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Texto para el Debate: EL CASO DEL NEOFASCISMO ESPAÑOL

Texto para el Debate: EL CASO DEL NEOFASCISMO ESPAÑOL

Documento publicado en RESISTENCIA e Aznar, sino el de todos sus predecesores. Ahí está la clave del fracaso permanente de los que a derecha del PP sueñan Todavía es una "rectificación" a derechas de los vértices directivos del em franquismo votos con / em. Ante esto. ¿Qué puede hacer el escuálido y multiforme neofascismo alternativo español? Aparte de certificar su defunción con intoxicadoras Iniciativas como esa revista "Genovesa" llamada "Prometeo" y otros Intentos de "acción sicológica" solo para qué sirven escorarse aun más hacia la entente subterránea con la Derecha Triunfal, poco mas. / P < p> Con estas notas hemos querido Completar el panorama de una derecha sin adjetivos que es para nosotros el principal enemigo histórico que ha tenido una auténtica y genuina revolución española . El neofascismo forma parte-quiéralo o no-en los hechos de esa derecha Y así Seguirá Mientras la militancia Consciente - ¿La hay? - Del área nacional-popular no tomo las riendas de su destino y "descabalgue" las direcciones traidoras y cómplices agrupándose Firmemente en un frente de combate por el trabajo y la dignidad, por la Justicia y la Libertad .>>

ESTADO-PARTIDO-PUEBLO-REVOLUCION

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ALESSANDRO PAVOLINI: EL FASCISMO INTRANSIGENTE

Por ALFONSO BELTRÁN

  

"El Fascismo es revolución y no Vandea, pueblo y no casta, trabajo y no dinero" (Berto Ricci)

 "¡Atrás no se vuelve ha dicho el Duce! ¿Y adelante cuando se va?" (Mino Maccari)

"Lo importante es morir bien. Morir bien y con honor. Morir por el Duce" (Alessandro Pavolini) 

Bajo el título L'ultimo Poeta Armato [1] [véase bibliografía] se ha publicado recientemente en Italia un interesante estudio sobre Alessandro Pavolini, Ministro-Secretario del PartidoFascista Republicano (PFR) durante la breve y tormentosa etapa de gobierno de la República Social Italiana (RSI), también conocida como "república de Saló".           

No tendría nada de sorprendente este hecho si no fuera por la circunstancia extraordinaria de que se trata del primer trabajo serio acerca de la vida y de la obra del personaje tal vez más influyente y atrayente de la RSI (se le ha llegado a calificar como el "Saint-Just de Saló" o, incluso, "Lin-Piao con camisa negra') salido de un autor y de una casa editorial que pueden ser adscritos sin dificultad al complejo mundo político-cultural denominado "neofascismo".            ¿Cómo es posible que a casi sesenta años de su trágica desaparición ningún estudioso cualificado de esta área político-cultural haya sentido la necesidad, no ya de reivindicar ideológica y humanamente la figura de Pavolini, sino, ni siquiera, de plasmar por escrito lo esencial de su pensamiento y la naturaleza de su obra?            Hasta el momento, sobre Pavolini, aparte de condenas unánimes desde el antifascismo y silencios cómplices desde el neofascismo, existía sólo una biografía donde se narraba de forma algo novelesca los episodios fundamentales de la vida y muerte del jerarca fascista, cuyo título era ya de por sí bastante explícito: Pavolini: El Superfascista [véase bibliografía].            Publicada por primera vez en 1982, escrita desde una abierta hostilidad política, no carecía sin embargo de expresiones de admiración sincera por la personalidad del único dirigente de Salo apresado con las armas en la mano y haciendo uso de ellas antes de ser herido, capturado y finalmente fusilado junto a otros ministros y dirigentes fascistas especialmente comprometidos con la línea intransigente y revolucionaria que el secretario del PFR encarnaba. 

"SALO NEGRA" VERSUS "SALO TRICOLOR"            

 En su muy documentado estudio, Massimiliano Soldani no entra en las razones que han llevado al olvido, a la negación, a la erradicación incluso, de la figura humana y política de Alessandro Pavolini dentro del ambiente político neofascista, pero aporta significativos elementos de juicio para ratificar una tesis poco conocida pero que no carece de interés, y que explicaría tomas de decisión y opciones políticas tanto durante como después de la experiencia histórica de la RSI.            Según esta tesis, habrían existido, a efectos interpretativos, dos "Salò”. Por un lado, la "Saló negra' agrupada alrededor del Partido y del liderazgo de su Secretario; y por otro, la "Saló Tricolor", que afirmaba la preeminencia de la nación contrapuesta a la facción, es decir, al fascismo, y que se reconocía en las figuras de militares "apolíticos" y en las propias Fuerzas armadas como garantía de la continuidad nacional.            Las figuras más representativas de esta última tendencia serían precisamente dos destacados exponentes de la casta militar italiana: el mariscal Rodolfo Graziani, comandante de las fuerzas militares de Salo y ministro de Defensa; y el príncipe Junio Valerio Borghese, comandante de la X Flotilla MAS, una de las más importantes unidades militares del Regio Ejército italiano hasta 1943 primero y de la RSI después del infame armisticio del 8 de septiembre del mismo año.            No por casualidad, tras la derrota de las fuerzas del Eje y la ulterior proclamación de la "república democrática” italiana, será este "Saló tricolor" el que encarne la presunta "continuidad ideal” con la República Social Italiana, convirtiéndose así en fuente de dudosa legitimidad para las fuerzas políticas que reivindicaban la herencia del último fascismo.            De hecho, Graziani y Borghese, se sucederán en la presidencia tanto del Movimiento Social Italiano (MSI) como de las asociaciones de excombatientes de Salò, pero ninguno de los dos, así como muchos otros militares y civiles que se identificaron con ellos, se había adherido a la RSI por razones políticas e ideológicas (nunca fueron fascistas, ni nunca se declararon como tales) sino por valoraciones de orden personal y sentimental (meramente patrióticas), cuando no para cometer actos de sabotaje interno contra el esfuerzo de guerra de la Alemania nacionalsocialista y del fascismo italiano. 

EL FASCISTA DE "FAMILIA-BIEN"            

Alessandro Pavolini nació en Florencia el 27 de septiembre de 1903 en el seno de una familia de la alta burguesía toscana. Su padre, Paolo Emilio, académico de Italia, era uno de los más célebres filólogos de su tiempo, experto en lenguas indoeuropeas, políglota y hombre de inmensa cultura, entre otras cosas, una autoridad mundialmente reconocida en sánscrito.            En este ambiente familiar, elegante e ilustrado, crecerá el joven Alessandro, frecuentando desde la adolescencia los salones y los círculos de la aristocracia florentina y de la intelectualidad burguesa más refinada. Nada hacía presagiar que el joven de 'familia-bien' habría de convertirse con el transcurso del tiempo en el más radical e intransigente líder del fascismo revolucionario, el más comprometido con sus tendencias sociales (en realidad, socialistas) y el más firme partidario de la línea proletaria.            El fascismo florentino, tumultuoso e inquieto, verá en septiembre de 1920 el ingreso en el partido del joven intelectual burgués, que participará de lleno en las luchas intestinas del fascio toscano. En Octubre de 1922 se integra en las escuadras f1orentinas que han marchado sobre Roma. De regreso a su ciudad, continua ascendiendo en el organigrama local del Partido Nacional Fascista (PNF), publica su primer libro ("Giro d´Italia", 1927) y se convierte, en 1929, en federale de la provincia.            Como máxima autoridad política de Florencia acomete importantes empresas de carácter civil y, especialmente, cultural.En medio de una viva polémica estética hará construir la nueva y funcional Estación Central de Florencia. También serán criaturas suyas el Circuito automovilístico de Mugello y el Estadio municipal de Campo de Marte. Aún hoy, a pesar del tiempo transcurrido, sobreviven en Florencia acontecimientos culturales pensados, diseñados y puestos en marcha por el futuro comandante de las Brigadas Negras: el Mayo musical, el encuentro anual de "calcio medieval” y la muestra de artesanía en Ponte Vecchio.            El mismo año de su nombramiento como federale, Pavolini funda un semanario titulado II Bargello, órgano de la federación fascista florentina, que aparecerá hasta el año 1943 y que será, sin lugar a dudas, "el periódico fascista más interesante y más abierto” (Petacco). Por lo demás, el fascio toscano había dado muestras ya de una inquietud político-cultural y de una vivacidad ideológica que escapaba a los burocráticos esquemas de la normalización e institucionalización del régimen de Mussolini y del PNF tras 1925. La Conquista dello Stato de Malaparte, II Selvaggio de Maccari o L 'Universale de Berto Ricci, son buena muestra del inconformismo de la publicística fascista local.            El Fascismo-régimen había transformado la revolución en administración, marginando a los partidarios del fascismo-movimiento que vivirán desde entonces en una especie de exilio interior hasta la proclamación de la RSI. 

EL FASCISMO COMO REVOLUCIÓN DEL PUEBLO          

   "Nuestro semanario quiere ser un periódico a la f1orentina, no una revista a la americana. Vino nuevo y, sobre todo, vino nuestro”, declarará en el primer editorial de II Bargello su director, Alessandro Pavolini.            La temática de la revista será común a muchas otras iniciativas desperdigadas por el continente europeo en aquellos años y participará de una cultura política común a buena parte de la intelectualidad inconformista de entreguerras, la cual posteriormente será calificada, un poco sumariamente, como "fascismo de izquierdas”.            El Fascismo como Revolución del Pueblo o como fenómeno universal, como revolución radical continua o como vanguardia revolucionaria de masas encuadradas totalitariamente en una batalla antiburguesa y antidemocrática que debería llevar a un mundo nuevo. Tal es la temática de fondo de la revista creada por el comisario federal florentino.            Por ello, no duda en aglutinar las tres revoluciones en marcha en la Europa de la primera posguerra: "Masas revolucionarias -disciplinadas y ardientes llenan las plazas y los estadios de Roma, de Moscú y de Berlín. Camisas negras, blusas soviéticas y camisas pardas. Fascios litorios, estrellas rojas, cruces gama das. Y millones de rostros y de gritos. Y tres almas colectivas."             Nada distinto de lo que escribiría, algunos años después, Ramiro Ledesma Ramos en su Discurso a las Juventudes de España dentro de su digresión sobre el perfil subversivo de la nueva Europa revolucionaria. Y con ellos, otros tantos teóricos del pensamiento antidemocrático[1 ].            De la coherencia fascista y radical del pensamiento pavoliniano ya en aquella época da muestra el siguiente fragmento del libro de Soldani: "Contrariamente a cuanto se ha escrito, la maduración ideológica y personal de Pavolini no tiene nada que ver con la de Galeazzo Ciano, así, será precisamente en 1938 (periodo exitoso para el Ministro del Interior) cuando comenzará el distanciamiento intelectual entre los dos: una fractura insubsanable a causa sobre todo del diferente modo de entender el Fascismo. El primer signo de este desacuerdo (...) se manifestará durante la crisis española y la guerra civil (...). Durante su breve etapa española, de hecho, había quedado impresionado por la figura de García Lorca, por sus poesías y por su trágica muerte. [Pavolini] No admiraba a Franco, ni a la España franquista a la que se negaba a considerar un Estado Nuevo, es decir, revolucionario según la acepción fascista (...) " [el subrayado es nuestro].             En realidad, los motivos del apoyo del régimen de Mussolini al alzamiento militar de Franco no fueron nunca de orden ideológico, como tampoco lo fue la hostilidad contra la Segunda República española [2]. No era algo excepcional, Berto Ricci, uno de los principales intelectuales del fascismo radical durante los años treinta, se hacía eco de esta falta de compromiso del fascismo con las tendencias reaccionarias del momento: "Las famosas persecuciones de Méjico, de España, de Rusia, etc. nos conmueven muy poco y de cualquier modo no creemos que sea el caso de hacer de ello una cuestión nacional”. [véase nota 1].             Sólo una crítica histórica superficial ha podido equiparar el franquismo y los regímenes autoritarios de entreguerras por un lado, con el fascismo y el nacionalsocialismo por el otro. Y no está de más recordar, en este sentido, que la España franquista no reconoció nunca a la República Social Italiana.             En 1935, Pavolini, piloto de guerra, participa en la campaña de Etiopía. Continúa publicando cuentos y narraciones diversas. Colabora como corresponsal de internacional en la prensa oficial de la época. Viaja al norte y al centro de Europa, a Turquía y al Cercano Oriente, a Sudamérica. Escribe en aquellos años su más bella y conocida novela “Scomparsa d 'Angela”. 

EL MINCULPOP           

  No por azar ha sido citado el conde Galeazzo Ciano anteriormente. Ciano, yerno del Duce, es la estrella ascendente del régimen fascista durante los años treinta. En 1934, Pavolini ha sido elegido diputado a la Cámara de los Fascios y de las Corporaciones, trabando amistad con el entonces Ministro de Prensa y Propaganda.Será esta amistad, basada en el común paisanaje y en la posesión de una refinada cultura, la que impulsará al joven poeta y novelista florentino a ascender en el organigrama político del régimen hasta alcanzar su nombramiento como Ministro de Cultura Popular (Minculpop) en 1939, un mes después del estallido de la Segunda Guerra Mundial [3]. Un cargo con bastante responsabilidad y cierto peso específico dentro del Estado.             Afirma Petacco: "El Minculpop que Alessandro Pavolini hereda de Dino Alfieri es a la sazón una máquina bien engrasada que permite al régimen controlar uno de los sectores más delicados de la nación. Dependen del Ministerio de Cultura popular la prensa, la radio, el teatro, el cine y el turismo. Y se trata de una dependencia total. El Minculpop establece la línea que todos los periódicos deben seguir, elige los directores, señala los periodistas a los que contratar o cesar (…)”.              Pero, al fin y al cabo, se trata de un puesto burocrático y, para un poeta que ama la acción, no es un destino que colme sus ambiciones personales y estéticas.             Como Minculpop, asistirá a las poco gloriosas vicisitudes italianas en la guerra, constatará el lento declinar del régimen de la diarquía, entablará amistad con su homólogo alemán Joseph Goebbels - exponentes del "romanticismo de acero”, sus vidas correrán paralelas hasta el trágico fin de ambos, fieles hasta la muerte a sus respectivos jefes - y conocerá en la meca del cine italiano -Cinecittà- a la más famosa actriz fascista del momento, Doris Duranti, con la que vivirá un tórrido romance hasta poco antes de la muerte del Ministro.            El 6 de febrero de 1943 es cesado en su cargo y nombrado director de Il Messagero de Roma. Al frente de este diario le sorprende la caída de Mussolini y de su régimen el 25 de julio. Los acontecimientos se han precipitado y el rey, tras aceptar la dimisión del Duce e internarlo por motivos de "seguridad", nombra al mariscal Badoglio como nuevo Jefe de Gobierno.Badoglio es un enemigo jurado de Pavolini desde que éste denunciara ante el Duce las criticas vertidas por el mariscal en 1940, cuestionando la capacidad militar de Mussolini en la conducción de la campaña griega.            El nuevo Jefe de Gobierno, elemento típico de la casta militar monárquica, no es de los que olvidan. Tras prometer -falsamente- a los alemanes proseguir la guerra a su lado, empieza a ajustar cuentas con todos los irreductibles del Fascismo. Ettore Muti, as de la aviación italiana, Medalla de Oro y héroe de la revolución fascista, caerá muerto en oscuras circunstancias a manos de los carabineros enviados por Badoglio para prenderlo. Pavolini es el siguiente de la "lista negra' de Badoglio, pero el depuesto director de Il Messagero, en paradero desconocido desde el 25 de julio, ya había ganado la embajada alemana en Roma a la espera de partir -vía aérea- hacia Alemania. Allí, será transferido por los alemanes a la Prusia oriental, no lejos de la Wolfschanze, el Cuartel General del Fhürer, compartiendo exilio con otras figuras del fascismo intransigente, Roberto Farinacci, Giovanni Preziosi, Renato Ricci y el propio hijo del Duce, Vittorio.            En Alemania conocerán la traición final de la infame monarquía piamontesa y del gobierno Badoglio cuando el 8 de setiembre éste firme unilateralmente el armisticio con los Aliados. "Un sucio asunto', como lo definiera el propio general Eisenhower. Esa misma noche, tras reunirse con el Fhürer en la "guarida del Lobo', Pavolini y Vittorio Mussolini emiten, desde un vagón de ferrocarril transformado en estación de radiotransmisión cerca Könnisberg, el primer mensaje a la nación italiana anunciando la formación de un nuevo gobierno fascista, el castigo de los traidores del 25 de julio y la prosecución de la guerra al lado del aliado alemán, que ya ha procedido por su cuenta a desarmar y internar a las tropas italianas, ocupando el territorio no invadido aún por los angloamericanos. La guerra continúa. 

PAVOLlNI: SECRETARIO DEL PARTIDO FASCISTA REPUBLICANO       

      EI 12 de septiembre Benito Mussolini es liberado y trasladado a Alemania tras una espectacular operación dirigida por el general de paracaidistas Kurt Student y ejecutada brillantemente por un comando especial SS mandado por el famoso Otto Skorzeny. Llega el día 14 a Rastemburg, donde es recibido por Hitler primero y por el "gobierno provisional” fascista después.            Al día siguiente dicta las primeras órdenes, asumiendo la dirección del fascismo en Italia y nombrando a Alessandro Pavolini secretario provisional del Partido, que dos días después tomará el nombre de Partido Fascista Republicano. Predice el castigo de los traidores. Ordena la destitución de todas las autoridades y cargos públicos nombrados por el gobierno capitulacionista de Badoglio; y libera a los oficiales del Ejército de su juramento de lealtad al rey felón, Vittorio Emmanuel, que ha huido con su corte hacia el sur del país poniéndose bajo la protección de las hordas invasoras angloamericanas.            Veinticuatro horas más tarde, el nuevo secretario del partido parte para Roma con la misión de reabrir la sede histórica del fascismo romano, el palazzo Wedekind.

Desde ese día hasta el de su trágica muerte, Pavolini vivirá sólo por y para el fascismo republicano.

            Resume la ingente tarea de Pavolini el historiador Silvio Bertoldi, antifascista implacable, de esta manera: "De todos los jefes de la República Social, Pavolini es el único decidido a ir hasta el final. Los otros son como ciertos curas: a veces creen y a veces no. Él cree y basta. Recorre la Toscana y las provincias padanas despertando dormidos entusiasmos, deteniendo a los que huyen, movilizando a los fieles”.            El 23 de septiembre queda constituido el nuevo gobierno republicano en el que el nuevo secretario tendrá rango ministerial con la prerrogativa añadida de que los decretos gubernamentales deberán ser aprobados por él antes de ser ejecutados.Esto supondrá un poder decisivo en manos del Partido y de su secretario, al que el propio Mussolini definía como “leal, pobre y valeroso“. Pero, en el fondo, el Duce lo "... temía, también, por su ciego fanatismo, su rigor ideológico y su desprecio por los compromisos y las medias tintas. Es incluso probable que Mussolini sufriera un fastidioso complejo de culpabilidad ante un hombre que más que ningún otro, en aquel momento, encarnaba el fascismo más extremo y desesperado'”(Petacco).            El nuevo Secretario nacional del PFR posee ya una idea clara de lo que debe ser el nuevo fascismo republicano: "Pavolini pretende crear un partido nuevo, restringido, una "orden de creyentes y combatientes" basado más en datos cualitativos antes que cuantitativos, y que no repitiera los errores del precedente partido de masas”.Este nuevo organismo político debía ser "sobre todo un partido de trabajadores, un partido proletario animador de un nuevo ciclo sin más rémoras plutocráticas (...)" e inspirador de reformas "más que sociales, propiamente socialistas'" (Rimbotti [véase bibliografía]). 

EL CONGRESO DE VERONA. NACE LA REPÚBLICA SOCIAL ITALIANA         

    EI 14 de noviembre de 1943 el Partido Fascista Republicano celebrará en el Castelvecchio de Verona su primer y único Congreso. Es en realidad una tumultuosa y tensa Asamblea presidida por la necesidad de castigar a los traidores del 25 de julio -que serán finalmente juzgados y ejecutados en esta misma ciudad- y de sentar las bases de un fascismo libre de los compromisos del pasado.            La libertad de expresión de los delegados es absoluta. Preside la reunión el propio Pavolini, que pretende que este Congreso sea un paso previo para la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente (que, a causa de la guerra, nunca se llevará a cabo). Lleva consigo un documento redactado por él mismo, con la colaboración de Mussolini y del antiguo comunista y consejero personal del Duce, Nicola Bombacci, que resume en 18 puntos la naturaleza del nuevo Estado social y republicano.            Es el célebre programa-manifiesto de Verona. Dividido en tres apartados (materia constitucional e interna, Política exterior y materia social) alrededor de él se concentrará la línea revolucionaria de la RSI (la Salo negra) encarnada por el PFR; y contra él y contra Pavolini se irá creando una atmósfera de oposición interna (la Salo tricolor) que intentará sabotear los esfuerzos del partido por llevar adelante, punto por punto, el programa.            Afirma Massimiliano Soldani: "Así, como consecuencia del dinamismo y de la intransigencia moral de la secretaría política, algunos sectores del sistema republicano iniciaron una guerra subterránea contra el Partido, coagulando cualquier resistencia de naturaleza ideológico-metodológica en un único bloque, para tratar de frenar y redimensionar los intentos de reforma pavolinianos".            Los dos frentes de esta guerra subterránea estaban configurados del siguiente modo, siempre según Soldani:            "(...) [El área] revolucionaria (representada por Pavolini, por el Ministerio de Cultura Popular [Mezzasoma), por Barracu y -tras el relevo de Buffarini- por el nuevo Ministerio del Interior de Zerbino) y la moderada (de la que formaban parte el alto mando del ENR -Ejército Nacional Republicano-, el Ministerio de Economía Corporativa, el Ministerio de Agricultura, etc.).”Paradójicamente, era precisamente dentro del máximo órgano ejecutivo donde se entrecruzaban las alianzas necesarias para retardar, cuando no sabotear, la actividad política".            La imagen idílica, utópica, que hoy se quiere dar de la RSI desde algunos medios, choca con la realidad histórica de un sistema, que habiendo nacido ciertamente en circunstancias desesperadas, seguía reflejando las contradicciones heredadas del Ventennio, aunque la correlación de fuerzas ahora fuera en teoría favorable al sector radical, al fascismo-movimiento.            Las fuerzas que operaban contra el programa de la "socialización", por ejemplo, eran bastante poderosas y no dudaban en alternar artimañas dilatorias  junto con veladas amenazas. No sólo los industriales -por obvias razones- estaban en contra del ritmo de la "socialización" exigido por Pavolini y el Partido. El propio Ministerio de Economía Corporativa no dudaba en echar arena a los cojinetes, sin olvidar tampoco la presencia en Italia del todopoderoso Rilstung und Kriegsproduktion (RuK), organismo dirigido por el general Leyers, cuya obsesión era mantener e incrementar el volumen de la producción industrial de guerra de las empresas italianas en nombre de la movilización total de recursos económicos para hacer frente a los gastos requeridos por la maquinaria militar del Reich. Y eso por no hablar de la cúpula militar de Salò, siempre dispuesta a sabotear los esfuerzos políticos y sociales del partido [4]. Derribar a Pavolini era el paso previo para desactivar la experiencia revolucionaria de la RSI.            Dice, a este respecto, Soldani: "Este secretario del Partido, en definitiva, producía miedo. Miedo al ejército, a la burocracia del Ministerio de Asuntos Exteriores, al de las Corporaciones y a un conjunto de poderes alternativamente complementarios y antagonistas".            La conjuración de este heterogéneo conjunto de fuerzas consiguió finalmente un pírrico triunfo cuando el "ala disidente' del PFR, comandada por Balisti y Borsani, obtuvo el relevo en la secretaría del Partido de Pavolini en enero de 1944. Pero fue un espejismo. Mussolini recapacitó y volvió a confirmar al revolucionario florentino al frente de los destinos del PFR. No habría ya vuelta atrás.            Retrocedamos de nuevo en el tiempo.Durante el Congreso de Verona, en plenas deliberaciones, una noticia conmocionó la sala. Iginio Ghiselini, federale de Ferrara, había sido asesinado en una emboscada cuando se dirigía precisamente a Verona.La noticia corre como la pólvora entre los delegados. Se alzan gritos exigiendo venganza y los más exaltados quieren ir a Ferrara en tropel para efectuar una represalia feroz. A duras penas Pavolini consigue mantener el orden: “¡Silencio! -exclama- Si hay que hacer algo, seré yo el primero en hacerlo, pero no se grita en presencia de un muerto". Acto seguido, envía a Ferrara una comisión encabezada por el abogado Vezzalini (uno de los más duros del Partido, futuro fiscal en el proceso contra "los traidores del 25 de julio") y otros escuadristas para depurar responsabilidades y castigar a los culpables.            Pavolini es consciente ya de la imposibilidad de hacer frente con argumentos a las bandas homicidas autodenominadas "partisanas", que asesinan a mansalva y a traición a cuadros y militantes del recién reconstituido fascismo. ''Yo no soy ni un sanguinario ni un maníaco; mi formación mental es muy diferente. Pero tengo la sensación concreta de que o se actúa así o no se llega a las consciencias... ", dirá ante los delegados que claman venganza.Advirtiendo a continuación: “A la violencia de nuestros enemigos, responderemos con nuestra violencia multiplicada".            El Congreso de Verona constituirá, espiritualmente, un "retorno a los orígenes” del fascismo: a los fascios constituidos como "escuadras de acción". "Squadristizare il partito”, será el santo y seña de los nuevos dirigentes del PFR. De forma más poética lo expresará Pavolini: "El escuadrismo ha sido la primavera de nuestra vida. Quien fue escuadrista una vez lo será siempre..." 

EL PARTIDO ARMADO: LAS BRIGADAS NEGRAS   

          Alessandro Pavolini pasará a la "historia general de la infamia" del antifascismo por una de sus más preciaras y radicales intuiciones, que no es en realidad más que la consecuencia lógica de una guerra civil querida y ejecutada por el antifascismo militante, por un lado; y, por otro, de la voluntad expresa manifestada en Verona de “escuadristizar el partido“: las Brigadas Negras.            Transformar a todo el partido en un único y compacto cuerpo armado es un pensamiento que se apodera de Pavolini desde los inicios de su secretariado.            Existía, sí, ya una Milicia, la Guardia Nacional Republicana (GNR) de Renato Ricci, ex dirigente de la Opera Nazionale Balilla, y firme partidario de la politización y fascistización del Ejército; al punto de haber tenido un violento enfrentamiento personal con el mariscal Graziani, ministro de Defensa y defensor a ultranza de la "apoliticidad" de los militares profesionales.            Sin embargo, la GNR carecía de hombres y recursos adecuados para desempeñar sus tareas con eficacia.            La idea de armar a los militantes del partido y redimensionar militarmente toda su estructura política aparece nuevamente con fuerza a principios del verano de 1944, cuando los aliados, tras haber tomado Roma, se lancen sobre la toscana.Pavolini mandará armar a los militantes florentinos y creará en todo el territorio ocupado núcleos de "resistenza nera", a fin de hostigar a las fuerzas enemigas.            La defensa de Florencia, por parte de escuadras militarizadas de camisas negras, será una de las más bellas y dramáticas páginas de la historia de la RSI.            El 20 de julio de 1944 estalla el fallido complot militar contra Hitler. El 25 de julio (fecha ya de por sí significativa) se hace público el decreto de constitución del Cuerpo Auxiliar de las Camisas Negras, que será más conocido como "Brigadas Negras" en contraposición a las brigadas de partisanos, católicos, liberales, socialistas y comunistas que infestan ya el territorio de la república de Salo.            Su Comandante general no es otro que el mismo secretario del Partido. Su Estado Mayor, la propia dirección política del PFR. Los comisarios federales serán sus comandantes de brigada negra, y comandantes de escuadra los comisarios de fascio y de distrito. No existen distintivos de grado. El uniforme es el del Partido, completado con jersey negro de lana y una gorra montañera negra con el símbolo de la calavera.            No será ésta, la única creación personal del secretariado del partido durante el año 44. El Ente Fascista de Asistencia (ENF), destinado a socorrer a las familias golpeadas por la tragedia de la guerra, y el Servicio Auxiliar Femenino (SAF) organismo que centralizaba el esfuerzo de guerra de las mujeres fascistas republicanas, serán dos directas emanaciones orgánicas de la línea revolucionaria del PFR.            El modelo organizativo de las Brigadas Negras está próximo al del Ejército Rojo ideado por Trosky. "Como Trosky -afirma Pavolini- debemos transformar el partido en un ejército revolucionario'.            Fiel a su estilo, el nuevo Comandante General de las Brigadas Negras, se pone inmediatamente en marcha. Recorre infatigablemente la zona todavía controlada por la RSI junto con su fiel guardaespaldas, De Benedectis, a lomos de su veloz "Alta Romeo” descapotable, visitando y arengando a todos sus nuevos brigadistas. Su popularidad en la base del partido armado es ya considerable. "Leal, pobre y valeroso'. Hasta el final.             Del arrojo del otrora delicado poeta, da buena cuenta la siguiente anécdota. Durante una visita a las escuadras piamontesas de las Brigadas negras en agosto del 44, Pavolini y otros mandos políticos y militares son sorprendidos por el ataque de efectivos armados de una banda partisana. Se produce un encarnizado tiroteo y Pavolini -metralleta en mano- se lanza contra los bandidos, que a su vez emboscan a los fascistas. Se producen bajas, entre ellas, las del propio Pavolini herido por la metralla de una granada lanzada por los partisanos. Estos no reconocen entre los heridos al Comandante de las Brigadas Negras. La ausencia obligatoria de distintivos en el uniforme de los brigadistas negros evita su captura. Horas después es rescatado y, tras una corta convalecencia, se incorpora de nuevo a la lucha política.            Viejos y nuevos escuadristas reconocen ya en él al jefe carismático y valeroso que necesitan.Sobre las Brigadas Negras se ha extendido el mismo manto de silencio que el que ha cubierto al propio Pavolini por parte de aquellos que han reivindicado genéricamente la herencia del último fascismo social y republicano.            ¿Qué fueron las Brigadas Negras?Será el propio Pavolini, en diciembre de 1944, el que lo explique:            "Las BRIGADAS NEGRAS son un ejército sin galones, estando nosotros, escuadristas, persuadidos de que un comandante es tal si manda y si se le obedece independientemente del grado que tenga. El único galón es el ejemplo (...) Las BRIGADAS NEGRAS no son el Partido que va hacia el pueblo, es una milicia de Partido que es pueblo, una milicia obrera y revolucionaria, de mecánicos, de artesanos, de jornaleros, de pequeños empleados, en lucha a muerte contra las plutocracias aliadas de los bolcheviques y contra los plutócratas que subvencionan a los bandidos (...) Las BRIGADAS NEGRAS son una familia, esta familia tiene un antepasado: el Escuadrismo;  un blasón: el sacrificio de la sangre;  una progenitora: la Idea fascista; una guía, un  ejemplo, una devoción absoluta y un afecto supremo: MUSSOLlNl".            Las Brigadas Negras tomarán, además, cada una el nombre de un caído del fascismo republicano. Así, la "Aldo Resega" de Milán, la "Muti" de Ravenna, la "Ghiselini" de Ferrara, etc. 

¿FASCISMO SOCIAL O SOCIALISMO FASCISTA?            

Los enemigos de las Brigadas Negras -amén de los bandidos partisanos y de los angloamericanos- serán los mismos que los del partido y los de su secretario.            Citemos sólo un ejemplo revelador:"(. . .)Adriano Bolzoni, en una obra autobiográfica, ha querido recordar que, junto a sus camaradas de la "Barbarigo", cantaba una cancioncilla cuyo estribillo repetía:«Disparad por Dios contra los bárbaros, disparad contra las Brigadas Negras». “ (Vinciguerra [véase bibliografía]).            Si esto lo cantaban los efectivos de una unidad de combate de la Décima MAS, la fuerza más compacta y disciplinada del Ejército nacional republicano, comandada por el célebre Junio Valerio Borghese, imaginemos las condiciones en que las Brigadas Negras debían desempeñar su misión junto a unas unidades militares que hacía profesión de odio al fascismo y a los fascistas.            Emboscados en un falso patriotismo de marca burguesa, los representantes de la casta militar y sus cómplices del aparato administrativo y estatal nunca tuvieron la más mínima intención de llegar hasta el final en la lucha contra las plutocracias burguesas y capitalistas occidentales, tal como exigía la propaganda de la RSI.            El patriotismo de la Brigadas Negras no es ya aquel del "ventennio': nacionalista-burgués, micro-imperialista, casi de opereta: "La palabra Patria -afirma Pavolini en un discurso- es una gran palabra como la palabra madre, pero todos pueden invocarla y no es bastante declararse a favor de Italia cuando existe también una Italia de Badoglio y de Palmiro Togliatti.”“Nuestras divisiones que vuelven de Alemania  llevan sobre las bayonetas una idea política". Esa idea política, ese nuevo patriotismo, es el Fascismo, por el que lucha y muere la "Salo Negra".            Así, no será extraño que sean aquellos elementos nacional-burgueses los que boicoteen, discreta pero eficazmente, uno de los últimos proyectos del Duce y de su secretario: el llamado Reducto Alpino Republicano (RAR).            Básicamente, se trataba, ante la evidencia de una guerra irremediablemente perdida, de enrocarse en la Valtellina, una región alpina italiana con fama de inexpugnable. Allí, los últimos fieles de la RSI y del Duce, junto con las tropas alemanas destacadas en el norte de Italia, resistirían el asalto final de las hordas estadounidenses y de las bandas mercenarias partisanas, ultimando con su sacrificio, la suerte del fascismo. "En la Valtellina se consumarán las Termópilas del fascismo", reconocerá Pavolini.            Pero a espaldas de Pavolini y del Duce, lo único que se consumaba era la traición. Los alemanes ya habían iniciado en Suiza conversaciones secretas con los aliados a través del general SS Wolff para preparar la rendición de sus tropas en Italia. Graziani se negaba a dirigir sus tropas hacia el RAR, buscando rendir sus tropas a los americanos: "Entre militares nos entendemos siempre', repite. Es la hora del "sálvese quién pueda". De hecho, algunos militares han empezado a añadir las divisas militares del Regio Ejército sobre las propias del ENR... El "cambio de chaqueta" es literal.            El 25 de abril de 1945 Pavolini se enfrenta al comandante de la Décima MAS, Borghese: "¿Qué vais ha hacer ahora?”-pregunta- "Nos rendiremos', responde el futuro "príncipe negro'. Y a punto están de llegar a las manos.            Soldani reconoce que: "...No es nuestra intención detenemos en los últimos días de vida de la RSI y de sus máximos jerarcas, pero un dato vale por todos: casi todos los generales, incluido naturalmente Graziani -Ministro de Defensa de la RSI, miembro del directorio del Partido, comandante del Cuerpo de ejercito Liguria, así como el mayor defensor de la conscripción obligatoria -, sobrevivieron a las depuraciones de la postguerra. Además, este último deberá su salvación a los servicios secretos estadounidenses con las cuales estaba en contacto desde el 26 de abril...".            Paralelamente, los partisanos -especialmente los comunistas- iban eliminando físicamente a aquellos fascistas más fuertemente comprometidos con la línea socialista e intransigente de la RSI en una suerte de "anti-selección” contrarevolucionaria que se revelaría funesta para los intereses de las clases más desfavorecidas de la sociedad. Son las matanzas finales conocidas como "primavera de sangre”..            Baste, como ejemplo, el de Guisseppe Solaro, el jovencísimo comisario federal de Turín, estrecho colaborador de Pavolini, que aplicará los decretos socializadores en la FIAT del todopoderoso Agnelli. En abril de 1945, será ahorcado por los partisanos "en presencia de sus familiares” (y) su cadáver arrastrado por las calles de la ciudad” (Romualdi [véase bibliografía]).            A pesar del caos en que estaba instalado dentro de la RSI, producto de la inminencia de la derrota final, el secretario del PFR tiene tiempo de convocar el segundo y último Directorio Nacional del Partido el 30 de marzo de 1945.            Tiene este cónclave un marcado carácter recapitulador de la naturaleza histórica del fascismo y su papel específico dentro de las ideologías del siglo XX."Según Pavolini y el grupo próximo a él, el Fascismo había asumido un preciso valor revolucionario y por ello podía definirse como un movimiento tendencialmente socialista“. Sin embargo, tal definición ideológica encuentra el rechazo incluso de algunos colaboradores de su línea incapaces ya de seguir en sus argumentaciones al más intransigente de todos los fascistas.No en vano, en la RSI, se asiste a la recuperación integral por parte de la secretaría del PFR y sus órganos de propaganda del pensamiento político del Risorgimento italiano y de sus figuras más importantes, los Mazzini, los Pisacane, los Garibaldi, así como de la primitiva tradición sindicalista soreliana y republicana de los fascios, que la política "concordatoria" y conservadora del ventennio había marginado [5].            "Bajo este aspecto, el fascista Pavolini superaba indiscutiblemente el pasado régimen, logrando dar rango de ley a las declaraciones de principio: una predisposición revolucionaria que, aun debiéndose enfrentar con la línea reaccionaria de algunos ministros, no será nunca en absoluto abandonada".             De hecho, el Comandante de las Brigadas Negras no dudará en ponerse de parte de aquellos que, como el viejo sindicalista Grossi, atacaban a los ministros “técnicos" de la RSI, Tarchi de Economía, Moroni de Agricultura o Pellegrini de Finanzas, por sus descaradas tácticas burocrático-dilatorias. El propio Grossi recuerda las palabras encomiásticas de Pavolini: "Grossi está entre aquellos que mejor han comprendido la finalidad política y social de la socialización". Pero también la soledad y la incomprensión del ministro secretario. "Aquellas palabras de Pavolini fueron vigorosas y amargas al mismo tiempo; dejaban entrever el comportamiento ambiguo de parte de las jerarquías político-administrativas de la RSI".            La "socialización", por tanto, no era más que un medio útil, una aplicación social de un proyecto revolucionario más vasto que, en la concepción del mundo, del partido y de la sociedad, asumida por Alessandro Pavolini, debería llevar a la creación de un verdadero Estado republicano de los trabajadores, de una auténtica comunidad nacional-popular, parte constitutiva de la futura Unión de Repúblicas Socialista Europeas, ambicioso esquema continental en el que durante el último período de la guerra trabajan las elites del Nuevo Orden europeo. 

* * *             

Los últimos días de Mussolini y su régimen son bastante conocidos. Libros, revistas, series televisivas o películas cinematográficas, han evocado a su manera el arresto, ejecución y el postrer y vergonzoso ultraje a su cadáver.            La suerte de su secretario correrá paralela a la del Duce, constituyendo el testimonio final de un coraje y de una lealtad que no se detuvo ni ante la muerte. "Lo importante es morir bien. Morir bien y con honor. Morir por el Duce”, había asegurado Pavolini a sus camisas negras en Como un día antes de que la columna italoalemana en la iba el Duce, Clara Petacci y algunos de sus ministros y jerarcas fuera interceptada por efectivos de la 520 Brigada partisana "Garibaldi". Los partisanos permiten el paso solamente a los alemanes. Como es sabido, Mussolini y su amante se integran en la columna germana con la intención de traspasar las líneas enemigas. Serán descubiertos y fusilados poco después.            Abandonados a su suerte, Pavolini y los suyos deliberan. El camión autoblindado en el que viajan los dirigentes fascistas comienza a moverse. Los partisanos abren fuego. Estallan las granadas a su paso. El vehículo queda inmovilizado.Dentro del auto yacen varios escuadristas muertos. Algunos quieren entregarse ya.Sin embargo, el secretario del PFR no tiene intención alguna de rendirse. "Debemos morir como fascistas, no como bellacos”, grita, mientras salta del camión disparando su metralleta contra los bandidos.Le siguen varios de sus correligionarios.Los partisanos responden al fuego. Uno tras otro los fascistas van siendo capturados, excepto Pavolini que, sin dejar de disparar, intenta ganar la orilla boscosa del lago Como.Herido, exhausto, se arroja a las gélidas aguas del lago, hasta alcanzar unas rocas desde donde sigue agotando su munición. Horas después es finalmente apresado, semiconsciente, medio desangrado y con síntomas de congelación.Trasladado al municipio de Dongo, donde ya han sido agrupados los fascistas capturados anteriormente, escucha impávido la sentencia que les condena a él y a sus camaradas a la pena capital, dictada en persona por el tristemente célebre Walter Audisio, alias "coronel Valerio", que unas horas antes acaba de ejecutar a Mussolini y a Claretta Petacci.            Los ministros Mezzasoma, Casalinuovo, Zerbino, los federali Utimpergher y Porta, el secretario del Duce Gatti, el medalla de Oro y subsecretario de Estado Barracu, el profesor Coppola, el consejero y amigo personal del Duce Bombacci, así hasta quince, son trasladados en fila india hasta el lugar de ejecución.Dejemos que Petacco narre los últimos momentos de Pavolini y los suyos: "La larga fila de los condenados está ahora en silencio ante el pelotón de ejecución.Ninguno da signos de debilidad. Pavolini, entre Zerbino y Casalinuovo, se "yergue orgulloso y rígido", como comenta un testigo ocular. En un momento dado tiene fuerzas incluso para ordenar “¡firmes!" a sus compañeros. La "bella muerte" está al llegar'”. Es el final.            Transportado con los otros cadáveres a Milán, el de Alessandro Pavolini quedará también expuesto junto al de Mussolini y a los de los otros jerarcas, colgados boca abajo de los pies ante las turbas subhumanas que en piazzale Loreto celebran su aquelarre triunfal.            Su cuerpo será enterrado en el cementerio de Musocco, Milán, en compañía de varios miles de camaradas fascistas asesinados por el frente rojo y la reacción.Por voluntad expresa de su familia sus restos continúan allí.  

Alfonso Beltrán Aparicio

Madrid, 27 de septiembre de 200198º aniversario del nacimiento de Alessandro Pavolini

Publicado en “Tribuna de Europa” nº23

 Bibliografía ·        Massimiliano Soldani, "L Vltimo Poeta Armato. Alessandro Pavolini, Segretario del PFR', SEB, 1999 ·        Arrigo Petacco, "I1 Superfascista. Vita e Morte di Alessandro Pavolini', Mondadori,1998  ·        Giorgio Bocca, "La Repubblica di Mussolinl', Laterza, 1977 ·        Silvio Bertoldi, "Saló. Vita e morte de la RSf', Rizzoli, 1976 ·         Luca Leonello Rimbotti, "Il Fascimo di Sinistra", Settimo Sigillo, 1989 ·         Vincenzo Vinciguerra, "Camerati, addio", Avanguardia, 2000 ·        Salvatore Francia, "L 'Altro Volto della RSI", Barbarossa, 1988 ·        Pino Romualdi, "Fascismo Repubblicano", Sugarco, 1992 ·        Marino Vigano, "Il Congresso di Verona', Settimo Sigillo, 1994   NOTAS

  1. "Nosotros no amamos a Hitler porque represente en Alemania un elemento de orden; lo amamos porque representa un elemento de desorden en Europa." (Berto Ricci, "La Rivoluzione Fascista. Antología di scritti politici", SEB, 1996)
  2. Cf. Ismael Saz Campos, "Mussolini contra la 11 República", IVEI, 1986.
  3. Amistad y agradecimiento que no serán óbices para que Pavolini asuma la responsabilidad de mandar a su antiguo amigo al paredón, evitando que la petición de gracia cursada por la madre del conde Ciano llegará a manos de Mussolini, lo que hubiera podido ocasionar problemas de conciencia al Duce.
  4. Gráficamente, Rimbotti [véase bibliografia] expone el problema: "La RSI tuvo a todos en contra: a los industriales, a la Iglesia, a los trabajadores, a los propios alemanes, sin contar a los ejércitos angloamericanos, de tierra y de aire“.
  5. Apóstol de la "revolución dentro de la revolución", Pavolini confesará a su amante, Doris Duranti, sus verdaderos objetivos sociales: "el Fascismo en el que creo...no existe todavía, (...) el otro día Mussolini ha dicho una cosa que a muchos no ha gustado, pero a mí sí. Ha dicho que la cartilla de racionamiento no será abolida ni siquiera tras la victoria, así los Agnelli y los Donegani, comerán como sus obreros. Producir con la inteligencia o con las manos es lo mismo, quien no produzca, no tendrá sitio en la Italia que estamos construyendo" [cit. Soldani, véase bibliografía].
  

ESTADO-PARTIDO-PUEBLO-REVOLUCIÓN

ESTADO-PARTIDO-PUEBLO-REVOLUCIÓN

EL ESTADO POPULAR JEMER DE POL POT

por Maurizio Lattanzio

El epílogo cíclico de la decadencia occidental es la extenuación racial de la forma antropológica y la "teratológica" deformación del tejido social en el que "se agitan" las masas de individuos "pululantes" en las áreas metropolitanas del Occidente judeo-plutocrático. El desorden de los individuos "poseídos" por las pulsiones consumístico-mercantiles correlativas a las dinámicas neocapitalistas predominantes en las democracias usurarias occidentales es la estación terminal del proceso de disolución antropológica y de fragmentación social inducido por la "descomposición" ontológica del orden de la raza. Es el maloliente y cenagoso "fluctuar" antropoide de la raza burguesa, la cual tiene patológicamente grabada la "marca" repugnante de la inferioridad racial sobre la misma imagen física del "ciudadano" occidental: "Yo sufro –escribe Drieu La Rochelle- a causa del cuerpo de los individuos (...); qué cosa tan horrible caminar por las calles y encontrar tanta decadencia, tanta fealdad, tanta imperfección: espaldas curvas, hombros caídos, barrigas hinchadas, muslos magros, rostros flácidos". Tal es el desdeñoso "garabato" descriptivo que representa a la sub-raza ciudadana, inmortalizado por la pluma de Drieu. Se trata de una "identificación" analítica homóloga en cuanto a sus contenidos a la polémica antiurbana orgánicamente ilustrada por Walter Darré, ministro de Agricultura y Alimentación del Tercer Reich nacionalsocialista. "Dentro de nuestra alternativa ‘Ciudad o Campo’ es preciso también considerar un punto de vista más lejano. Toda ciudad, tanto la ciudad-jardín como la ciudad-cuartel, no reposa por sí misma sobre sus leyes vitales (...) cada ciudad es como un pulpo que atrae con sus largos tentáculos (...) el alimento de sus alrededores, y aún de más lejos si los medios de transporte se lo permiten. Si una circunstancia cualquiera hace cesar esa corriente hacia la ciudad, se vuelve como unpez fuera del agua. La ciudad en tal caso, no puede mantenerse viva por sí misma, hay que ayudarla desde fuera. El parasitismo es el carácter esencial de la ciudad. Todo parasitismo perece cuando se le retira su base nutritiva..." (Walter Darré, La nueva nobleza de sangre y suelo; hay traducción española). En el campesinado germánico –el Bauertum- residirá el "manantial" antropológico de la sangre aria, que "nutrirá" el nuevo orden de la raza afirmado por el Tercer Reich nacionalsocialista; del mismo modo mutatis mutandis, el campesinado será el sujeto social de referencia para los movimientos revolucionarios comunistas, caracterizados por una "lectura" marxistamente "herética" y dialectalmente deforme de la praxis de conflictividad social denominada "lucha de clases". No se olvide, a este propósito, que, según Lenin: "La lucha contra los campesinos es más difícil y mucho más larga que la que debemos combatir contra la burguesía"; mientras, según el hebreo Marx-Mardochai, el campesino es aquel que debe ser arrancado del "idiotismo del campo". La centralidad social del campesinado y la incompatibilidad "cultural" que opone el "espíritu" del campo al racionalismo utilitarista de la ciudad, delinea, por el contrario, los factores identificadores de la concepción maoísta del estado popular: "La guerra de resistencia contra Japón –escribe Lin Piao- fue esencialmente una guerra revolucionaria de los campesinos guiada por nuestro Partido (...). Dar confianza a los campesinos, crear bases rurales y servirse del campo para cercar y posteriormente conquistar la ciudad; tal fue el camino que condujo a la victoria a la revolución china". Ciertamente, hoy, en el Occidente plutocrático, el campesinado representa un componente social cuantitativamente "recesivo", cualitativamente degradado y políticamente marginal; pero, resulta igualmente innegable que los actuales fenómenos inmigratorios extraeuropeos –así como aquellos provenientes de las áreas "atrasadas" del este europeo- constituyen el "asalto" librado desde el "campo del mundo" contra la "ciudad del mundo" occidental, convalidando, tres decenios después, la exactitud "estratégica" del análisis político revolucionario elaborado por Lin Piao: "Tomaremos todo el globo terráqueo. Si América del Norte y Europa occidental pueden ser consideradas como ‘su ciudad’, Asia, África y América Latina representan su ‘zona rural’. Tras la segunda guerra mundial, el movimiento revolucionario del proletariado de los países capitalistas de América del Norte y Europa occidental, tiene, por distintas razones, bloqueado provisionalmente el paso, mientras que el movimiento revolucionario de Asia, África y América Latina se ha desarrollado vigorosamente. En cierto sentido, también la revolución en el mundo contemporáneo se presenta como un cerco de la ciudad desde el campo".

(...) Camboya será anexionada por Vietnam entre 1841 y 1845. Posteriormente, en 1863, Francia, "oficialmente" llamada por el rey Ang Duong y, después, por el rey Norodom, impondrá su protectorado sobre Camboya. El dominio colonial francés terminará en 1953. Durante este periodo, Camboya quedará subordinada alas exigencias de plusvalías del sistema de explotación colonial hegemonizado por las oligarquías plutocráticas judeo-francesas. Estas procederán a la sistemática extracción forzosa de las materias primas camboyanas y a la sucesiva reventa, in loco, de manufacturas muy costosas. De hecho, el ahorro laboriosamente acumulado por los campesinos –a menudo casi exclusivamente mediante la adquisición de dichos productos-, será "distraído" de toda forma de inversión productiva orientada al mejoramiento de las técnicas de cultivo. El campesinado camboyano, históricamente propenso al trueque –plenamente operativo hasta finales del siglo XIX-, será progresivamente obligado a usar el dinero y a suscribir préstamos monopolizados por usureros chinos, los cuales demandarán tasas de intereses anuales que oscilarán entre el 200% y el 300%: Algunos campesinos trabajaban solamente para devolver sus deudas, viéndose a veces constreñidos a vender sus propiedades (...) ...las tierras empezaron a quedar concentradas en las manos de capitalistas locales. (...) En 1956, el príncipe Sihanuk había tratado de poner remedio a los préstamos usurarios instituyendo un crédito agrícola y una especie de cooperativa para la recolección de productos agrícolas. Pero los directores del crédito y de las cooperativas explotaban a los campesinos de un modo todavía más despiadado que los comerciantes chinos. Según los Jemer Rojos sucederá "... una transformación completa de la mentalidad de la gente..." . De hecho, "en la administración de Phnom Penh, la corrupción, incluso en la época de Sihanuk, alcanzaba una amplitud casi inimaginable". Consecuentemente, el alma popular campesina expresará un justificado sentimiento de "odio por la ciudad donde se concentran los comerciantes chinos y el personal administrativo" (François Ponchaud, Camboya año cero).

El Pracheachon (Partido Comunista Jemer), forma expresiva organizada de la subjetividad social campesina, se transformará en el curso de la lucha antisistema en el Angkar, es decir en la Organización revolucionaria del Partido y del Estado, encarnada por la vanguardia política del pueblo camboyano. En el Angkar no existen sujetos que, en cuanto tales, prevalezcan sobre otros: todo dirigente es función objetiva de la totalidad revolucionaria. Esta orientación es confirmada por la casi competa falta de notas biográficas relacionadas con la persona de Pol Pot. Él, junto con sus compañeros de partido, asumirá notoriedad solamente como objetiva función militante del Angkar. El anonimato ascético de los soldados políticos jemer presentará "... los caracteres ‘típicos’ que casi siempre han tenido (...) las figuras representativas: el sabio, el guerrero, el asceta, el aristócrata (...). en efecto, en ellos lo suprapersonal y lo impersonal aparecen estrechamente unidos" (Julius Evola, El trabajador en el pensamiento de Ernst Jünger).

Pol Pot es el "nombre de batalla" que, como cualquier otro militante, será asumido por Saloth Sar en el momento de su adhesión al Angkar, abandonando la precedente identidad individual, "necesariamente" transfigurada en la impersonalidad activa de aquel que es grado individual de manifestación de la totalidad revolucionaria: "... en efecto, cuando un hombre entra en el ejército revolucionario, debe cambiar el nombre, como si renaciera. Ninguno debe reconocerlo ya, ni siquiera sus progenitores" (François Ponchaud).

(...) En el Angkar está ausente toda referencia al materialismo histórico-dialéctico, a la centralidad obrera, a la lucha de clases y a la dictadura del proletariado. El Angkar es la totalidad popular camboyana, sólidamente agrupada entorno a la subjetividad social antagonista del campesinado, entendido como portador de una "cultura" rural y antiurbana, así como radicalmente –y no dialécticamente- antiburgués y anticapitalista. El 15 de enero de 1976 será promulgada la "Constitución de la Kampuchea democrática". Esta, en su art. 1, dice así: "El Estado de Kampuchea es el estado de los obreros, los campesinos y de todos los demás trabajadores de Kampuchea". La sobria elementalidad espartana y bolchevista de la comunidad del pueblo se articulará en el marco del Estado popular de los soldados políticos jemer rojos, de los campesinos y de los obreros. La ideología marxista representará la superficial "concreción" formalista de un proceso revolucionario nacional, popular, socialista, campesino y antiplutocrático: "Si, hasta septiembre de 1976, la radio y los dirigentes han hecho habitualmente referencia al ’‘movimiento revolucionario internacional’ y a la ‘edificación del socialismo’, no se han reclamado nunca sin embargo como marxistas (...). De hecho, se ha hablado de ‘abatir las clases’ y de ‘abatir el régimen’, pero no se ha hablado nunca de ‘dictadura del proletariado’ o de ‘lucha de clases’ " (F. Ponchaud, op. cit.).

En septiembre de 1966, el Parido Comunista Jemer adoptará la metodología revolucionaria de la lucha armada, que "explotará" en 1967, en ocasión de la movilización popular campesina de Samlaut, una aldea de la provincia de Battambang, en el oeste de Camboya. La lucha armada de liberación nacional y popular alcanzará su "culmen" en los años comprendidos entre 1973 y 1975. En estos años, el gobierno colonial filo-estadounidense del fantoche Lon Nol será obligado a defender sólo la capital, sometida a los incesantes bombardeos de la artillería del ejército popular revolucionario de los Jemer Rojos. El 17 de abril de 1975, los Jemer Rojos entrarán en Phnom Penh, finalmente liberada de la ocupación colonial estadounidense. La devastadora estética militante de la praxis de radical subversión antiburguesa activada por los Jemer Rojos, iniciará entonces una "titánica" obra de "demolición" revolucionaria de la sociedad burguesa y de la "mercachiflería" plutocrática: "Del mismo modo que habíamos luchado para expulsar a los colonialistas franceses y japoneses –afirma Pol Pot- y luego, por último, a los imperialistas americanos, continuaremos la lucha para construir y para defender la nación, con el mismo heroísmo revolucionario".

La ciudad es el "lugar" sociológico-urbanístico del privilegio burgués, de la rapacidad negociante y del parasitismo plutocrático. Esta será "purificada" por los Jemer Rojos mediante la técnica revolucionaria de la "cesta invertida", consistente, precisamente, en el vuelco de la cesta o recipiente (o sea, la ciudad) con todos los frutos en él contenidos (contrariamente a als otras revoluciones que eliminan de la "cesta" sólo los frutos podridos), de los que serán seleccionado sólo aquellos todavía "sanos", es decir la sustancia antropológica merecedora de un sucesivo y gradual reasentamiento en una nueva estructura urbana cuantitativamente "redimensionada" y cualitativamente vuelta funcional y subordinada al armónico, equilibrado y orgánico desarrollo de la comunidad rural. Los Jemer Rojos pondrán en marcha la praxis de "vaciamiento" de la ciudad comenzando justamente por la capital Phnom Penh: "Esta evacuación generalizada, masiva, provenía de una concepción nueva de la sociedad: la idea misma de la ciudad debía desaparecer. Las ciudades camboyanas se habían engrandecido entorno a los mercados, y Phnom Penh, en particular, había conocido su expansión gracias al colonialismo francés, al comercio chino, a las burocracias estatales de la monarquía y de la república. Era preciso hacer tabla rasa y construir una sociedad (...) de tipo rural" (F. Ponchaud, op. cit.). Según Pol Pot "la ciudad es malvada, porque en la ciudad está el dinero. Las personas se pueden cambiar, la ciudad no. Sudando en el labrar, el sembrar y el recolectar, el hombre conocerá el verdadero valor de las cosas. ¡Es necesario que el hombre sepa que nace de un grano de arroz!".

La praxis revolucionaria del traslado dirigido de la población urbana desde la ciudad al campo, constituye la adecuada proyección "ejecutiva" emanada de la elaboración teórica formulada por Khieu Samphan, dirigente del Angkar revolucionario. Él sostendrá que los flujos monetarios de la economía capitalista-mercantil ciudadana determinan la decadencia de la nación. La ciudad –según Samphan- "vampiriza" la producción agrícola en beneficio de los estratos sociales especulativo-burgueses, los cuales alimentan consumos parasitarios, además de un aparato burocrático compuesto de individuos débiles y corruptos. Shampan delinea una propuesta radicalmente alternativa, articulada en la abolición de la propiedad privada, abolición de la moneda, abolición de la ciudad y en la valoración del campo, elevado al rango sociológico de espacio primario para el asentamiento de la comunidad popular. Consecuentemente, el Banco emisor será minado y hecho saltar por los aires, la moneda será abolida y el trueque se afirmará como el exclusivo medio de intercambio. Esto determinará la sustancial "cancelación" urbanístico-económica de la ciudad, completamente privada de los circuitos monetarios que garantizan la supervivencia de la especulación financiera "maniobrada" por las oligarquías ciudadanas de la burguesía mercantil y usuraria. La estructura industrial, colocada al servicio de la agricultura, suministrará los enseres, utensilios y vestimenta necesarios para el ejercicio de la actividad campesina. Serán abolidos los títulos académicos, sustituidos por "diplomas a la vista", o sea por certificados emitidos por el Angkar a aquellos que hayan funcional y productivamente contribuido a la milicia del trabajo orientada al desarrollo y consolidación del equilibrio comunitario. La disociación racionalista del intelectualismo burgués será recompuesta mediante la abolición de toda forma de actividad profesional que propicie la formación de grupos sociales oligárquicos en concurrencia conflictiva con los intereses de la comunidad popular del trabajo campesino y obrero. La escuela, convertida en función político-educativa de la comunidad del pueblo, no conferirá títulos que permitan el ejercicio de actividades profesionales socialmente privilegiadas. La educación política de los niños comenzará a la edad de seis años. Aprenderán que la lealtad política respecto al Angkar y a la comunidad popular de soldados, campesinos y obreros prevalece sobre la relación naturalista que une al individuo con la propia familia de origen. La medicina tradicional sustituirá a la farmacología química occidental, mientras los miembros del kom, célula base de la comunidad del pueblo, compuesta de entre diez a quince familias, según los sectores, se apropiará de los pastos comunales, como en la Esparta dórica y como en la China maoísta. El nihilismo iconoclasta de las milicias jemer pondrá en marcha una "tensa" praxis de aniquilación frente a las instituciones, estructuras y exponentes religiosos, especialmente budistas, que rechacen colaborar o que sean objetivamente incompatibles con el proceso de edificación del Estado popular jemer. "(...) El virus de la corrupción y del capitalismo estaba siendo estirpado en su raíz. (...) Los implacables Kamaphibai, los cuadros del Angkar, luchan por crear el "hombre nuevo". Su lema es que no se puede cambiar la sociedad sino se cambia al hombre. (...)".

Al día de hoy, no sabemos todavía –dado lo contradictorio de las informaciones- si Pol Pot ha muerto o no en la jungla indochina, en la que estableció su cuartel general después de que, en 1978, fuera expulsado de Phnom Penh, ocupada a la sazón por los vietnamitas. No sabemos... aunque, por lo demás, ante la objetiva función de su milicia revolucionaria, incluso su persona física tiene un relieve meramente subordinado. Lo que permanece es el radical valor de un proceso revolucionario nacional, prusiano y comunista, campesino y antiplutocrático, conducido con ejemplar coherencia política y con lúcida eficacia operativa. (...) Por consiguiente, reconocemos en la Camboya nacionalcomunista de Pol Pot la connotación política identificadora de un Estado popular fundado sobre un orden jerárquico agrícola-guerrero de soldados políticos enraizados en la espartana simplicidad solidarista del comunismo campesino.

En cuanto a nosotros, encontramos, personalmente, que Pol Pot nos resulta más "simpático" –si queremos hablar con propiedad de nacionalcomunismo- , que el rufianismo eslavo de los Zirinovski y de los Ziuganov...

Texto para el Debate: MANIFIESTO DE "RESISTENCIA"

Texto para el Debate: MANIFIESTO DE "RESISTENCIA"

MANIFIESTO DE LA COMUNIDAD POLÍTICA DE RESISTENCIA

RESISTENCIA se reconstruye en es completa Oposición a EL Ámbito ideológico como una fuerza de combate en el marco de una Visión del Mundo, integral, espiritual y orgánica, Basada en un Conjunto de Ideas, Actitudes y Valores la "lógica de la decadencia" que está en la base del nihilismo occidental desde sus orígenes histórico-filosóficos hasta sus actuales Manifestaciones económico-tecnológicas.

Criterios Objetivos de Verdad y Justicia, y subjetivos de Coherencia y Dignidad, Guian y determinan nuestra acción y evolución en la lucha por y desde una Visión del mundo que no se dejara encerrar nunca en esquemas abstractos.

Políticamente, ideal nuestro pensamiento se encauza en una línea de continuidad con todas las formas de Socialismo Revolucionario Comunitario y Mediante las Cuales nuestros pueblos han querido Construir su Realidad social, cultural y vital al margen y en contra de las decadentes democracias liberales-Capitalistas.

A este respecto, no negamos que nuestro referente histórico se identificación con las Revoluciones nacionalpopulares Y que socialcomunitarias en Cualquier parte del mundo ya lo largo de este siglo que ahora acaba han alzado su bandera de combate frente a la arrogancia del imperialismo y de sus tentáculos políticos, militares y financieros.

Especialmente, RESISTENCIA RECONOCE en el complejo universo de las revoluciones fascistas un eterno valor ejemplar < / strong> y, Dentro de sus límites históricos, la Última Esperanza de Europa para liberarse del dominio de la Usura y de la Explotación.

Sin embargo, ni resistencia no cultivará nunca-en este ni en otros casos-nostalgias vergonzantes o testimonialismos reaccionarios.

Condenamos Cualquier desviacionismo y todo oportunismo, especialmente las formas "residuales" de neofascismo atlantista o de neonazismo de "servicio", que como sus compadres de la Derecha Nacional-Constituyen liberal Sendas Modalidades de reclutamiento compensatorio auxiliar al servicio de los Estados Democráticos y antifascistas.

Desde el punto de vista estratégico y operativo, RESISTENCIA sigue Manteniendo un Proyecto Geopolítico de Liberación basado en la solidaridad política con todos los oprimidos y explotados en El Marco de las Naciones Unidas Frente de los Pueblos orientado a la Aniquilación del Sistema Mundialista mundial, especialmente dirigido contra los Devoradores del Mundo: Estados Unidos, Israel y todos sus cómplices Nacionales e Internacionales .

Respecto a la Cuestión Nacional ya la Construcción Europea , Ambas ligadas Intimamente, Debemos matizar lo siguiente. no somos nacionalistas . Lo que no quiere decir que seamos antinacionalistas o internacionalistas. Sólo somos anticapitalistas . Rechazamos en el cosmopolitismo y rigor la homogeneización forzosa que los imperialistas de la globalización imponen por todo el planeta en beneficio de las democracias de Mercado y los especuladores internacionales.

El nacionalismo ha sido la idea -fuerza que ha donado por completo las Relaciones Políticas Durante el siglo XX. Esto es Un hecho que no vamos a valorar Porque no Nuestra misión es. Hoy se critica acerbamente el "nacionalismo exacerbado" (dixit Aznar) en todas sus formas, identificándolo un menudo con él "totalitarismo", otra bestia negra de los "Demócratas buenos".

Sin embargo, olvidan Estos Mencionar santurrones hoy que, en este Occidente liberal-democrático, la práctica de la Totalidad clase Política, de la casta cultural mediática, del estamento y militar del mundo de los Negocios es feudataria De una forma de nacionalismo y de Procedente de Más allá del Atlántico: el americanismo .

El problema no es un Exista que "Legítimo patriotismo" yanqui. Lo intolerable es ese que nacionalismo atlántico Este más representado aquí, en Europa, que en los Estados Unidos y el modelo que norteamericano vaya moldeando totalitariamente-Con la colaboración inestimable de "nuestros "Dirigentes autóctonos-las mentes, las almas y las Necesidades de nuestros pueblos.

Para nosotros la OTAN no es nuestra patria. Ni el FMI, o el Banco Central Europeo, nuestro ideal económico. El "modo de vida americano" no es nuestro referente cultural. Porque, bajo Cualquier aspecto, los Estados Unidos de hijo de Israel nuestro enemigo absoluto , caída y su Destrucción y señalarán el comienzo de nuestra victoria.

El Apoya RESISTENCIA Derecho de Autodeterminación de los Pueblos hasta el extremo final del pleno ejercicio real no ficticio-de la Independencia y de la Soberanía . Únicamente limitado por las Necesidades estratégicas que la Guerra Política contra el Imperialismo conlleva.

Más allá, pues, de todo nacionalismo, apoyamos una auténtica construcción europea por la base , una Través de un consenso social solidario organizado en la forma de Comunidades Políticas Soberanas .

La negación de Maastricht-de Sus Principios, las fórmulas de sus, consecuencias desa-No puede ser ya, guste o disguste, la Afirmación de modelos nacional-Estatales superados por la propia dinámica autodestructiva de la burguesía occidental de masas: la arrogante clase creadora de los modernos Estados Capitalistas.

Europa, definida por el propio Tratado de Maastricht, como " pilar europeo de la Alianza Atlántica ", para nosotros no es "valor absoluto", sino un espacio geopolítico más a liberar ya como Reorganizar Macrocomunidad Orgánica de Pueblos Libres Específicamente Proyectada contra los Estados Unidos, el Sionismo, El imperialismo, el Colonialismo y el Nihilismo Occidental.

Para alcanzar sus Objetivos RESISTENCIA se moverá Dentro de los cada vez más Estrechos Márgenes de "legalidad" que las democracias Capitalistas asignan como terreno acotado a disidentes y contestatarios. Bien entendido, también, como revolucionarios que ni aceptamos ni asumimos que Dicha "legalidad" Jamás mar Razón Suficiente para un Renunciar nuestros objetivos finales.

< / p> CONTRA EL MUNDIALISMO Y SU arrogancia, UNIDAD POLÍTICA EN EL FRENTE DE LOS PUEBLOS;

CONTRA EL ESTADO Y SU VIOLENCIA, CONSTRUYAMOS EL CONTRAPODER SOCIALISTA Y COMUNITARIO; CON LOS oprimidos CONTRA LOS OPRESORES .

TEXTO PARA EL DEBATE: NACIONAL-JUDAISMO EN ESPAÑA

TEXTO PARA EL DEBATE: NACIONAL-JUDAISMO EN ESPAÑA

 Recuperamos un polémico artículo publicado en Resistencia en el cual se ponen de manifiesto las auténticas querencias de la extrema derecha española. Sin estas premisas resulta poco probable entender las bases teóricas e históricas de las que mana la denominada "desviación identitaria" , que más allá de modos y modas de allende Los Pirineos descansa en una sólida tradición política autóctona.....

¿Guardia mora o somatén sionista?
 

Reflexiones sobre una "Desviación estratégica"


 

A. Beltrán


Bajo el título de Talibanes, chiítas y musulmanes en el área social-patriótica el Movimiento Social Republicano de Sobrarbe (Aragón) ha publicado un breve pero interesante documento sobre una hipotética "crisis" en las "originales posiciones pro-árabes" de la extrema derecha española.

Ignoro si MSR-Sobrarbe es una realidad militante o una iniciativa virtual de las muchas que pululan por ahí. Para mí, tal cosa carece de importancia. Me hago responsable de lo que escribo y por eso lo firmo personalmente. Veamos:

Si bien se trata de un texto correcto tanto en el fondo como en la forma, no es menos cierto que en él se deslizan afirmaciones que no siendo diametralmente falsas esconden semiverdades incompatibles con la realidad histórica y teniendo en cuenta que la lucha por la verdad es siempre inseparable de cualquier proyecto revolucionario como militante del MSR-Madrid puedo ejercer mi libertad y la ejerzo. Callar supone otorgar y esta vez no callaremos.

En realidad, fuera de ciertas excepciones la extrema derecha española no ha sido nunca pro-islámica. Tampoco la europea.

Se afirma en el texto que "... la cuestión afgana llevó a una nueva reflexión, el evidente apoyo que los yanquis daban a la guerrilla empezaba a debilitar la tercera posición".

La verdad es precisamente la contraria. Si la extrema derecha, "tercerista" o no, se ha identificado en algún momento con los movimientos árabes e islámicos ha sido en lo que tenían de anticomunista o en la medida que oponían una resistencia al imperialismo soviético. Nunca al contrario.

Para el neofascismo atlántico, férreamente anticomunista, el muyyihaddin afgano era un aliado exótico - otro más - en un combate más amplio en favor del "mundo libre" y de la Europa occidental amenazada por las "hordas asiático-soviéticas" y esos "quinta columnistas" del Kremlin que eran los partidos comunistas locales.

 

Exactamente igual que el Reino Saudí y el Sha del Irán. Igual que Nasser en un primer tiempo. Del mismo modo que los contras nicaragüenses, el Chile de Pinochet o la Argentina de Videla. Como la Indonesia de Suharto, las Filipinas de Marcos y el Taiwán de Chang-kai-Chek. Como las "presencias blancas" de Rhodesia o Sudáfrica, la Katanga de Tsombè o el Marruecos de Hassan II. Todos ellos constituían, a pesar de sus notables diferencias objetivas, fuerzas periféricas de un mismo frente de guerra.

Resulta sorprendente que ciertos ideólogos y geopolíticos de derechas descubran el mediterráneo ahora al "denunciar" que el fundamentalismo saudita o la guerrilla afgana han contado con el apoyo incondicional del imperialismo norteamericano en su lucha contra el imperio del mal soviético constituyendo un "cinturón verde" para laminar la expansión del comunismo soviético ¿Qué demuestra eso?

Los Jemeres Rojos de Pol Pot, contaron con el apoyo tácito de la administración Nixon, a pesar de haber luchado en su contra. Pero constituían, por su orientación pro-china, un importante aliado para contrapesar la influencia en el sudeste asiático del Viet-Cong y del Estado vietnamita, anti-chino y vinculado por tanto a la Unión soviética. No pueden reconocer, evidentemente, los norteamericanos su grado de compromiso en esta guerra interna entre marxistas, porque los métodos de Pol Pot no eran precisamente "caballerescos"...

No es de extrañar que muchos de aquellos terceristas radicales europeos se acostaran de la OAS y se levantaran maoístas, que agitaran el libro rojo y atacaran el revisionismo soviético y formaran parte a su vez de estructuras clandestinas atlánticas tipo Gladio...

Son los herederos de aquella "derecha radical" los que hoy agitan el peligro del fundamentalismo islámico al que acusan de aliado "objetivo" de los USA contra "Europa". Siguen haciendo el trabajo sucio para quien todos imaginamos.

 

Afirman también nuestros camaradas oscenses que a pesar de todo: "La simpatía hacia la causa palestina ha estado siempre en este debate". Entre otras cosas porque, tal vez, después de todo el no-reconocimiento del estado sionista por parte de España fuera expresión de este complejo de "guardia mora" entre las fuerzas nacionales.

Pero esto es una nueva mixtificación que nace de un mito sólidamente establecido durante años: el mito de la "Tradicional amistad con el Mundo Árabe".

Expresión depuradísima del cinismo político y diplomático del régimen de Franco, este mito ha alimentado la idea de una independencia internacional y de una simpatía por las causas justas de parte del régimen español.

Idea falsa donde las haya porque el franquismo sólo fue neutral, en realidad no-beligerante, durante la Segunda guerra mundial. Luego, durante los duros años del aislamiento y la presión diplomática, puso a toda la nación bajo el yugo norteamericano. Le iba en ello la supervivencia. ¿Y qué mejor credencial para la "normalización" internacional que el establecer lazos formales con el estado judío?

Fue el Estado español el que buscó desesperadamente el reconocimiento por parte de la entidad sionista ilegal como forma de salir del aislamiento. Y fue el estado judío el que se lo denegó desabridamente sacando a colación la simpatía y la colaboración de Franco con los países del Eje.

Además de esta razón - ya de por sí suficiente para un régimen como el sionista que pretendía y pretende representar a la totalidad del pueblo judío, monopolizando los sufrimientos históricos de los israelitas - existían otras causas más complejas: como la presencia de gabinetes izquierdistas en los primeros gobiernos israelíes, la participación de miles de voluntarios de origen judío durante la guerra civil española en el bando republicano, el apoyo de la URSS a la constitución de un estado hebreo en Palestina, etc.

No paró ahí la cosa. En 1949, en un memorable discurso ante la asamblea de las Naciones Unidas, el representante israelí Abba Evan, expuso las razones de su gobierno para votar en contra de la entrada de España en la ONU: el régimen español era un régimen "fascista", cómplice de otros regímenes fascistas y, por tanto, culpable, moralmente al menos, del sufrimiento de los hebreos bajo el nazifascismo europeo.

De nada les valió a los representantes españoles ensalzar el papel de Franco y su diplomacia durante los años del conflicto bélico con relación a la ayuda humanitaria prestada a los judíos por el gobierno franquista.

Despechado por semejante desprecio y necesitado de urgente reconocimiento internacional, el gobierno español se acercó políticamente a los despotismos árabes (fieles aliados de los USA ya entonces) y a ciertos gobiernos hispanoamericanos de corte autoritario. Data de aquí la "profunda amistad" del régimen español hacia el mundo árabe y su proyección "espiritual" iberoamericana.

Ningún idealismo, ninguna "amistad tradicional" está en la base de esta política. Solo un frío cálculo diplomático y una realpolitik de supervivencia.

Cuando en 1950, con el conflicto de Corea, la Guerra fría eclosionó con toda su virulencia contraponiendo dos bloques irreconciliables, el franquismo vio el cielo abierto.

En 1953 se firmaron los pactos bilaterales con los USA y el Concordato con la Santa Sede, la práctica totalidad de las legaciones diplomáticas volvieron a estar operativas y los lazos políticos, militares y económicos con el bloque occidental -"el mundo libre" - se estrecharon al máximo. En 1956 se aprobó nuestra entrada en la ONU.

Para entonces ya no hacía falta el reconocimiento por parte de Israel. Antes al contrario, establecer vínculos formales con la Entidad sionista sólo podría generar problemas en un momento en el que el conflicto árabe-israelí se enconaba.

Fue entonces cuando Israel intentó denodadamente establecer relaciones con el régimen franquista, encontrado la oposición de los sucesivos gobiernos españoles que ahora devolvían la moneda a los sionistas. Así, hasta que la situación internacional permitió con el gobierno socialista el reconocimiento formal de Israel.

De cualquier modo el gobierno de Franco no dejó de colaborar con la Entidad Sionista a pesar de la falta de canales de comunicación oficiales, intermediando en aquellas situaciones que precisaban una especial relación con los gobiernos árabes. Como en la evacuación de ciudadanos judíos de Marruecos, de Egipto, de Irak o de Libia. Operaciones en que las correspondientes legaciones diplomáticas colaboraron estrechamente con el Mossad otorgando pasaportes españoles a estos judíos, pretextando su - en muchas ocasiones, improbable - origen sefardí.

Perdónesenos esta larga digresión histórica necesaria para acabar con un mito que todavía cuenta con una amplia difusión en medios nacionales pero que es en realidad una de las muchas falsedades emitidas desde el régimen (el anterior y el actual).

En segundo lugar, la afirmación sobre la supuesta simpatía hacia la causa palestina me parece que se acerca más al tópico que a la realidad.

No descubrimos nada si declaramos que - salvo aisladas excepciones - el antisionismo nacional-revolucionario no ha sido más que otra variante del antisemitismo de derechas, de marchamo católico y de larga trayectoria en el Occidente judeocristiano. Tan larga como la del cristianismo y las distintas iglesias, máximas generadoras de antisemitismo en la historia.

Especialmente activo tras la derrota del nacionalsocialismo y del fascismo, que mantenían un antijudaísmo basado en principios ideológicos y raciales incompatible con las nuevas realidades mundiales, el antisemitismo católico ha servido como punto de referencia para reintegrar a buena parte de los "vencidos" en un nuevo frente de combate anticomunista, convenientemente depurado de ideologías y doctrinas "incorrectas".

No conviene olvidar que respecto a la causa palestina la mayor parte de los grupos de extrema derecha europea han sido más críticos de lo que se desprende de ese lugar común antisionista.

De hecho, ya que parece que los actuales n-r son tan enemigos de la dinastía Saud, no estará de más recordar que el "ídolo" de los sedicentes antisionistas de extrema derecha ha sido el rey Faisal de Arabia Saudí (de cuyo régimen recibían entonces abundantes subsidios) no Arafat o Nasser y menos aún Jomeini o Gaddafi.

Fieles a sus perpetuas obsesiones y a las "superiores exigencias" del mundo libre, los nacional revolucionarios no cesaron en su momento de criticar la "infiltración izquierdista" (comunista) en la OLP y en los movimientos socialnacionalistas árabes (que, dicho sea de paso, eran mayoritariamente de filiación cristiana, en sus variantes extremas), con la misma persistencia y con similares objetivos confusionistas con los que hoy critican el "fundamentalismo" y el "integrismo" tanto de la resistencia palestina como de otros movimientos árabe-musulmanes.

Hoy los grupos neofascistas siguen manifestándose (cada vez menos) contra la ocupación sionista y el régimen terrorista impuesto en Palestina por los judíos. Pero se trata de pura inercia, cuando no del habitual oportunismo.

La actual confrontación norte-sur va cambiando paulatinamente el carácter del discurso pro-palestino que empieza a hacer aguas.

Después de todo, ya Teodor Herzl, el padre-fundador del Sionismo, definió a su hipotético Estado Judío como un baluarte avanzado de la civilización de Occidente frente a la barbarie oriental. Y es innegable que una secreta corriente de simpatía ha unido a los "defensores del Occidente judeocristiano" con estos modernos israelitas que, como los bíblicos guerreros de Josué, hacían trizas a las hordas harapientas del Islam anticristiano, reverdeciendo el espíritu de las cruzadas, gracias - sobre todo - al sofisticado material de guerra suministrado por el amigo americano.

De hecho, el autor del documento que estamos analizando plantea implícitamente la cuestión al insinuar la presencia de sectores integristas en el seno de los distintos contingentes de inmigrantes procedentes del área de confesión musulmana instalados en Europa desde hace algunos años. Y este es un punto clave pues manifiesta que la penetración de escoria ideológica en el mundillo social-patriótico es mucho mayor de lo que se pensaba.

La verdad es que grupos políticos islamistas se mueven entre ambientes de población inmigrante. ¿Qué tiene de extraño? No solo ellos; también representantes de otras opciones políticas, especialmente laicas, lo hacen.

Captar descontentos con el régimen que facilita y estimula la inmigración socioeconómica no es tampoco ninguna novedad.

El régimen de Franco facilitaba y estimulaba a su modo (en nombre de un indecente patriotismo de divisas) la salida de España de masas de desheredados rumbo a la Europa del plan Marshall, y el exilio político, concretamente su ala militante, el PCE, trataba de captar a estos trabajadores-inmigrantes para reforzar una propaganda y una agitación en el exterior que en nuestro país era entonces imposible.

Los resultados en uno y otro caso no fueron muy halagüeños. Y en uno y otro caso las respectivas policías secretas de los regímenes pro-inmigracionistas se infiltraban y se infiltran en los colectivos de explotados para bloquear la potencial acción hostil de esos grupos.

Los inmigrantes viene aquí a trabajar no a hacer la revolución que en su país no han hecho.

Proyectar el fantasma de una islamización de Europa de la mano de masas de trabajadores inmigrantes ¿qué sentido tiene? ¿a quien beneficia? ¿es políticamente juicioso "acumular" más enemigos priorizando la lucha contra los "recién llegados" en nombre de los prejuicios más delirantes?

No sólo en Francia, también en España el "peligro de islamización" (sic) a través de las masas de inmigrantes, empieza a ser objeto de "análisis objetivos".

Y ha sido recientemente el diario "La Razón", dirigido por ese ultramonárquico, trilateralista y acérrimo adalid de la causa sionista, llamado Luis María Anson el primero en romper hostilidades, preguntándose de forma malignamente retórica sobre una posibilidad inquietante: "¿Y si España fuera, algún día, de mayoría musulmana?" (La Razón, 7 de febrero de 2001).

El actual antiislamismo, que rezuma por todas partes espíritu de cruzada y de reconquista, mezclado con la critica a la inmigración "ilegal" (solo a la musulmana, obviamente) tiene todos los visos de ser una nueva "desviación estratégica" análoga a aquella otra que el anticomunismo atlántico desarrolló durante la guerra fría y de la que hemos hablado al principio.

 

La historia vuelve a repetirse, primero como tragedia luego como farsa, que diría Marx.

Y en esa farsa estamos, como se desprende de la cita que hace el MSR-Sobrarbe de la obra de Alexandre del Valle y, sobre todo, de la de Guillaume Faye, que en ninguna caso deben ser analizadas fuera de un contexto muy concreto de alianzas entre ciertos estados de la Unión europea, la OTAN, el Vaticano y el ... Estado de Israel, y de una intoxicación ideológica proveniente de ciertos "brain trust" megaindustriales, como la Rand Corporation y de ciertos intelectuales orgánicos del Departamento de Estado norteamericano como Samuel Hungtingtton...

Fuera de ese contexto, por ejemplo, la obra de Faye no pasaría de ser una frivolidad "epatante", una bufonada muy francesa, la imbecilidad de un imbécil, en definitiva. Pero en conexión con otros factores de producción ideológica, que agrupan a elementos de muy variado signo, los últimos escritos del "enfant terrible" de la Nouvelle Droite gala encuentran lógicamente su lugar subordinado dentro de una estrategia confusionista que coloca directamente al "área social-patriótica" como último eslabón de una cadena represiva de limpieza étnica al servicio de un nuevo Frente Judeocristiano.

Que este tipo de discurso conduzca implícitamente a simpatizar con la causa de Israel no es algo que deba maravillarnos. En este sentido muchos pasos se han dado ya y, según nuestras informaciones, se siguen dando. La reciente elección del "halcón" Ariel Sharon al frente del gobierno israelí empieza a ser saludada con cierto alivio por parte de algunos social-patriotas europeos y españoles. Veremos quién arroja la careta antes de tiempo.

Mención aparte merece ese "factor añadido" que representarían musulmanes y filo-musulmanes en el "área".

Aquí de nuevo la verdad se sitúa en el lado contrario al que se deduce del análisis de MSR-Sobrarbe.

 

Independientemente de aquellos que siguiendo un preciso, y a veces caótico, itinerario espiritual necesario para resolver la propia ecuación personal o aquellos que se han aproximado al fenómeno revolucionario islámico para contrastar la propia identidad política-ideológica como revolucionarios europeos, los años setenta y sobre todo ochenta fueron testigos de un fenómeno que aun no ha sido suficientemente investigado pero que veinte años después muestra perfiles inquietantes.

La proximidad, la solidaridad, el apoyo y la relación directa de muchos militantes nacionales pivotando alrededor de embajadas, asociaciones de amistad, comités, servicios jurídicos, editoriales, revistas, etc. lejos de representar un fenómeno positivo, no parece haber sido otra cosa que un gigantesca "infiltración de masas" al servicio de las necesidades defensivas de unos estados que por aquel entonces consideraban ya que el Islam y el frente islámico revolucionario constituían un enemigo en ciernes al que vigilar, controlar y manipular convenientemente.

No todos los "radicales" de uno u otro signo que se han acercado al Islam político lo han hecho por verdadera curiosidad revolucionaria. Muchos - demasiados - se han movido por motivaciones espurias. Por un lado el oportunismo habitual que guía a los que nunca han tenido las ideas claras. Por otro, su presencia en la galaxia pro-islámica se reducía a la practica también habitual de ver, oír e ...informar.

Dejamos a los lectores que imaginen de qué y a quién habría que informar.

Efectivamente, existen - suponemos - musulmanes, o presuntamente tales en sectores de la extrema derecha. Pero negamos que un verdadero musulmán español, en cuanto tal, se preste a participar en una mojiganga clerical-militarista como la celebración de la "Toma" de Granada, por poner un ejemplo conocido.

A no ser que su presencia tanto en la comunidad islámica local, como en la extrema derecha, o su paso por movimientos andalucistas radicales, responda a otro tipo de "comisión de servicios"...

Al margen de ciertos episodios truculentos, sería cuestión para un debate más amplio examinar precisamente la realidad contraria; es decir, la simpatía, la adhesión y la defensa de la Causa de Israel por parte de elementos cualificados de la extrema derecha española.

Empezando, obviamente, por el principal heraldo de la entidad sionista y del nacional-sefardismo entre las fuerzas nacionales, el único diputado que ha tenido la extrema derecha, y su verdadero líder histórico, Blas Piñar. Y terminando por ciertos periodistas radiofónicos de tendencia falangista que - considerándose a sí mismos como descendientes de judíos "chuetas"- realizan impunemente su particular apología del Estado de Israel y su crítica infame a los moritos que mandan a sus hijos a tirar piedras a los soldados sionistas.

Pasando - también - por los varios Cesarsky Goldstein que se dedican a "marcar" a la juventud nacional y acercarla a la causa del sionismo internacional.

O esos otros líderes "alternativos", tipo Mario Conde o Garcia-Trevijano, cuyas relaciones con la comunidad de los servicios de seguridad israelíes era un secreto a voces incluso para los más incautos social patriotas.

Históricamente ha sido una equívoca corriente de solidaridad hacia los judíos de origen sefardí que tiene su arranque en la obra del doctor Pulido y en la política diplomática-comercial de la monarquía de Alfonso XIII, la que ha llevado a muchos patriotas a acercarse al fenómeno hebreo desde un nacionalismo cultural hispánico, contraponiendo el "espiritualismo" sefardí al "materialismo" askenazi.

Ni que decir tiene que ha sido ésta la principal vía de penetración de la "intelligence" sionista dentro de la extrema derecha española.

Los franquistas podían presumir de Franco ante los judíos de ascendencia ibérica y éstos sentirse moralmente predispuestos a entablar amistosas relaciones con los adalides de un Caudillo que, a pesar de su proximidad a la causa del Tercer Reich, era presentado como salvador de millares de judíos durante la segunda guerra mundial y como beneficiario de la ayuda económica de los ricos banqueros y comerciantes sefarditas del protectorado español en Marruecos, los Salama, los Toledano, los Benarroch, los Hachuel, los Hassan, etc. determinante para hacer triunfar el alzamiento en el norte de África.

 

Piñar, miembro fundador de la Amistad Judeo-cristiana, asiduo visitante del estado de Israel desde los años sesenta, pidió varias veces al gobierno de turno el reconocimiento del estado judío.

 

El Sefardismo, como doctrina "imperial", halló también en el pasado a valiosos valedores como el diplomático falangista Agustín de Foxá y el atrabiliario escritor madrileño Giménez-Caballero.

Hubo ciertamente en el campo falangista antisemitas y antisefarditas furibundos como Onésimo Redondo. No es de extrañar que el líder jonsista, cuyo antijudaísmo provenía de su catolicismo militante y de su simpatía por el partido de Hitler, no pasara de caudillo provincial y provinciano, devoto cristiano y precursor sindicalista, dentro de la iconografía oficial franquista-falangista y que sea visto con horror por sus propios correligionarios que, según nos cuentan, invitan a jóvenes kibbutznik israelíes a confraternizar con ellos para borrar toda huella de antisemitismo falangista y limpiar las paredes de alguna ciudad del sur de pintadas neonazis. Pero la Historia no es un graffiti...

Hay otro hecho que no carece de importancia para la paulatina constitución de un "somatén sionista" entre las fuerzas nacionales y es la alianza circunstancial establecida entre el ejercito sionista y las fuerzas militares del partido falangista libanés (Kathaeb) durante la guerra civil libanesa.

Fundada a finales de los años treinta por Pierre Gemayel, y lejanamente inspirada en el Movimiento nacional español, la falange libanesa fue armada y financiada por Israel durante la guerra civil de El Líbano con el objeto de destruir a la guerrilla palestina y a cualquiera de sus aliados.

Además, en los campamentos libaneses militantes de la extrema derecha europea recibieron instrucción militar como voluntarios pro-cristianos y algunos fueron captados por los diversos servicios secretos occidentales operativos en la zona, especialmente el Mi6 británico, el Sdce francés, la Cia norteamericana y el Mossad israelí.

Curiosamente, o no tanto, muchos de estos militantes, a pesar de sus inequívocas simpatías por los cristianos libaneses y de haber sido entrenados en sus campos, al regresar a Europa se "descubrieron" profundamente pro-islámicos, frecuentando diversos centros culturales musulmanes y embajadas "integristas" en los países occidentales.

Esa afinidad con el Kathaeb y el recuerdo de su asesinado jefe militar, Bashir Gemayel, ha impedido, por ejemplo, a muchos falangistas y nacional revolucionarios españoles captar el tremendo significado que para el proceso revolucionario en Oriente Próximo va a tener y está teniendo, de hecho, la vergonzosa derrota del ejercito israelí a manos de la milicia chiíta de Hizbulá. Acontecimiento que, junto a la revolución islámica de Irán también de filiación chiíta, representa un punto de inflexión fundamental en una espiral revolucionaria que no dejará de afectar también a esta Decadencia Triunfal llamada Europa que como siempre no sacará ninguna conclusión válida de estos hechos.

 

Lamentablemente, la autocalificada como "área social-patriótica" tampoco. Y esto tiene una explicación algo más sencilla pero mucho más perturbadora.

El "área socialpatriótica" puede ser cualquier cosa que crea que es, y no nos corresponde entonces a nosotros juzgarla, pero hay una cosa que no es en absoluto: no es un "área revolucionaria". Y eso sí que no tiene remedio.

 

 

 

Bibliografía recomendada:

  • Raanan REIN, "Franco, Israel y los Judíos", CSIC, Madrid, 1996;
  • Haim AVNI, "España, Franco y los Judíos", Altalena, Madrid, 1982;
  • José Antonio LISBONA, "Retorno a Sefarad", Riopiedras, Barcelona, 1993;
  • Angel VIÑAS, "Los Pactos Secretos de Franco con Estados Unidos", Grijalbo, Barcelona, 1981;
  • AA. VV., "La Paz Simulada. Una Historia de la Guerra Fría", Alianza, Madrid, 1998;
  • Norberto CERESOLE, "El Nacional-Judaísmo", Libertarias, Madrid, 1997;

Claudio Mutti: Actualidad de Drieu La Rochelle

Claudio Mutti: Actualidad de Drieu La Rochelle

Un Único Estandarte Rojo

Extraído del libro "Homenaje a Drieu La Rochelle". Edizioni all'insegna del Veltro. Colección de ensayos de A.Mordini, J.Mabire, M.Marchi, T.Graziani, C.Mutti.

 

"La race des Aryens retrouve son union – Et reconnait son dieu à l´encoulure fort", de esta forma el poeta de Runes anuncia la próxima unificación de Europa en torno al Eje; evocando la imagen de la enseña de la cruz gamada flameando en el corazón de Europa, no ya como bandera del Reich alemán, sino del Imperio europeo: "Trescientos millones de hombres cantan sobre un mismo territorio. Un único estandarte rojo se alza en la cima de los Alpes". Además, en marzo del 42 expone rotundamente la idea euroasiatista de un gran bloque organizado entre el Océano y Vladivostok ("Idées", reeditado en "Chronique politique", parte V, "Les années passent").

"Un único estandarte rojo": pero, a medida que se aleja la perspectiva de una victoria alemana, no es ya la esvástica el símbolo de las esperanzas de Drieu, sino la hoz y el martillo. El 27 de diciembre de 1942, mientras que en Stalingrado arrecia la batalla que señalará el principio del fin para el Eje, el escritor anota en su Diario: "Moriré con bárbaro gozo pensando que Stalin será el amo del mundo. Por fin un amo. Es bueno que los hombres tengan un amo que les haga sentir la feroz omnipresencia de Dios, la voz inexorable de la ley".

En su, por lo demás, loable y penetrante "Introducción al Diario 1939-1945 de Drieu", Julien Hervier(1) intenta explicar "el origen de esta adoración por un poder paterno, político y divino" (p.45) recurriendo a los manoseados tópicos acerca de "la relación con el padre". La misma "explicación", obviamente, debería servir para el deseo que se formula en fecha 24 de enero del 43: "Ah, que mueran también todos estos burgueses, se lo merecen. Stalin los degollará a todos y después a los judíos... quién sabe. Eliminados los fascistas, los demócratas permanecerán solos frente a los comunistas: paladeo la idea de este tête-tête. Disfrutaré desde la tumba".

Pero, al margen de la interpretación sicoanalítica, Hervier esboza también otra, según la cual la opinión de Drieu "no hace más que acompañar el curso de los acontecimientos" (p.45), en el sentido de que las simpatías de Drieu por la Unión Soviética se deberían al hecho de que "los rusos son más fuertes que los alemanes, Stalin más fuerte que Hitler" (p.46). ¡De donde se deriva el perfil inédito y peregrino de un Drieu La Rochelle oportunista, "víctima de una forma de oportunismo intelectual que le impele a alinearse una y otra vez con el más fuerte"! (p.46).

A semejante diagnosis psicológica le añade Hervier otra de carácter ideológico, acusando políticamente a Drieu de no tener las ideas lo bastante claras sobre las doctrinas fascista y comunista: "Con arreglo a las victorias y a las derrotas rusas y alemanas, Drieu caerá en una permanente oscilación entre las dos ideologías contendientes del fascismo y del comunismo, demostrando cuán endebles eran las raíces de sus convicciones"(p.47).

Sin embargo, estas desafortunadas valoraciones son posteriormente superadas y en cierto modo rebatidas por el propio Hervier, que al final se muestra capaz de captar el sentido más genuino de la "conversión" de Drieu: "El tránsito de Drieu desde el fascismo al comunismo es a fin de cuentas más geopolítico que ideológico, siendo incluso racista, en la medida en que ve a los rusos a un pueblo joven que sobrepuja a los alemanes. La única constante de su pensamiento político es la idea de Europa: la realización será cometido, si no de los alemanes sí de los rusos" (p.47; la cursiva es nuestra). En resumen, hacia el final de la segunda guerra mundial y de su propia vida Drieu ve en el Ejército Rojo el único instrumento histórico capaz de sustituir a los ejércitos del Eje en la construcción de la unidad continental.

Más adelante Hervir acierta a señalar la otra constante del pensamiento de Drieu: "Lo único estable que subsiste es si acaso una repugnancia, un rechazo: el odio visceral a la democracia" (p.48, cursiva nuestra).

Para probarlo se cita la parte final de esta entrada de 29 de marzo del 44: "En todo caso, saludo con alegría el advenimiento de Rusia y del comunismo. Será atroz, atrozmente devastador, insoportable para nuestra generación que perecerá toda de muerte lenta o inesperada, pero esto es mejor que el regreso de la decrepitud, del mal gusto anglosajón, de la restauración burguesa, de la democracia rancia". Un fragmento análogo lleva fecha de 2 de septiembre del 43: "Y por otra parte mi odio por la democracia me hace desear el triunfo del comunismo. En ausencia del fascismo [...] sólo el comunismo puede poner al Hombre contra la pared obligándole a admitir de nuevo, como no sucedía desde la Edad Media, que tiene unos Señores. Stalin, más que Hitler, es la expresión de la ley suprema". Tras la derrota del fascismo, la autocracia soviética permanece como única alternativa a la democracia y al individualismo, productos de la décadence: "Lo que me gusta del triunfo del comunismo es no solamente la desaparición de una burguesía despreciable y obtusa, sino también el encuadramiento del pueblo y el renacer del antiguo despotismo sagrado, de la aristocracia absoluta, de la teocracia definitiva. Desaparecerán así todos los desatinos del Renacimiento, de la reforma, de la revolución americana y francesa. Se vuelve a Asia; que es lo que necesitamos" (25-IV-43). En cuanto al marxismo, no es preciso dejarse engañar: se trata de una enfermedad pasajera que no compromete la salud básica del organismo ruso. Infinitamente más grave es el mal americano. " Debemos desear –escribe Drieu el 3 de marzo del 43- la victoria de los rusos antes que la de los americanos. [...] los rusos poseen una forma, mientras que los americanos no la tienen. Son una raza, un pueblo; los americanos son una caterva de híbridos. Cuando se tiene una forma, se tiene una sustancia; pues bien, los rusos tienen una forma. El marxismo es una enfermedad de crecimiento dentro de un cuerpo sano. Pensábamos que ese cuerpo magnífico estaba podrido, pero no es así".

Consideraciones de este género se hacen más frecuentes en el transcurso de 1944. El 10 de junio Drieu escribe: "Vuelvo la mirada a Moscú. En la caída del Fascismo mis últimos pensamientos se dirigen al comunismo. Confío en su victoria, que no me parece asegurada de modo inmediato, pero sí probable a un plazo más o menos largo. Anhelo el triunfo del hombre totalitario sobre la tierra.". El 28 de junio: "Nada me separa ya del comunismo, nada me ha separado nunca excepto mi atávica desconfianza de pequeño burgués". El 20 de julio: "Imagino una solidaridad in extremis entre dictadores: Stalin ofreciendo ayuda a Hitler y a Mussolini, al darse cuenta que, si permanece como el único de su especie, está perdido. Pero sería demasiado bonito. Elegirá colonizar directamente Alemania". El 26 de julio: "Los rusos se acercan a Varsovia. ¡Hosanna! ¡Hurra! Es mi grito de hoy". El 28 de julio: "Tendría una sola razón para sobrevivir: luchar en el bando ruso contra los americanos. [...] Del mismo modo podría hoy entregarme al comunismo, en la medida en que han asimilado ya todo lo que amaba del fascismo: gallardía física, voz de la propia sangre dentro de un grupo, jerarquía viviente, noble reciprocidad entre débiles y fuertes (en Rusia los débiles están oprimidos, pero reverencian el principio de la opresión). Es el mundo de la monarquía y de la aristocracia en su principio vital". El 7 de agosto: "Monarquía, aristocracia, religión están hoy en Moscú y en ningún otro sitio". El 9 de agosto: "Moscú será la Roma final". Y así hasta las últimas páginas del "Diario", en las cuales Drieu reafirma un concepto ya expresado repetidamente, por ejemplo el 10 de septiembre del 43: "La conclusión lógica del comunismo es la teocracia. [...]. Probablemente Stalin aceptará un compromiso, como Clodoveo. Para él la Iglesia constituirá otra leva contra los anglosajones", manifestando la confianza en que los rusos consigan "espiritualizar el materialismo" (20 de febrero del 45).

Es precisamente el mito de la Europa imperial, así como el suplementario "horror" frente a la democracia, lo que constituye el eje alrededor del cual gira el compromiso político de Drieu, desde el primero hasta el último día de su militancia. Siendo éste el referente ideal que nos permite valorar su extrema coherencia cuando señala a la Rusia soviética como el nuevo instrumento histórico para retomar la lucha contra la décadence occidental. Releídos bajo esta luz, los párrafos que han desconcertado a Hervier no demuestran en modo alguno la fragilidad del pensamiento de Drieu (y mucho menos su presunto oportunismo intelectual), sino una línea consciente y radical.

No es el de Drieu un fenómeno único, y ni siquiera raro. Razones análogas a las suyas se encuentran en las adhesiones al comunismo de muchos militantes de los fascismos y de los "falsos fascismos" europeos, que al final de la contienda decidieron seguir combatiendo desde distintas trincheras al enemigo principal: el Occidente capitalista. Sería muy interesante descubrir qué papel han desempeñado los hombres procedentes del bando de los derrotados en las opciones heterodoxas, desde el punto de vista marxista, de algunos gobiernos y partidos comunistas del Este de Europa, o por otro lado conseguir establecer en qué medida la herencia nacionalista, fascista o nacionalsocialista ha podido ser transmitida a los nuevos regímenes. Si bien es sin ningún género de dudas falsa la afirmación según la cual los legionarios rumanos habrían sido "los inmediatos predecesores de los comunistas" en el sentido de que estos últimos habían llevado a cabo las reformas sociales legionarias(2); si resulta igualmente infundado mantener que "ha sido realizada en Hungría y en Rumania la revolución social por la que Szálasi y Codreanu lucharon y que habían preparado(3), no es menos cierto que ciertas reminiscencias son inevitables, cuando se aprecian las acusadas particularidades del "nacional-comunismo" rumano (que por otra parte procedió a una cauta rehabilitación de Antonescu), las tendencias nacional-populares presentes en el seno del partido comunista húngaro (que en el terreno cultural recuperó a los autores de orientación "populista", incluidos aquellos que habían coqueteado con el nazismo"(4), la permanencia de un cierto estilo "prusiano" en la Alemania Oriental (donde no se permitió la constitución de asociaciones de "víctimas del fascismo").

Pero sigamos en Italia. Condiciones anímicas e intenciones análogas a las de Drieu no dejaron de manifestarse en el período de la RSI, como lejanas y a menudo más radicales manifestaciones del "fascismo de izquierdas". A este respecto resulta ilustrativo este texto de la revista florentina "Italia e Civiltà": "Sepan finalmente Roosvelt y Churchill, y todos sus congéneres, que los fascistas más conscientes, que han reconocido siempre en el comunismo a la única fuerza viva contrapuesta a la suya, han señalado como su verdadero enemigo no tanto a Rusia como a la plutocrática Inglaterra y a la plutocrática América. Igualmente ellos [los fascistas] han disentido en muchos puntos con los comunistas, pero también han estado de acuerdo en rechazar siempre, tanto unos como otros, la vieja sociedad liberal, burguesa, capitalista. Y sepan también, los Roosvelt y los Churchill y sus congéneres, que si la victoria no correspondiera al Tripartito, la mayoría de los fascistas auténticos que escaparan de la represión engrosarían las filas del comunismo. Quedaría así salvado el foso que hoy separa las dos revoluciones. Se produciría entre ellas un recíproco intercambio e influencia, hasta concluir en la fusión armoniosa".(5)

El 22 de abril del 45, Enzo Pezzato manifestaba conjeturas equivalentes en "Repubblica Fascista": "El Duce ha denominado social a la República italiana no por diversión; nuestros programas son resueltamente revolucionarios, nuestras ideas forman parte de las que un régimen democrático calificaría como de izquierda; nuestras instituciones son emanación directa y concreta de los programas; nuestro ideal es el Estado del Trabajo. Sobre esto no pueden existir dudas: nosotros somos proletarios en lucha, a vida o muerte, contra el capitalismo.. Somos revolucionarios a la búsqueda de un orden nuevo. [...] El auténtico esperpento, el verdadero peligro, la amenaza contra la que combatimos sin cesar procede de la derecha".(6)

Tras el 25 de abril [1945], estos propósitos toman cuerpo de varias formas: "mientras que en más de una ocasión se organizaron encuentros entre jóvenes missinos y comunistas –a menudo interrumpidos por ataques de ex-partisanos indignados- en nombre de una poco probable convergencia anti-burguesa que incidiera sobre la cuestión social"(7), la iniciativa más consistente estuvo representada por el "Pensiero nazionale" [El Pensamiento nacional].

Se trata de un quincenal fundado por Stanis Ruinas (1889-1974), un antiguo socialista que durante el "ventennio" había sido redactor de "L´Impero" y desde 1941 fue director de "Lager", periódico de los trabajadores italianos en Alemania. Enrico Landolfi, que ha reconstruido la historia del "Pensiero nazionale"(8), sintetiza su línea política e ideológica en estos términos: "continuación, dentro de las nuevas condiciones del post-fascismo, de la lucha anti-plutocrática contra el capitalismo interno, representado por la DC [Democracia Cristiana] y protegido por las potencias occidentales vencedoras de la guerra, manifestaciones del dominio del oro en el ámbito internacional. Aliado natural: el bloque de izquierda dirigido por el PCI [Partido comunista italiano] y vinculado a la URSS, dentro del cual ["Il Pensiero nazionale"] se posiciona en autónoma convergencia".

Sobre la base de estos y otros elementos, no resulta infundada en absoluto la hipótesis seriamente considerada por Domenico Leccisi: "Se ha escrito –recuerda este autorizado testimonio- que si el Partido Comunista no se hubiese declarado autor del fusilamiento de Mussolini y del exterminio de millares de fascistas en las sangrientas jornadas de abril (y meses sucesivos) de 1945, habría obtenido con seguridad la adhesión en masa de los jóvenes combatientes de la RSI. No estoy en posición de responder con certidumbre a semejante conjetura, aun cuando la presencia en las filas y en los cuadros del PCI de algunos sonoros apellidos de antiguos miembros del fascismo del ventennio hace la hipótesis bastante plausible".(9)

Empero, la masa de los ex-combatientes de la RSI no se adhirió al PCI; y ni siquiera al PSI, si bien Mussolini había declarado su voluntad de dejar en herencia "la Socialización y todo lo demás a los socialistas y no a los burgueses"(10). De este modo, el partido fundado en la posguerra por fascistas republicanos, ese MSI que bien o mal afirmaba tener en la RSI su referente histórico reivindicando en cierto modo su herencia, bien pronto se alineó decididamente en la derecha (11), concertó alianzas electorales con los monárquicos y dio su apoyo a varios gobiernos democristianos. No obstante su inicial "negativa circunstancial"(12) al Pacto Atlántico, el MSI se convirtió bien pronto, so capa del anticomunismo, en la mosca cojonera del "partido americano" en Italia. Compitió en fanatismo pro-sionista con las sinagogas saragatianas y lamalfianas [ndt.- referente a Saragat y Lamalfa, líderes políticos del régimen italiano de posguerra] cuando se trataba de apoyar las agresiones israelíes contra los pueblos mediterráneos; vitoreó todas las "batallas por la civilización occidental", desde la agresión americana contra Vietnam hasta la "operación de policía" contra Irak; finalmente se transformó en Alleanza Nazionale y envió a su secretario a una recepción del B´nai B´rith en los Estados Unidos.

Si Atenas llora, Esparta no ríe. La triste historia de la izquierda italiana, reducida al papel de amortiguador social al servicio de la usurocracia y del gran capital, se explica también mediante el hecho de que en la inmediata posguerra la fetichista "religión del antifascismo" impidió a la izquierda atraerse a los que habían combatido por los principios solidaristas y de justicia social incorporados al Manifiesto de Verona. Una contribución de fuerzas neo-fascistas habría podido dotar a la izquierda italiana de ese carácter patriótico del que por contra ha carecido casi siempre, al extremo de que a la postre se declaró abiertamente partidaria de la OTAN y de otros organismos imperialistas; habría reforzado su componente popular, evitando que se transformara en somatén de la burguesía accionista [ndt.- referente al Partido de Acción italiano] y liberal; la habría comprometido en el frente de las conquistas sociales, no precisamente en las "batallas de civilización" a favor del aborto o por los derechos de los degenerados sexuales.

En la Italia de la posguerra, el antifascismo y el anticomunismo cultivados ad arte han tornado imposible esa síntesis entre el elemento nacional y el elemento social que Drieu La Rochelle había visto plasmarse en Place de la Concorde el 6 y el 9 de febrero de 1934, cuando Jeunesses Patriotes y militantes comunistas, ex-combatientes y desempleados, se habían manifestados juntos contra la Cámara de Diputados, símbolo de la corrupción democrática, y contra el gobierno radical de la época. "He visto sobre esta plaza a los comunistas acercándose a los nacionales: mirarles, observarles nerviosos y con envidia. Ha faltado poco para que se unieran, en una masa enfervorizada, todas las energías de Francia"(13) –dice Gilles en la novela homónima. El personaje de Drieu "imaginaba que fascismo y comunismo caminarían en la misma dirección, una dirección que le complacía".(14)

La union sacrée auspiciada por Drieu se convirtió en realidad en Rusia, donde los fascistas de Barkashov y los comunistas de Anpilov se han enfrentado juntos, con las armas en la mano, a los designios dictatoriales del gobierno proconsular de Yeltsin. El intento mundialista de someter el gran espacio ex-soviético ha provocado, como es sabido, el nacimiento de una oposición "roji-parda", que expresa la reivindicación popular de todo aquello que la colonización liberal-democrática está poniendo en peligro: honor, dignidad, identidad espiritual, cultura tradicional, espíritu comunitario, independencia política. "Todos los que han constituido este bloque –nos dice textualmente Guenadi Ziuganov, el 17 de junio del 92- han comprendido que solamente las ideas de Estado y de justicia social pueden salvar nuestra Patria. Para un pueblo, la nacionalidad representa una coordenada vertical, mientras que la justicia social es la coordenada horizontal. Estos dos componentes son inseparables". Palabras extremadamente cristalinas, y sin embargo el observador occidental no consigue comprender en absoluto cómo las banderas zaristas y las soviéticas puedan ondear, las unas junto a las otras, en las manifestaciones "roji-pardas".

Drieu La Rochele, al contrario, lo había comprendido sesenta años antes."Durante la guerra –pone en boca del protagonista de L´Agent double- he sido soldado. He sido feliz: servía. ¿A quién? ¿Al Zar? Quizás ¿A la Santa Ortodoxia? También ¿A Rusia? Cierto. Pero vosotros me contestaréis hoy, como dijisteis hace diez años: "Rusia no significa nada. Un país no es nada, es una masa indiferenciada. Rusia es o el Zar o el Comunismo". Pero no, yo os respondo con toda la experiencia de mi vida y de la vuestra: ‘Rusia es el Zar y el Comunismo, y de otros muchos más’".(15)

Y un poco más adelante escribe una frase que tiene gusto premonitorio y que ha sido en Rusia verificada realmente: "El siglo XX no acabará sin que asistamos a extrañas reconciliaciones".(16)

No hay pues que asombrarse si hoy Drieu está de moda en Moscú. Un periodista italiano que en el verano del 93 visitó la redacción del diario "Sovetskaja Rossija" advirtió en el despacho del jefe de redacción, colgado de la pared, un manifiesto con esta frase:

"Imaginaos lo que, para la grandeza de Europa, significaría que en un futuro se reiniciara la colaboración secular entre la élite europea y las masas rusas para el aprovechamiento de los recursos del mundo" Firmado: Pierre Drieu La Rochelle.(17)

 

 

NOTAS

(1) P. Drieu La Rochelle, "Diario 1939-1945", con una Introducción di J. Hervier, Bologna 1995.

(2) S. Fischer-Galati, "Fascism in Rumania", in "Native Fascism in the Successor State 1918-1971", compilación de P. F. Sugar, Santa Bárbara 1971, p. 120.

(3) M. Ambri, "I falsi fascismi", Roma 1980, p. 285.

(4) F. Fejtö, "Ungheria 1945-1957", Torino 1957, p. 30. Como explica en otro lugar el mismo autor, "el populismo húngaro se identifica con la herencia espiritual del movimiento homónimo que desempeñó un importante papel entre los intelectuales de la primera guerra [mundial] y cuyos maestros fueron los escritores Dezsö Szabö, Lászlò Németh y Gyula Illyés. Lo que tenían en común los populistas –por lo demás bastante heterogéneos- era la búsqueda de una tercera vía entre la democracia burguesa occidental y el colectivismo, entre el fascismo y el comunismo, de una vía auténticamente popular, nacida de la tierra, del mundo campesino, único custodio de la pureza nacional frente a la civilización urbana, cosmopolita, racialmente contaminada, con su burguesía mercantil y judaizada, su clase obrera atraída por doctrinas extranjeras. [...] Llegados al poder después del 45, los comunistas han respetado a los intelectuales populistas de los cuales sólo algunos se oponían al gobierno. [...] Sin embargo, es seguro que los populistas han sabido hacerse pagar su ayuda particular ofreciéndose como partidarios críticos y realistas, o mejor aún como virtuales opositores. En cierto modo, han contagiado también a algunos dirigentes comunistas, como Imre Pozsgay". (F. Fejtö, "La fine delle democrazie popolari", Milano 1994, p. 404).

(5) "Italia e Civiltà", antología a cargo de Barna Occhini, Roma 1971, pp. 317-318.

(6) U. Alfassio Grimaldi, "La stampa di Salò", Milano 1979, p. 80.

(7) M. Tarchi, "Cinquant'anni di nostalgia. La destra italiana dopo il fascismo", Milano 1995, p. 50.

(8) "Ragionamenti di storia", n° 21, noviembre y n° 22, diciembre de 1992.

(9) D. Leccisi, "Con Mussolini prima e dopo Piazzale Loreto", Roma 1991, pp. 222-223

(10) C. Silvestri, "Mussolini, Graziani e l'antifascismo", Milano 1949, p. 140.

(11) El giro a la derecha fue aprobado en el IIº Congreso nacional (28 de junio-1 de julio de 1949). "El MSI no se impone como objetivo prioritario la conquista de las capas populares y pequeño burguesas [...] sino la recuperación de los moderados de Derecha. [...] Nosotros, hubiéramos deseado que De Marsanich bajara a las calles para nacionalizar a los trabajadores rojos y devolverlos a la Nación: pero al contrario, lo veíamos, estupefactos, entrar en. los salones (para encontrarse con las Damas de San Vincenzo, los comendadores y los coroneles jubilados. [...] El MSI nacional y social del 1946/47 –ya convenientemente reorientado hacia el futurible posibilismo pro atlántico- desarrollaría más tarde su kafkiana metamorfosis resolviendo el crucial problema de las alianzas no manteniendo ya la fe en sí mismo y en sus orígenes históricos, sino instando además de modo masoquista la colaboración (mejor aún: la cobertura) de esos sectores de la alta burguesía y de esos grupos monárquicos que habían encendido la mecha de la conjura de los años 42-43, y dado paso –aún tortuosamente- a los americanos" (Ugo Cesarini, "Dai Fasci de Azione Rivoluzionaria al doppio petto", Perugia 1991, pp. 26-27).

(12) U. Cesarini, op. cit. p. 27.

(13) P. Drieu La Rochelle, "Gilles", Milano 1961, p. 557.

(14) P. Drieu La Rochelle, "Gilles", Milano 1961, p. 539.

(15) P. Drieu La Rochelle, "Doppio gioco" en "Risguardo", Padova, III, 1982-83, p. 24.

(16) Ibídem.

(17) G. Savoint, "Russia svenduta" en "L'Italia Settimanale", 8 septiembre 1993, pp. 26-27.