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Visiones y Revisiones: LA "OTRA HISTORIA" DE ESPAÑA

Visiones y Revisiones: LA "OTRA HISTORIA" DE ESPAÑA

"Algo huele a podrido en Dinamarca",
o el porqué y cómo de la tergiversación histórica de la España medieval

Redacción Revista de Historia y Pensamiento HANDSCHAR


 

Cuando Marcelo, el fiel guardián de palacio del drama shakespeariano insistía a Hamlet y Horacio en que Dinamarca (o España, que es lo mismo) estaba ya podrida, es porque ya intuía que las cosas no iban bien, no sólo en su país ("something is rotten in the state of Denmark") sino en el palacio que él mismo custodiaba. El enemigo, la corrupción, la tergiversación, la mentira, atacaban por otro frente mucho más sutil y el soldado se disponía a ofrecerse humildemente a Hamlet para ayudarle en esa particular regeneración de la verdad contra la infamia.

La historiografía medievalista española adolece sin duda de un legado propio dirigido por la clase intelectual en activo que no era otra que la católica, y hasta ahí todos lo podemos entender por simple lógica de los acontecimientos, pero que la escuela decimonónica, isabelina y liberal, ya más laica pero asumida en su papel neo-romanista, continuase el dictamen narrativo de una Historia oficial de España, desarrollando e incluso envileciendo los mitos y postulados de la "Reconquista" hispánica "goticista" (difícilmente gótica y mucho menos la genérica Hispania germánica) y católica, es algo que difícilmente hoy podemos o tenemos que aceptar: ni como españoles y ni siquiera como cristianos o europeos, porque simplemente el espantapájaros y guiñol se tambalea y cae por sí mismo, y lo que antes pudiera tener sentido en una sociedad amparada en un Estado más que confesional, ahora, cuando a Europa ya no le valen fáciles discursos "espiritualizantes" y sí verdades tácitas del intelecto y de la practicidad del Alma sin adjetivos confesionales, ahora repetimos ya no es aceptable ni vendible, y toda la comedia, escenario y actores se vienen abajo.

A modo de primera entrega aleccionadora, quisiéramos ofrecer a nuestros lectores un rico y forzosamente limitado mosaico de topicazos sobre la Historia de España vox populi (desgraciadamente y para asombro de todos, no tan populi en el amplio reparto de "pensadores" de la cultura española...o portuguesa), prejuicios aún no superados –creemos que es cuestión de tiempo generacional- por historiadores, intelectuales y, gracias a Dios, aficionados y lectores de la diosa Clío. No pretendemos "sentar escuela" con un editorial, muchas de estas escuelas historiográficas llevan bastante tiempo trabajando desde Italia, Francia, Alemania y para alegría de todos, España (esa España que definía Américo Castro donde "ser español es no querer ser musulmán": afortunadamente se equivocó, pero no le falta certeza al dicho) y no vamos a pretender nosotros apropiarnos de lo que no nos es lícito ocupar, simplemente queremos llamar la atención del más fiel europeísmo para poder ser avanzadilla de élite de hombres libres y afirmar que el episodio del Islam occidental (desde Poitiers a Tánger) no es tema de un pueblo contra otro, o uno contra "lo otro" y peor aún "el otro" (como tan bien nos lo ha descrito Juan Goytisolo), sino de una misma gente con dos concepciones de la vida enfrentadas por intereses de unos pocos: eso es la Historia. Ahora hay que trabajar duro, y defender el legado de lo que con tanto esfuerzo los musulmanes europeos mantuvimos durante más de nueve siglos (hasta el XVII morisco...) antes que el oficialismo "asimilador" de Madrid, Washington y Roma enarbolen su particular visión de la Historia hispánica, esa Historia que a pesar de todo hay que sacar del armario de los "muertos y desparecidos" porque son tantos y tanto nueve siglos de historia, vida, arte y cultura de hispoanomusulmanes, que el hedor que desprende ese enorme armario ya no se puede soportar tan de cerca.

La conversión de Recaredo (589). La decisión de un grupo de poder episcopal católico-romano (el catolicismo trinitario del Edicto de Milán constantiniano del s. IV), de apoyar una decisión estratégica para apoderarse de la soberanía mayoritaria que ostentaba la aristocracia arriana visigoda, no refleja en absoluto ni el pensar ni el sentir hispanorromano y godo, que entendía por cristianismo las grandes corrientes patrísticas de este solar: priscilianismo muy militante en toda la meseta norteña y centro, paganismo romano y germano de los amplios núcleos rurales, pero sobre todo la poderosa e influyente corriente "unitarista" o arriana (de Arrio, obispo griego nacido en Libia que cristianizó a los germanos a través de otro obispo Ulfila, de ahí la conversión goda...). El trinitarismo católico urbano por fin en el poder, comenzará por estatalizar dicha soberanía (el modelo jurídico y cultural romano era claro) e imponer un sistema tributario e impositivo de capitación familiar e individual sobre sus súbditos, tal cual modelo imperial. Se inició una consiguiente Guerra civil desde prácticamente la muerte de Leovigildo, que no parará hasta la final expulsión confesional (nunca étnica ni mucho menos racial: la famosa "limpieza de sangre" no es tal…) de los moriscos desde 1609.

Un cristianismo harto de especulaciones teóricas y políticas escoge en retiro el modelo de los "Padres del desierto" norteafricano e inicia en Gallaecia el amplio movimiento monástico que tendrá fuerza propia hasta el rígido control romano de la reforma gregoriana por Cluny y Cister (s. XI, XII). Desde la presencia soberana musulmana de 711 y la continuación de la constante Guerra civil ahora (recrudecida antes con el Witiza pre-islámico) entre Achila y Rodrigo, siguen existiendo en el seno cristiano los "ismos" ya muy influenciados por el pensamiento islámico y el sincretismo arriano unitarista: nestorianismo-adopcionismo, origenismo, trinitarismo mozárabe (distinto del romano), donatismo, monofisismo, todo ello en paralelo con el sempiterno y no desgastado judaísmo ortodoxo. Podemos afirmar serenamente que la conciencia católica de España no es ni más ni menos que un plan forjado desde el Imperio carolingio para erradicar prioritariamente el "especial cristianismo" que "dividía" la Hispania, y posteriormente inventarse una "Cruzada" (de hecho, se fabrica "España", aunque habrá que esperar a finales del XV con los intentos –fracasados jurídicamente- de los RR. Católicos para volver a querer "rehacerla") contra un "Islam extraño" muy bien amañado, presentándolo como la lucha contra "el otro", cuando en definitiva de lo que se trataba era de usurpar de nuevo el poder desde Recaredo, eliminando a uno de los contendientes de la Guerra civil, muy molesto e irreducible al poder y sistema romano; eso sí, ese peculiar bando estaba ahora reforzado por indoeuropeos beréberes (procede de la palabra "bárbaro", que a mucha honra, es lo que eran), una minoría muy influyente siria arianizada, y yemeníes, finalmente vándalos norteafricanos convertidos del arrianismo al Islam. Estaba claro quién iba a vencer y quién iba a ser el soberano (auténticos "reyes de Hispania" como consta en los documentos, sucesores de la legitimidad goda: a Pelayo no lo conocían ni en diez millas a la redonda de donde vivía) de estas tierras por más de ocho siglos. El combate secular estaba servido.

La tan mencionada como reiterada hasta la saciedad "invasión árabe" no fue tal, sino que fueron acontecimientos concatenados de una pura y dura guerra hispanogoda de consecuencias aún poco sopesadas. Ignacio Olagüe (obras de 1969 y 1974) nos dice, "Si en 711 hubiera sido España invadida por ejércitos árabes y musulmanes, si por otra parte se hubieran hecho sus jefes con el poder, hubieran sido inmediatamente impuestos los principios coránicos sobre las poblaciones, como anteriormente los reyes godos y los obispos habían sujeto la nación al cristianismo trinitario"... pero no ocurrió así. Las "hazañas bélicas" de Muza y Tarik en Hispania (literatura orientalizante en las fuentes árabes –ojo, en lengua árabe- y poco realistas y tremendistas en las cristianas) son inviables y la contemporánea Blitzkrieg se queda en mero juego de niños, comparadas con semejantes campañas militares del s.VIII, pues no pasan un ligero examen de lógica militar y humana: paso por el Estrecho del Ejército (¿cómo?, ¿número de efectivos?), anacronismo de las fuentes, número de jinetes, pero más importante: mantenimiento de los caballos en fantasiosas como galácticas campañas de conquistas, siempre victoriosas "a hierro y fuego" (sin embargo el Ajbar Machmua nos presenta a Muza como un "profeta"). La obra de Olagüe (La Revolución islámica de Occidente y la posterior Los árabes jamás invadieron España), apoyadas o corregidas por Pierre Guichard, Dufourcq, Juan Zozaya, Pedro Voltes, Ambrosio Huici Miranda, Francisco Cordera, matizadas como complemento necesario por historiadores de filosofía como Miguel Cruz Hernández (su Historia de la Filosofía hispanomusulmana –1957- es de obligada referencia), Francisco Valdés en Historia del Arte, o los últimos aportes de la historiografía catalana como Juan Vernet (1992) y Joaquín Vallvé (1986), son un soplo de aire fresco cuando releemos –siempre aprendemos de ellos- aquellas ya viejas controversias entre el extremismo católico de Sánchez Albornoz y el otro extremismo "filosemita" del por otro lado nunca bien interpretado Américo Castro. Sabemos que sobre el modus operandi de la "Reconquista" gira esta parte sustancial de la Historia de España que acabamos de tratar, pero hay otros temas que por su resonancia en los medios y en la voz popular y culta, aún resuenan en la "España de charanga y pandereta, de cerrado y sacristía" que nos recordaba A. Machado, sigamos viendo.

El Cid: hispanogodo cristiano que sirvió en armas al Islam aragonés u otro cualquiera cuando le interesaba, ya que no veía apenas diferencias, salvo en los emolumentos que se le entregaban por sus servicios, vinieran de sus "primos" de Valencia o de Zaragoza. Los auditores castizos de exaltación del "héroe cristiano" tienen escasas justificaciones y R. Menéndez Pidal con todo el cariño del mundo para nuestro guerrero, así lo ha demostrado.

Batalla de Covadonga (722). Pelayo, príncipe quizás de astures locales y no "rey de godos" (¿de qué godos, en todo caso?) acaudilla una rebelión popular (y no organizativa, ni aristocrática) en las montañas de Covadonga que enseguida tendrá respuesta muslín…pero la aparición de la Virgen en la "Santa Cueva" protegiendo a los irreductibles astures de las flechas "mahometanas" fue mucho más que providencial, y la derrota (o retirada) de los islámicos (apoyados incluso por las tropas de Obispo visigodo Oppas), la actual situación de la "Cruz de Pelayo" en la Priena (que señala ni más ni menos que uno de los campamentos del Duque de Cantabria) frente al monte Auseba, refuerzan el mito del "inicio de la Reconquista (?)" suponemos que hasta la Guerra de Granada… para asombro de todos.

Batalla de Clavijo (844). Hubo semejante batalla pero nunca liderada por Ramiro I y posiblemente sí por Ordoño I galaico-leonés, pero aún hay más: "Ramiro no peleó en Clavijo, como se refiere la archidesacreditada leyenda del s.XII para justificar el sustancioso gravamen llamado "Voto de Santiago", reclamado por la Iglesia compostelana a la cristiandad castellano-leonesa. Ni peleó en Clavijo ni redimió el también legendario "Tributo de las Cien doncellas", tan fingido como la mágica jornada en que se hizo el Apóstol pelear en un caballo blanco contra los sarracenos (…) Ni Santiago ni Ramiro pelearon en Clavijo (…) No existe un solo testimonio legítimo de que en los siglos IX y X se creyera que el Apóstol intervino en la legendaria jornada de Clavijo, ni en ninguna de las muchas batallas y combates en que los cristianos se enfrentaron a los islamitas"…lo mejor de la cita es que quien lo dice es Claudio Sánchez Albornoz (Orígenes de la Nación española. El reino de Asturias). Las fuentes cristianas de la Crónica Silense (s.XII) y la fabulación de Gonzalo de Berceo (s.XIII) al describir la otra batalla de Simancas con doble apoyo celestial (S. Millán y Santiago) hacen sospechar de una campaña justificativa para imponer el famoso tributo a los campesinos llamado "Voto de Santiago" (tributo honeroso por otra parte que se suma al obligatorio diezmo eclesiástico...) que cierta iglesia norteña hacía cargar sobre las arcas de toda la Meseta norte peninsular.

Quisiéramos aprovechar esta inusual presentación de Santiago Matamoros en escena para recordar que los hechos mágicos narrados en la Historia Silense (1115) ya comentada, así como en el Libellus miracolorum (Lib II, cap. XIX) del Codex Calixtinus (1140), o el Privilegio de Votos o Diploma de Ramiro (1150) al cual se refiere don Claudio (Santiago como "Hispanus protector" literalmente) no presentan iconografía alguna del famoso "Santiago Matamouros" que comenzará a ser recogido en las iglesias españolas en los distantes siglos contrarreformistas XVII y XVIII, muy lejos ya de matar "moros" (una vez más "el otro" tergiversado). Quizás volvamos a tocar el tan manoseado jacobismo hispánico, pero dejemos aquí sólo dos pinceladas: es Américo Castro quien defiende la tradición paganizante de los Dioscuros (venerados con constancia en Gallaecia, hijos de Júpiter, del Trueno) como antecedente del mito de Santiago el Mayor, y es Sánchez Albornoz quien lo niega aunque llega a afirmar: "la iglesia española no conservaba ninguna tradición sobre la cristianización de España por Santiago" y es suya la frase categórica del llamado "chanchullo de Santiago" hecho por la propaganda oficial eclesiástica y secular.

Podríamos seguir con otros mitos (es ahora donde la mentira exterminacionista del "holocausto" contemporáneo se nos queda pequeña por ridícula en comparación con los más de dieciséis siglos de manipulación historiográfica de la España musulmana) que no son sólo el invento-hallazgo del cuerpo, adoración y sepulcro de Santiago en Compostela, así como su famoso por antiguo y no medieval "Camino de Santiago"; también es más que sospechosa la difícilmente por imposible "armoniosa y espléndida" España de las "tres culturas" (¿por qué tres?) ya que, que nosotros sepamos había, si hay que contar, muchas más: franca –muy numerosa y competitiva con la minoría judía-, eslava –casta militar-, africanos subsaharianos esclavos, provenzales y occitanos afincados en tropas aragonesas-castellanas, más adelante (¿por qué no, si hay que enumerar?) gitanos "egipcios" y algunos más de evidente definición etno-cultural. La cultura judeo-sefardí fue así pues una más y nunca fue soberana del gobierno, monarquía ni aristocracia hispanorromana o goda-beréber. Que nosotros conozcamos un solo pueblo (multiétnico, pero racial y culturalmente uniforme en su heterogeneidad europea) gobernó Hispania en dos confesiones en liza: la cristiana-católica y la islámica, así como anteriormente las versiones paganas indoeuropeas. La España de Isabel y Fernando como modelo no de "grandes aventuras espirituales al servicio del Imperio (?) y la Fe", sino significantes del comienzo de un sistema protocapitalista, estatalismo centralizado, el control y capitación de todo un pueblo "unificado" (¡por fin!) a la fuerza bajo las directrices de Roma, la usura y el interés del dinero, los impuestos comerciales –la "alcabala" ya existía desde el s.XIII, impuesta en todo el territorio cristiano, prohibido en Al Andalus-, tributos directos e indirectos sobre las personas físicas (¿a qué nos suena todo esto?...), la manipulación sobre la moneda de oro y plata, instaurando la diferenciación del valor nominal y el valor real, rompiendo valor por valor noble y no usurero de la moneda… es decir, verdaderos "Reyes Católicos" –por otra parte de gran valía humana sin duda, pero al servicio de los Nuevos Poderes en gestación- de un Estado Moderno que son auténtico antecedente del futuro estatalizador de Europa y lo que significa para nosotros hoy la UE –mutatis mutandis los ejemplos de la Roma imperial y el Sacro Imperio carolingio…en la práctica, nunca germánico como no cesaban de repetirnos los gibelinos)- y su sistema mundializador actual. Alrededor de la España que "monta tanto" ya volveremos en su día, pues nos quedamos con las ganas de analizar en profundidad lo que fue el proyecto más ambicioso de la Catolicidad, ya en connivencia con los poderes de la Usura laica judía, conversa o cristiana "vieja". No tenemos espacio para hablar de la arianidad irrefutable de los Moriscos españoles (los trabajos de Rodrigo de Zayas y sobre todo los de Elena Pezzi: Los Moriscos que no se fueron, han literalmente revolucionado el campo de la moriscología), la originalidad indoeuropea de la cultura y etnia beréber hispánica, o la misma singularidad del Arte y pensamiento hispanomusulmán.

En la España musulmana convergen las dos ramas indoeuropeas oriental y occidental, distanciadas hacía cerca de mil años para convertir nuestro suelo en la joya real y vertical del Grial de la Civilización europea, esta vez a través del Islam, sí traído de Oriente pero convertido en nuestro suelo y sangre en un nuevo Faro Hercúleo del saber recuperado greco-latino, germano, persa y árabe-beréber… y todo esto ya no se puede ocultar por más tiempo porque es tan grande el tamaño e importancia que no cabe el difunto en ningún armario posible, y es que si hablamos de España y no se nombra el aporte islámico de su cultura y gente, las salas de cualquier intervención intelectual de este país comienzan a oler a podrido y en sus auditorios ya no puede permanecer un segundo más.

Los últimos sucesos del Islote de Perejil español han desatado una vez más la caja de los truenos, sobre todo ahora que los Estados ya no poseen soberanía real alguna sobre nada ni representan a nadie, excepto los Poderes Internacionales que todos conocemos, pero no es eso lo que quiero pasear: en un medio informativo oficinista normal y corriente se le pregunta a un marroquí sobre sus derechos soberanistas sobre Perejil, contestación: "algún día les pediremos a los españoles que nos devuelvan la Mezquita de Córdoba, la Giralda o la Alhambra de Granada"; lo peor de todo: silencio y nulo comentario al respecto del dicharachero entrevistador. Paradoja: desconocemos lo que es nuestro y esta triste España reniega de sus europeas raíces islámicas, quedándose con el patético y falso "euro" como emblema nacional, resultado de su enigma histórico todavía por resolver. Las piezas no encajan y definitivamente "Algo huele a podrido en Dinamarca".


 

8 comentarios

Division Handschar -

Si alguien sabe donde puedo contactar con la redaccion de la revista mandarme un email a divisionhandschar@gmail.com Gracias y Muy Buen Articulo!! Mas en Resistencia http://usuarios.lycos.es/resistencia/textos.htm

Avizor -

A mí también me extraña que no haya debate sobre esta página del revisionismo histórico: el que desmonta la «versión oficial» nacional del catolicismo congénito de los españoles.
Traigo a colación un artículo de José Carlos Ríos en Próximo Milenio. Además de marcar distancias con la leyenda romantica-bucólica y filosemítica de El Andalus (otra tergiversación, aunque menos profunda que la nacional clásica romanista -que no romana- y goticista -que no goda-) exponía que el Islam hispánico fue obra de los pueblos que habitaban el suelo peninsular. Eso lo tuvo que reconocer incluso un Menéndez Pelayo para insistir en su tesis despreciativa que los pueblos semitas y camitas eran incapaces de levantar civilizaciones (la islámica de Oriente fue persa y la islámica de Occidente hispano-romana).
Ríos revelaba otros aspectos, como que la línea jurisprudencial dominante en España fue debido a los doctores muladíes, y no a la dinastía Omeya, que no pudo imponer la que ella quería. Ríos también se refirío a la importancia que se daba en no aceptar la usura. «La paz en el mundo es imposible donde reine la usura. Ésta, como motor de la economía moderna, general el mal carácter de las sociedades contemporáneas». «Las prácticas bancarias especulativas y usurarias son consustancialmente transacciones de "guerra"».
Aunque hay algunos puntos que me chocan ¿Porque esa insistencia en "indoeuroperizar" a los bereberes? ¿Que problema hay en reconocer el arraigo de contingentes bereberes en Hispania, como el de los suevos, los godos o los fenicios? ¿Más «arios de honor»?

Cordura -

Supongo que el tema es demasiado técnico y "alternativo" como para que suscite más comentarios. Yo aún tengo que leerme el libro de Olagüe, que me descargué de Internet hace unos dos meses.

De todos modos, me gusta difundir estas cosas (como ya hice con el artículo de cabecera).

Antagonistas -

Bueno, Handschar, lo importante es la difusión más que el debate a veces. Tengamos en cuenta que hay gente de vacaciones y que tampoco se pueden pedir peras al olmo.
Un abrazo.

Handschar -

Es mas que significativo los escasos comentarios que ha generado este texto, desde luego me ha decepcionado profundamente la ausencia de debate en torno a el mismo.

ps -

«…y todo esto ya no se puede ocultar por más tiempo porque es tan grande el tamaño e importancia que no cabe el difunto en ningún armario posible, y es que si hablamos de España y no se nombra el aporte islámico de su cultura y gente, las salas de cualquier intervención intelectual de este país comienzan a oler a podrido y en sus auditorios ya no puede permanecer un segundo más.»

Flávio Gonçalves -

Ainda se encontram exemplares da revista "Handschar"??

Cordura -

¡Guate, aquí hay tomate!

"Irán tiene razón"
http://www.asueldodemoscu.net/archivo/2007/03/iran_tiene_razo.html

¡Venga, mis aguerridos revolucionarios antagonistas, salid de vuestra covacha a pelear con las huestes imperiales!

¡Asomad por una vez vuestros lindos hociquitos por el ANCHO MUNDO, que son el PUEBLO IRANÍ os reclama!