Blogia
ANTAGONISTAS

ESTADO-PARTIDO-PUEBLO-REVOLUCION

ESTADO-PARTIDO-PUEBLO-REVOLUCION  

ALESSANDRO PAVOLINI: EL FASCISMO INTRANSIGENTE

Por ALFONSO BELTRÁN

  

"El Fascismo es revolución y no Vandea, pueblo y no casta, trabajo y no dinero" (Berto Ricci)

 "¡Atrás no se vuelve ha dicho el Duce! ¿Y adelante cuando se va?" (Mino Maccari)

"Lo importante es morir bien. Morir bien y con honor. Morir por el Duce" (Alessandro Pavolini) 

Bajo el título L'ultimo Poeta Armato [1] [véase bibliografía] se ha publicado recientemente en Italia un interesante estudio sobre Alessandro Pavolini, Ministro-Secretario del PartidoFascista Republicano (PFR) durante la breve y tormentosa etapa de gobierno de la República Social Italiana (RSI), también conocida como "república de Saló".           

No tendría nada de sorprendente este hecho si no fuera por la circunstancia extraordinaria de que se trata del primer trabajo serio acerca de la vida y de la obra del personaje tal vez más influyente y atrayente de la RSI (se le ha llegado a calificar como el "Saint-Just de Saló" o, incluso, "Lin-Piao con camisa negra') salido de un autor y de una casa editorial que pueden ser adscritos sin dificultad al complejo mundo político-cultural denominado "neofascismo".            ¿Cómo es posible que a casi sesenta años de su trágica desaparición ningún estudioso cualificado de esta área político-cultural haya sentido la necesidad, no ya de reivindicar ideológica y humanamente la figura de Pavolini, sino, ni siquiera, de plasmar por escrito lo esencial de su pensamiento y la naturaleza de su obra?            Hasta el momento, sobre Pavolini, aparte de condenas unánimes desde el antifascismo y silencios cómplices desde el neofascismo, existía sólo una biografía donde se narraba de forma algo novelesca los episodios fundamentales de la vida y muerte del jerarca fascista, cuyo título era ya de por sí bastante explícito: Pavolini: El Superfascista [véase bibliografía].            Publicada por primera vez en 1982, escrita desde una abierta hostilidad política, no carecía sin embargo de expresiones de admiración sincera por la personalidad del único dirigente de Salo apresado con las armas en la mano y haciendo uso de ellas antes de ser herido, capturado y finalmente fusilado junto a otros ministros y dirigentes fascistas especialmente comprometidos con la línea intransigente y revolucionaria que el secretario del PFR encarnaba. 

"SALO NEGRA" VERSUS "SALO TRICOLOR"            

 En su muy documentado estudio, Massimiliano Soldani no entra en las razones que han llevado al olvido, a la negación, a la erradicación incluso, de la figura humana y política de Alessandro Pavolini dentro del ambiente político neofascista, pero aporta significativos elementos de juicio para ratificar una tesis poco conocida pero que no carece de interés, y que explicaría tomas de decisión y opciones políticas tanto durante como después de la experiencia histórica de la RSI.            Según esta tesis, habrían existido, a efectos interpretativos, dos "Salò”. Por un lado, la "Saló negra' agrupada alrededor del Partido y del liderazgo de su Secretario; y por otro, la "Saló Tricolor", que afirmaba la preeminencia de la nación contrapuesta a la facción, es decir, al fascismo, y que se reconocía en las figuras de militares "apolíticos" y en las propias Fuerzas armadas como garantía de la continuidad nacional.            Las figuras más representativas de esta última tendencia serían precisamente dos destacados exponentes de la casta militar italiana: el mariscal Rodolfo Graziani, comandante de las fuerzas militares de Salo y ministro de Defensa; y el príncipe Junio Valerio Borghese, comandante de la X Flotilla MAS, una de las más importantes unidades militares del Regio Ejército italiano hasta 1943 primero y de la RSI después del infame armisticio del 8 de septiembre del mismo año.            No por casualidad, tras la derrota de las fuerzas del Eje y la ulterior proclamación de la "república democrática” italiana, será este "Saló tricolor" el que encarne la presunta "continuidad ideal” con la República Social Italiana, convirtiéndose así en fuente de dudosa legitimidad para las fuerzas políticas que reivindicaban la herencia del último fascismo.            De hecho, Graziani y Borghese, se sucederán en la presidencia tanto del Movimiento Social Italiano (MSI) como de las asociaciones de excombatientes de Salò, pero ninguno de los dos, así como muchos otros militares y civiles que se identificaron con ellos, se había adherido a la RSI por razones políticas e ideológicas (nunca fueron fascistas, ni nunca se declararon como tales) sino por valoraciones de orden personal y sentimental (meramente patrióticas), cuando no para cometer actos de sabotaje interno contra el esfuerzo de guerra de la Alemania nacionalsocialista y del fascismo italiano. 

EL FASCISTA DE "FAMILIA-BIEN"            

Alessandro Pavolini nació en Florencia el 27 de septiembre de 1903 en el seno de una familia de la alta burguesía toscana. Su padre, Paolo Emilio, académico de Italia, era uno de los más célebres filólogos de su tiempo, experto en lenguas indoeuropeas, políglota y hombre de inmensa cultura, entre otras cosas, una autoridad mundialmente reconocida en sánscrito.            En este ambiente familiar, elegante e ilustrado, crecerá el joven Alessandro, frecuentando desde la adolescencia los salones y los círculos de la aristocracia florentina y de la intelectualidad burguesa más refinada. Nada hacía presagiar que el joven de 'familia-bien' habría de convertirse con el transcurso del tiempo en el más radical e intransigente líder del fascismo revolucionario, el más comprometido con sus tendencias sociales (en realidad, socialistas) y el más firme partidario de la línea proletaria.            El fascismo florentino, tumultuoso e inquieto, verá en septiembre de 1920 el ingreso en el partido del joven intelectual burgués, que participará de lleno en las luchas intestinas del fascio toscano. En Octubre de 1922 se integra en las escuadras f1orentinas que han marchado sobre Roma. De regreso a su ciudad, continua ascendiendo en el organigrama local del Partido Nacional Fascista (PNF), publica su primer libro ("Giro d´Italia", 1927) y se convierte, en 1929, en federale de la provincia.            Como máxima autoridad política de Florencia acomete importantes empresas de carácter civil y, especialmente, cultural.En medio de una viva polémica estética hará construir la nueva y funcional Estación Central de Florencia. También serán criaturas suyas el Circuito automovilístico de Mugello y el Estadio municipal de Campo de Marte. Aún hoy, a pesar del tiempo transcurrido, sobreviven en Florencia acontecimientos culturales pensados, diseñados y puestos en marcha por el futuro comandante de las Brigadas Negras: el Mayo musical, el encuentro anual de "calcio medieval” y la muestra de artesanía en Ponte Vecchio.            El mismo año de su nombramiento como federale, Pavolini funda un semanario titulado II Bargello, órgano de la federación fascista florentina, que aparecerá hasta el año 1943 y que será, sin lugar a dudas, "el periódico fascista más interesante y más abierto” (Petacco). Por lo demás, el fascio toscano había dado muestras ya de una inquietud político-cultural y de una vivacidad ideológica que escapaba a los burocráticos esquemas de la normalización e institucionalización del régimen de Mussolini y del PNF tras 1925. La Conquista dello Stato de Malaparte, II Selvaggio de Maccari o L 'Universale de Berto Ricci, son buena muestra del inconformismo de la publicística fascista local.            El Fascismo-régimen había transformado la revolución en administración, marginando a los partidarios del fascismo-movimiento que vivirán desde entonces en una especie de exilio interior hasta la proclamación de la RSI. 

EL FASCISMO COMO REVOLUCIÓN DEL PUEBLO          

   "Nuestro semanario quiere ser un periódico a la f1orentina, no una revista a la americana. Vino nuevo y, sobre todo, vino nuestro”, declarará en el primer editorial de II Bargello su director, Alessandro Pavolini.            La temática de la revista será común a muchas otras iniciativas desperdigadas por el continente europeo en aquellos años y participará de una cultura política común a buena parte de la intelectualidad inconformista de entreguerras, la cual posteriormente será calificada, un poco sumariamente, como "fascismo de izquierdas”.            El Fascismo como Revolución del Pueblo o como fenómeno universal, como revolución radical continua o como vanguardia revolucionaria de masas encuadradas totalitariamente en una batalla antiburguesa y antidemocrática que debería llevar a un mundo nuevo. Tal es la temática de fondo de la revista creada por el comisario federal florentino.            Por ello, no duda en aglutinar las tres revoluciones en marcha en la Europa de la primera posguerra: "Masas revolucionarias -disciplinadas y ardientes llenan las plazas y los estadios de Roma, de Moscú y de Berlín. Camisas negras, blusas soviéticas y camisas pardas. Fascios litorios, estrellas rojas, cruces gama das. Y millones de rostros y de gritos. Y tres almas colectivas."             Nada distinto de lo que escribiría, algunos años después, Ramiro Ledesma Ramos en su Discurso a las Juventudes de España dentro de su digresión sobre el perfil subversivo de la nueva Europa revolucionaria. Y con ellos, otros tantos teóricos del pensamiento antidemocrático[1 ].            De la coherencia fascista y radical del pensamiento pavoliniano ya en aquella época da muestra el siguiente fragmento del libro de Soldani: "Contrariamente a cuanto se ha escrito, la maduración ideológica y personal de Pavolini no tiene nada que ver con la de Galeazzo Ciano, así, será precisamente en 1938 (periodo exitoso para el Ministro del Interior) cuando comenzará el distanciamiento intelectual entre los dos: una fractura insubsanable a causa sobre todo del diferente modo de entender el Fascismo. El primer signo de este desacuerdo (...) se manifestará durante la crisis española y la guerra civil (...). Durante su breve etapa española, de hecho, había quedado impresionado por la figura de García Lorca, por sus poesías y por su trágica muerte. [Pavolini] No admiraba a Franco, ni a la España franquista a la que se negaba a considerar un Estado Nuevo, es decir, revolucionario según la acepción fascista (...) " [el subrayado es nuestro].             En realidad, los motivos del apoyo del régimen de Mussolini al alzamiento militar de Franco no fueron nunca de orden ideológico, como tampoco lo fue la hostilidad contra la Segunda República española [2]. No era algo excepcional, Berto Ricci, uno de los principales intelectuales del fascismo radical durante los años treinta, se hacía eco de esta falta de compromiso del fascismo con las tendencias reaccionarias del momento: "Las famosas persecuciones de Méjico, de España, de Rusia, etc. nos conmueven muy poco y de cualquier modo no creemos que sea el caso de hacer de ello una cuestión nacional”. [véase nota 1].             Sólo una crítica histórica superficial ha podido equiparar el franquismo y los regímenes autoritarios de entreguerras por un lado, con el fascismo y el nacionalsocialismo por el otro. Y no está de más recordar, en este sentido, que la España franquista no reconoció nunca a la República Social Italiana.             En 1935, Pavolini, piloto de guerra, participa en la campaña de Etiopía. Continúa publicando cuentos y narraciones diversas. Colabora como corresponsal de internacional en la prensa oficial de la época. Viaja al norte y al centro de Europa, a Turquía y al Cercano Oriente, a Sudamérica. Escribe en aquellos años su más bella y conocida novela “Scomparsa d 'Angela”. 

EL MINCULPOP           

  No por azar ha sido citado el conde Galeazzo Ciano anteriormente. Ciano, yerno del Duce, es la estrella ascendente del régimen fascista durante los años treinta. En 1934, Pavolini ha sido elegido diputado a la Cámara de los Fascios y de las Corporaciones, trabando amistad con el entonces Ministro de Prensa y Propaganda.Será esta amistad, basada en el común paisanaje y en la posesión de una refinada cultura, la que impulsará al joven poeta y novelista florentino a ascender en el organigrama político del régimen hasta alcanzar su nombramiento como Ministro de Cultura Popular (Minculpop) en 1939, un mes después del estallido de la Segunda Guerra Mundial [3]. Un cargo con bastante responsabilidad y cierto peso específico dentro del Estado.             Afirma Petacco: "El Minculpop que Alessandro Pavolini hereda de Dino Alfieri es a la sazón una máquina bien engrasada que permite al régimen controlar uno de los sectores más delicados de la nación. Dependen del Ministerio de Cultura popular la prensa, la radio, el teatro, el cine y el turismo. Y se trata de una dependencia total. El Minculpop establece la línea que todos los periódicos deben seguir, elige los directores, señala los periodistas a los que contratar o cesar (…)”.              Pero, al fin y al cabo, se trata de un puesto burocrático y, para un poeta que ama la acción, no es un destino que colme sus ambiciones personales y estéticas.             Como Minculpop, asistirá a las poco gloriosas vicisitudes italianas en la guerra, constatará el lento declinar del régimen de la diarquía, entablará amistad con su homólogo alemán Joseph Goebbels - exponentes del "romanticismo de acero”, sus vidas correrán paralelas hasta el trágico fin de ambos, fieles hasta la muerte a sus respectivos jefes - y conocerá en la meca del cine italiano -Cinecittà- a la más famosa actriz fascista del momento, Doris Duranti, con la que vivirá un tórrido romance hasta poco antes de la muerte del Ministro.            El 6 de febrero de 1943 es cesado en su cargo y nombrado director de Il Messagero de Roma. Al frente de este diario le sorprende la caída de Mussolini y de su régimen el 25 de julio. Los acontecimientos se han precipitado y el rey, tras aceptar la dimisión del Duce e internarlo por motivos de "seguridad", nombra al mariscal Badoglio como nuevo Jefe de Gobierno.Badoglio es un enemigo jurado de Pavolini desde que éste denunciara ante el Duce las criticas vertidas por el mariscal en 1940, cuestionando la capacidad militar de Mussolini en la conducción de la campaña griega.            El nuevo Jefe de Gobierno, elemento típico de la casta militar monárquica, no es de los que olvidan. Tras prometer -falsamente- a los alemanes proseguir la guerra a su lado, empieza a ajustar cuentas con todos los irreductibles del Fascismo. Ettore Muti, as de la aviación italiana, Medalla de Oro y héroe de la revolución fascista, caerá muerto en oscuras circunstancias a manos de los carabineros enviados por Badoglio para prenderlo. Pavolini es el siguiente de la "lista negra' de Badoglio, pero el depuesto director de Il Messagero, en paradero desconocido desde el 25 de julio, ya había ganado la embajada alemana en Roma a la espera de partir -vía aérea- hacia Alemania. Allí, será transferido por los alemanes a la Prusia oriental, no lejos de la Wolfschanze, el Cuartel General del Fhürer, compartiendo exilio con otras figuras del fascismo intransigente, Roberto Farinacci, Giovanni Preziosi, Renato Ricci y el propio hijo del Duce, Vittorio.            En Alemania conocerán la traición final de la infame monarquía piamontesa y del gobierno Badoglio cuando el 8 de setiembre éste firme unilateralmente el armisticio con los Aliados. "Un sucio asunto', como lo definiera el propio general Eisenhower. Esa misma noche, tras reunirse con el Fhürer en la "guarida del Lobo', Pavolini y Vittorio Mussolini emiten, desde un vagón de ferrocarril transformado en estación de radiotransmisión cerca Könnisberg, el primer mensaje a la nación italiana anunciando la formación de un nuevo gobierno fascista, el castigo de los traidores del 25 de julio y la prosecución de la guerra al lado del aliado alemán, que ya ha procedido por su cuenta a desarmar y internar a las tropas italianas, ocupando el territorio no invadido aún por los angloamericanos. La guerra continúa. 

PAVOLlNI: SECRETARIO DEL PARTIDO FASCISTA REPUBLICANO       

      EI 12 de septiembre Benito Mussolini es liberado y trasladado a Alemania tras una espectacular operación dirigida por el general de paracaidistas Kurt Student y ejecutada brillantemente por un comando especial SS mandado por el famoso Otto Skorzeny. Llega el día 14 a Rastemburg, donde es recibido por Hitler primero y por el "gobierno provisional” fascista después.            Al día siguiente dicta las primeras órdenes, asumiendo la dirección del fascismo en Italia y nombrando a Alessandro Pavolini secretario provisional del Partido, que dos días después tomará el nombre de Partido Fascista Republicano. Predice el castigo de los traidores. Ordena la destitución de todas las autoridades y cargos públicos nombrados por el gobierno capitulacionista de Badoglio; y libera a los oficiales del Ejército de su juramento de lealtad al rey felón, Vittorio Emmanuel, que ha huido con su corte hacia el sur del país poniéndose bajo la protección de las hordas invasoras angloamericanas.            Veinticuatro horas más tarde, el nuevo secretario del partido parte para Roma con la misión de reabrir la sede histórica del fascismo romano, el palazzo Wedekind.

Desde ese día hasta el de su trágica muerte, Pavolini vivirá sólo por y para el fascismo republicano.

            Resume la ingente tarea de Pavolini el historiador Silvio Bertoldi, antifascista implacable, de esta manera: "De todos los jefes de la República Social, Pavolini es el único decidido a ir hasta el final. Los otros son como ciertos curas: a veces creen y a veces no. Él cree y basta. Recorre la Toscana y las provincias padanas despertando dormidos entusiasmos, deteniendo a los que huyen, movilizando a los fieles”.            El 23 de septiembre queda constituido el nuevo gobierno republicano en el que el nuevo secretario tendrá rango ministerial con la prerrogativa añadida de que los decretos gubernamentales deberán ser aprobados por él antes de ser ejecutados.Esto supondrá un poder decisivo en manos del Partido y de su secretario, al que el propio Mussolini definía como “leal, pobre y valeroso“. Pero, en el fondo, el Duce lo "... temía, también, por su ciego fanatismo, su rigor ideológico y su desprecio por los compromisos y las medias tintas. Es incluso probable que Mussolini sufriera un fastidioso complejo de culpabilidad ante un hombre que más que ningún otro, en aquel momento, encarnaba el fascismo más extremo y desesperado'”(Petacco).            El nuevo Secretario nacional del PFR posee ya una idea clara de lo que debe ser el nuevo fascismo republicano: "Pavolini pretende crear un partido nuevo, restringido, una "orden de creyentes y combatientes" basado más en datos cualitativos antes que cuantitativos, y que no repitiera los errores del precedente partido de masas”.Este nuevo organismo político debía ser "sobre todo un partido de trabajadores, un partido proletario animador de un nuevo ciclo sin más rémoras plutocráticas (...)" e inspirador de reformas "más que sociales, propiamente socialistas'" (Rimbotti [véase bibliografía]). 

EL CONGRESO DE VERONA. NACE LA REPÚBLICA SOCIAL ITALIANA         

    EI 14 de noviembre de 1943 el Partido Fascista Republicano celebrará en el Castelvecchio de Verona su primer y único Congreso. Es en realidad una tumultuosa y tensa Asamblea presidida por la necesidad de castigar a los traidores del 25 de julio -que serán finalmente juzgados y ejecutados en esta misma ciudad- y de sentar las bases de un fascismo libre de los compromisos del pasado.            La libertad de expresión de los delegados es absoluta. Preside la reunión el propio Pavolini, que pretende que este Congreso sea un paso previo para la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente (que, a causa de la guerra, nunca se llevará a cabo). Lleva consigo un documento redactado por él mismo, con la colaboración de Mussolini y del antiguo comunista y consejero personal del Duce, Nicola Bombacci, que resume en 18 puntos la naturaleza del nuevo Estado social y republicano.            Es el célebre programa-manifiesto de Verona. Dividido en tres apartados (materia constitucional e interna, Política exterior y materia social) alrededor de él se concentrará la línea revolucionaria de la RSI (la Salo negra) encarnada por el PFR; y contra él y contra Pavolini se irá creando una atmósfera de oposición interna (la Salo tricolor) que intentará sabotear los esfuerzos del partido por llevar adelante, punto por punto, el programa.            Afirma Massimiliano Soldani: "Así, como consecuencia del dinamismo y de la intransigencia moral de la secretaría política, algunos sectores del sistema republicano iniciaron una guerra subterránea contra el Partido, coagulando cualquier resistencia de naturaleza ideológico-metodológica en un único bloque, para tratar de frenar y redimensionar los intentos de reforma pavolinianos".            Los dos frentes de esta guerra subterránea estaban configurados del siguiente modo, siempre según Soldani:            "(...) [El área] revolucionaria (representada por Pavolini, por el Ministerio de Cultura Popular [Mezzasoma), por Barracu y -tras el relevo de Buffarini- por el nuevo Ministerio del Interior de Zerbino) y la moderada (de la que formaban parte el alto mando del ENR -Ejército Nacional Republicano-, el Ministerio de Economía Corporativa, el Ministerio de Agricultura, etc.).”Paradójicamente, era precisamente dentro del máximo órgano ejecutivo donde se entrecruzaban las alianzas necesarias para retardar, cuando no sabotear, la actividad política".            La imagen idílica, utópica, que hoy se quiere dar de la RSI desde algunos medios, choca con la realidad histórica de un sistema, que habiendo nacido ciertamente en circunstancias desesperadas, seguía reflejando las contradicciones heredadas del Ventennio, aunque la correlación de fuerzas ahora fuera en teoría favorable al sector radical, al fascismo-movimiento.            Las fuerzas que operaban contra el programa de la "socialización", por ejemplo, eran bastante poderosas y no dudaban en alternar artimañas dilatorias  junto con veladas amenazas. No sólo los industriales -por obvias razones- estaban en contra del ritmo de la "socialización" exigido por Pavolini y el Partido. El propio Ministerio de Economía Corporativa no dudaba en echar arena a los cojinetes, sin olvidar tampoco la presencia en Italia del todopoderoso Rilstung und Kriegsproduktion (RuK), organismo dirigido por el general Leyers, cuya obsesión era mantener e incrementar el volumen de la producción industrial de guerra de las empresas italianas en nombre de la movilización total de recursos económicos para hacer frente a los gastos requeridos por la maquinaria militar del Reich. Y eso por no hablar de la cúpula militar de Salò, siempre dispuesta a sabotear los esfuerzos políticos y sociales del partido [4]. Derribar a Pavolini era el paso previo para desactivar la experiencia revolucionaria de la RSI.            Dice, a este respecto, Soldani: "Este secretario del Partido, en definitiva, producía miedo. Miedo al ejército, a la burocracia del Ministerio de Asuntos Exteriores, al de las Corporaciones y a un conjunto de poderes alternativamente complementarios y antagonistas".            La conjuración de este heterogéneo conjunto de fuerzas consiguió finalmente un pírrico triunfo cuando el "ala disidente' del PFR, comandada por Balisti y Borsani, obtuvo el relevo en la secretaría del Partido de Pavolini en enero de 1944. Pero fue un espejismo. Mussolini recapacitó y volvió a confirmar al revolucionario florentino al frente de los destinos del PFR. No habría ya vuelta atrás.            Retrocedamos de nuevo en el tiempo.Durante el Congreso de Verona, en plenas deliberaciones, una noticia conmocionó la sala. Iginio Ghiselini, federale de Ferrara, había sido asesinado en una emboscada cuando se dirigía precisamente a Verona.La noticia corre como la pólvora entre los delegados. Se alzan gritos exigiendo venganza y los más exaltados quieren ir a Ferrara en tropel para efectuar una represalia feroz. A duras penas Pavolini consigue mantener el orden: “¡Silencio! -exclama- Si hay que hacer algo, seré yo el primero en hacerlo, pero no se grita en presencia de un muerto". Acto seguido, envía a Ferrara una comisión encabezada por el abogado Vezzalini (uno de los más duros del Partido, futuro fiscal en el proceso contra "los traidores del 25 de julio") y otros escuadristas para depurar responsabilidades y castigar a los culpables.            Pavolini es consciente ya de la imposibilidad de hacer frente con argumentos a las bandas homicidas autodenominadas "partisanas", que asesinan a mansalva y a traición a cuadros y militantes del recién reconstituido fascismo. ''Yo no soy ni un sanguinario ni un maníaco; mi formación mental es muy diferente. Pero tengo la sensación concreta de que o se actúa así o no se llega a las consciencias... ", dirá ante los delegados que claman venganza.Advirtiendo a continuación: “A la violencia de nuestros enemigos, responderemos con nuestra violencia multiplicada".            El Congreso de Verona constituirá, espiritualmente, un "retorno a los orígenes” del fascismo: a los fascios constituidos como "escuadras de acción". "Squadristizare il partito”, será el santo y seña de los nuevos dirigentes del PFR. De forma más poética lo expresará Pavolini: "El escuadrismo ha sido la primavera de nuestra vida. Quien fue escuadrista una vez lo será siempre..." 

EL PARTIDO ARMADO: LAS BRIGADAS NEGRAS   

          Alessandro Pavolini pasará a la "historia general de la infamia" del antifascismo por una de sus más preciaras y radicales intuiciones, que no es en realidad más que la consecuencia lógica de una guerra civil querida y ejecutada por el antifascismo militante, por un lado; y, por otro, de la voluntad expresa manifestada en Verona de “escuadristizar el partido“: las Brigadas Negras.            Transformar a todo el partido en un único y compacto cuerpo armado es un pensamiento que se apodera de Pavolini desde los inicios de su secretariado.            Existía, sí, ya una Milicia, la Guardia Nacional Republicana (GNR) de Renato Ricci, ex dirigente de la Opera Nazionale Balilla, y firme partidario de la politización y fascistización del Ejército; al punto de haber tenido un violento enfrentamiento personal con el mariscal Graziani, ministro de Defensa y defensor a ultranza de la "apoliticidad" de los militares profesionales.            Sin embargo, la GNR carecía de hombres y recursos adecuados para desempeñar sus tareas con eficacia.            La idea de armar a los militantes del partido y redimensionar militarmente toda su estructura política aparece nuevamente con fuerza a principios del verano de 1944, cuando los aliados, tras haber tomado Roma, se lancen sobre la toscana.Pavolini mandará armar a los militantes florentinos y creará en todo el territorio ocupado núcleos de "resistenza nera", a fin de hostigar a las fuerzas enemigas.            La defensa de Florencia, por parte de escuadras militarizadas de camisas negras, será una de las más bellas y dramáticas páginas de la historia de la RSI.            El 20 de julio de 1944 estalla el fallido complot militar contra Hitler. El 25 de julio (fecha ya de por sí significativa) se hace público el decreto de constitución del Cuerpo Auxiliar de las Camisas Negras, que será más conocido como "Brigadas Negras" en contraposición a las brigadas de partisanos, católicos, liberales, socialistas y comunistas que infestan ya el territorio de la república de Salo.            Su Comandante general no es otro que el mismo secretario del Partido. Su Estado Mayor, la propia dirección política del PFR. Los comisarios federales serán sus comandantes de brigada negra, y comandantes de escuadra los comisarios de fascio y de distrito. No existen distintivos de grado. El uniforme es el del Partido, completado con jersey negro de lana y una gorra montañera negra con el símbolo de la calavera.            No será ésta, la única creación personal del secretariado del partido durante el año 44. El Ente Fascista de Asistencia (ENF), destinado a socorrer a las familias golpeadas por la tragedia de la guerra, y el Servicio Auxiliar Femenino (SAF) organismo que centralizaba el esfuerzo de guerra de las mujeres fascistas republicanas, serán dos directas emanaciones orgánicas de la línea revolucionaria del PFR.            El modelo organizativo de las Brigadas Negras está próximo al del Ejército Rojo ideado por Trosky. "Como Trosky -afirma Pavolini- debemos transformar el partido en un ejército revolucionario'.            Fiel a su estilo, el nuevo Comandante General de las Brigadas Negras, se pone inmediatamente en marcha. Recorre infatigablemente la zona todavía controlada por la RSI junto con su fiel guardaespaldas, De Benedectis, a lomos de su veloz "Alta Romeo” descapotable, visitando y arengando a todos sus nuevos brigadistas. Su popularidad en la base del partido armado es ya considerable. "Leal, pobre y valeroso'. Hasta el final.             Del arrojo del otrora delicado poeta, da buena cuenta la siguiente anécdota. Durante una visita a las escuadras piamontesas de las Brigadas negras en agosto del 44, Pavolini y otros mandos políticos y militares son sorprendidos por el ataque de efectivos armados de una banda partisana. Se produce un encarnizado tiroteo y Pavolini -metralleta en mano- se lanza contra los bandidos, que a su vez emboscan a los fascistas. Se producen bajas, entre ellas, las del propio Pavolini herido por la metralla de una granada lanzada por los partisanos. Estos no reconocen entre los heridos al Comandante de las Brigadas Negras. La ausencia obligatoria de distintivos en el uniforme de los brigadistas negros evita su captura. Horas después es rescatado y, tras una corta convalecencia, se incorpora de nuevo a la lucha política.            Viejos y nuevos escuadristas reconocen ya en él al jefe carismático y valeroso que necesitan.Sobre las Brigadas Negras se ha extendido el mismo manto de silencio que el que ha cubierto al propio Pavolini por parte de aquellos que han reivindicado genéricamente la herencia del último fascismo social y republicano.            ¿Qué fueron las Brigadas Negras?Será el propio Pavolini, en diciembre de 1944, el que lo explique:            "Las BRIGADAS NEGRAS son un ejército sin galones, estando nosotros, escuadristas, persuadidos de que un comandante es tal si manda y si se le obedece independientemente del grado que tenga. El único galón es el ejemplo (...) Las BRIGADAS NEGRAS no son el Partido que va hacia el pueblo, es una milicia de Partido que es pueblo, una milicia obrera y revolucionaria, de mecánicos, de artesanos, de jornaleros, de pequeños empleados, en lucha a muerte contra las plutocracias aliadas de los bolcheviques y contra los plutócratas que subvencionan a los bandidos (...) Las BRIGADAS NEGRAS son una familia, esta familia tiene un antepasado: el Escuadrismo;  un blasón: el sacrificio de la sangre;  una progenitora: la Idea fascista; una guía, un  ejemplo, una devoción absoluta y un afecto supremo: MUSSOLlNl".            Las Brigadas Negras tomarán, además, cada una el nombre de un caído del fascismo republicano. Así, la "Aldo Resega" de Milán, la "Muti" de Ravenna, la "Ghiselini" de Ferrara, etc. 

¿FASCISMO SOCIAL O SOCIALISMO FASCISTA?            

Los enemigos de las Brigadas Negras -amén de los bandidos partisanos y de los angloamericanos- serán los mismos que los del partido y los de su secretario.            Citemos sólo un ejemplo revelador:"(. . .)Adriano Bolzoni, en una obra autobiográfica, ha querido recordar que, junto a sus camaradas de la "Barbarigo", cantaba una cancioncilla cuyo estribillo repetía:«Disparad por Dios contra los bárbaros, disparad contra las Brigadas Negras». “ (Vinciguerra [véase bibliografía]).            Si esto lo cantaban los efectivos de una unidad de combate de la Décima MAS, la fuerza más compacta y disciplinada del Ejército nacional republicano, comandada por el célebre Junio Valerio Borghese, imaginemos las condiciones en que las Brigadas Negras debían desempeñar su misión junto a unas unidades militares que hacía profesión de odio al fascismo y a los fascistas.            Emboscados en un falso patriotismo de marca burguesa, los representantes de la casta militar y sus cómplices del aparato administrativo y estatal nunca tuvieron la más mínima intención de llegar hasta el final en la lucha contra las plutocracias burguesas y capitalistas occidentales, tal como exigía la propaganda de la RSI.            El patriotismo de la Brigadas Negras no es ya aquel del "ventennio': nacionalista-burgués, micro-imperialista, casi de opereta: "La palabra Patria -afirma Pavolini en un discurso- es una gran palabra como la palabra madre, pero todos pueden invocarla y no es bastante declararse a favor de Italia cuando existe también una Italia de Badoglio y de Palmiro Togliatti.”“Nuestras divisiones que vuelven de Alemania  llevan sobre las bayonetas una idea política". Esa idea política, ese nuevo patriotismo, es el Fascismo, por el que lucha y muere la "Salo Negra".            Así, no será extraño que sean aquellos elementos nacional-burgueses los que boicoteen, discreta pero eficazmente, uno de los últimos proyectos del Duce y de su secretario: el llamado Reducto Alpino Republicano (RAR).            Básicamente, se trataba, ante la evidencia de una guerra irremediablemente perdida, de enrocarse en la Valtellina, una región alpina italiana con fama de inexpugnable. Allí, los últimos fieles de la RSI y del Duce, junto con las tropas alemanas destacadas en el norte de Italia, resistirían el asalto final de las hordas estadounidenses y de las bandas mercenarias partisanas, ultimando con su sacrificio, la suerte del fascismo. "En la Valtellina se consumarán las Termópilas del fascismo", reconocerá Pavolini.            Pero a espaldas de Pavolini y del Duce, lo único que se consumaba era la traición. Los alemanes ya habían iniciado en Suiza conversaciones secretas con los aliados a través del general SS Wolff para preparar la rendición de sus tropas en Italia. Graziani se negaba a dirigir sus tropas hacia el RAR, buscando rendir sus tropas a los americanos: "Entre militares nos entendemos siempre', repite. Es la hora del "sálvese quién pueda". De hecho, algunos militares han empezado a añadir las divisas militares del Regio Ejército sobre las propias del ENR... El "cambio de chaqueta" es literal.            El 25 de abril de 1945 Pavolini se enfrenta al comandante de la Décima MAS, Borghese: "¿Qué vais ha hacer ahora?”-pregunta- "Nos rendiremos', responde el futuro "príncipe negro'. Y a punto están de llegar a las manos.            Soldani reconoce que: "...No es nuestra intención detenemos en los últimos días de vida de la RSI y de sus máximos jerarcas, pero un dato vale por todos: casi todos los generales, incluido naturalmente Graziani -Ministro de Defensa de la RSI, miembro del directorio del Partido, comandante del Cuerpo de ejercito Liguria, así como el mayor defensor de la conscripción obligatoria -, sobrevivieron a las depuraciones de la postguerra. Además, este último deberá su salvación a los servicios secretos estadounidenses con las cuales estaba en contacto desde el 26 de abril...".            Paralelamente, los partisanos -especialmente los comunistas- iban eliminando físicamente a aquellos fascistas más fuertemente comprometidos con la línea socialista e intransigente de la RSI en una suerte de "anti-selección” contrarevolucionaria que se revelaría funesta para los intereses de las clases más desfavorecidas de la sociedad. Son las matanzas finales conocidas como "primavera de sangre”..            Baste, como ejemplo, el de Guisseppe Solaro, el jovencísimo comisario federal de Turín, estrecho colaborador de Pavolini, que aplicará los decretos socializadores en la FIAT del todopoderoso Agnelli. En abril de 1945, será ahorcado por los partisanos "en presencia de sus familiares” (y) su cadáver arrastrado por las calles de la ciudad” (Romualdi [véase bibliografía]).            A pesar del caos en que estaba instalado dentro de la RSI, producto de la inminencia de la derrota final, el secretario del PFR tiene tiempo de convocar el segundo y último Directorio Nacional del Partido el 30 de marzo de 1945.            Tiene este cónclave un marcado carácter recapitulador de la naturaleza histórica del fascismo y su papel específico dentro de las ideologías del siglo XX."Según Pavolini y el grupo próximo a él, el Fascismo había asumido un preciso valor revolucionario y por ello podía definirse como un movimiento tendencialmente socialista“. Sin embargo, tal definición ideológica encuentra el rechazo incluso de algunos colaboradores de su línea incapaces ya de seguir en sus argumentaciones al más intransigente de todos los fascistas.No en vano, en la RSI, se asiste a la recuperación integral por parte de la secretaría del PFR y sus órganos de propaganda del pensamiento político del Risorgimento italiano y de sus figuras más importantes, los Mazzini, los Pisacane, los Garibaldi, así como de la primitiva tradición sindicalista soreliana y republicana de los fascios, que la política "concordatoria" y conservadora del ventennio había marginado [5].            "Bajo este aspecto, el fascista Pavolini superaba indiscutiblemente el pasado régimen, logrando dar rango de ley a las declaraciones de principio: una predisposición revolucionaria que, aun debiéndose enfrentar con la línea reaccionaria de algunos ministros, no será nunca en absoluto abandonada".             De hecho, el Comandante de las Brigadas Negras no dudará en ponerse de parte de aquellos que, como el viejo sindicalista Grossi, atacaban a los ministros “técnicos" de la RSI, Tarchi de Economía, Moroni de Agricultura o Pellegrini de Finanzas, por sus descaradas tácticas burocrático-dilatorias. El propio Grossi recuerda las palabras encomiásticas de Pavolini: "Grossi está entre aquellos que mejor han comprendido la finalidad política y social de la socialización". Pero también la soledad y la incomprensión del ministro secretario. "Aquellas palabras de Pavolini fueron vigorosas y amargas al mismo tiempo; dejaban entrever el comportamiento ambiguo de parte de las jerarquías político-administrativas de la RSI".            La "socialización", por tanto, no era más que un medio útil, una aplicación social de un proyecto revolucionario más vasto que, en la concepción del mundo, del partido y de la sociedad, asumida por Alessandro Pavolini, debería llevar a la creación de un verdadero Estado republicano de los trabajadores, de una auténtica comunidad nacional-popular, parte constitutiva de la futura Unión de Repúblicas Socialista Europeas, ambicioso esquema continental en el que durante el último período de la guerra trabajan las elites del Nuevo Orden europeo. 

* * *             

Los últimos días de Mussolini y su régimen son bastante conocidos. Libros, revistas, series televisivas o películas cinematográficas, han evocado a su manera el arresto, ejecución y el postrer y vergonzoso ultraje a su cadáver.            La suerte de su secretario correrá paralela a la del Duce, constituyendo el testimonio final de un coraje y de una lealtad que no se detuvo ni ante la muerte. "Lo importante es morir bien. Morir bien y con honor. Morir por el Duce”, había asegurado Pavolini a sus camisas negras en Como un día antes de que la columna italoalemana en la iba el Duce, Clara Petacci y algunos de sus ministros y jerarcas fuera interceptada por efectivos de la 520 Brigada partisana "Garibaldi". Los partisanos permiten el paso solamente a los alemanes. Como es sabido, Mussolini y su amante se integran en la columna germana con la intención de traspasar las líneas enemigas. Serán descubiertos y fusilados poco después.            Abandonados a su suerte, Pavolini y los suyos deliberan. El camión autoblindado en el que viajan los dirigentes fascistas comienza a moverse. Los partisanos abren fuego. Estallan las granadas a su paso. El vehículo queda inmovilizado.Dentro del auto yacen varios escuadristas muertos. Algunos quieren entregarse ya.Sin embargo, el secretario del PFR no tiene intención alguna de rendirse. "Debemos morir como fascistas, no como bellacos”, grita, mientras salta del camión disparando su metralleta contra los bandidos.Le siguen varios de sus correligionarios.Los partisanos responden al fuego. Uno tras otro los fascistas van siendo capturados, excepto Pavolini que, sin dejar de disparar, intenta ganar la orilla boscosa del lago Como.Herido, exhausto, se arroja a las gélidas aguas del lago, hasta alcanzar unas rocas desde donde sigue agotando su munición. Horas después es finalmente apresado, semiconsciente, medio desangrado y con síntomas de congelación.Trasladado al municipio de Dongo, donde ya han sido agrupados los fascistas capturados anteriormente, escucha impávido la sentencia que les condena a él y a sus camaradas a la pena capital, dictada en persona por el tristemente célebre Walter Audisio, alias "coronel Valerio", que unas horas antes acaba de ejecutar a Mussolini y a Claretta Petacci.            Los ministros Mezzasoma, Casalinuovo, Zerbino, los federali Utimpergher y Porta, el secretario del Duce Gatti, el medalla de Oro y subsecretario de Estado Barracu, el profesor Coppola, el consejero y amigo personal del Duce Bombacci, así hasta quince, son trasladados en fila india hasta el lugar de ejecución.Dejemos que Petacco narre los últimos momentos de Pavolini y los suyos: "La larga fila de los condenados está ahora en silencio ante el pelotón de ejecución.Ninguno da signos de debilidad. Pavolini, entre Zerbino y Casalinuovo, se "yergue orgulloso y rígido", como comenta un testigo ocular. En un momento dado tiene fuerzas incluso para ordenar “¡firmes!" a sus compañeros. La "bella muerte" está al llegar'”. Es el final.            Transportado con los otros cadáveres a Milán, el de Alessandro Pavolini quedará también expuesto junto al de Mussolini y a los de los otros jerarcas, colgados boca abajo de los pies ante las turbas subhumanas que en piazzale Loreto celebran su aquelarre triunfal.            Su cuerpo será enterrado en el cementerio de Musocco, Milán, en compañía de varios miles de camaradas fascistas asesinados por el frente rojo y la reacción.Por voluntad expresa de su familia sus restos continúan allí.  

Alfonso Beltrán Aparicio

Madrid, 27 de septiembre de 200198º aniversario del nacimiento de Alessandro Pavolini

Publicado en “Tribuna de Europa” nº23

 Bibliografía ·        Massimiliano Soldani, "L Vltimo Poeta Armato. Alessandro Pavolini, Segretario del PFR', SEB, 1999 ·        Arrigo Petacco, "I1 Superfascista. Vita e Morte di Alessandro Pavolini', Mondadori,1998  ·        Giorgio Bocca, "La Repubblica di Mussolinl', Laterza, 1977 ·        Silvio Bertoldi, "Saló. Vita e morte de la RSf', Rizzoli, 1976 ·         Luca Leonello Rimbotti, "Il Fascimo di Sinistra", Settimo Sigillo, 1989 ·         Vincenzo Vinciguerra, "Camerati, addio", Avanguardia, 2000 ·        Salvatore Francia, "L 'Altro Volto della RSI", Barbarossa, 1988 ·        Pino Romualdi, "Fascismo Repubblicano", Sugarco, 1992 ·        Marino Vigano, "Il Congresso di Verona', Settimo Sigillo, 1994   NOTAS

  1. "Nosotros no amamos a Hitler porque represente en Alemania un elemento de orden; lo amamos porque representa un elemento de desorden en Europa." (Berto Ricci, "La Rivoluzione Fascista. Antología di scritti politici", SEB, 1996)
  2. Cf. Ismael Saz Campos, "Mussolini contra la 11 República", IVEI, 1986.
  3. Amistad y agradecimiento que no serán óbices para que Pavolini asuma la responsabilidad de mandar a su antiguo amigo al paredón, evitando que la petición de gracia cursada por la madre del conde Ciano llegará a manos de Mussolini, lo que hubiera podido ocasionar problemas de conciencia al Duce.
  4. Gráficamente, Rimbotti [véase bibliografia] expone el problema: "La RSI tuvo a todos en contra: a los industriales, a la Iglesia, a los trabajadores, a los propios alemanes, sin contar a los ejércitos angloamericanos, de tierra y de aire“.
  5. Apóstol de la "revolución dentro de la revolución", Pavolini confesará a su amante, Doris Duranti, sus verdaderos objetivos sociales: "el Fascismo en el que creo...no existe todavía, (...) el otro día Mussolini ha dicho una cosa que a muchos no ha gustado, pero a mí sí. Ha dicho que la cartilla de racionamiento no será abolida ni siquiera tras la victoria, así los Agnelli y los Donegani, comerán como sus obreros. Producir con la inteligencia o con las manos es lo mismo, quien no produzca, no tendrá sitio en la Italia que estamos construyendo" [cit. Soldani, véase bibliografía].
  

12 comentarios

Fascistas sin Mussolini (traducir) -

La nascita del MSI fu favorita dai servizi segreti americani
Nel dopoguerra capi della Decima Mas reclutati per addestrare reparti israeliani

Una stona taciuta.
I contatti segreti di Romualdi e Borghese con agenti dell'OSS durante la guerra



Neofascisti, una storia taciuta




Un saggio da discutere. Intervista a Giuseppe Parlato

Esce oggi da “il Mulino” un documentato libro sul neofascismo in Italia a cura dello storico Giuseppe Parlato. Un volume ricco sul piano della ricerca (materiali anche inediti, tratti dagli archivi americani e dagli archivi privati dei protagonisti, oltre che carte riservate del ministero degli Interni), ma che non mancherà di suscitare discussione sia per alcune interpretazioni, sia per l'intonazione complessiva, che pare ispirata da un sostanziale superamento della bussola antifascista.
“Fascisti senza Mussolini” -questo il titolo, con il sottotitolo: “Le origini del neofascismo in Italia 1943-1948”- esce a ridosso del sessantesimo anniversario del Movimento Sociale Italiano, fondato a Roma il 26 dicembre del 1946. Parlato ne rovescia la tradizionale lettura d'un partito meramente nostalgico, lumeggiando i rapporti con gli USA in funzione anticomunista. Un'estesa trama di contatti -quelli tra neofascisti e amministrazione americana- che risale a prima della fine della guerra, grazie al lavoro di tessitura di alcuni fascisti clandestini al Sud, oltre che di Borghese e Romualdi, con ambienti dei servizi segreti statunitensi. Non mancano pagine sorprendenti, specie sul reclutamento nell'immediato dopoguerra degli uomini della Decima Mas (tra le più zelanti nel difendere il Fuhrer dell'Olocausto) come addestratori dei reparti d'assalto israeliani. L'autore di “Fascisti senza Mussolini” è un allievo di Renzo De Felice, insegna Storia contemporanea alla Libera Università San Pio V di Roma, presso la quale ricopre la carica di Rettore. È anche vicepresidente della “Fondazione Ugo Spirito”.

Professor Parlato, lei riconduce le origini del Movimento Sociale al fascismo clandestino operante tra il 1943 e il 1945 nel Sud dell'Italia liberata.
«Sì, da lì discendono una serie di legami che consentono di leggere la nascita del MSI in modo totalmente diverso: non un movimento di reduci, ma una forza atlantica e nazionale nel quadro della Guerra fredda. Tra i personaggi-chiave della tessitura segreta negli anni della guerra spicca il principe Valerio Pignatelli della Cerchiara, un irrequieto e romantico personaggio mandato nel Sud per organizzare i gruppi fascisti. Le carte che ho consultato nei NARA, i National Archivesand Records Administration, mostrano i contatti del nobile calabrese, che di fatto era il capo del fascismo clandestino, e soprattutto della sua influente moglie con ambienti dell'OSS, che facevano capo ad Angleton».

Quali episodi le paiono rivelatori?
«Nell'aprile del 1944 la principessa Pignatelli -che aveva collaborato con il marito nella creazione di una vasta rete clandestina tra Calabria, Campania, Puglia e Sicilia- attraversò l'Italia scortata da agenti dell'OSS. Ora appare sconcertante che in piena guerra la moglie di uno dei capi riconosciuti del fascismo clandestino meridionale potesse tranquillamente varcare le linee, attesa dai tedeschi e poi da Mussolini, e più tardi tornarsene a Napoli con l'appoggio logistico e morale dell'OSS».

C'è anche il particolare del figlio.
«A Roma nello stesso periodo operava Emanuele De Seta, figlio della principessa e collaboratore di Peter Tompkins, agente segreto americano in Italia. In seguito Valerio Pignatelli si sarebbe guardato bene dal parlare del coinvolgimento dei servizi. E in campo neofascista questa ipotesi della collaborazione con il nemico storico è sempre stata rigettata con veemenza».

Anche Valerio Junio Borghese, capo della Decima Mas, andava tessendo rapporti con i servizi statunitensi.
«Sì, in quel caso il tramite fu l'ammiraglio Agostino Calosi, responsabile dell'Ufficio Informazioni della Regia Marina del Sud. L'attenzione degli americani per la Decima Mas fu notevole. Basti pensare che il 26 aprile del 1945 Borghese riuscì a rifugiarsi a casa di amici, per poi essere messo in salvo dallo stesso Angleton, che andò a prenderselo a Milano. I documenti americani non dicono quando esattamente cominciarono i primi contatti sotterranei, probabilmente alla fine del 1944. È evidente che anticiparono d'un paio d’anni la guerra fredda».

Meno conosciuto, in questa trama segreta, è il ruolo di Pino Romualdi.
«Sin dall'autunno del 1944 Romualdi, che era vicesegretario del Partito Fascista Repubblicano, entrò in contatto con l'OSS attraverso il suo segretario, l'ingegner Nadotti. Fu grazie a queste relazioni che il 27 aprile del 1945 riuscì a scampare alla fucilazione. Ma non furono contatti finalizzati alla salvezza personale. Sia Romualdi, sia Borghese e i fascisti clandestini di Pignatelli si ponevano il problema del "dopo", creando le basi del futuro Movimento Sociale».

Ma gli americani se ne fidavano?
«Quando nel 1946 Nino Buttazzoni, altro capo riconosciuto della Decima Mas, tenta di sottolineare presso gli Alleati la potenzialità anticomunista dei neofascisti, l'agente informatore che redige il rapporto si mostra disponibile al progetto. Però attenzione alle semplificazioni. I servizi americani non erano omogenei. In molte note informative la destra neofascista è vista con timore e perplessità. Se ci furono aperture e spiragli, fu per la paura del pericolo comunista: questo era molto avvertito negli ambienti vicini ad Angleton».

Lei scrive che il reclutamento dei neofascisti iniziò prestissimo, all'indomani della Liberazione: sia da parte della DC che del PCI.
«Il proselitismo cominciò nei campi di concentramento, circa centodieci, dove furono rinchiusi i fascisti. A Terni, al principio del 1946, durante la visita del vescovo agli internati, si fece capire ai fascisti che, se avessero voluto uscire presto, l'iscrizione alla DC non sarebbe stata inopportuna».

Anche la Chiesa, lei documenta, ebbe un ruolo nell'ordito di rapporti che darà poi origine al MSI.
«Molti fascisti latitanti, tra cui reduci di Salò, trovarono riparo presso il Seminario maggiore al Laterano, lo stesso che durante l'occupazione tedesca aveva ospitato De Gasperi, Nenni e Saragat. Figure come quelle di Giorgio Pini e Giorgio Almirante ebbero lavoro presso istituzioni ecclesiastiche. Roma si presentava come "una mammona sensibile e accogliente", così la raccontano i testimoni».

Lei insiste anche sulla campagna di reclutamento ad opera del PCI.
«Ha raccontato Sandro Curzi che nel campo di reclusione di Coltano ci andava anche lui, insieme ad altri suoi compagni: la direttiva del partito era conquistare gli internati alla causa comunista. Già durante la guerra, alla fine del 1941, dai microfoni di radio “Milano Libertà” Togliatti s'era rivolto a chi aveva creduto nel fascismo. Dopo la fine della guerra fu Pajetta ad aprire per primo la strada al recupero, con una serie di interventi su “l'Unità”».

Quest'apertura è nota, come l'appello di Togliatti ai fratelli in camicia nera. Lei però va oltre, sostenendo che l'idea di Togliatti era quella di travasare nel PCI l'intera classe dirigente fascista.
«Naturalmente è una mia interpretazione, e come tale può essere discussa. D'altra parte analogo processo era avvenuto sul piano sindacale: la CGIL ereditò dirigenti e struttura organizzativa del sindacato fascista. Ma il progetto di Togliatti era ancora più ambizioso: annettere al partito la spina dorsale dell'amministrazione che aveva operato sotto il fascismo. L'amnistia e l'affossamento dell'epurazione vanno visti in questa chiave».

Sempre secondo la sua ricostruzione, la DC comprese l'operazione.
«Intanto Togliatti non si aspettava che i rapporti tra fascisti e servizi segreti americani fossero così intensi. E poi i democristiani smontarono il piano di Togliatti, opponendovi subito una contromossa: intanto la reimmissione nello Stato dei funzionari e degli impiegati già epurati, successivamente la "non opposizione" alla costituzione di un unico movimento neofascista, legale, strutturato, e in grado di partecipare alle elezioni. In questo modo De Gasperi riuscì a sventare la campagna comunista di conquista dei fascisti».

Fu grazie al referendum del 1946 che Romualdi acquistò un ruolo politico.
«Si trattò in realtà di una beffa, che però gli riuscì. Promise sia ai monarchici che ai repubblicani la neutralità dei neofascisti in cambio della promessa dell'amnistia. Va detto che intanto lavorava sotterraneamente per far arrivare al governo la minaccia d'una possibile azione eversiva. Infatti i verbali del consiglio dei ministri, prima e dopo il referendum, ci mostrano tutta la preoccupazione per un possibile golpe da parte della Corona con l'aiuto della manovalanza fascista».

Un dettaglio non secondario è che Romualdi era latitante, condannato a morte in contumacia da una straordinaria Corte d'Assise.
«Ma non mancarono incontri segreti con esponenti dei vari partiti, dal PSI alla DC, che schierò alcuni dirigenti molto vicini a De Gasperi. Colloqui che si intensificheranno in vista dell'amnistia. Con il falso nome di Dottor Rossi, Romualdi andò a parlare con Ivanoe Bonomi nell'appartamento privato dei nipoti, in piazza della Libertà, a Roma. Probabilmente l'ex-capo del governo non realizzò con chi stesse parlando, ma accettò di porre fine alla legislazione straordinaria contro i fascisti e di favorire l'amnistia».

Una pagina sorprendente è quella sui rapporti tra Decima Mas e Israele.
«Fu Ada Sereni, nel giugno del 1946, a rivolgersi all'ammiraglio Calosi perché le indicasse elementi fidati che da un lato potessero condurre le imbarcazioni dirette in Israele, dall'altro fossero in grado di addestrare alla guerriglia le formazioni militari degli ebrei palestinesi presenti in Italia: questo in vista dell’inevitabile scontro con gli inglesi decisi ad opporsi allo sbarco degli ebrei in Palestina. Calosi le indicò uomini della Decima Mas, che furono reclutati a tale scopo. Due anni più tardi sarà Fiorenzo Capriotti ad accettare l'incarico di trasferirsi in Israele per addestrare unità specializzate della neonata marina. Diventerà in brevissimo tempo uno dei più apprezzati consiglieri militari».

Secondo la sua ricostruzione l'attentato all'ambasciata britannica, nell'ottobre del 1946, fu il risultato della collaborazione tra fascisti e destra sionista.
«Sì, Romualdi confessò che c'era anche il loro zampino».

Professore, posso muoverle un'obiezione? Lei da una ricostruzione molto dettagliata del neofascismo, ma un ragazzo che non sappia cos'è stato il fascismo non coglie minimamente la drammaticità della dittatura e della Repubblica di Salò. Molti dei personaggi dei quali lei tratta furono responsabili di violenze o comunque conniventi con un regime oppressivo e persecutore. L'ideologia nera lascerà poi una traccia nella storia d'Italia, fino alla stagione delle stragi.
«Penso che il compito d'uno storico sia ricostruire le vicende nella loro fattualità, soprattutto se di quel periodo è stato scritto finora molto poco. Non credo che debbano intervenire giudizi di carattere etico. Se entro in un'ottica morale, se faccio l'errore di avvertire il lettore "guarda, sono dei criminali", finisco per condizionarlo, anche perché "criminali" si trovano anche nelle file avversarie. E così che l'ideologia annulla la ricerca storica».

Da un libro sull'eredità del fascismo ci si aspetta la sottolineatura delle vaste zone d'ombra. Nella sua narrazione si sorvola sulle vittime dei fascisti, mentre ci si sofferma a lungo sulle vittime delle violenze partigiane. Anche il fatto che molte figure compromesse con la dittatura e con Salò rimangano in posti chiave dello Stato non sembra turbarla più di tanto. Altri storici, a cominciare dalle ricerche fondamentali di Claudio Pavone, individuano in questa continuità un grave vulnus per la crescita democratica del paese.
«Ma il mio compito non è scandalizzarmi. Certo, lei mi fa notare che sulla continuità tra fascismo e postfascismo e uscito un libro importante come quello di Claudio Pavone, ma con accenti molto diversi dai miei. Considero positivo che emerga una nuova generazione di storici capace di sottrarsi a categorie moralistiche».

Morali, non moralistiche, professore, non disgiunte da ricostruzioni storiografiche documentate.
«Va bene, morali. Ma io rimango persuaso che lo storico debba compiere un passo indietro rispetto all'etica Solo così può capire la storia del Novecento italiano. Credo poi che il mio libro scontenterà sostanzialmente un'altra categoria di lettori, ossia coloro che hanno sempre coltivato un'immagine reducistica e testimoniale del MSI. Non è un caso che i contatti con i servizi segreti americani, con gli ambienti ecclesiastici, con i gruppi monarchici, con settori massonici, ebbene tutta questa tessitura sia rimasta per sessant'anni sotto una coltre di silenzio. Il mio lavoro riempie una pagina rimasta fin troppo a lungo bianca».



Simonetta Fiori
da “la Repubblica”, giovedì 9 novembre 2006

Ferreti -

Natura e ruolo del neofascismo



Gaspare Ferretti Fantauzzi



Premessa

Sono molto dolente di non poter compiere il mio dovere di essere con voi oggi. Desidero tuttavia esprimervi il pensiero della FNCRSI in ordine alla situazione politica attuale, e formulare l'augurio che possiate meglio precisare i motivi del vostro stare insieme, in vista di una battaglia che non sarà nè breve nè facile.

Per avere idee chiare per il futuro, non bisogna mai dimenticare tre fattori fondamentali del passato.

1) la sorte della c.d. repubblica nata dalla resistenza fu decisa ancor prima che si desse inizio alla guerra civile;

2) «quando la nuova nomenklatura antifascista rientrò in Italia, si stabilì un tacito accordo: gli italiani avrebbero accettato di essere governati dalla nuova classe politica, questa non avrebbe chiesto loro conto come erano vissuti nel Ventennio: il patto conveniva ad entrambi: all'antifascismo perchè in tal modo non lo avrebbe messo a confronto con le proprie responsabilità fra il 1919 e il 1922; al paese perchè nessuno avrebbe contestato l'entusiastica adesione al fascismo ...» (cfr. Sergio Romano, "Finis Italie. Declino dell'ideologia risorgimentale", Firenze 1994);

3) l'aver avuto gli italiani la stupidità di voler costruire la nazione con gente del tipo di Badoglio, il quale, nel '44, dichiarò ad un giornalista inglese: «Nè il re nè io siamo mai intervenuti presso gli alleati perchè attenuassero i loro bombardamenti. Più gli italiani venivano bombardati dagli alleati e più avrebbero odiato i tedeschi». (cfr. R. Zangrandi, "1943: I'8 settembre", Feltrinelli, Milano 1967).

II primo governo di coalizione, nato dall'allontanamento di Badoglio, fu definito da Churchill «una banda sommamente indegna di fiducia», mentre gli italiani, vista la presenza in esso di personaggi politicamente squalificati (Orlando - Nitti ‑ Bonomi), ci videro la sarcastica riesumazione dell'ONB, che era stata l'istituzione più efficiente e benefica del regime fascista.

In seguito, sia da destra che da sinistra si finse di combattere dall'interno il sistema così concepito.



Natura e funzione del neofascismo

La natura e la funzione dei fenomeni, degli eventi, delle cose, etc., sono concetti legati da un nesso di reciproca dipendenza. Donde si potrebbe dire Officium presupponit naturam.

Le centrali anticomuniste nazionali e straniere, finsero di non aver compreso il vero significato della così detta svolta di Salerno, del tutto imposta da Stalin nel quadro della nuova strategia sovietica tesa a coinvolgere in essa contemporaneamente i partiti comunisti italiano, francese e quelli dell'Est europeo. Vi si sottrasse soltanto quello jugoslavo.

In Italia si perfezionò l'apparato anticomunista mediante la fondazione del MSI, con lo scopo primario di riunire i «repubblichini», in maggioranza giovani, intelligenti e vogliosi di rivincita, per meglio controllarli e neutralizzarli e poi, quindi, strumentalizzarli per altre «battaglie» a pro del regime democratico ed atlantico. Ma con l'insito obbligo di denunciare le frange più pericolose del neofascismo. Ciò è dimostrato dalla coeva vicenda del FAR (Fasci d'Azione Rivoluzionaria), dell'immancabile denuncia poliziesca e dal conseguente processo.

Non ci volle molto per rendersi conto che promanasse odor di bruciato dal vertice missista la cui politica si palesava del tutto antifascista e nettamente contraria agli intendimenti dei primi aderenti a quel movimento, molti dei quali se ne allontanarono con la speranza di fare cose migliori. AI di fuori, però, trovarono soltanto ostracismi e delazioni.

Ma è pensabile che quelli che vi restarono e gli diedero per circa 50 anni il proprio suffragio, veramente non abbiano compreso che l'apparentamento coi monarchici, l'adesione al Patto Atlantico ed alla NATO, la politica nettamente filo confindustriale e quella sostanzialmente pro Israele, contro Nasser ed i Palestinesi, che l'esaltazione di De Gaulle, di Westmoreland ed i «berretti verdi» USA, di lan Smith, del Sudafrica alleato di Israele, dell'Algeria francese, dei colonnelli greci e dei generali turchi etc. etc., fossero assolutamente antitetici alla politica coerentemente propugnata da Mussolini e dal Fascismo più autentico?

I «centurioni di Israele» (come da noi furono definiti) promisero di fare le barricate se Gheddafi fosse venuto in Italia (perchè aveva scacciato dalla Libia 30.000 italiani filo-israeliani, tra i quali molti giudei) ma quando venne l'assassino Tito (che ne aveva fatto massacrare migliaia e 350.000 ne aveva scacciati da terre italiane) non mossero un dito.

Anni prima avevano plaudito il bieco Almirante quando, in un'ottica «anticomunista» ed effettivamente filo USA, affermò che «non si può, in questa situazione, distinguere tra misure politiche e militari. L'ultima speranza per l'Italia è una soluzione greca».



II male del neofascismo

II cosiddetto neofascismo è un male di cui sono affetti alcuni opportunisti ed una più numerosa massa di soggetti che intimamente hanno ripudiato il Fascismo ma non hanno il coraggio di farlo in modo esplicito, evidentemente per non apparire come traditori dell'Idea (vedi, p. es., AN). È una sindrome, simile all'analfabetismo di ritorno, che colpisce coloro i quali, pur avendo appreso l'ortodossia -in quanto sistema di pensiero conforme ad una data dottrina politica- ne abbiano compreso e vissuto soltanto l'ortoprassi che dell'ortodossia è conseguenza. Ma può divenire anche un travisamento, poichè pur evocando il problema della contrapposizione tra teoria e prassi, attribuisce più largo spazio alla prassi come criterio di verità. In effetti lo stesso fascismo, pur non abbandonando mai l'ortodossia dottrinaria, purtroppo, favorì la tendenza a questa deviazione, soprattutto attraverso l'eccessiva esaltazione del volontarismo, sebbene ciò con il lodevole intento di attrarre a sè quegli uomini di valore che per varie ragioni ne erano rimasti fuori.

Fra questi personaggi dall'improvvido attivismo -eccezion fatta per alcuni inattaccabili sotto ogni profilo- risaltano vari esponenti di spicco del neofascismo che, come se fosse all'indomani di un nuovo 8 settembre (ma si possono cancellare di colpo 60 anni di compromessi e di tradimenti di ogni genere?), vanno ormai rispolverando vecchi slogans, con grande abuso dell'effigie del Duce e di immagini dei Reparti della RSI.

Per restare immuni da ogni malattia, il Fascismo -e questo tenetelo presente quando vi domandate «perchè combatto?»- presuppone, postula ed esige di essere «un Ordine di Credenti e di Combattenti».



Gaspare Ferretti Fantauzzi

Antagonistas -

Graziani y Borghese: lideres históricos del MSI y del neofascismo italiano. Vencidos que se pusieron a las órdenes de los vencedores.
Giorgio Almirante y Pino Romualdi, jefes de gabinete respectivamente de Mezzasoma y PAvolini.
Mientras sus jefes encontraban la muerte a manos del enemigo, ellos traicionaban pactando con los antifascistas salvar su vida a cambio de controlar a los fascista en la postguerra.
Lideres po´líticos del MSI y del neofascismo italiano durante más de cuarenta años...

ps -

“El Fascismo como Revolución del Pueblo o como fenómeno universal, como revolución radical continua o como vanguardia revolucionaria de masas encuadradas totalitariamente en una batalla antiburguesa y antidemocrática que debería llevar a un mundo nuevo”

Para profundizar en la visión ‘antiburguesa’ propia del Fascismo se hace imprescindible el estudio del artículo de Berto Ricci `Categoría espiritual y categoría social´ publicado (por primeraza vez en castellano) junto al presente texto formando parte de un mismo suplemento.

Padevat -

Brigadistas negros, Schutzstaffeln, Jemeres rojos:
soldados políticos revolucionarios antagonistas del estado capitalista.
¡Venceremos!

VV -

"Nosotros que nos reconocemos en el Fascismo de los Ricci y de los Giani, de los Vezzalini, de los Koch, de los Pavolini, de las Brigadas Negras y no de la Décima Mas; de las SS y no de las Waffen SS, podemos complacernos por el final de un equívoco"
Vinciguerra, "Camaradas, Adiós" (web de Resistencia)

ps -

«Un bel morir tutta la vita onora»
Petrarca

Drieu -

Se provenga de donde se provenga (políticamente),cualquiera ha de reconocer que la figura de Pavolini es evocadora como la de otros tantos revolucionarios de uno y otro signo que fueron víctimas del mismo enemigo en diferente tiempo y lugar y que merecieron mejor suerte y destino...hombres que dieron ejemplo con su vida y que rubricaron con su muerte,hombres que no tenían precio porque no se dejaron comprar por poderes económico-políticos que les superaban...

¡¡CAMARADA PAVOLINI, PRESENTE!!
¡¡COMANDANTE CHEGUEVARA,PRESENTE!!
¡¡RAMIRO LEDESMA RAMOS, PRESENTE¡¡

Tres hombres que dieron su vida por su visión revolucionaria sin renunciar a nada para escapar de la muerte.

Revolucionaria -

Hola. Soy un nacionalsindicalista chileno y me ha parecido muy interesante este blog, aunque hay referentes que no comparto en absoluto como el de Pol Pot.
Si me parece interesante este trabajo sobre Pavolini, ya que ayuda a entender mejor el fenomeno del fascismo revolucionario con su carga sindicalista y obrera original. También ayuda a entender como los movimientos fascistas siempre estuvieron en la mira de la reacción monárquica, militarista y clerical, de la misma forma que en Hispanoamerica los movimientos nacionalistas revolucionarios nunca fueron bien vistos por las dictaduras militares.
Sería interesante que los encargados del blog prepararan un trabajo sobre el tema del "soldado politico" como sujeto revolucionario y su moralidad. Lei algunas referencias al tema en "Resistencia" a proposito de las ideas de Goebbels y creo que debería abordarse más en extenso el tema.

NACION-REVOLUCION

strasserista -

Pavolini;todo un descrubimiento,para tods los combatientes fascista; fiel al ideal de la RSI, precrusor de la socilización más intransigente.

JuanJosé -

CREER-OBEDECER-COMBATIR

Curro Romero -

Bueno. Voy a imprimirlo y llevarmelo al pueblo esta Semana Santa para volver con los deberes hechos...
Hasta la vuelta.