidos durante los años 70.
Los procesos han sido muchos, ciertamente. Pero sólo uno no ha sido nunca instruido: aquel contra la clase política que carga con la responsabilidad política, moral, organizativa de esta guerra civil
Un proceso que debería ejecutarse como el mejor modo de recordar el cuadragésimo aniversario de la masacre de plaza Fontana.
La mayor parte de los imputados están muertos, pero muchos están todavía vivos y activos, incluso, a nivel político.
Giulio Andreotti, por ejemplo. Reconocidamente vinculado con la Mafia por sentencia del Tribunal de apelación de Palermo, confirmado por el Tribunal de Casación, desde principios de los años 80 y absuelto por insuficiencia de pruebas en años posteriores, Andreotti es aún senador vitalicio, presente y partícipe en la actividad legislativa del Parlamento.
La condena por complicidad en asociación mafiosa persiste todavía aun cuando el delito haya prescrito, pero no ha comportado perjuicios a Giulio Andreotti que, empero, debe responder de otra y más grave acusación: su participación, con responsabilidad dirigente, en la guerra civil italiana.
Por esta responsabilidad suya, Andreotti no ha sido todavía imputado y juzgado aun cuando existan todos los elementos de prueba para conducirlo al banquillo de los acusados como responsable, en calidad de ministro de Defensa, de la actividad desarrollada por el servicio secreto militar desde los primeros años 60 contra la Nación y el pueblo italiano.
Andreotti ha utilizado siempre todo cuanto conocía para fines políticos internos y personales: de la revelación de la pertenencia de Guido Giannettini [responsable del Msi, NdT.] al SID [inteligencia militar, NdT.], del traspaso de Giorgio Zicari del SID a la División de asuntos reservados del ministerio del Interior, del “golpe Borghese” sobre el que urdió un juicio-farsa, hasta la existencia de la red “Gladio” que le sirvió para granjearse la simpatía del Pci cuyos votos podían ser determinantes para su elección como presidente de la República.
Ha sido oído como testigo, perjuro y reticente, en el único proceso por plaza Fontana, después nadie se ha atrevido a molestarle.
Francesco Cossiga que ha construido su carrera sobre inmundos secretos de la República. Era subsecretario de Defensa en diciembre de 1969.
Nadie le ha preguntado jamás sobre lo que sabía, a la sazón, sobre la masacre de plaza Fontana.
Ciertamente que Francesco Cossiga es, como ministro del Interior, el primer responsable de la muerte de Aldo Moro, pero paradójicamente este baldón en vez de acabar con su carrera política le sirve como plataforma para convertirse en Presidente del gobierno y de la República. [Curiosamente el mismo caso que sucedió en España tras la muerte por atentado del entonces Presidente del gobierno español Luis Carrero Blanco; el ministro del Interior de turno y responsable de su seguridad, por tanto, Carlos Arias Navarro, acabó siendo Presidente del último gobierno de Franco y del primero de la Monarquía... ¡qué cosas!. NdT]
¿Cuántas veces, Francesco Cossiga, primero como presidente del Gobierno y, luego, como presidente de la República ha recibido en audiencia a Daria Bonfietti y a los familiares de las víctimas de la masacre de Ustica asegurándoles que el Estado haría cualquier cosa por encontrar la verdad? Al final ha sido él mismo quien ha dicho la verdad: quien derribó el DC9 de la Itavia, asesinando a 81 italianos, fue un misil francés, en una operación dirigida a abatir el avión que transportaba al líder libio Gaddafi.
En un país normal, la revelación de Cossiga habría levantado una clamorosa y legítima indignación, mientras que él habría debido explicar desde cuándo y cómo ha tenido conocimiento de esta verdad tan sorprendente.
Al contrario, sobre este episodio ha caído un silencio total e impenetrable.
Romano Prodi, líder del centro-izquierda. En abril de 1978 fue él quien supo que Aldo Moro estaba custodiado en Gradoli, información obtenida, según él, a través del espíritu del padre Luigi Sturzo en el transcurso de una sesión espiritista.
Nadie, obviamente, ha tomado nunca en consideración este testimonio que llama a causa al difunto don Sturzo como testigo y confidente de Prodi sobre las vicisitudes de Aldo Moro, pero nadie, ya sea política o judicialmente ha pretendido incriminar a Romano Prodi por falsedad o perjurio, o siquiera por complicidad con sus asesinos.
Porque, es obligado resaltarlo, cuando Prodi tuvo conocimiento del piso franco de las Brigadas Rojas en vía Gradoli, Roma, donde residía materialmente Mario Moretti, Aldo Moro estaba aún vivo. Dar el nombre del informador que, indudablemente, estaba integrado en la cúpula de las mismas Brigadas Rojas, podía conducir a la salvación de Aldo Moro.
Al contrario, el democristiano Prodi se inventa una sesión espiritista y calla, entonces y después, la verdad que conoce y que jamás dijo ni dirá nunca, porque nadie le ha obligado a hacerlo.
Exento del peso de esta responsabilidad, Prodi hará una brillante carrera política y se convertirá en Presidente del Gobierno, y líder de la coalición de centro-izquierda.
Enrico Berlinguer y sus compañeros de la dirección del PCI, tendrán conocimiento el 15 de mayo de 1973 que dos después se cometerá un atentado contra una alta personalidad política en Milán.
El 17 de mayo de 1973 estaba prevista la visita la Jefatura de Policía de Milán de Mariano Rumor [a la sazón, Ministro del interior, NdT.] que debía rendir homenaje al Comisario de policía Luigi Calabresi, asesinado por “Lotta continua” el año anterior.
La información es correcta, proviene además de una fuente fidedigna radicada en el ambiente de Ordine nuovo de la región del Véneto, Pietro Loredan. [Forman parte –entre otros- de esta emanación operativa de la Cia y del Mossad , “queridos camaradas” como Maggi, Freda o el sin par Rognoni. NdT]
¿Qué hacen los dirigentes del PCI?
e mueven, es cierto, porque se produce la visita a Milán de Paolo Bufalini, delegado con contactos con la judicatura, y de GianCarlo Pajetta que mantenía los vínculos con la División de asuntos reservados del ministerio del Interior, pero no hay ninguna filtración sobre los nombres de las personas representativas de las instituciones con las que han hablado, sin género de dudas, contando la preciosa información suministrada por Loredan.
La masacre se verifica exactamente el 17 de mayo de 1973 con un balance de 4 muertos y 46 heridos. La comete Gianfranco Bertoli, oficialmente “anarquista”, en realidad confidente del servicio secreto militar, venido para la ocasión desde Israel donde residía.
La cúpula del PCI no ha evitado el atentado, pero peor aún: cubre la responsabilidad de la célula de chivatos del véneto, permite que durante años Gianfranco Bertoli se haga pasar por anarquista y reivindique el suyo como un gesto individual vengador de la muerte de Giuseppe Pinelli [militante izquierdista “suicidado” en la Comisaría de Milán, a manos presuntamente del Comisario Calabresi, asesinado luego por activistas de “Lotta continua”, NdT.] colaborando consciente o inconscientemente en la estrategia de distracción procesal.
No es difícil imaginar que si la cúpula dirigente del PCI hubiera querido evitar la masacre (bastaba con hacer pública la noticia dos días antes) revelando sus fuentes, la célula operativa véneta habría sido al menos neutralizada, paralizada evitando a nuestra Patria más lutos.
Por lo demás, el chivato Pino Rauti al que debe endosarse la responsabilidad total de las fechorías de las que se ha acusada la célula confidente véneta, y no sólo de éstas, logró convertirse en secretario general del MSI-DN, o sea de un partido representado en el Parlamento con la complicidad de todas las fuerzas políticas que sabían bien que áquel [Rauti] nunca fue jefe de una organización neonazi [Ordine nuovo], sino informador del servicio secreto militar y primer inspirador de tantas acciones cometidas por los militantes de Ordine nuovo, adoctrinados e integrados en los aparatos secretos del Estado.
Una escueta panorámica, la nuestra, que demuestra que cómo partiendo de la extrema izquierda, pasando por el centro y llegando a la derecha extrema no existe fuerza política u hombre político de primer nivel, que pueda considerarse inocente de la acusación de haber participado, algunos en calidad de promotores y organizadores, en la guerra civil italiana.
El 12 de diciembre en Milán, asistiremos al espectáculo de siempre, con el discurso de algún representante político y la evocación de las víctimas de las que nadie recuerda ni rostros ni nombres.
Rutina de un País en el que los hijos han hecho carrera sobre la sangre de los padres, y los familiares de las víctimas mantienen la “verdad” del Estado y del régimen y, además, reaccionan contra quien pretende afirmar la verdad, la real, auténtica, sin adjetivos, que ve al Estado y al régimen culpables de crímenes contra la Nación y el pueblo italiano.
Rutina que puede acabar, cuando alguien tenga el valor de instruir un juicio público contra el régimen y el Estado, contra políticos y magistrados, contra los periodistas y los usufructuadores de muertos, en donde se haga emerger todo lo que se conoce sobre la guerra civil italiana para alcanzar un veredicto que solo podrá ser de condena, definitiva y sin atenuantes, irrevocable y permanente.
Un último proceso y la primera condena ante la historia para hacer justicia a los muertos y mantener la esperanza de regeneración a los vivos.

Vincenzo Vinciguerra, Opera 19 octubre 2009

"EL ANTIFASCISTA EVOLA", por Vincenzo Vinciguerra

"EL ANTIFASCISTA EVOLA", por Vincenzo Vinciguerra Fuente: MarilenaGrill
Trad: A. Beltrán

Durante el Ventenio fascista, Evola no representó un punto de referencia cultural y político. Fue uno de tantos que pasó su existencia de estudioso sin menoscabo ni alabanzas.
Evola no se adhirió a la República social italiana. La aventura del último fascismo, el más auténtico y sincero, Evola no la compartió prefiriendo dejar a otros la afirmación de ese espíritu legionario del que tanto gustará hablar en años posteriores.
A su regreso a Italia en 1948, Evola se encuentra de repente a sus anchas en el ambiente del Movimiento social italiano, al punto de que en 1949 comienza a escribir para el “Meridiano de Italia”, dirigido por Franco Maria Servello que, ya en 1945, escribía en periódicos antifascistas contra el fascismo.
Por lo demás, el fundador de “Meridiano de Italia” había sido encarcelado por los fascistas republicanos y tantos méritos había hecho Franco De Azagio que ya en el mes de agosto de 1945, en Milán, mientras las ametralladoras de los partisanos y los fusiles de los pelotones de ejecución del Estado continúan matando fascistas a mansalva, obtuvo de las autoridades aliadas de ocupación el permiso para publicar su periódico.
Arrestado por exceso de celo e insolvencia cultural de los funcionarios del Departamento político de la Policía de Roma en el mes de abril de 1951 al considerarle el ideólogo del grupo “Imperium” que cometía atentados con explosivos firmándolos como “Legión negra”, Julius Evola confiará su defensa al abogado antifascista Francesco Carnelutti, y se jactará ante los jueces de ser un “no fascista” no queriendo todavía presentarse, cortesía suya, como “antifascista ni como víctima del fascismo”.
Pero enseguida se desmiente afirmando posteriormente que él defiende “ideas fascistas” no en tanto son “fascistas”, sino en la medida en que retoman una tradición superior y anterior al fascismo, en cuanto pertenecen al legado de la concepción jerárquica, aristocrática y tradicional del Estado, concepción poseedora de una carácter universal y que se habría mantenido hasta la Revolución francesa”.
En otras palabras, Evola deja claro que él, ¡por amor de Dios!, no tiene ideas fascistas, defiende ideas preexistentes al fascismo y no es culpa suya si éste las ha reactualizado.
Y para ser claro hasta el final, especifica: “En realidad las posiciones que he defendido y que defiendo, como hombre independiente... no son las denominadas “fascistas” sino las tradicionales y contrarrevolucionarias”.
En resumen, mediante un lenguaje ambiguo pero igualmente comprensible, Julius Evola se proclama no fascista, a-fascista, antifascista decimos nosotros.
Es así que reivindica el juicio emitido sobre su persona por el suizo A. Moler que, afirma, “me hace el honor de situarme junto a Pareto y me considera el principal representante italiano de la llamada revolución conservadora”.
El fascismo fue de todo menos una “revolución conservadora”.
El fascismo no ha considerado jamás a la revolución francesa, tan odiada por Evola, como un hecho negativo, sino que la considera como un hito significativo para la afirmación de un mundo nuevo, así como la revolución bolchevique contraponía a la victoriosa burguesía nacida de la revolución de 1789 el proletariado deseoso no solamente ya de igualdad sino decidido a la conquista de la supremacía.
El fascismo que no condenaba las dos revoluciones precedentes, se colocaba de hecho a sí mismo como la tercera y definitiva revolución, aquella que poseía la capacidad de forjar la síntesis entre las clases sociales para crear un mundo nuevo en el cual capital y trabajo tuvieran igual dignidad y ninguna clase pudiera prevalecer sobre otra.
Ideas que, ciertamente, un conservador burgués como Julius Evola no podía ni aceptar ni compartir.
De hecho, Evola subraya el hecho de haber “atacado repetidamente la teoría de la “socialización” que, como se sabe, fue santo y seña del fascismo de Salò: al cual no me adherí en cuanto doctrina... En la socialización veo un marxismo encubierto, una tendencia demagógica...”.
¡Toda una afirmación de antifascismo tal cual!
Así pues, Evola desarrolla dentro del Msi una acción de derechas al punto de lograr la marginación de los elementos de “izquierda” que todavía en los primeros años 50 estaban presentes en este partido.
No es una hipótesis. Lo dice el propio Evola: “La verdadera acción que yo pretendía ejercer sobre los jóvenes del grupo “Imperium” y las otras corrientes juveniles era en sentido de una contraposición a las tendencias materialistas y de izquierda presentes dentro del Msi”.
Por lo tanto, Evola se sitúa ante los incautos jóvenes missinos de la época como el aristócrata que condena la revolución burguesa de 1789, la proletaria de 1848, y en fin la fascista de 1919, proclamando su fidelidad al mundo anterior a ellas, condenando la violencia procedente de abajo, de las masas, de las muchedumbres, del pueblo cuyos jefes no tenían en las venas sangre de príncipes y emperadores sino la de obreros, campesinos, artesanos.
Un mundo fantástico, el de Julius Evola, donde son los “señores” los que dirigen a sus siervos, por voluntad y gracia de un Dios que no se sabe muy bien quién es.
Sobre el plano político, que es el que nos interesa, la acción de Julius Evola, incide de forma determinante en la formación de eso que, todavía hoy, se define impropiamente como “neofascismo”.
Si el “maestro” despreciaba al fascismo en cuanto doctrina, admirando en él solamente la capacidad de haber despertado en muchos italianos la voluntad y el potencial para combatir en el bando destinado a la derrota, sus alumnos no podían ser sino que peores que él.
Fieles al Estado, como fuente de autoridad, los Rauti y compañía terminarán todos, con poquísimas excepciones, convirtiéndose en confidentes de los servicios de seguridad y policiales con objeto de combatir la “subversión roja”.
Lástima que Evola y sus secuaces no hayan explicado cuál era la fuente divina de la que el Estado italiano democrático y antifascista ha extraído su autoridad.
Acaso, en el ansia de destruir el fascismo subversivo, se olvidaron que la autoridad de este Estado proviene del V Ejército americano y del VIII Ejército británico que conquistaron la península entre 1943 y 1945, y sobre cuyas bayonetas se han alzado los padres de la actual república italiana.
Habría que deducir que el poder del Estado actual deriva para Evola y sus alumnos de “fuerzas divinas” de las alturas donde, efectivamente, volaban los B-29 americanos y los Lancaster británicos que bombardeaban Italia.
Son éstas las “entidades divinas” que han creado este poder al que Julius Evola, Pino Rauti y compañía se han sometido para combatir el bolchevismo, y liquidar para siempre lo que quedaba del fascismo del que no se precisaba evocar otra cosa que el “espíritu legionario”, del cual por lo demás ni el maestro ni los discípulos dieron nunca pruebas, no porque faltaran ocasiones sino por la vileza inherente a esa plebe que pretende transformarse en aristocracia y sólo alcanza a humillarse ante los amos de turno.
La plebe evoliana que condena el “Estado ético” de Giovanni Gentile, que liquida el patrimonio ideal del fascismo como “comunistizante”, que reniega de la revolución fascista y, arteramente, de las que la han precedido y de las que aquella se ha nutrido, no ha renunciado todavía a presentarse como “fascista”, o “neofascista” como suele decirse.
Quizá ha llegado el momento de exponer a esta masa plebeya que su maestro, Julius Evola, tenía al menos el valor de definirse como representante de la “revolución conservadora” que nada tiene que ver con el fascismo.
En consecuencia, no es casualidad que se continúe con la farsa de presentar al Msi y los grupos a él vinculados como “neofascismo” en el lugar de un bloque reaccionario y conservador que ha luchado por defender los privilegios de la clase acomodada y el poder de un Estado surgido tras el fascismo y contra el fascismo.
La lectura y comprensión de la historia italiana de posguerra se haría ciertamente más fácil si se reconociera que no ha existido nunca un neofascismo, que los Evola y sus secuaces no tenido jamás relación alguna con el fascismo, entendido como ideología y que, viceversa, han desempeñado un papel instrumental para el antifascismo de cuño conservador y reaccionario.
Liberarse por siempre de este informe lastre de cobardes, disociados, dinamiteros, masacradores, confidentes, chivatos, violadores y apologistas de violadores, es tarea meritoria para quien, como nosotros, en el fascismo no ve el “mal absoluto” sino una página de la historia italiana y universal que todavía, en lo referente a su doctrina social, permanece de actualidad.
Es verdad que el antifascismo –y lo comprendemos- no querrá reconocer nunca la utilidad para sus planes de Julius Evola, de Pino Rauti, Giorgio Almirante, y más y más abajo de los Freda, de los Murelli, de los Izzo, pero la historia no tendrá en cuenta los deseos del antifascismo, porque su veredicto lo ha emitido ya y entre las muchas culpas atribuidas, con o sin razón, al fascismo de aquella de haber contado a éstos entre sus seguidores está definitivamente absuelto.
Ellos son, lo han sido siempre y lo seguirán siendo para las generaciones futuras, los hijos de la Republica italiana, nacida el 25 de abril de 1945.
Y, con semejante Madre, no podían actuar de modo distinto al que actuaron.


Vincenzo Vinciguerra, Opera 18 octubre 2009

Vincenzo Vinciguerra: "EL LLANTO Y LA RABIA"

Vincenzo Vinciguerra: "EL LLANTO Y LA RABIA" Fuente: www.marilenagrill.com
Trad: A. Beltrán
Seis muertos más entre los soldados enviados a Afganistán, no para llevar la paz y la democracia, sino para librar una guerra contra un pueblo que no ha representado jamás una amenaza, y mucho menos ha sido nunca un enemigo.
El aparato mediático del régimen coloca el acento sobre el llanto de las viudas y de los huérfanos, de los padres y de las madres que no volverán a ver más a sus maridos, a sus padres, a sus hijos.
Lágrimas que se confunden con la lluvia de un otoño que nos trae nuevos lutos y nuevos presagios de lutos venideros.
Porque a una guerra no se va sólo para luchar y matar, sino también para morir.
Y para morir hace falta algo más que la paga de un soldado, por muy alta que pueda ser hoy día: hace falta un ideal, una bandera, una razón de honor.
No es suficiente hacer piña en torno a los Alpinos o a los Paracaidistas que mueren a manos de los afganos que luchan por su libertad, por conservar su identidad, por defender su cultura, su fe religiosa, su milenario modo de vida que un Occidente carente de alma, de honor y de dignidad pretende eliminar para siempre.
No bastan las lágrimas. Es necesaria la rabia contra los que envían a nuestros soldados a la muerte, en una tierra lejana y hostil, para defender los intereses de los Estados Unidos y de Israel.
La rabia de ver compungidos ante los ataúdes de los soldados que han enviado a morir, a los responsables políticos de su funesto destino, preocupados no por evitar nuevas muertes, sino al contrario por asegurar a los americanos e israelíes que otros italianos caerán en Afganistán para que Washington y Jerusalén puedan perpetuar su opresión sobre el pueblo palestino.
Porque la verdad, oculta, negada por una clase política anti-nacional es que no existiría “terrorismo islámico”, que no habría existido el atentado del 11 de septiembre de 2001 contra las “Torres gemelas” de Nueva York, que no existiría un estado de guerra en todo el mundo, si la comunidad internacional obligara al Estado de Israel a respetar el derecho del pueblo palestino a tener su propio Estado en el que vivir definitivamente en paz, sin el infierno de las matanzas de las que es periódicamente víctima por parte de un pueblo judío que no defiende su propia existencia sino que quiere imponer su dominio sobre todo Oriente Medio y ampliar las fronteras de su territorio a fin de crear el Gran Israel sobre los cadáveres de centenares de miles de árabes.
La comunidad internacional, dócil a la voluntad de la potencia hegemónica, defiende los intereses de un Seudo-Estado de 6 millones de habitantes, entre los que no existen más que ciudadanos judíos porque su racismo lo exige, tierra privilegiada solamente para los que son de raza y religión israelita.
Un Seudo-Estado abiertamente racista, dotado de un poderoso ejército, capaz de utilizar las más sofisticadas armas contra los indefensos palestinos de Gaza o del Líbano, provisto de cabezas nucleares que nadie se atreve a verificar, controlar, exigir que sean desactivadas, un Seudo-Estado que puede hacer lo que quiere, cuando quiere y como quiere.
Un Seudo-Estado cuyo poder sobrepasa sus fronteras y el alcance de sus armas por razones que nadie se atreve a explicar, fundado sobre el chantaje, convertido en permanente, por la persecución padecida por parte de la Alemania nacionalsocialista.
No se ha asistido jamás en la historia del hombre al espectáculo de que un pequeño Estado de seis millones de habitantes imponga sus deseos al resto del mundo, con el que rechaza confundirse proclamando descaradamente su superioridad y, en consecuencia, su libertad para torturar, asesinar, masacrar, de hacer todo aquello que a los demás, por convenciones internacionales, les está negado.
¿Deseamos lograr la paz mundial? ¿Queremos que desaparezca la amenaza del “terrorismo islámico”?
¿Queremos que nuestros soldados no pierdan la vida en Afganistán, como en Irak?
Impongamos a Israel que permanezca dentro de sus fronteras bien defendidas por un ejército potentísimo y protegido por sus armas nucleares, dejando que Palestina nazca y que los palestinos vivan.
En esta Italia donde la izquierda no tiene fuerza ya para reaccionar, donde la derecha es un circo de payasos sometidos a los deseos de la Comunidad judía que impone y dispone a placer en nombre y a cuenta de Israel, es preciso que alguien comience a contar la verdad, a enfrentarse al superpoder judío que exige la vida de los italianos para defender su poder en Oriente Medio.
No bastan las lágrimas para llorar a los muertos, se necesita la rabia para pedir que sean éstos los últimos de una lista que se ha hecho demasiado larga por una causa que con Italia, sus intereses, sus necesidades, su política internacional, no tiene nada que ver.
Quede claro: no exigimos que cese de existir el Estado de Israel, realidad ya consolidada e indiscutible, pero que se le obligue a respetar a otros pueblos y a otros Estados, que sea obligado a someterse a las convenciones internacionales, que, cuando fuere preciso, sea llamado a responder ante las instancias pertinentes sobre sus crímenes, que reconozca que no es el Estado “elegido” de un “pueblo elegido” y que tiene el derecho a delinquir, oprimir, masacrar.
Exigimos, en definitiva, que Israel, por primera vez desde su constitución sea un Estado que, dentro de la comunidad internacional, tenga los mismos derechos y los mismos deberes que todos los demás.
Si tal petición es atendida, no se deberá morir ya por Kabul o por Bagdad, no se habrá que seguir viendo un mundo en guerra por los intereses de un Estado que pretende, de modo racista, ser superior a cualquier otro.
Solo así no llorarán más las madres de Italia y se podrá aplacar la rabia que agita las almas y exige justicia.


Vincenzo Vinciguerra, Opera 21 setiembre 2009



Vinciguerra: Reflexiones sobre el 11-S (y III)

Vinciguerra: Reflexiones sobre el 11-S (y III) --------------------------------------------------------------------------------


Vincenzo Vinciguerra

(30 de octubre de 2001)


Desde el 11 de setiembre, sin cesar, sobre diarios, periódicos, televisiones públicas y privadas arrecia una propaganda de guerra que, obediente a las órdenes impartidas desde los Estados Unidos, debe convencer a la gente de que existen las fuerzas del Bien, representadas por América y sus aliados, y las del Mal, identificadas con el "terrorismo internacional" del cual el máximo exponente es hoy Osama Bin Laden, el jeque saudí que ha osado desafiar a la Casa Blanca. Obsesiva, martilleante, reiterada hasta la nausea, la campaña sobre el "terrorismo internacional" de marca árabe es una fábula, la enésima, producida por los departamentos de guerra psicológica de los servicios secretos americanos e israelíes que ven la ocasión de destrozar definitivamente toda resistencia árabe a las pretensiones de sus gobiernos de imponer la supremacía israelí en Oriente Medio como garantía de los intereses militares, políticos y económicos de los USA.

Las medidas antiterroristas dispuestas por el gobierno italiano, con el apoyo de la oposición, mediante nuevas leyes y la "defensa" de los objetivos "sensibles" confiada a los militares, destinados a dar protección a la Sábana Santa de Turín, monumentos, iglesias, sacristías, pretende reforzar el convencimiento general de que el país está en peligro, amenazado por los "terroristas" del pérfido Osama Bin Laden. Y sin embargo, no es verdad. Italia no ha sido considerada hasta ahora un enemigo por los árabes combatientes por la simple razón de que siendo un enano político y militar, nada grave ha podido cometer contra el Islam. Al contrario, lo cierto es que la historia de la política exterior italiana durante el último siglo ha sido la del apoyo a los árabes en su lucha contra el imperialismo británico e israelita, amparada en la aquiescencia de la Iglesia católica al menos hasta la muerte de Pablo VI. Puede convertirse en un enemigo, y por tanto en un objetivo, desde el momento en el cual el gobierno actual y la oposición (por así decirlo) han emprendido la aberración política de implicar a las fuerzas armadas en la guerra americana contra el Islam, en beneficio también de ese Vaticano que se siente amenazado por la religión islámica. Mientras el itálico enano distribuye a sus soldados en defensa de la estatua de santa Genoveva, se aplica en el mejor modo de lustrarle las botas a Bush e inunda las telepantallas con teleseries y películas de carácter religioso, nosotros asistimos a un capítulo de una guerra iniciada muchos años antes.

A finales del siglo XIX, abatidos por los continuos ataques de los que eran objeto, los judíos rusos comenzaron a buscar una vía de salvación que les llevara a tierras más hospitalarias, lejos de las persecuciones que la Iglesia ortodoxa y el tradicional antisemitismo ruso desencadenaban periódicamente contra ellos. Por centenares de miles, por millones, los judíos rusos abandonaron una tierra hostil para refugiarse en los Estados Unidos (en 1914 se habían establecido allí más de dos millones y medio) y en los dominios británicos. Pero una minoría de judíos decidió que debía volver a la Tierra Prometida, a aquella Palestina que representaba históricamente su tierra de origen. Entre 1883 y 1889, el movimiento Chibbat Zion (Amor por Sión) recaudó fondos para posibilitar el éxodo de los judíos hacia Palestina en una medida muy modesta, hasta el punto de abocar al fracaso al movimiento sionista si en su favor no hubieran intervenido personajes de la alta finanza europea, como el barón Edmond James de Rothschild que, en el mismo período, donó una cantidad equivalente a 1,6 millones de libras esterlinas.

El credo sionista afirmaba que "cualquier hijo de Israel que reconozca que no hay salvación para Israel, a menos que se cree un gobierno en la Tierra de Israel, puede ser admitido" en las asociaciones que poco a poco van proliferando sin obtener, sin embargo, el apoyo más que de una ínfima minoría de judíos. Por lo tanto, la aventura del retorno a Palestina para fundar allí el Estado de Israel, no brotó del sentimiento de un pueblo sino que fue fruto de una fanática visión mesiánica de escasísimos intelectuales israelitas que, fortalecidos por el apoyo de la gran banca judía europea, pusieron en marcha el fatal engranaje de la reconquista, tras dos milenios, de una tierra que ahora pertenecía a los árabes.

En un principio mediante el dinero, adquiriendo un terreno tras otro, una casa tras otra, los judíos comenzaron a crear sus asentamientos estables en Palestina, sin provocar fricciones con la población local. Entre tanto, el 29 de agosto de 1897, en Basilea, fue fundada la organización sionista dirigida por Theodor Herzl, en el transcurso de un congreso en el que participaron cerca de 250 delegados de 24 países. Es el inicio de la tragedia que todavía hoy vivimos. No es el retorno de los judíos a Palestina lo que los sionistas sueñan, es la refundación del Estado de Israel, con la expulsión de los árabes palestinos de sus casas, de sus tierras, expropiación de sus bienes y, si es necesario, la privación de sus vidas para hacer sitio a los judíos que regresen.

La llegada de los judíos a Palestina, su penetración sutil cada vez más y más amplia mediante la adquisición de terrenos siempre más numerosos, comenzó a provocar la reacción de todos los que empezaron a comprender que muy pronto los judíos habrían de sustituir la fuerza del dinero por la fuerza de las armas para obligar a los árabes-palestinos a abandonar su tierra. En marzo de 1911, 150 palestinos remitieron al Parlamento turco un telegrama de protesta por la continua adquisición de terrenos por parte de los judíos. El gobernador turco de Jerusalén, Azmi Bey, admitió que, aun no siendo antisemita e incluso apreciando "la habilidad económica de los judíos", "ninguna nación, ningún gobierno podría abrir los brazos a grupos…que tienen la intención de apoderarse de Palestina, la cual nos pertenece".

La primera guerra mundial modificó los equilibrios de fuerzas en la zona. Siguiendo intereses ajenos al pueblo palestino, Francia e Inglaterra se dieron cuenta ya en 1916 que el lobby judío en los Estados Unidos era tan fuerte como para conseguir que estos últimos entraran en guerra a su lado contra Alemania, de este modo se consideró oportuno apoyar al movimiento sionista y la fundación de un Estado judío en Palestina. El 2 de noviembre de 1917, vio la luz la llamada "declaración Balfour" que sancionó el reconocimiento oficial de Gran Bretaña de la "creación en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío". Nadie consultó a los árabes, nadie se ocupó de su suerte. La alta finanza judía y el imperialismo británico acordaron simplemente que Palestina debería convertirse en un Estado judío "cuya importancia es mucho más profunda que los deseos y prejuicios de los setecientos mil árabes que viven ahora en ese antiguo país". Fue una sentencia de muerte para el pueblo palestino, de la cual entonces pocos se dieron plenamente cuenta. El 28 de abril de 1930, Menahem Ussishkin, presidente del Fondo nacional judío declaró a la prensa que los demás "habitantes…deben ser evacuados. La región debe ser nuestra. Nuestra meta es más grande y más noble que el simple respeto de algunos centenares de miles de fellahim [campesinos] árabes". Palabras de desprecio que anuncian lo que sucederá después.

Los acontecimientos políticos europeos, la simpatía de los árabes hacia los regímenes italiano y alemán que veían oponerse al imperialismo británico y de los que esperaban recibir ayuda para su liberación, volvieron a Gran Bretaña menos predispuesta hacia el movimiento sionista y a su pretensión de eliminar a los árabes-palestinos a fin de hacer sitio a un Estado judío. La respuesta fue sangrienta: el 6 de noviembre de 1944, militantes hebreos de la banda Stern asesinaron a lord Moyne, ministro británico residente en Oriente Medio, como consecuencia de la reanudación de las hostilidades contra Inglaterra que el jefe del Irgun Zevai Le´umi, Menahem Begin, había anunciado el 1 de febrero del mismo año. No había concluido aún la segunda guerra mundial, cuando los judíos desencadenaban en Palestina una sangrienta guerra de guerrillas que se proponía como doble objetivo el de obligar a Gran Bretaña a respaldar el nacimiento del Estado judío y a los árabes-palestinos a marcharse por la fuerza, so pena de muerte. Son páginas olvidadas en las que se ha escrito con la sangre de los pobladores árabes la política de terror aplicada por Ben Gurion, Menahem Begin y por los demás dirigentes judíos hasta alcanzar la meta de la fundación del Estado de Israel.

El 22 de julio de 1946, los hombres del Irgun, dirigidos por el futuro premio Nobel de la paz Menahem Begin, hacen saltar por los aires un ala entera del hotel King David de Jerusalén, sede del Mando militar británico, matando a 91 personas, mayoritariamente civiles. El 1 de marzo de 1947, en Tel Aviv, los militantes del Irgun matan a más de 20 soldados británicos, hiriendo a otros 30, en ataques por sorpresa. El 29 de julio de 1947, Menahem Begin manda ahorcar a dos sargentos británicos, que habían sido secuestrados el 12 de julio anterior, y hace colocar explosivos en sus cuerpos, de modo que un oficial inglés cae herido al intentar moverlos. El "Times" de Londres comentará: "La brutalidad nazi no lo hubiera sabido hacer mejor".

La política del terror, ejecutada con feroz determinación por los dirigentes judíos obtiene resultados concretos. Es opinión común de los historiadores que "los métodos draconianos del Irgun, aunque moralmente discutibles, fueron decisivos" para obligar a Inglaterra a abandonar a su suerte Palestina. A Inglaterra la sustituyeron los Estados Unidos. No vinculados por pactos, tratados, promesas, lazos históricos con los árabes, los Estados Unidos asumieron en la zona el papel de tutores, financiadores, protectores de los judíos a los cuales garantizó la formación de un Estado a costa de los árabes, lo que se convierte en objetivo primordial de la política de la Casa Blanca. Sin el freno de la presencia británica, antes bien, animados por el apoyo americano, los activistas judíos del Irgun y de otras organizaciones desencadenaron una campaña de atentados contra la población árabe.

En solo dos atentados, el 13 y el 29 de diciembre de 1947, los hombres de Begin mataron a 80 árabes e hirieron a 37. El 30 de diciembre de 1947, lanzaron granadas de mano contra un pequeño grupo de árabes que esperaba el autobús en Haifa, matando a 6 personas e hiriendo a una docena. La reacción árabe, esta vez, provocó la muerte de 39 judíos y las heridas de otros 50, linchados por la masa enfurecida. Fue el pretexto para una masacre, la enésima, contra una aldea árabe. El 31 de diciembre de 1947, las escuadras armadas de las formaciones judías penetraron en Bala al-Shaykh y mataron a 60 personas, en su mayoría mujeres y niños. El 4 de enero de 1948, nuevamente militantes judíos hacen estallar un camión lleno de explosivos ante el ayuntamiento de Giaffa, donde tenía su sede el Comité nacional árabe, provocando su derrumbe y la muerte de 26 personas. El 5 de enero de 1948, una incursión contra el hotel Semiramis de Jerusalén, considerado erróneamente sede de los irregulares árabes, acaba con la muerte de 26 civiles inocentes. El 28 de febrero de 1948, un coche-bomba colocado por militantes judíos provoca la muerte de 30 árabes y heridas a otros 70, todos civiles.

También los métodos nos traen a la actualidad. Coches-bomba, camiones repletos de explosivo, casas y hoteles hechos saltar con la gente dentro. Sólo que no fueron los árabes quienes los emplearon los primeros, sino los fundadores del Estado de Israel. Verdad incómoda, pero que no hay que callar. El 9 de abril de 1948, las formaciones judías del Irgun de Begin y del Lhi atacan la aldea árabe de Deir Yassin. "La conquista de la aldea ha sido ejecutada – escribirá en su informe un oficial hebreo – con extrema crueldad. Familias enteras – mujeres, viejos, niños – aniquiladas, y cadáveres apilados…. Algunos prisioneros, incluidos mujeres y niños, transferidos a lugares de detención y allí brutalmente eliminados por sus captores". No se hablaba de todo esto en los motivos por los cuales Menahem Begin, entonces jefe del gobierno israelí, fue distinguido con el premio Nobel de la paz. Occidente ha borrado incluso la memoria de las atrocidades cometidas en nombre de Israel. Los árabes no, no pueden olvidar por la sencilla razón de que siguen muriendo, como entonces, a menudo a manos de los mismos hombres, ayer oficiales del ejército israelí, hoy ministros y jefes de gobierno.

Es el caso de Ariel Sharon, "el oficial israelí que se había convertido en símbolo de la política de la represalia", como escribe un historiador hebreo. ¿Desde hace cuántos años es este hombre símbolo de la represión y del terror para los árabes-palestinos? Al menos desde 1953, cuando fue creada, en el mes de agosto, la Unidad 101, confiada precisamente al mando de Sharon, con una única misión: efectuar incursiones, infiltraciones y represalias. Ariel Sharon ejecutó la primera de ellas contra la aldea de Qibya, en la noche del 14 de octubre, masacrando a 60 habitantes, mujeres y niños incluidos. El 24 de noviembre de 1953, la ONU condenó al gobierno israelí por esta matanza, pero todo siguió como antes y cada uno en su puesto, como Ariel Sharon.

Lo vuelven a encontrar los palestinos en 1982, esta vez como ministro del gobierno Begin. El 16-17 de setiembre, los falangistas cristianos con la complicidad del ejército israelí, entran en los campos de refugiados de Sabra y Shatila, en Líbano: "…la matanza continuó ininterrumpidamente durante más de 30 horas. Los falangistas asesinaron a civiles –individuos y familias enteras- de forma metódica y deliberada. Un niño fue pateado hasta la muerte por un miliciano provisto de botas claveteadas, otros fueron asesinados colgándoles al cuello bombas de mano, otros fueron también violados y descuartizados". Ariel Sharon, ministro de Defensa, podía evitar la masacre. Los servicios secretos israelíes le habían informado con anticipación de todo cuanto los falangistas cristianos estaban preparando. No hizo nada. Peor aún: los militares israelíes lanzaron bengalas luminosas para facilitar la marcha de aproximación de los falangistas cristianos hacia los campos de Sabra y Shatila. Los muertos fueron 900, según estimaciones aproximadas de los propios servicios secretos israelíes, probablemente muchos más. La resonancia de la masacre obligó al gobierno presidido por Menahem Begin a nombrar una comisión de investigación para depurar eventuales responsabilidades israelíes. El 8 de febrero de 1983, la comisión criticó al propio Begin y fue muy dura con Sharon acusándole de no haber "asumido sus deberes". Pero ni siquiera esto bastó para detener su ascensión en el firmamento político israelí. Los muertos de Sabra y Shatila no pesaban sobre la conciencia de Menahem Begin, Simón Peres y de los dirigentes israelíes: ni sobre las de sus aliados americanos y europeos.

El 28 de setiembre del 2000, otra vez Ariel Sharon, de acuerdo con el gobierno israelí, actúa en primera persona paseándose de forma provocadora por la Explanada de las Mezquitas, en Jerusalén. La reacción de los árabes, legítimamente resentidos, dará paso a la segunda Intifada que ha costado en un año la vida a más de 800 palestinos, muchos, demasiados, de ellos niños y adolescentes. Pero para el actual primer ministro israelí esto no cuenta.

El conflicto árabe-israelí está todavía en curso, si bien es el primer y principal motivo de enfrentamiento con el mundo islámico, no es el único. Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos tienen concretas y comprobadas responsabilidades en la explotación de los recursos petrolíferos de la región, cuyo control han adquirido por la fuerza, con golpes de Estado, con gobiernos corruptos. Fueron los Estados Unidos, junto a sus fieles aliados británicos, quienes derrocaron en 1953 al gobierno nacionalista de Mossadeq, culpable de querer nacionalizar la industria petrolífera, para imponer en su lugar un régimen corrupto que tendrá, posteriormente, en el shá Reza Pahlevi su dictador implacable. El proceso de occidentalización impuesto por la política del Shá conlleva una durísima y despiadada represión contra los opositores internos. Pero no existe un gobierno americano o europeo que advierta de la necesidad de intervenir para frenar las constantes violaciones de los derechos humanos perpetradas por Reza Pahlevi y sus hombres. Se lamentarán las democracias occidentales, cuando expulsado por el furor popular el tiránico Shá, ocupe su lugar Jomeini que propiciará el proceso inverso, el de volverse a apropiar de los valores del Islam contra la imposición forzada de la cultura americana.

No será a causa de una fatídica coincidencia que Saddam Hussein, el dictador iraquí alumno por su laicismo de los Estados Unidos, desencadene una guerra de agresión contra Irán, en el curso de la cual utilizará incluso armas químicas. Al final, el balance será de al menos un millón de muertos, que no pesan tanto en la conciencia de Saddam Hussein como sobre la de los regímenes occidentales que fomentaron la guerra para reafirmar sus intereses y detener el proceso de islamización de la región.

La misma lógica perversa se vuelve a encontrar en Argelia. Cuando el Frente de Salvación Islámico venza en las elecciones y adquiera el derecho a gobernar el país, Francia y los países occidentales inducirán a los militares a dar un golpe de Estado, instaurando un régimen militar y reprimiendo ferozmente a los opositores islámicos. Al día de hoy, el precio por mantener a Argelia en la lista de países musulmanes "moderados" y occidentalizados, ronda los 100.000 muertos, cifra por defecto.

Silencio total, también, sobre Egipto y la represión dirigida por el régimen de Mubarak contra los "Hermanos musulmanes". ¿Cuántos muertos? ¿Cuántos encarcelados, cuántos torturados? Nada se sabe. Occidente no critica a sus aliados corruptos, con tal que sean sumisos hacia su política. Prueba de ello es el ocaso de Saddam Hussein que, culpable de haber puesto en entredicho, con la invasión de Kuwait, los equilibrios pro-americanos en la región y los intereses de las sociedades petrolíferas, ha sufrido el ataque de América, la invasión de su territorio y la aplicación de un embargo, para obligar a los iraquíes a derrocarlo. Un embargo total, feroz y despiadado que, en diez años, ha costado la vida al menos a un millón de iraquíes, en su mayoría niños, ancianos, mujeres, muertos por desnutrición y enfermedad. Un millón de muertos para los que nadie pide justicia.

Ahora toca a Afganistán. Han sido los americanos, los saudíes y los pakistaníes los que organizaron el movimiento talibán y les permitieron conquistar casi enteramente Afganistán. La causa del apoyo a los estudiantes coránicos residía en el hecho de que, siendo éstos de filiación sunnita, representaban un obstáculo a la expansión de Irán chiíta en el área. Cálculo no equivocado, porque la represión talibán contra los chiítas afganos ha sido durísima y ha provocado un verdadero éxodo, del que nadie ha hablado nunca prefiriendo poner el acento en la aplicación delirante de las normas coránicas relativas a la mujer.

Hoy, los talibanes son el nuevo enemigo de los Estados Unidos. El "monstruo" al que aniquilar por ser culpable de haber hospedado a Osama Bin Laden, el multimillonario saudí transformado en un enemigo implacable de la alianza israelo-americana. No miente Osama Bin Laden, cuando afirma que la responsabilidad de los ataques a los Estados Unidos el 11 de setiembre recae sobre la "política de América" frente al mundo islámico. ¿Cuántos años hace que Occidente ha dado a los árabes la prueba de que sólo la fuerza cuenta, la del dinero y las armas? ¿Desde cuántos decenios América apoya la política de genocidio dirigida por Israel para afirmar su supremacía en la región? ¿Cuántos golpes de Estado, insurrecciones armadas, represiones despiadadas, guerras ha fomentado la política americana, israelí y occidental en el área medioriental? Tantos son que es imposible enumerarlos todos. Como total ha sido el "olvido" de los medios de comunicación occidentales frente a las tragedias de los pueblos musulmanes. Ningún eco ha llegado jamás de los gritos de los condenados y de los torturados por parte de los regímenes que desempeñaban una política pro-occidental, mucho menos se ha levantado alguna voz contra Israel, único Estado en el mundo en permitir el uso legal, codificado por ley, de la tortura. Ni siquiera esto ha provocado escándalo y removido las conciencias.

De esta amalgama secular de guerras, exterminios de masa, asesinatos, torturas, represión, hambre, explotación, petróleo y cárceles, éxodos bíblicos y desesperación surgen, destacándose sobre los cielos de los Estados Unidos, los aviones que se estrellaron contra el Pentágono y las Torres gemelas de Nueva York. Dentro de estos aviones secuestrados, no volaban solamente 19 combatientes islámicos lanzados al martirio, con su carga de inconscientes pasajeros americanos, porque con ellos estaban los millones de muertos que el Occidente opulento, poderoso y despiadado ha provocado en nombre de sus intereses, de sus religiones, de la afirmación de su poder. Es de un genocidio negado del que surge el ataque del 11 de setiembre de 2001, casi en coincidencia del aniversario de las matanzas de Sabra y Shatila, olvidado igual que sus numerosas víctimas mientras uno de sus responsables es primer ministro del Estado de Israel.

Incluso aquellos que, por su parte, no se sienten capaces de justificar los ataques del 11 de setiembre contra los Estados Unidos, deben comprender por honestidad intelectual que no han sido motivados por una perversa sed de sangre de los "terroristas internacionales"; que la propaganda de guerra, dirigida a hacer olvidar lo que hemos recordado siempre, no debe ofuscar las mentes y torcer el juicio; que el problema no es condenar los bombardeos americanos en Afganistán y a los "terroristas" mediante una elección aparentemente salomónica, sino intervenir sobre las causas que han determinado tales ataques. Y las causas pueden resumirse en una sola: falta de justicia hacia los oprimidos que han visto a sus masacradores elevados, en Occidente, sobre los altares de la política y de la historia mientras que un velo de complicidad se extendía sobre sus delitos. Con las Torres gemelas han caído la certidumbre de la impunidad occidental y americana. Y esto produce miedo, no el inexistente "terrorismo internacional", fórmula utilizada para no reconocer las culpas propias pasadas y presentes.

Los enanos políticos italianos no saben qué idear para apoyar a los Estados Unidos. Ahora se han inventado incluso una delirante manifestación pro-americana, una demostración pública en la cual desfilar por millares tremolando las banderas de los Estados Unidos. Han olvidado que la tragedia italiana de los años setenta lleva el sello de los servicios secretos americanos e israelíes. Una verdad nunca proclamada oficialmente porque la entera clase política italiana, sin excepciones de ningún género, desde los missinos a los comunistas han levantado un valladar para que ésta no emergiera en toda su claridad. La tragedia de Oriente medio ha tocado de lleno a Italia a partir del 10 de junio de 1967, fecha en la que la Unión Soviética rompió sus relaciones diplomáticas con Israel, seguida de todos los países de la Europa del Este, excepto Rumania. El 1 de noviembre de 1967 es nombrado jefe de Estado mayor del Arma de carabineros el coronel Arnaldo Ferrara, hermano de un diputado del Partido Republicano, israelita. Permanecerá en el cargo diez años, los años de las masacres de plaza Fontana, Brescia, Italicus, de la frustrada masacre de Verona, Génova y muchas otras. ¿Coincidencia? Difícil creerlo. Y nadie, político, magistrado, historiador se ha atrevido nunca a responder la pregunta referente a la necesidad de mantener durante diez años en el mando virtual de los carabineros a un simple coronel, convertido sin moverse de la poltrona, en general de división. Cuando los enanos desfilen por Roma, agitando las banderas de los Estados Unidos, que alguno recuerde a los muertos sin justicia de plaza Fontana y de las masacres italianas, por los cuales un día alguien pedirá cuentas, porque la sangre derramada no se olvida, pesa en el recuerdo de los hombres y de los pueblos, en la conciencia de cuantos hoy asisten impotentes a la definitiva prostitución del país ante el rico amo americano.

Deseo de justicia que hoy se defiende, quiérase o no, sobre las montañas de Afganistán. Y mientras el enano feroz alinea a sus soldados en defensa de la estatua de santa Cunegunda y nos bombardea con películas tipo "Marcelino pan y vino", esperando que las futuras generaciones se asemejen a Fini y a Gasparri, yo miro a esas montañas afganas en las cuales, una vez más, hombres armados con solo su valor afrontan al imperio americano en nombre de principios eternos que se llaman libertad, dignidad e independencia.


Vincenzo Vinciguerra: "LUCHA ARMADA ¿CONTRA QUIÉN?"

Vincenzo Vinciguerra: "LUCHA ARMADA ¿CONTRA QUIÉN?"
Pasemos a analizar veinte años de nuestra historia. Comenzaremos en 1965, año en el cual, según afirman los "expertos" judiciales y políticos, se ha puesto en marcha la "estrategia de la tensión" mediante un congreso presidido por un Magistrado del Tribunal Supremo, Salvatore Alagna, y por un teniente-coronel en servicio activo del Ejército italiano, Adriano Magi-Braschi, y cuyas actas han sido recogidas en un volumen, preparado por Edgardo Beltrametti, que ha sido distribuido por cuenta del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas en todas las bibliotecas militares.[2]

Empuñar las armas contra un Estado significa, para nosotros, atacar militarmente, por cualquier medio, a aquellos que representan bajo cualquier aspecto al Estado y, en particular, a aquellos que lo defienden con las armas.

Empecemos, pues, enumerando las pérdidas que han sufrido las fuerzas militares y de policía en este ventenio de guerra contra la "subversión negra".

Dentro del período que examinamos, tras ocho años de atentados contra objetivos civiles (sedes sindicales, partidos de izquierda, bancos, líneas férreas, etc.), el primer miembro de las fuerzas de policía que vemos morir a manos "fascistas" es el agente Antonio Marino, en Milán, el 7 de abril de 1973, en el transcurso de incidentes provocados y dirigidos por jerarcas del MSI.

Antonio Marino es alcanzado por una granada tipo SRCM - de las utilizadas en ejercicios militares- en pleno tórax, y la deflagración le provoca la muerte. En esta acción no hay voluntad de matar; es un lugar común que la granada SRCM, incluso cuando explota a escasa distancia puede, como máximo, provocar ligeras heridas, por lo que hay que excluir que el artefacto arrojado contra un cordón policial fuera lanzado a propósito contra el pecho de policía alguno.[3]

Transcurren otros dos años durante los cuales se registran atentados contra objetivos civiles: los habituales.

Después, el 24 de enero de 1975, Mario Tuti mata al sargento Leonardo Falco y al agente Giovanni Ceravolo, hiriendo a un tercer carabinero en el intento, finalmente conseguido, de sustraerse al arresto que aquellos pretendían efectuar acusado del delito de depósito de armas de guerra. Cuando sea capturado en la Costa Azul , un funcionario de la policía italiana disparará contra él sin ninguna justificación.

Un extraña historia.[4]

Sean las que fueren las motivaciones que han provocado la desproporcionada reacción de Tuti, no se le puede atribuir de ningún modo un voluntad premeditada de matar.

Para que otros hombres de uniforme caigan bajo el fuego de los "subversivos" fascistas habrá que esperar a 1980.

Se impone aquí un primer balance y una primera reflexión: en el curso de quince años de fuego, de atentados contra cosas y personas, de masacres -verificadas o en grado de tentativa-, el Estado "agredido" por los "terroristas negros" pierde a tres hombres. Muertos, el primero por fatalidad, y los otros dos por el humano deseo de Tuti de no acabar en la cárcel.

En ninguno de los tres casos señalados está presente la voluntad premeditada de matar, la fría, racional decisión, de acabar con enemigos uniformados.

El año 1980 parece señalar un giro en el comportamiento de los "neofascistas subversivos" respecto a las fuerzas de seguridad del Estado que, en unos pocos años, perderán más hombres que en los quince precedentes.

Pero un atento análisis de las acciones del "neofascismo" desde 1980 en adelante demuestra que, en realidad, poco ha cambiado fuera del plano humano, emotivo, más que del político-ideológico. Veamos, pues, caso por caso, en cuántas y en qué ocasiones los "terroristas negros" han matado a miembros de las fuerzas del orden "democrático y antifascista".

El 26 de febrero de 1980 cae muerto en Roma el agente de policía Maurizio Arnesano. Dos jovencísimos "neofascistas" querían apoderarse del subfusil del funcionario que, al tratar de impedirlo, muere. Un intento de desarmar a un policía que concluye trágicamente sin que exista la premeditación de matar; eventualmente, llama la atención la inexperiencia de los agresores que no habían tomado en consideración la reacción del policía al que pretendían privar de sus armas.

El primer "atentado" desde 1965 del que se tiene noticia, tras más de quince años de "lucha armada", contra miembros de las fuerzas de seguridad, se verifica en Roma, el 28 de mayo de 1980. Cae muerto, delante de una escuela, el agente de policía, Franco Evangelista, alias "Serpico", destinado en la "Unidad Móvil", y son heridos otros dos funcionarios.

La personalidad de los agresores, su proximidad a los ambientes de la delincuencia romana, en aquel entonces estrechísimamente relacionada con los servicios de seguridad, y la pertenencia de los agentes a una unidad de policía empeñada exclusivamente en la tarea de la lucha contra el crimen, suscitan graves y legítimas dudas acerca de las reales motivaciones de este primer atentado contra las fuerzas de policía por parte de los "neofascistas".

El 26 de noviembre de 1980, esta vez en Milán, muere el sargento de carabineros Ezio Lucarelli, a manos de unos "terroristas negros" que, una vez reconocidos, abren fuego para evitar el arresto.

Al año siguiente, el 5 de febrero de 1981, caen en Padua los carabineros Enea Condotto y Luigi Maronese, muertos por los cómplices de Valerio Fioravanti[5], que es herido, en un tiroteo entablado para evitar el arresto.

El 21 de octubre de 1981 se verifica el segundo atentado en la historia del presunto terrorismo negro contra las fuerzas de policia. El capitán de policia Francesco Straullu y su chófer, el agente Ciriaco Da Roma, son abatidos por los llamados NAR. Las motivaciones humanas y personales que alimentan las armas de los "neofascistas" no nos permiten tampoco encuadrar este segundo atentado dentro de la lógica y de la práxis de la "lucha armada".

El capitán Straullu será el único oficial de policía muerto a manos "fascistas", y un comportamiento más correcto, por su parte, durante los interrogatorios habría podido ahorrarle tan trágico final; que no será consecuencia de su simple pertenencia a las fuerzas de policía.

El 5 de diciembre de 1981, muere en Roma, en el transcurso de un tiroteo, el agente Ciro Capobianco; cae muerto también Alessandro Alibrandi, hijo del juez instructor Antonio Alibrandi. Prófugo de la justicia, el joven "terrorista negro" había abierto fuego para sustraerse al arresto. Su muerte dará paso a esas "represalias" que distinguen, y solamente en la Capital , la única reacción del mundo juvenil "neofascista" al descubrir que sus jefes e inspiradores les habían engañado bellacamente usándoles como carne de cañón o como chivos expiatorios, mientras ellos -los jefes- se reservaban para sí la aureola de mártires inocentes y las poderosas protecciones de las que continuaron gozando siempre.[6]

El 6 de diciembre de 1981, al dia siguiente de la muerte de Alibrandi, el carabinero Romano Radici, destinado en el Nucleo Radio-movil de Roma, se aproxima a dos jóvenes sospechosos sentados en un banco de una plaza de la capital: los dos jóvenes abren fuego contra Radici que cae muerto. Se trata de una venganza, el acto de represalia por la muerte de Alibrandi que se abate, por un trágico destino, sobre Romano Radici.

La lógica de la represalia forma parte también de la eliminación de los agentes G.Rapesta y F. Sammarco, muertos tras el "suicidio" de Giorgio Vale, en mayo de 1982, en el curso de la operación policial que debía acabar con su arresto y que, por contra, provocó su muerte, tanto más necesaria para ciertos ambientes por cuanto el padre había tomado contacto ingenuamente con ciertos ámbitos de la "intelligence" para lograr la entrada en prisión de su hijo.

Faltan todavía, en el elenco, los nombres de dos o tres agentes muertos en Roma, pero las motivaciones también en estos casos tienen el sabor de la represalia para vengar la muerte de algún amigo. Fueron eliminados por representantes de un ambiente juvenil en decadencia, inclinado ya por el camino de la delincuencia, incapaz de formular un proyecto político y huérfano de aquellos líderes que lo habían instrumentalizado en los años precedentes y que estaban implicados en el escándalo de la logia P2.

Una vez arrestados pagarán sólo ellos, no sus "lideres" que serán puntual e inevitablemente devueltos a la circulación a la sombra de sus "protectores", tanto visibles como ocultos.

Puede parecer cínico y ofensivo -y no es así- para la memoria de los que han muerto el hacer balance de veinte años de "lucha armada" por parte de "terroristas negros" apoyados por servicios de seguridad "desviados", por oficiales "infieles", por masones y por la CIA , diciendo: ¡esto es todo!

Y sin embargo queda dicho y subrayado: poco más de una veintena de muertos, la mayor parte de ellos provocado por el intento de evitar los arrestos por parte de los prófugos; todos pertenecientes a fuerzas policiales y a unidades territoriales del Arma de carabineros, que ignorantes de lo que hacían los vértices del Estado y sus "colegas" de los servicios de seguridad, consideraban su deber intervenir y proceder a la captura de individuos oficialmente buscados.

La mayor parte de los muertos de uniforme prestaba servicio en la capital, así que debemos creer que la "lucha armada" de los "fascistas" se concentró y se desarrolló en la ciudad símbolo del poder político y de su corrupción.

Pero no fue así, y los hechos lo demuestran sin género de duda.

Hay que hacer una última consideración sobre las pérdidas de las fuerzas de seguridad contra el "terrorismo fascista": poco más de veinte muertos en 20 años representan una cifra inferior al balance de las pérdidas sufridas por los Cuerpos policiales en el curso de un año de lucha en defensa del orden público contra la criminalidad común.

¿¡Y todavía se osa hablar de "ataque fascista", armado, contra el Estado y contra la democracia?!

La prueba evidente contra la existencia de esa lucha armada la hallamos examinando las pérdidas sufridas por otras categorías representativas del Estado, del régimen democristiano y de la sociedad antifascista.

Dirigentes políticos de los partidos del gobierno: ninguna pérdida. Ni un solo exponente democristiano cae o es herido -ni siquiera de un tiro en la pierna- por los "neofascistas" en guerra contra el poder de la DC. Ni un solo socialista, socialdemócrata, republicano, liberal. Ninguno de aquellos que deberían ser objetivos políticos naturales de una oposición que había tomado las armas contra sus veinte años de hegemonía. Caen jóvenes pertenecientes al área de la izquierda parlamentaria y extraparlamentaria dentro de la lógica de ese enfrentamiento entre los "opuestos extremismos" que la Democracia Cristiana (Paolo Emilio Taviani)[7] había teorizado desde 1948.

Exponentes de las finanzas: ninguna pérdida. Los Agnelli, los Pirelli, los Falk, los Cuccia, los santones de las finanzas italianas laicas, católicas, masónicas, opus-deistas, pueden dormir tranquilos. Los feroces "neofascistas" no representarán jamás un peligro para ellos. Al contrario, se preocuparán por evitar que en sus fábricas se hagan demasiadas huelgas. Como ejemplo de política "revolucionaria" al revés no está mal.

Exponentes de las Fuerzas armadas extranjeras: ninguna pérdida. Los americanos poseen bases militares en Italia. Son el símbolo más evidente y vulnerable de la derrota del País y del fascismo en 1945. Son los amos del País, y contra ellos debería dirigirse la furia de los "neofascistas". Y, sin embargo, ellos [los americanos] han encontrado en las casas y en los lugares públicos gestionados por los "neofascistas" los más acogedores refugios para el disfrute de sus permisos cuartelarios y para lanzar sus teorías sobre la necesidad de combatir al comunismo.

Periodistas: ninguna pérdida. En honor a la verdad se intentó matar a cierto "plumilla" romano, pero el motivo excluye lo político porque se le definió como "infame"; por lo demás, los NAR[8] fallarán matando en su lugar a un pobre tipógrafo. Todos los demás "plumillas", más infames aún que su colega romano, quedarán libres para construir sobre las páginas de sus periódicos la leyenda del "terrorismo fascista" y de su "lucha armada" contra los sagrados principios de la democracia.

Representantes del Ejército italiano: ninguna pérdida. Las Fuerzas Armadas nacidas de la Resistencia , y seguro baluarte de la democracia, no deberán sufrir jamás ataques. Mencionemos un sólo caso: un sargento herido en un pié durante una incursión en el acuartelamiento militar de Padua con la intención de apoderarse de armamento. El ataque es reivindicado por las "Brigadas Rojas", y sólo posteriormente se descubrirá que los responsables del asalto fueron los "espontaneístas" de los NAR, que todavía en aquella época, 1981, querían probar que las Fuerzas Armadas solamente podían ser atacadas por "bolcheviques sin patria" y que las "Brigadas Rojas", no obstante sus "arrepentidos", todavía eran "peligrosas". Las armas, que no servían para una "lucha armada" inexistente, serán puntualmente encontradas (restituidas) por los carabineros en plena campiña a los pocos días de ocurrido el hecho.

Magistrados: dos muertos. Occorsio[9] y Amato. Ambos en Roma. Ambos empeñados en buscar dentro de los aparatos del Estado los orígenes del "terrorismo negro". Murieron porque estaban más aislados que colegas suyos de otros tribunales dentro de un palacio de justicia que entre el polvo no esconde sólo expedientes judiciales y verdades incómodas, sino también secretos innobles.

Excluidos los Cuerpos de policía directamente implicados en el mantenimiento del orden, todas las categorías representativas del Estado, que habrían debido ser objetivo privilegiado de la "lucha armada" fascista, han sufrido, en veinte años, dos bajas.

¿Y ésta es la "lucha armada"? Pero prosigamos....

El "neofascismo" durante veinte años ha sembrado muerte y luto pero con objeto de crear desorden y miedo en un País al que los detentadores del poder querían atemorizar y aterrorizar a fin de que éste [País] se dirigiera a ellos para recuperar el orden y la seguridad perdidos.

Millares de atentados, reivindicados primero con siglas de izquierda, sucesivamente con siglas "fascistas", avalando así las tesis de régimen que decía afrontar el ataque de los "opuestos extremismos", como, antes, había sostenido que el "peligro" para la democracia venía sólo de la "izquierda". Masacres contra la población civil, primero "anarquistas" y luego "fascistas", avalando esta paternidad ideológica con documentos que apoyaban y justificaban las "masacres".

Una política loca, suicida, idiota por parte de un ambiente político, en el caso de haber querido restituir al País, incluso por las armas, aquella independencia y aquella dignidad que la derrota militar y la traición de un clase política y militar le había arrebatado.

Pero el denominado "neofascismo" no se había propuesto jamás ese objetivo: su papel era crear desórdenes, llevar el caos, sembrar terror por cuenta del Estado y del régimen dentro de la óptica de esa "guerra fría" que los Estados Unidos conducían contra la Unión Soviética y que no podía tolerar una Italia neutral, y menos aún inclinada a la izquierda.

¿Lucha armada? Sí, contra el propio pueblo y el propio País. No contra el régimen, y mucho menos contra el Estado.

Hemos omitido voluntariamente algún episodio que se inscribe por lo general en la historia de la "subversión negra". Una clasificación arbitraria como la que se hace respecto a Carlo Fumagalli[10], el ex-comandante "Jordan" de los "Buhos de la Valtellina ", partisano "blanco"; condecorado con la "Bronze Star" americana, y [famoso]...por haber cometido el primer atentado incendiario contra la Pirelli , reivindicándolo de parte de las "Brigadas Rojas".

La peripecia de Carlo Fumagalli y de sus seguidores, todos ellos perfectamente conscientes de su antifascismo y de la misión que se les había asignado por parte de las fuerzas de "seguridad" del Estado, para las que trabajaban, no puede inscribirse dentro de la historia de una -por más presunta que sea- "subversión" ideológicamente "fascista" como la que estamos analizando.

Del mismo modo, no hemos citado el atentado de Peteano por motivaciones opuestas a las que nos inducen a ignorar la actividad "subversiva" de Carlo Fumagalli.

De hecho, Peteano representa el único y exclusivo ejemplo de un ataque premeditado, por parte de fascistas, contra las fuerzas militares del Estado. El único que va contra la lógica que ha inspirado toda la acción del denominado "neofascismo" italiano durante la postguerra, en particular desde 1965 hasta hoy.

Así como no confundimos, por respeto a la verdad, la historia y la acción del partisano Carlo Fumagalli con las del "repubblichino" Pino Rauti, no pondremos sobre el mismo plano lo que ha sido hecho, en nombre del fascismo en el que hemos creído, contra el Estado, con aquello otro que el "neofascismo", en el cual no nos reconocemos, ha hecho en favor del Estado.

Si los caminos del vencedor Carlo Fumagalli y del vencido Rauti se han cruzado fundiéndose en uno solo, nosotros hemos permanecido en este lado de aquella Línea Gótica Ideal detrás de la cual permanece indómita esa Fortaleza europea en la que continuamos creyendo y por la que no cesaremos de luchar.





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[1] Este escrito corresponde al capítulo noveno de un documento inédito titulado " La Voce del Silencio" fechado el 22 de junio de 1990 en la cárcel de Sollicciano. Esta obra ha sido dada a conocer varios años después mediante entregas mensuales por la revista "Avanguardia" de Trapani (Italia). Agradecemos a su director, Leonardo Fonte, las facilidades y la autorización concedidos para la traducción y publicación en España de los textos del camarada Vinciguerra.

Publicado en Neofascismo: mito y realidad, [FNCRSI - Vincenzo Vinciguerra - Manuel Negri], ed. Resistencia, Madrid, 1999. Análisis crítico de un mundo creado en torno a una maraña de mentiras y medias verdades donde quedan desenmascaradas las verdaderas motivaciones y servidumbres de sus dirigentes y principales miembros y se rompe el falso vínculo de herencia que lo vinculaba al fascismo histórico republicano italiano.

[2] NdelT.- Se refiere al famoso Congreso del Instituto Pollio, celebrado en Roma del 3 al 5 de mayo de 1965 en el Hotel "Parque de los Príncipes". Sobre lo que realmente fue este Congreso véase el documento del propio Vinciguerra "La guerra contrarrevolucionaria y la estrategia de la tensión".

[3] NdelT.- Existe una narración bastante ajustada a la realidad de este oscuro episodio en el libro de E. Milá ,"Italia: masacres de Estado y represión", Ed. Alternativa, Barcelona 1985, pgs.43-45. Como curiosidad señalemos que el autor de este folleto cita en su dedicatoria, entre otros, a Vinciguerra, a la sazón encarcelado. Tras 1987, año en que Vinciguerra comienza a elaborar sus tesis sobre la "estrategia de la tensión" -asumiendo su responsabilidad en el atentado de Peteano- Milá y sus numerosos "amigos" y acólitos italianos y españoles participarán en la conspiración del silencio respecto a Vinciguerra y sus tesis urdida desde las cloacas del neofascismo atlántico de servicio.



[4] NdelT.- Véase -aun con muchos reparos: se trata de uno de los más pertinaces manuales de "servicio" del neofascismo español-: E. Cadena, "La ofensiva neofascista", ed. Acervo, Barcelona, 1978, pg. 279-85.(Como es sabido, E. Cadena es un seudónimo de Ernesto Milá uno de los principales ideólogos del neofascismo atlántico de servicio español.)

[5] NdelT.- "Giusva" Fioravanti y Francesca Mambro serán condenados años después como autores materiales del atentado-masacre del 2 de agosto de 1980 en la estación de Bolonia.

[6] NdelT.- Curiosamente -o no tanto- los dirigentes históricos del neofascismo más "radical" -o sea, el más cercano a la "raíces" de la razón de Estado: las cloacas masacradoras- han escapado finalmente a sus responsabilidades tanto políticas como penales a cambio de mantener su "omertá" mafiosa respecto a sus jefes operativos dentro del aparato represivo-estatal democrático. Los Freda, los Ventura, los Della Chiaie, los Aleandri, los Calore, los Signorelli, los De Felice, los Semerari, los "Giusva" y un largo etcétera, callan y olvidan, el Estado también...

[7] NdelT.- Ministro democristiano del Interior durante la postguerra.

[8] NdelT.- Núcleos Armados Revolucionarios: supuesta organización "espontanea" del "terrorismo neofascista" durante los años ochenta. Resultará ser una sigla vacía detrás de la cual se esconderán innumerables provocadores al servicio de los intereses más bastardos del Estado democrático y antifascista.

[9] NdelT.- Como se recordará, el arma empleada para asesinar al juez Occorsio (10-7-76)fue una "Ingram" perteneciente a las fuerzas de seguridad del estado español. El autor material del atentado fue el "ordinovista" Pier Luigi Concutelli, uno de los elementos más turbios del neofascismo italiano.

[10] NdelT- Fundador del Movimiento Armado Revolucionario (MAR). Elemento provocador ligado a los servicios secretos. Tan anticomunista como antifascista, Fumagalli será tildado falsamente como fascista por parte de la prensa democrática. "Fumagalli asumió así para la opinión pública la cómoda etiqueta de fascista, siendo en realidad un "extremista de centro" que no había dejado nunca de servir a la causa atlántica." ( Antonio y Gianni Cipriani, "Sovranitá limitata", Roma, 1991, pg.132.)




Vincenzo Vinciguerra: "SIMPLE, COMO LA VERDAD"

Vincenzo Vinciguerra: "SIMPLE, COMO LA VERDAD"
El tiempo permite mirar los acontecimientos desde una perspectiva diferente de cuando los vivimos.
Su inexorable transcurso nos permite ampliar, cada vez más, el campo de investigación con un efecto visual similar a quien desde tierra se embarca en un avión y, sobrevolando los mismos lugares, ve desde lo alto todo aquello que desde abajo le estaba impedido observar.

Así pues, desde lo alto, con más de medio siglo de historia, podemos hoy ver cómo, desde la segunda mitad de los años cincuenta, se va creando, en un crescendo dramático que alcanza su culminación con la cuarta guerra árabe-israelí, el 6 de octubre de 1973, una amenaza de tipo eminentemente militar en el mediterráneo, donde las fuerzas aeronavales y terrestres soviéticas y occidentales están enfrentadas en un equilibrio precario, susceptible de romperse en cada momento.
El Mediterráneo, para los Estados, la OTAN e Israel, es en aquellos años, un problema militar que los Estados mayores deben afrontar y resolver sobre el plano militar antes incluso que en el político.
Y la respuesta a la agresividad soviética y a su penetración en el Mediterráneo llega, inevitablemente, de los militares sobre el plano militar.
El 21 de abril de 1967, cuarenta y cinco días antes del inicio de la tercera guerra árabe-israelí, los militares asumen el control de Grecia, sobre cuya importancia estratégica es superfluo extenderse.
En mayo de 1968, será el general Massu, en nombre del ejército francés, quien dictará al general Charles De Gaulle las condiciones de su rendición que permiten a este último salvar las apariencias pero no el poder.
En 1969, en Italia, serán los militares los que hagan presión sobre el poder político para que se decida imponer el estado de emergencia, que constituye la premisa indispensable para restablecer la autoridad de un Estado fuerte en el interior, y subordinado internacionalmente a las exigencias militares de la Alianza Atlántica, de los Estados Unidos y de Israel.
La implicación del Estado Mayor de Defensa, en Italia, en la “estrategia de la tensión” y en el “conflicto de baja intensidad” subsiguiente, ha sido siempre infravalorado cuando no ignorado por completo.
Y sin embargo, es suficiente con observar como el Arma que más se ha comprometido en la estrategia del desorden y del terror en aquellos años, ha sido la de los Carabineros: primera arma de combate del ejército, con competencias policiales. Sólo administrativamente el Arma depende del ministerio del Interior, para todo lo demás está a las órdenes del ministerio de Defensa y del Estado Mayor del Ejército y de la Defensa.
Y la implicación de oficiales del SIOS [Servizio Informazioni Operative e Situazione -servicio secreto de las fuerzas armadas-] del Ejército, como Amos Spiazzi en sucesos que han sido considerados “destructivos”, no es cierto que sea fruto únicamente de individuos particulares
Amos Spiazzi ha terminado su carrera con el grado de general de brigada, confirmación de que los mandos militares y políticos han encontrado lícito todo lo que ha dicho y todo lo que ha hecho.
El general Vito Miceli pasa del comando del SIOS Ejército al del SID [Inteligencia militar]. El almirante Eugenio Henke, de director del SID lo volveremos a ver como jefe del Estado Mayor de la Defensa.
¿Y acaso no es la “Stay-behind” [estructura paramilitar, “red Gladio”] una fuerza militar con competencias de defensa en el espacio geográfico y político del País?
No han sido movilizados sus miembros para defender el espacio geográfico porque no ha existido invasión soviética, pero han sido utilizados al máximo para defender el espacio político amenazado por la presencia del Partido Comunista, “quinta columna” soviética en Italia.
Y es un problema exquisitamente militar el representado por la aparición, a partir de 1965, de la guerrilla palestina que debe ser afrontado por aquellas tropas de asalto destinadas a desarrollar competencias de “inteligencia” sobre el plano ofensivo (espionaje) y defensivo (contraespionaje), que no dependen en el plano operativo de la autoridad política sino de la militar, porque el servicio secreto militar y los SIOS de las tres Armas trabajan juntos.
Es, en apariencia, ilógico que en un País en donde ya todos convienen en que se ha desarrollado una guerra civil, que ha existido un conflicto de “baja intensidad”, y donde ha sido llevada a cabo una “guerra no ortodoxa”, nunca nadie haya vuelto su atención al órgano superior, sobre el plano técnico y operativo, por dirigir toda guerra, la convencional y la “no-ortodoxa”: el Estado Mayor de la Defensa.
Nunca se podrá tener la verdad sobre la tragedia italiana hasta que los historiadores de hoy y de mañana no reúnan como corresponsables, junto a la autoridad política, la militar del Estado Mayor de Defensa, contando con los indicios que existen.
La verdad es simple, lineal. Es justo, incluso laudable, investigar, a distancia de tantos años de la masacre de plaza Fontana, verificar el tipo de explosivo que utilizaron los terroristas.
No basta solo con identificar los autores, es necesario encontrar otra pieza del mosaico que se intenta reconstruir.
Como es sabido, todo el explosivo encontrado en el Véneto o atribuible a la célula de confidentes véneta de Ordine Nuovo, fue “hecho explotar” por los organismos encargados de la seguridad de esos confidentes.
Pero los indicios permanecen.
El 31 de mayo de 1966, la Jefatura de policía de Verona denuncia por posesión de armas y municiones a Roberto Besutti, Elio Massagrande, Marcello Soffiati, Gian Paolo Paini, Giovanni Barozzi, Alberto Miorandi, Alfredo Cristofoletti, Massimiliano D’Andrea, Marco Morin . Señala además a los oficiales americanos Shars y Richard Teddy como personas en contacto con los denunciados.
En el mismo informe, la Jefatura revela que han sido intervenidas decenas de pistolas y fusiles de distinto tipo, detonadores de mercurio, detonadores eléctricos, 173 pastillas de tritol, mechas detonantes, 8 minas antihombre, 3 bombas de mano MK2 y 5 recipientes de explosivo plástico israelí Mcl3.
Para que suceda la masacre de plaza de Fontana en la Banca de Agricultura de Milán, el 12 de diciembre de 1969, faltan 3 años y seis meses, pero sólo un acto de fe puede llevarnos a creer que los confidentes vénetos poseían solamente las armas y los explosivos que la policía de Verona les intervino.
¿Cuánto explosivo plástico israelí Mcl3 tenían además los colaboradores de los servicios secretos israelíes y americanos en Véneto?
Nadie ha indagado jamás a fondo sobre los personajes denunciados el 31 de mayo de 1966 y sobre sus conexiones con los aparatos de seguridad italianos y extranjeros.
Lo cierto es que en el interior de la Banca de Agricultura se ha usado un explosivo plástico. No es nuestra costumbre escribir la historia mediante opiniones, por tanto no decimos, porque no tenemos elementos para decirlo, que en plaza Fontana los terroristas emplearon el Mcl3 israelí, pero sugerimos profundizar el argumento siempre que sea posible llegar hoy a una conclusión cierta, en un sentido o en otro.
Y siguiendo el argumento, recordamos que fueron los israelíes los que comenzaron desde la mitad de los años treinta a emplear, de modo sistemático, el arma de la masacre contra la población civil árabe para obligarla a abandonar los lugares en los cuales debían asentarse los judíos que llegaban a Palestina.
El hecho de que en Italia, para responder del delito de masacre en tres procesos, comparezcan personas ligadas a los servicios secretos israelíes ciertamente no es una coincidencia.
Tampoco lo es [coincidencia] indudablemente que existan imputados por masacre, ligados a los servicios secretos civiles y militares americanos e israelíes, y hechos pasar todavía hoy como “fascistas”.
La verdad es simple, lineal. Sin embargo, hay que tener el valor de decirla.


Vincenzo Vinciguerra, Opera 27 de julio de 2009

Trad.- A. Muñoz
www.marilenagrill.org




“PLAZA FONTANA: EL PRÓLOGO”

“PLAZA FONTANA: EL PRÓLOGO”

Vincenzo Vinciguerra

En Roma, del 30 de enero al 1 de febrero de 1968, en el Hotel Quirinale, Se encuentra alojado Yves Guerin Serac.

Director de la prensa Aginter, Guerin Serac es un antiguo oficial francés nominalmente prófugo de la Justicia y buscado por las Autoridades francesas por su pertenencia a la Organización del Ejército Secreto (OAS). < P CLASS = "MsoNormal" style = "margin: 0cm 0cm 0pt;"> Los servicios de seguridad italianos lo saben, pero no les importa : Guerin Serac es intocable.

La División de asuntos reservados del Ministerio del Interior lo conoce bien Porque sigue atentamente sus actividades y anota escrupulosamente los contactos de Mantiene en Italia.

También en esta ocasión es informada en tiempo real de su presencia en la capital y de los encuentros que tiene con Pino Rauti, Paolo Andriani, Giano Accame (que lo desmentirá) y Pino Leccisi.

Amando Mortilla, confidente del servicio secreto bajo el criptónimo de" Aristo ", el 1 º de febrero de 1968, redacta una nota en la que escribe:

"El G. También ha insistido bastante en conocer La postura de ON style="mso-spacerun: [Ordine Nuovo] en Relación a la política y norteamericana Si, eventualmente, la Organización de Rauti Estaría dispuesta una Sostener Políticas determinadas opciones. Después se discutió la Necesidad de Intensificar el intercambio de informaciones reservadas, según el esquema prefijado en Lisboa el pasado mes de mayo y finalmente Evitar a toda costa las más insignificantes También indiscreciones sobre la metodología, sistemas, organización, etc sobre los vínculos entre Existentes EN OT y (Orden y Tradición, ndr )".

Mortilla especifica, además, que Yves Guerin Serac ha Establecido sólidas relaciones con Representantes del Partido Republicano de los que ha obtenido También financiación.

La visita de Yves Guerin Serac A y Roma el contenido de sus entrevistas con Pino y Rauti Los demás Importancia Reviste particular, Cuando La Dirección de Asuntos reservados redacta una nota, Basada en las informaciones suministradas por "Aristo", y la transmite al ministro del Interior el 7 de febrero de 1968.

Por otra parte, Guerin Serac francés no es sólo un ex oficial con amplia experiencia militar A sus espaldas (Segunda guerra mundial, Corea, Indochina, Argelia), sino tambien es un experto en "guerra sicológica" y clandestina, de la que conoce todos los trucos, incluidos los más sucios. < / p>

En qué combate político se ha alistado Yves Guerin Serac, lo Expone el mismo para instruir mejor A sus amigos italianos:

" Nosotros pensamos que la primera fase de nuestra acción política Debería ser la de Fomentar el caos en todas las estructuras del Régimen ... En nuestra opinión la primera acción qué debemos Emprender es la destrucción de las estructuras del Estado, Bajo la Cobertura de la acción de los comunistas y de los pro-chinos . Nosotros tenemos ya por lo demás elementos infiltrados En todos estos grupos: evidentemente sobre ellos adaptaremos nuestra acción: acciones violentas y la propaganda que parecerán realizadas por nuestros adversarios comunistas Presiones y Sobre los Individuos que retienen el poder a toda costa. Esto creara un sentimiento de antipatía hacia quienes amenazan la paz de todos y de la Nación ..."

En otros términos, se precisa Determinar Dentro de la Nación, la percepción del peligro representado por la subversión, obviamente Roja, "China" o anarquista Ligada al "comunismo internacional ", párrafo Permitir A LOS hombres del Estado de proceder al Restablecimiento del Orden y de la seguridad.

Es la acción de "desestabilización del orden público para favorecer la Estabilización del orden político".

Cómo "Fomentar el caos en todas las estructuras del Régimen", que es materia "Ralph "[alias de Guerin Serac, NdT] conoce a la perfección y transmite Cuyas Nociones A sus voluntariosos alumnos italianos, desde Pino Rauti una Stefano Delle Chiaie y compadres.

En Francia, Guerin Serac y Compañía Están en vías de iniciar la operación Destinada a expulsar del poder y derribar el mito del general Charles De Gaulle, enemigo de los Estados Unidos y de Israel. Pero la operación, que pasará a la historia como el "mayo francés" No Se Debe estallar sobre el territorio francés, pues Debe aparecer como un movimiento espontáneo, surgido de la lucha estudiantil que inflama un varios paises Europeos.

Es una distracción clásica del modus operandi de las estructuras de Seguridad que "cubren" de este modo el origen y las ocultan Objetivo reales de sus Operaciones.

La primera manifestación se produce en Alemania y degenera en violentos Enfrentamientos entre estudiantes y Fuerzas de Policía. La segunda Debera Tener lugar en Roma, el único lugar donde la extrema derecha italiana tiene un numero de activistas Suficiente para qué utilizar incidentes CREAR.

En Roma, además, el terreno está preparado. Fingiéndose "perros sin collar", no integrados en alguna organización Porque la suya Oficialmente se disolvió en 1965 (como señala una nota detallada de la División de Asuntos reservados el 18 de diciembre de 1968), los hombres de Avanguardia Nazionale han conseguido penetrar en el mundo universitario y estudiantil, al menos con el margen de Credibilidad que les Permite participar en la confusa y no ideologizada Todavía actividad estudiantil Romana ..

Ellos son los protagonistas del segundo lado del triángulo de la Provocación. Ellos son los encargados de preparar el ataque a la Policía que se producirá el 1 º de marzo de 1968 en Valle Giulia, con una lluvia de piedras a la que, finalmente, la [Brigada] "Celere" cargando con los Furgones y empleándose a fondo, Porque Guerin Serac ha enseñado A sus" alumnos "también técnicas de guerrilla urbana que son aplicadas aquí por primera vez. < P CLASS = "MsoNormal" style = "margin: 0cm 0cm 0pt;"> El resultado salta a la vista: azuzados por Guido Paglia, Stefano Delle Chiaie, Maurizio Giorgi, Antonio Fiore, Mario Merlino, Roberto Palotto, Adriano Tilgher y otros, más de 3 mil estudiantes se Enfrentan a cerca de 2 mil Policías, desarmados oportunamente, enviando a la enfermería de 158 A por ellos.

El éxito de la "Distracción estratégica "es total. Por ejemplo, El Día Después, "Paese Sera", diario cercano al Partido Comunista, encabeza el artículo sobre los incidentes de Valle Giulia:

desarmados han resistido a las porras ... y A las armas. El joven arrojo de los Estudiantes humilla la brutalidad de la Policía ".

Toda la prensa de izquierda se alinea con esta version Creando el mito de la" Batalla de Valle Giulia "como inicio de la lucha estudiantil en Italia. < P CLASS = "MsoNormal" style = "margin: 0cm 0cm 0pt;"> Empero, Para comprender que el juego estada amañado bastaba leer el Artículo del diario democristiano "Il Tempo", titulado:

" Los desordenes en la que la Universidad Están Provocados, por motivos políticos, por los moscovitas y los pro-chinos, han encontrado el modo de destruir, y hoy en un futuro, las Instituciones ".

Parece dictado por Yves Guerin Serac, y poco le falta pues en la redacción de "Il Tempo", está el propio Pino Rauti que, junto a sus colegas, ha visto las fotos de la manifestación (publicadas por primera vez cuarenta años después por Algún ingenuo historiador de Alleanza nazionale ) y obviamente sabe que los Paglia, los Delle Chiaie, los Tilgher, los Merlino, etc son todo menos "comunistas y pro-chinos".

Y, en suma, ¿de qué ha hablado con Rauti Yves Guerin Serac Un mes antes?

El tercer lado del triángulo se cierra en Nanterre, el 22 de marzo de 1968, donde para provocar incidentes violentos entre estudiantes y Policías están los hombres de la OEA, como se jactará Guerin Serac Durante nuestro periodo de residencia común española. EN-GB;"> style="mso-ansi-language: El 31 de agosto, en Carrara, comienza el Congreso internacional de las Federaciones Anarquistas, que concluirá el 3 de septiembre. Entre los participantes, junto a Daniel Cohn-Bendit, Se encuentran los "nazis" de Avanguardia Nazionale, oficialmente afiliados al Círculo "XX de marzo" de Roma que escoltan una Pietro Valpedra el Cual Tener como parece el único Objetivo de Crear una escisión Dentro de la Federación Anarquista Italiana:

" Acuso a la Federación Anarquista Italiana juvenil de ser sectaria y burocrática y ser instrumento de la FAI ".

Consigue el desconcierto que busca, protegido por la "banda de la porra" de Cuya Avanguardia Nazionale Presencia No tienen otro Objetivo que protegerlo si las cosas Se ponen feas.

Nadie ha Preguntado nunca una Pietro Valpedra donde Tuvo la ventura de conocer, como anarquistas, un avanguardistas los romanos que para la izquierda, no eran unos desconocidos, como no lo eran para la Policía que Siguió, oficialmente comentarlo pecado, esa metamorfosis ideológica de los nazis una anarquistas, salvo cambio de opinión, Porque un mes más tarde y medio, el 15 de octubre de 1968, los "anarquistas" Alfredo Sestili, Lucio Aragona, Pietro Manlorico Serán arrestados por haber Cometido que no tenian nada que ver con el ideal anarquista .

¿No estas detenciones son suficientes para Aclarar las ideas al anarquista Pietro Valpedra?

No, evidentemente, Porque El camino que lleva hasta Milán y Roma hasta el 12 de diciembre de 1969 él, Valpedra, lo recorrerá entero, sin dudas ni titubeos, junto a los" camaradas "de nazionale Avanguardia

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Vincenzo Vinciguerra, Opera 21 de julio de 2009 < P CLASS = "MsoNormal" style = "margin: 0cm 0cm 0pt;">