ESPAÑA: MEMORIA Y PODER

Habíamos analizado anteriormente, muy por encima, el carácter específico del Régimen político español.
A saber: del Estado tal y como se presenta y se representa. , Tal como es y tal como quiere ser reconocido. Tal y como se vende, después de tres décadas de agitación y propaganda. Cabal.
Es lo que hay. Así es la democracia. Así el Régimen democrático español.
Imagen y realidad. Punto y pelota.
Más aún.
Memoria y Poder: que desde Orwell sabemos que el control científico del pasado es garantía de una óptima, pacífica y democrática gestión de la sociedad civil en los tiempos que corren. Y mira que corren.
En un país multicolor...
Monarquía de partidos. Estado de las autonomías. Régimen constitucional. Democracia de consenso. Paradigma de libertades. Modelo de convivencia. Economía social de mercado. Ideología de progreso indefinido e indefinible-, Libertad sin ira. Pluralismo político. Tolerancia igualitaria. Arcadia feliz, etc.
La Biblia en verso y la Constitución en prosa.
Y sin embargo, la España democrática y moderna, juancarlista y tolerante, hedonista y solidaria, virtuosa y libertaria, puta y galana, abierta y rumbosa, alfa y omega, y tal y tal, Pascual: aun cuando pareciera haber hecho tabula rasa del pasado, arrastra consigo y bien que se le nota- seculares complejos culturales y nacionales de identidad.
Arcanos del pasado o putadas del destino: vaya usted a saber.
España y Las Españas. El Centro y la Periferia. La Esencia y la Sustancia. Los Nacionales y los Nacionalistas. Patatín y Patatán.
Realidad discutida y discutible; para el actual inquilino de La Moncloa. Ese rojo bamby de hierro; flor de la izquierda culé. Bandera nacional-arco-iris-y lo- que-le-echen que todo le echan y él se lo come...
Nación indivisible e indisoluble, según otros: devotos de la España centrípeta y cornúpeta como corresponde al laconismo liberal y taurino de la nueva derecha de moda. Bandera rojigualda-osborne-e-israelí.
Para otros directamente- España no lo es. Pura filfa que no existe fuera de El Estado español, ese torvo Leviatán opresor escapado del parque Jurásico de la historia según barruntan y enseñan.
Trapos identitarios no faltan: Ikurriñas, senyeras, cuatribarradas, esteladas, pendones, albo-celestes, rojiblancas y blanquiverdes, moradas y azuladas, castillos y leones, cruces y torreones. Hay para elegir.
España democrática y en technicolor:
Mal negocio, casi siempre. Negra Madrastra de las blancanieves del regional-proteccionismo, tirana que paga tarde, mal y nunca. Pero paga.
La España-Patraña a la que combatir: Con Memorial de agravios unos; con pistolas automáticas, otros.
No nos engañemos. Puro mamoneo: mientras la marrana aguante, mientras que la leche no falte, todos para adelante.
Y el que venga detrás que arree..
Dame Pan y llámame España
Memoria histórica y olé. Asombrosa sombra negra.
Las dos Españas. O las tres.
Más aún, si se añaden los mitologemas peculiares de los distintos territorios peninsulares algunos de ellos bastante generosos en lo que respecta a fabricar hechos diferenciales, recordar agravios históricos o a elevar anécdotas pretéritas a la categoría de episodios nacionales sin parangón en la crónica de la humana civilización.
Complejos bien conocidos, tópicos manoseados, mitemas obsesivos, bizantinas disquisiciones, encabronados debates, superpuestos arbitrariamente al albur de los intereses de grupo, clase o partido.
Nada nuevo.
La cosa viene de atrás, cuando en algún brumoso momento histórico de tránsito entre el siglo XIX y XX una cierta inteligentsia decadentista, esencialista y acomplejada se puso a jugar al mus con la realidad nacional y con la memoria histórica, lanzándose órdagos filosóficos e historiográficos que, puros faroles, la Oligarquía en el poder hizo finalmente suyos imponiéndolos, de una manera u otra, mistificándolos, cuando convenía, intercambiándolos, según se terciara; transformándolos siempre en polivalente fetiche con el que dividir, fragmentar y enfrentar a la Comunidad nacional española.
Pandemia intelectual que llega hasta hoy. Gripe porcina que contamina nuestra conciencia nacional: nuestra memoria histórica como Patria y como Estado popular
Empezaron por el principio. La pregunta del millón.
El principio que caracteriza la retórica del poder. Sobre todo, cuando es un poder que transita entre la corrupción y el miedo. Entre la represión y la mentira.
La interrogación es enigmática, cuasi religiosa. Acongoja, inquieta, aterroriza. ¡Uf!
Rediós ¿Cuala es?
Gobernamos a un país que no sabe de donde viene ni adónde va. (Grave)
Cuyos pobladores son un misterio para nosotros; verbigracia: los gobernantes elegidos por Dios o por las Urnas. (Más que grave.
Son extranjeros, velay por dónde, los españoles. Sí, si que no se dude. (Gravísimo)
No saben qué es España. Nosotros sí; pero se lo vamos a contar según y como nos tenga cuenta. Para eso somos los que mandamos... (ALLELUYA)
De Canovas a Zapatero, pasando por Franco o por Azaña, tal es el discurso nacional español.
Es decir, el falso, el oficial, el impuesto. El suyo; no el nuestro. No el de este País, sino el del Régimen. No el de España; sino el de los asesinos de la conciencia nacional. El de mentira, la doblez, el engaño.
Hoy se llama Democracia. La hez de los pueblos.
Mito y Epopeya
¿Qué es España? ¿Que sentido tiene, como se explica y justifica: mas aún, como se narra? ¿En qué bodegas de la conciencia se oculta? En qué criptas colectivas reposa?
¿Cómo se organiza, construye y justifica España? ¿Qué desenladrillador podrá desenladrillar la enladrillada España que hemos recibido encofrada en añejos misterios de identidad?
La gran cuestión.
Preguntas retóricas y categóricas, recurrentes y enigmáticas, tan incesantes como ambiguas, que todos nosotros -alguna vez al menos- hemos escuchado, meditado, sufrido y hasta contestado de un modo u otro en este País desde hace tantas generaciones como regeneraciones han sido reinventadas por los burócratas de cronicón, los demócratas de ocasión y demás mercenarios del recuerdo legendario y de la mistificación funcionarial.
Desde la imaginaria construcción de la moderna Nación española, el relato su historia- de España, es el relato de su fatal decadencia, su oprobiosa degeneración, su heroica redención y su siempre inacabada e inacábale refundación. Y vuelta a empezar.
El relato de un relato, la memoria de una memoria, la historia de la historia. Una epopeya de usar y tirar. Un mito no apto para cardiacos.
En España, la historia no la escriben solo los vencedores, como es proverbial.
También los vencidos o los que se dicen tales- la rescriben, ad usum delphini o a beneficio de inventario que tanto da, sobre la anterior, la posterior, o la que se tercie, y viceversa: que hay para todos.
Borrones y cuentas nuevas a discreción desde hace casi dos centurias.
Demasiado.
Y siempre con la teoría de la decadencia española a cuestas. Pecado original para las múltiples historiografías burguesas que desde el pulpito científico o académico, desde la poltrona ministerial o desde el ágora tribunicia ha sido mácula impresa en nosotros culpables de no poder ser más lo que somos: reintegro de lotería terrícola, animales políticos nacionales sólo por exclusión...
No es broma. Macabra acaso.
Casi desde la cuna, al calor infantil del hogar o al socaire de amigos y confidentes, solos o en compaña: la cuestión siempre se planteaba. Antes y ahora. De una manera u otra.
Vagos aprendices o consumados currantes. Padres de familia, quizás; acaso probos ciudadanos, contribuyentes decrépitos finalmente; y, ley de vida y muerte, carne jubilada de sepultura; el ser o no ser de la española nacionalidad nos ha asaltado en cualquier esquina de nuestra existencia humana o de nuestra común concurrencia social.
Ser español ha sido para todos y cada uno de nosotros inefable experiencia y hasta ciencia impenetrable que a rebufo de multitud circunstancias históricas subjetivas, a menudo extrañas, pero nunca inexplicables.
Pero España no ha sido nunca un enigma histórico menos aún sociológico- ni una esfinge indescifrable, menos aun políticamente, por más que se haya intentado y se siga en ello, reducirla a una quimérica e insostenible aberración que sólo una apropiada gestión ideología de la memoria puede abracadabra de escuela y despensa -reconducir al terrenal paraíso democrático, europeo, opulento, libre, humano, cristiano, norteamericano y progresista en el que nos hallamos, bendecidos por el Estado de Derecho, la Comunidad internacional, la Economía de Mercado, la Monarquía Parlamentaria y el Sursum Corda de los cojones.
El Régimen agoniza: Maricón el último
Saber lo que es España no es algo necesario para ser español o para no serlo. Ahí está la gran trampa.
La historia de España no pertenece, secular coto privado del poder y de sus escribas y fariseos, a la Memoria común de los españoles. Es algo distinto. Y a menudo contradictorio.
No es esto un fenómeno exclusivo de nuestro país. Se da en todos. Al menos en todos aquellos que han hecho de la historiografía nacional una ideología de estado prácticamente todos- y por lo tanto han puesto en manos del Estado y el Estado puede ser tan antinacional como sectario- el control, la gestión y el gobierno de la memoria: luego del Ser de la Nación que bajo la dictadura demoliberal supone la negación y el exteminio del yhecho nacional y del de la comunidad nacional de todo el pueblo.
No es un secreto que en este país la historia es asunto de Estado. Nunca o casi- vivencia popular. Todo lo más: arqueoideologia de consuma para perpetrar crímenes y justificar extorsiones.
La gestión de gabinete de la memoria histórica bajo el Régimen Juancarlista, a saber la reformulación liberal-monárquica de la democracia orgánica de Franco, lo que todo sumado constituye el Régimen político-estatal español, Monarquía de partidos y estado de la autonomía incluidos, ha funcionado ininterrumpidamente como artilugio totalitario del poder.
No podía ser de otro modo..
La Historia y el poder viven en el pasado, como administración. La conciencia y la Memoria son facultades del presente. Pero el futuro, lo que no existe, solo el Estado, el poder, puede re-inventarlo, porque tanto él como el Capital viven de vender lo que no es y solo puede hacerlo si consigue controlar lo que fue: reivinterlo, gestionarlo y proyectarlo en aquello que no es.
El Régimen Juancarlista, heredero de una gestión estatal de la memoria, binaria en general, pues admite la esencialista e historicista de la Derecha neocatólica y la iluminista pluralista de la izquierda liberal, subalternamente poliédrica pues admite la cogestión y autogestión de la misma por parte de sus repetidores autonómicos; es el administrador general de la Memoria nacional, conveniente transformada en Historia es decir en ideología- narrada, enseñada, impuesta, de la cuna a la sepultura instrucción publica mediante, centros privados, concertados y cátedras científicas, medios de formación de masas.
Es decir de la continuidad espiritual de la nación o mejor aún de la patria como comunidad popular y de destino de los españoles.. Cómo y para qué lo utiliza es lo que pretendemos sacar a la luz.
La ideología española. Más o menos
Memoria histórica, es decir. Narración política e ideológica del pasado.
No de cualquiera. Sino del nuestro. Aplicación especifica de la usurpación de la memoria nacional-popular española por parte del Régimen juancarlista. Democracia liberal de Estado transustanciada en la regia persona impuesta por el anterior y generalísimo Jefe de estado y caudillo militar de la dinastía histórica del reino. Providencial y monárquico. Excepcional.
Como tener tres testículos. Como sanar escrófulas. Igual que levantar el Pentágono con el pene.
Don Juan Carlos lo hace toda las mañanas. No es Rey por casualidad...
Y además lo puso Franco. No se olvide.
Con la desaparición del régimen pre-demoliberal la Memoria histórica nacional y popular no fue devuelta a la esfera de la conciencia comunitaria español. Antes al contrario fue secuestrada y subdivida entre los distintos comportamientos oligárquicos que coadyuvaron el proceso político de la Transición.
Así que gobierno de turno mediante, el imaginario colectivo fue vaciado primero de cualquier conciencia crítica y rellenado después con el escombro histórico-ideológico más conveniente a los intereses políticos de la intelectualidad burguesa en el poder.
Pero cuando hay mucho y poco agradable- que recordar, el olvido se convierte en virtud y los intelectuales orgánicos y los doctrinarios escolásticos, se convierte a la carrera en Tucidides de la nueva España democrática y de la libertad in ira y tabula rasa mediante borran cuarenta años pasados y preparan (en ellos estamos) cuarenta años futuros.
Sí, el Régimen presente ha de-construido (Derrida nos perdone) casi medio siglo pretérito en nombre de otros tantos años de democracia ejemplar y taumatúrgica. Lo ha hecho no mediante legitimidad `popular o nacional alguna.
¡Quiá!
La Transición española, heredera del reformismo interno del movimiento nacional, de la tecnocracia neocatólica y del franco / falangismo ha sido PURA VUELTA DE CALCETÍN de todo aquello que fue su antecedente y de todo lo que habrá de ser.
Amén.
El problema quizá es que el calcetín esté en exceso sudado, y que se note ya demasiado. De hecho, apesta más que a queso: a cadáver. Ciertamente, las formas importan. Sobre todo cuando se ha pasado del SEAT 600 al Audi A8 sin solución de continuidad.
Iam fedet.
La hispánica fábrica del consenso, la mayor y más eficiente cadena de montaje de embustes, puro fordismo de lobotomización colectiva, hiede como un Lázaro posmoderno; y no hay Cristo que pueda resucitarlo.
Pasó el tiempo de los milagros para el Régimen Juancarlista y su industria de falacias y de parados.
Esfinge sin secreto o la farsa democrática
La Historia de España no es un secreto. No es la fábula de una decadencia que solo la mano dura de un lado; O el buen talante de otro puedan explicar, recrear, mistificar.
El gobierno actual -aun no siendo aquella pandilla de fétidos anticomunistas sin escrúpulos cooptada por el tardofranquismo suarista y liderados por un chamán sevillano de la peor ralea- ha legislado sobre el tema. Tarde y mal. Para eso están ahí. Marionetas del capitalismo social español. La Banca siempre gana.
La oposición, la Derecha: retales del odio, basura engominada. Ellos y sus escribanos, mefíticos sapos mercenarios, han regurgitado un desdén antiguo y secreto, falso e hipócrita, frente al revanchismo guerracivilista del presidente Zapatero, inefable zascandil de la tragicomedia hispana. Se ladran. No se muerden, ni siquiera se degollan. Lástima.
Pero todos mienten.
No solo porque el PP, heredero de la mayoría natural neofascista, sea un nido de crápulas y de chorizos. Trajes y chaletes.
O que el PSOE, vehículo venal de la de la monarquía borbónica y mercenaria, sea una plaga de arribistas y mangantes. Entre el pelotazo y el cohecho.
O que el nacionalismo catalán, testaferro del golpismo primorriverista y franquista; sea una banda de vampiros presupuestívoros y pedófilos.
O que más aún- sus hechuras vascas, meapilas irredentos y maricas con boina, se hayan rendido siempre sin pegar un puto tiro, aparte de rentabilizar a sus comandos gudaris conlicencia para matar emitida desde el Estado español. Sangre de metecos, de charnegos o de txakurras: que más da.
ETA fue el brazo armado de la Monarquía democrática juancarlista. No conviene olvidarlo, por más que su romance terminara como casi todos- de forma violenta, y hasta lacrimosa. Ya se sabe: los más queridos, los más reñidos..........
O que para rematar- los retales ridículos y contrahechos de la sección española del KOMINTERN, incapaces de articular más que a cuatros bandoleros, alias maquis, para venderlos después en nombre de la guerra fría y de los intereses soviéticos sigan tocando la vaina de la Guerra civil, del Franquismo, de la Reconciliación y del Juancarlismo que todo es uno para llenar el cazo de la partitocracia ibérica y del la legitimidad demoliberal.
España, discutible y discutible. Bueno y qué.
Excepto ETA, incubo autónomo del integrismo de Nocedal y de la literatura neomarxista del 68 francés, el secesionismo solo ha sido mercadería institucional para consumo de pequeño burgueses laboriosos a veces ociosos y en general muy viciosos sino herramienta de consenso, mamoneo y promoción.
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Hemos dicho ETA, reaparecida a sangre y fuego en ésta su tradicional campaña veraniega. De ella -y de ellos- hablaremos en una próxima entrega, si el Tiempo y la Autoridad lo permiten........