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Imperialismo

“El fracaso de la ONU es una victoria para los EE.UU"

“El fracaso de la ONU es una victoria para los EE.UU"

El día 23 de septiembre el director de “Eurasia”, Tiberio Graziani, ha sido entrevistado por IRNA (Agencia de Prensa Nacional de Irán) para comentar la participación del presidente Ahmdinejad en la Asamblea General de la ONU. La noticia (en fase de elaboración) puede leerse en la siguiente dirección:http://www.irna.ir/NewsShow.aspx?NID=287341

La que sigue a continuación es la traducción integral de la versión italiana de la entrevista.

¿Qué piensa Ud. de la propuesta del presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, de querer bautizar el actual período histórico como “la década de la gobernanza global”? Es considerada por los expertos como una propuesta innovadora que gozará del consenso de la población mundial.

La propuesta del presidente iraní Ahmadinejad es correcta y apropiada para estos tiempos. Toma en cuenta con extrema lucidez las mutaciones que están teniendo lugar a nivel global. Los análisis geopolíticos y geoeconómicos, de hecho, nos indican que nos hallamos en la fase de estructuración de un Nuevo sistema multipolar.

En primer lugar, esto es debido, por lo que atañe el continente eurasiático, al resurgimiento de Rusia como gran actor global, a la siempre mayor importancia que están adquiriendo a escala mundial China e India, a la autonomía de Irán y, en estos últimos tiempos, a los nuevos rumbos que ha tomado el gobierno de Erdogan en materia de política exterior y en el posicionamiento geopolítico de Turquía. Además, tenemos que considerar que en América Indolatina (Suramérica), países importantes como Brasil, Venezuela y Argentina están integrando cada vez más sus respectivas economías y – a nivel internacional- incrementan las relaciones estratégicas con los países eurasiáticos.

Los analistas y expertos políticos consideran que la propuesta de Ahmadinejad será aceptada por todos positivamente, excepto por los 5 países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU. ¿Qué piensa Ud. de ello?

La propuesta será aceptada por todos aquellos países que mal soportan la ingerencia de los EE.UU en sus propias políticas nacionales.

La verdadera naturaleza de la ONU y de las organizaciones que hablan de derechos humanos, es la de evitar conflictos entre los países y los pueblos del mundo, pero la situación mundial ha empeorado con respecto al pasado. ¿Puede ser ésta la prueba de su derrota?

La ONU es una criatura de los vencedores del segundo conflicto mundial. En particular, es un instrumento de los EE.UU, a pesar de que su Consejo de Seguridad lo conforman países como Rusia y China.

Desde que se instituyó la ONU, según las investigaciones científicas, el mundo no ha visto guerras sólo durante tres semanas, lo que demuestra que la ONU no ha alcanzado sus objetivos.

La ONU no ha logrado sus propios objetivos declarados. Esto es estrechamente funcional a la estrategia estadounidense para el control planetario. La estrategia de los EE.UU se aplica mediante la así llamada “geopolítica del caos”. Los EE.UU son la única potencia de dimensiones continentales que controla sus propios litorales (océanos Pacífico y Atlántico). Es, por consiguiente, una potencia bioceánica. Fundamentalmente se podría decir que es una isla grande. La estrategia de dominación global obliga a los EE.UU a perturbar –mediante guerras, conflictos sociales- sea el espacio eurasiático, sea el espacio suramericano. Bajo este aspecto imita la estrategia que la Gran Bretaña aplicó durante los siglos pasados cuando se oponía a toda hipótesis de unificación de Europa continental.

(trad. di V. Paglione)

fuente: Página Transversal

 

La guerra imperialista en el siglo XXI, el caso de Afganistán

La guerra imperialista en el siglo XXI, el caso de Afganistán

Agustín Velloso

 

Los objetivos de la guerra

Las democracias más ricas y poderosas del mundo se han unido para lanzar una guerra contra uno de los países más pobres e indefensos. Su influencia internacional en el ámbito que se considere, económico, político, cultural, es cercana a cero, igual que su capacidad para atacar a esos países en conjunto o individualmente.

Para más INRI, las noticias previas que se referían a Afganistán informaban de un país a la cola del desarrollo, asolado tras varios años de guerras anteriores, lo cual había provocado además varios millones de refugiados.

La propaganda para esta guerra ha resultado tan necesaria como para las anteriores y se ha construido igualmente en nombre de nobles fines, aunque se ha estilizado y adaptado a las tendencias de la época.

Sus elevados propósitos no los defienden adustos ministros tocados con la cruz gamada, sino apolíneos presidentes negros del Partido Demócrata y jóvenes ministras de defensa del Partido Socialista vestidas de chaqueta y pantalón.

Los objetivos políticos son hoy más enrevesados que en el pasado, pero bien presentados han funcionado igualmente. A ver quién se opone a promover la democracia allén de los mares, liberar a las mujeres del burka y acabar con el terrorismo islámico.

Una vez conseguido que los ciudadanos occidentales comulguen con unos pocos postulados elementales, que les impulsan a sentirse a la vez superiores y solidarios respecto a las poblaciones bárbaras, los corolarios que siguen les entran como agua: vamos más para volver antes, atacamos allí para no tener que defendernos aquí, estamos colaborando en la reconstrucción del país, es preciso formar a las fuerzas de seguridad locales, la situación está mejorando, aunque queda mucho por hacer, etc.

Para completar la labor de propaganda existen la ONU, la OTAN y otros organismos internacionales que, en nombre de los derechos humanos y la democracia, despejan las dudas de los que se muestran más reticentes ante la razón de Estado y las bondades de la moral y la religión occidentales.

Con todo, aún persiste el problema de las consecuencias de los bombardeos. Los que ordenan ataques de “conmoción y pavor” dejan el asunto de los daños a la población atacada para las estrellas de la música pop y los miembros de la realeza.

Estos fotogénicos personajes, muy comprometidos con varias causas más, no hablan de la muerte de niños bajo las bombas, sino que aparecen en televisión junto a una criatura algo maltrecha apoyada en muletas donadas por alguna ong, rodeada por personal de salvamento, con la bandera nacional ondeando casualmente al lado y un mensaje ad hoc: “nuestras fuerzas de defensa (sic) en acción, ¿quieres formar parte de ellas?”

El problema de las grandes matanzas ha quedado casi por completo superado. Sentencias como la del general estadounidense Franks, que mandaba la fuerza multinacional contra Afganistán en 2001, “nosotros no contamos cadáveres” (de enemigos), son aceptadas como doctrina por los líderes políticos y agradecidas como soma por las multitudes, que así tienen otras cuestiones más llevaderas en las que poner su atención.

Cuando, cada cierto tiempo, la magia de la propaganda se viene abajo por el peso de los hechos, se cambia un general de cuatro estrellas por otro, se lanza una nueva campaña bélica, incluso una guerra contra otro enemigo y vuelta a empezar. Ya se sabe que la memoria es frágil y hay tantas competiciones deportivas y acontecimientos que son históricos…

El gasto bélico

El periódico US Today (http://www.usatoday.com/news/military/2010-05-12-afghan_N.htm) anunció en mayo que el gasto total del Pentágono en Afganistán alcanzó este año unos doscientos mil millones de dólares. Sin embargo, conviene aceptar como más cercana a la verdad la estimación que ofrece la organización The Cost of War: unos trescientos mil millones de dólares (http://costofwar.com/)

La diferencia es notoria y la explica el ardid usado por el gobierno estadounidense y los gobiernos cómplices de éste: publicar el gasto realizado por su ministerio de defensa y no el del resto de oficinas y agencias del Estado dedicado a la guerra.

Por ello el diario The Guardian, al publicar el gasto militar británico en Afganistán, dos mil quinientos millones de libras, advierte de que “el dinero ha salido de la reserva de contingencia y no del ministerio de defensa. Es dinero nuevo y aparte del presupuesto principal de defensa”. http://www.guardian.co.uk/world/2009/feb/13/afghanistan-iraq-bill-british-military

Falta por añadir el dinero de España, Canadá y el resto de países involucrados en Afganistán, eso sin mencionar, como hace The Guardian, que “es probable que el coste de las operaciones militares en Afganistán aumente por las presiones de Estados Unidos para desplegar más tropas allí.”

Se puede aventurar una cifra total aproximada de trescientos cincuenta mil millones de dólares, pero cualquiera que sea, será inconcebible para una persona normal.

Existen maneras de hacerla inteligible, pero no llegan a la mayoría de la población y apenas calan en sectores muy minoritarios. La gente sigue poniendo de forma alegre o resignada en manos de sus representantes políticos ese inmenso montón de dinero.

No obstante, hay que insistir: Según datos de la ONU, la población de Afganistán no llega a 28 millones de personas, la mitad tiene menos de 15 años, la esperanza de vida no supera los 44 años y el sueldo medio es de unos 300 dólares al año. (http://data.un.org/CountryProfile.aspx)

Con el dinero gastado hasta ahora en liberar a los afganos de sí mismos y luchar contra el “terrorismo islámico”, cada afgano podría haber recibido de sus agresores más de 12.500 dólares. Con otras palabras: anualmente desde su nacimiento hasta más allá de los 40 años esos mismos 300 dólares.

Eso sin tener siquiera que trabajar, claro está; sólo tendrían que estar vivos, no como ahora, que mueren bajo las bombas de los democratizadores, huyen de sus libertadores para convertirse en desplazados internos por su país y escapan a otros para pasar a ser refugiados ante la indeferencia de la comunidad internacional que prefiere interesarse por el burka.

Es aún más fácil entender que no haber hecho nada de nada hubiese sido aún mejor. No enviar soldados, no fabricar bombas rompe-refugios, no construir bombarderos no tripulados, no emplear munición con uranio empobrecido, no contratar a mercenarios (contratistas en la jerga periodística), hubiera costado cero dólares y habría supuesto un ahorro incalculable de vidas, bienes y recursos.

La irracionalidad que muestran los dirigentes de los países más avanzados al diseñar sus objetivos políticos no es nada comparada con la inmoralidad de su puesta en práctica, es decir, que esa cantidad de dinero se invierta en matar afganos y asolar su país, en nombre de los derechos humanos, la liberación de las mujeres, la democratización y modernización de la sociedad, la seguridad de la comunidad internacional, etc.

Los resultados

A duras penas se mantienen todavía las mentiras oficiales sobre las razones de la guerra y su evolución. Esto es una de las maravillas de la democracia capitalista, lo que Chomsky llama “el consenso manufacturado”. Sin embargo, la guerra contra Afganistán se revela cada día que pasa como una fracasada campaña criminal más de la política imperialista de Estados Unidos, sus aliados, la OTAN y la ONU.

Cuando no se da a conocer la enésima matanza de civiles afganos, que se intenta hacer pasar como un importante golpe a un grupo de talibanes, aparece un escándalo mayor que el anterior en las cuentas de la reconstrucción del país; a continuación se descubre otra corrupción de las empresas que operan en él…

Las mentiras dan lugar al asesinato y al expolio, los cuales generan nuevas mentiras hasta que de repente se difunden miles de documentos que confirman la existencia de atrocidades, latrocinios, desmanes y corrupciones, lo cual se pretende ignorar, aunque es de sobra sabido que todo eso es consustancial a las guerras de rapiña. Se trata, dicen los máximos responsables, de dos o tres manzanas podridas.

Ante el caos político en Afganistán, la corrupción del gobierno títere, el grotesco derroche de recursos, el continuo goteo de soldados invasores muertos, el enorme ridículo militar protagonizado por la impotencia de la poderosa coalición internacional ante la resistencia de las guerrillas de barbudos, algunos van tímidamente apuntando alternativas a las oleadas de “carpet bombing” (bombardeo puro y duro) desde aviones sin piloto a ocho mil metros de altura y teledirigidos desde veinte mil kilómetros de distancia mediante ordenadores situados ¡cómo no! en Las Vegas.

El esperpento no da más de sí. Mientras, el sufrimiento de los afganos no cesa. Si los talibanes no aflojan, parece que al imperio se le aproxima la hora de intentar in extremis una serie de medidas para contener la hemorragia que sufre, la cual finalizará con el grito de “el último que apague la luz”.

También puede abrirse la puerta a unas conversaciones en el caso de que los talibanes prefieran un acuerdo que les coloque de algún modo en el poder sin tener que mantener a la población soportando los bombardeos. Los imperialistas son conocidos por haber declarado –y demostrado en Vietnam e Iraq- que están dispuestos a “destruir cualquier objetivo con tal de salvarlo”.

La cuestión importante, sin embargo, no es cuándo ni cómo abandonarán Afganistán los Estados Unidos y los aliados que le quedan, sino si los responsables del tremendo crimen serán juzgados por ello, de forma que las víctimas obtengan algo de justicia y el resto de la humanidad albergue una esperanza de que no se repita el crimen.

Es claro que no admitirán voluntariamente su responsabilidad en el desastre, que recuerdan a los citados de Vietnam e Iraq, por nombrar dos de las más notorias intervenciones imperialistas.

Además, saben que ningún tribunal va a juzgarles. En las democracias capitalistas todos somos responsables –cada uno en su medida- de las guerras de agresión.

¡"GUERRA SAGRADA" CONTRA EL CRIMINAL-IMPERIALISMO!

¡"GUERRA SAGRADA" CONTRA EL CRIMINAL-IMPERIALISMO!

Corea del Norte amenaza con respuesta nuclear a EE.UU.

Pyongyang busca evitar ejercicio militar de Washington y Seúl

SEÚL | AP, AFP Y ANSA

Corea del Norte amenazó ayer con recurrir a un "poderoso disuasivo nuclear" frente a los ejercicios militares conjuntos surcoreanos y estadounidenses que deben comenzar hoy, aduciendo que constituyen una provocación que suscitará "una guerra sagrada de represalia".

La actual amenaza se produce en medio de crecientes tensiones en la península dividida tras el hundimiento de un barco surcoreano, con 46 muertos, que Seúl y Washington atribuyen a Corea del Norte y que se considera el peor ataque militar desde la guerra de Corea de la década de 1950.

Los jefes de defensa de los aliados anunciaron esta semana que efectuarán los ejercicios para enviar un mensaje claro a Corea del Norte de que debe poner fin a su comportamiento "agresivo". Corea del Norte desmiente enérgicamente que haya tenido que ver y dice que todo castigo que se le aplique desencadenará una guerra.

Ayer, la poderosa Comisión Nacional de Defensa de Corea del Norte -encabezada por el líder Kim Jong Il- intensificó esa amenaza prometiendo una "guerra sagrada de represalia" contra Corea del Sur y EE.UU. por lo que calificó de segunda provocación "imperdonable" después de haberle acusado del incidente de Cheonan.

"El ejército y el pueblo (del Norte) responderán legítimamente con su poderoso disuasivo nuclear los mayores ejercicios de guerra nucleares jamás realizados", dijo la comisión.

 

AFGANISTÁN, LA GUERRA PERDIDA MÁS LONGEVA

AFGANISTÁN, LA GUERRA PERDIDA MÁS LONGEVA

AUTOR: James Petras

FUENTE: Red Voltaire

 

A pesar de casi diez años de guerra, incluidas una invasión y una ocupación, el ejército estadounidense, sus aliados y las fuerzas armadas de los estados clientelistas están perdiendo la guerra en Afganistán. Exceptuando los distritos centrales de algunas ciudades y las fortalezas militares, la resistencia nacional afgana, con todas sus complejas alianzas nacionales, regionales y locales, controla el territorio, el pueblo y la administración.

Introducción

Esta guerra sin fin representa el mayor sangrado para la moral de las fuerzas armadas estadounidenses, socavando el apoyo civil dentro del país y limitando la capacidad de la Casa Blanca para emprender nuevas guerras imperiales.
El desembolso militar anual de miles de millones de dólares está agravando el déficit presupuestario desaforado e impulsando duros recortes impopulares en los programas sociales a todos los niveles gubernamentales.
No se vislumbra el fin, mientras el régimen de Obama sigue aumentando en decenas de miles el número de soldados desplegados y en decenas de miles de millones los desembolsos militares, pero la resistencia avanza, tanto militar como políticamente.

Confrontados con el creciente descontento popular y las demandas de control fiscal por parte de un amplio espectro de grupos ciudadanos y bancarios, Obama y el mando general han buscado una «salida parcial» mediante el reclutamiento y entrenamiento de un ejército mercenario y una policía afganos, a gran escala y largo plazo, bajo el mando de oficiales estadounidenses y de la OTAN.

La estrategia estadounidense: cómo se crea una neocolonia afgana

Entre 2001y 2010, el desembolso militar estadounidense suma 428.000 millones de dólares; la ocupación colonial se ha cobrado más de 7.228 muertos y heridos (estadounidenses, N. de T.) hasta el 1 de junio de 2010.
A medida que la situación militar estadounidense se deteriora, la Casa Blanca incrementa el número de soldados, aumentándose a su vez el número de muertos y heridos. Durante los últimos 18 meses del régimen de Obama, ha habido más muertos o heridos que en los ocho años anteriores.

La estrategia del Pentágono y la Casa Blanca se basa en el flujo masivo de dinero y armas y un incremento del número de sustitutos, señores de la guerra subvencionados y expatriados títeres educados en Occidente.
La «ayuda al desarrollo» de la Casa Blanca implica, literalmente, la compra de las lealtades efímeras de los líderes de los clanes. La Casa Blanca aparenta legitimidad celebrando elecciones, lo que acentúa la imagen corrupta del beneficiado régimen títere de Kabul y sus socios regionales.

En el terreno militar, el Pentágono emprende una «ofensiva» detrás de otra, anunciando un éxito detrás de otro, seguida de una retirada y el retorno de los combatientes de la Resistencia.
Las campañas militares estadounidenses interrumpen el comercio, las cosechas y los mercados agrícolas, mientras que los ataques aéreos dirigidos a los talibanes y guerrilleros generalmente terminan matando a civiles que están celebrando bodas y fiestas religiosas o comprando en los mercados.
La razón del alto porcentaje de asesinatos de civiles es evidente para todos menos para los generales estadounidenses: no hay distinción entre «militantes» y los millones de civiles afganos, ya que los primeros forman parte esencial de sus comunidades.

El problema clave y decisivo de la ocupación estadounidense es que Afganistán es un enclave colonial dentro de un pueblo colonizado. Los Estados Unidos, sus títeres locales y los aliados de la OTAN forman un ejército colonial extranjero y se considera a los policías y militares afganos reclutados como simples instrumentos de la perpetuación del gobierno ilegítimo.

Cada acción, violenta o no, se percibe e interpreta como la trasgresión de normas y legados históricos de un pueblo independiente y orgulloso.
En la vida diaria, cada movimiento de la potencia ocupante es destructivo; nada se mueve sin el permiso del mando militar y policial dirigido por los extranjeros. Bajo amenaza, la gente finge cooperación con la potencia ocupante para luego dar asistencia a sus padres, hermanos e hijos en la Resistencia.
Los hombres reclutados cogen el dinero y entregan sus armas a la Resistencia. Los informadores en los pueblos son agentes dobles o son identificados por sus vecinos y llegan a ser objetivo de los insurgentes.

Los colaboradores afganos, los aliados más cercanos de Washington, se ven como traidores corruptos, gobernadores transitorios que siempre tienen las maletas hechas y los pasaportes estadounidenses a mano por si tienen que huir cuando les toca hacer lo mismo a los estadounidenses. Todos los programas, los fondos de «reconstrucción», las misiones de formación y los «programas cívicos» han fracasado en su propósito de ganar la lealtad del pueblo afgano, antes, ahora y en el futuro, porque se les ve como parte de la ocupación militar estadounidense que está fundamentada en último término en la violencia.

Diez razones de por qué ganará la Resistencia afgana

 1. La Resistencia tiene profundas raíces en la población –una comunidad basada en la familia y unos vínculos culturales y lingüísticos que Estados Unidos no posee ni puede «inventar», comprar, comercializar ni replicar mediante sus «colaboradores» afganos ni imponer por medios propagandísticos.

 2. La Resistencia tiene fronteras fluidas y un amplio apoyo internacional, especialmente en Pakistán, pero sobre todo por parte de otros grupos islámicos antiimperialistas que proveen armas y voluntarios y participan activamente en los ataques a las vías de transporte logístico a los soldados USA-OTAN en Pakistán. Estos grupos también ejercen presión sobre los regímenes clientelistas de Estados Unidos en el extranjero, tales como Pakistán, Arabia Saudí, Yemen y Somalia, abriendo así múltiples frentes.

 3. Una amplia infiltración y el apoyo pasivo, activo y voluntario de la Resistencia entre los soldados y policías afganos reclutados y entrenados por los Estados Unidos se convierten en labores cruciales de inteligencia sobre los movimientos de tropas. Las deserciones y el absentismo menoscaban la «competencia militar».

 4. El alcance y la amplitud de la actividad de la Resistencia superan las posibilidades actuales de los ejércitos imperiales y obliga a éstos a depender de los cuerpos de seguridad afganos, remisos a matar a sus propios hermanos, sobre todo cuando las operaciones están dirigidas a comunidades donde viven parientes o congéneres étnicos.

 5. Los aliados de la Resistencia son más leales, dignos de confianza y menos corruptos, ya que comparten profundas creencias. Los aliados estadounidenses sólo son leales debido a las gratificaciones monetarias efímeras que reciben y a la presencia provisional de las fuerzas militares estadounidenses.

 6. La Resistencia es atractiva para el pueblo porque representa el retorno de la ley y el orden a la vida cotidiana presentes antes de la invasión desestabilizadora. La promesa estadounidense de que habría consecuencias positivas al final de una guerra realizada con éxito no tiene ninguna resonancia popular después de un decenio interminable de ocupación destructiva.

 7. Los Estados Unidos no tienen valores comparables con el atractivo tradicionalista-nacionalista-religioso de la Resistencia para la gran mayoría del pueblo, la gente de los pueblos, la de las ciudades y los desplazados.

 8. El apoyo de la Resistencia a los iraquíes, los palestinos y otras fuerzas antiimperialistas, tiene un atractivo positivo entre el pueblo afgano que ha padecido los resultados destructivos de las guerras emprendidas en Iraq y encomendadas en Pakistán, Somalia y Yemen. Las agresiones israelíes respaldadas por los Estados Unidos y realizadas contra Líbano y el barco que portaba ayuda humanitaria a Palestina, y la presencia altamente visible de militantes sionistas en el Gobierno estadounidense causan rechazo a los afganos más informados políticamente.

 9. Los afganos tienen, debido a la fuerza de la costumbre, mayor resistencia contra la ocupación militar estadounidense que el pueblo de Estados Unidos, que tiene necesidades más urgentes, y que el propio ejército, que tiene crecientes compromisos en la zona del Golfo.

 10. La resistencia afgana no suele matar a civiles durantes sus operaciones, ya que los soldados estadounidenses y de la OTAN van perfectamente identificados. En cambio, no sucede lo mismo en el bando contrario. Los afganos que viven en los pueblos de las comunidades ocupadas son objeto de asesinatos por parte de las «fuerzas especiales» y de bombardeos de los aviones teledirigidos. En estas circunstancias, la gente corriente sufre las mismas agresiones militares que los combatientes de la Resistencia.

 

Una misión fallida: la incapacidad de construir un ejército mercenario afgano eficaz y de confianza

Una auditoría realizada por el Gobierno estadounidense publicada en este mes de junio echó por tierra la afirmación del régimen de Obama de que está consiguiendo construir un ejército mercenario afgano efectivo y una policía afgana capaz de reforzar el actual régimen clientelista de Kabul.
El informe, basado en un análisis detallado e investigaciones sobre el terreno, argumenta que el Pentágono de Obama se apoya en «pautas tristemente inadecuadas al inflar las habilidades de las unidades afganas que Obama describió como cruciales para la operación» (Financial Times, 7 de junio de 2010).

En otras palabras, Obama sigue jugando al engaño que ejerció durante la campaña electoral con sus falsas promesas de «cambio» y el «final de las guerras» y que continuó con el rescate de Wall Street en nombre de la «salvación de la economía». Luego siguió con el envío de 30.000 soldados más a Afganistán y el incremento del gasto militar y policial hasta los 325.500 millones de dólares, aproximadamente un 132% más que el último año del Gobierno de Bush (Servicio de Investigación del Congreso, FY 2010 Presupuesto complementario para las Guerras de junio de 2010).

Las falsas afirmaciones de progreso del Gobierno de Obama se basaron en criterios técnicos y burocráticos más que en el actual rendimiento y comportamiento combativos del ejército mercenario afgano.
Los informes de progreso del mando militar se basaron en cuántos cursillos se habían impartido, la duración y el alcance del entrenamiento y la cantidad y calidad de los equipos y armas proporcionados a los soldados afganos.

A medida que se incrementaba el número de unidades afganas en formación, de cero a 22 entre 2008 y 2009, el Pentágono afirmó que el progreso había sido extraordinario. Para corregir los errores, el Pentágono solicitó a los comandantes que realizaran «valoraciones sobre el terreno» –que también fallaron porque los oficiales tenían gran interés en inflar el rendimiento de los mercenarios afganos bajo su mando con el fin de procurarse las promociones y las medallas al mérito-

El régimen de Obama proyecta incrementar el número de soldados afganos de 97.000 en noviembre de 2009 a 134.000 en octubre de 2010 y 171.000 en octubre de 2011, un aumento del 75% en dos años (Servicio de Investigación del Congreso, página 13). El mismo incremento está previsto para la policía: de 93.800 en noviembre de 2009 a 134.000 en octubre de 2010, un 43% más.

La afirmación de Obama de que [la gestión de] la guerra se está entregando gradualmente al ejército afgano entrenado por Estados Unidos se desmiente totalmente con otros dos hechos básicos. La Casa Blanca ha solicitado 1.900 millones de dólares –el doble del importe de 2009 bajo el Gobierno de Bush- para la construcción militar de nuevas bases e instalaciones, previendo una «presencia a largo plazo» (que el estafador Obama afirma que no significa una «presencia permanente»).

En segundo lugar, utilizando el engaño habitual del régimen de Obama, el Secretario de Defensa Gates y el Almirante Mullen, Presidente del Estado Mayor Conjunto, ahora afirman que la promesa hecha durante la campaña de Obama de empezar a retirar a los soldados en julio de 2010 en realidad significa «cuando iniciemos la transición... no la fecha de retirada», basada a su vez en «las condiciones sobre el terreno... un proceso de varios años» (véase el testimonio de Gates ante el Comité de las Fuerzas Armadas del Senado del 2 de diciembre de 2009).

En lenguaje corriente, «iniciar la transición» no es «partir». Significa quedarse, combatir y ocupar Afganistán durante decenios. Significa enviar a más soldados y construir más bases. Significa gastar otros 400.000 millones de dólares durante los próximos 5 años. Y significa doblar el número de soldados estadounidenses muertos y heridos durante los próximos 3 años, de más de 7.000 a 14.000.

Los criterios de éxito al «afganizar» la guerra se desmienten al «americanizar» cada vez más las bases, las tropas de combate y los desembolsos. La razón es que los datos correspondientes al ejército afgano son tan falsos como las promesas de Obama.
El personal estadounidense contratado crece porque los títeres políticos afganos son tan corruptos, ineficaces y odiados por su propio pueblo que Washington tiene que arroparlos con «monitores», «asesores» y «operarios», quienes a su vez son absolutamente incapaces de conectar con las necesidades y prácticas de las comunidades. Este incremento de «ayuda» estadounidense ha causado más corrupción, más promesas incumplidas y mayor animosidad por parte de los posibles beneficiarios.

El problema fundamental es que ésta es una guerra estadounidense, y es la razón por la que las unidades afganas padecen bajas de un 50% debido a una tasa de deserción de al menos un 20%, cifra reconocida por los oficiales militares estadounidenses (Investigación del Congreso, página 14). Es decir, los afganos reclutados cogen el dinero y las armas y vuelven a sus pueblos, barrios y familias y, no pocos, haciendo uso de su entrenamiento militar, se unen a la Resistencia Nacional.

Teniendo en cuenta estos altos niveles de desafección entre los afganos reclutados, incluso entre los oficiales, no sorprende que la Resistencia posea tan buenos conocimientos sobre los movimientos de los soldados estadounidenses. Dado el grado de desafección, no sorprende que algunos de los colaboradores en inteligencia estadounidense sean agentes dobles o vulnerables a ser descubiertos y ejecutados.

Ante un programa de reclutamiento de mil millones de dólares con altas tasas de deserción y el hecho de que los reclutados se vuelven contra sus mentores, la Casa Blanca, el Pentágono y el Congreso se niegan a reconocer la realidad: que la fuente de resistencia popular son las ocupaciones imperiales. En cambio, piden más gente para entrenar, más fondos para los «programas de entrenamiento» y más contratistas de mercenarios «transparentes».

La realidad es que a pesar de una mayor ocupación por parte de los estadounidenses y los crecientes desembolsos militares, la Resistencia crece, rodea las grandes ciudades, escoge como objetivo las reuniones en el centro de Kabul y las bases militares estadounidenses repartidas por todo el país. Es evidente que los Estados Unidos han perdido la guerra políticamente y están a punto de perderla militarmente.

A pesar de la tecnología militar más avanzada, de los aviones teledirigidos, de las fuerzas especiales, del incremento en el número de soldados en formación, de los asesores, de las ONG y de la construcción de más bases militares, está ganando la Resistencia.

La Casa Blanca está ganando la hostilidad de la gran mayoría de los afganos al incrementar los millones de desplazados, asesinados y mutilados.
Los asesinatos de civiles están convirtiendo a los militares reclutados en desertores y soldados «en los que no se puede confiar», algunos de los cuales se pasan al «otro bando» como combatientes comprometidos. Igual que en Indochina, Argelia y otros lugares, un ejército resistente guerrillero, popular, altamente motivado y profundamente implantado dentro de la cultura nacional-religiosa de una población oprimida se muestra más resistente, duradero y victorioso que el ejército imperialista, extranjero y provisto de alta tecnología.

La guerra Afgana de Obama, de «dominio o ruina», más pronto que tarde arruinará a los Estados Unidos y pondrá fin a esta presidencia vergonzosa.

 

AHMADINEYAD: "El IMPERIALISMO SE ENCUENTRA EN UN CALLEJÓN SIN SALIDA"

AHMADINEYAD: "El IMPERIALISMO SE ENCUENTRA EN UN CALLEJÓN SIN SALIDA" El presidente iraní Mahmud Ahmadineyad ha señalado la situación económica, política y militar en el mundo, diciendo que el imperialismo mundial se encuentra en decadencia, en un callejón sin salida.

Ahmadineyad hablaba en vísperas del 31 aniversario de la victoria de la revolución islámica. Dijo que ha iniciado la era del florecimiento de la revolución en todo el mundo. Agregó que el mayor obstáculo histórico frente a la realización de las metas más elevadas del ser humano es el imperialismo.

El mandatario iraní señaló que la democracia ha sido el eslogan más importante de las escuelas ideológicas como el humanismo, liberalismo y marxismo, ha hecho el mayor daño al pensamiento humano y divino.

Las declaraciones del mandatario iraní acerca de la democracia occidental son una referencia a la injusticia y crueldad que las grandes potencias han impuesto a los países del mundo en nombre de la democracia. Como consecuencia del orden impuesto a los países después de la segunda guerra mundial, no se reparte nada excepto la guerra, crisis y la ocupación. Especialmente en los últimos años Oriente Medio ha sido sometido a guerras, ocupación, y la violación de los derechos humanos en nombre de la democracia.

En otra parte de sus palabras, el presidente enfatizó la importancia de Oriente Medio en el mundo y dijo que esta región ha sido el lugar de nacimiento de los profetas de Dios y es ahora el centro de energía y riqueza en el mundo. Agregó que hoy día todos saben que quien domine Oriente Medio, dominará el mundo entero.

Ahmadineyad también señaló la posición y el papel de Irán en la región, agregando que actualmente los ideales del pueblo iraní son el camino claro de prosperidad aceptado por muchas naciones.

Recordó el estatus de Irán antes de la revolución islámica y añadió que hace 30 años el pueblo iraní se encontraba sometido a una injusticia profunda y sin precedentes históricos, mientras que hoy en día somos testigos del fin del sistema imperialista y materialista ya que ni siquiera pueden ofrecer un buen análisis de la situación existente.

Tal como adujo el presidente iraní, es innegable el desarrollo de Irán en todos los terrenos científicos, económicos e industriales, así como su independencia política en los años después de la revolución. Agregó que los complots de los enemigos aumenta el valor de estos logros.

Según Ahmadineyad, la naturaleza islámica forma parte del movimiento de los profetas para la felicidad del ser humano.

IRIB NEWS

LINEA ANTAGONISTA-IZQUIERDA NACIONAL
"CON LOS OPRIMIDOS: CONTRA LOS OPRESORES!"
¡VIVA LA REVOLUCIÓN ISLÁMICA DE IRÁN!
¡UNIDAD EN EL "FRENTE DE LOS PUEBLOS"!
¡MUERTE A AMÉRICA, MUERTE A ISRAEL!
¡ABAJO LA DEMOCRACIA EUROSIONISTA!

"Derrumbe de un ídolo mediático imperial: Obama se termina"

"Derrumbe de un ídolo mediático imperial: Obama se termina" "DERROTADO EN LAS ENCUESTAS Y EN LAS URNAS"

FUENTE: IAR Noticias
20-Enero-2010

La propia prensa internacional que lo llevó al estrellato mediático es contundente: Obama, el presidente negro del imperio USA, con su imagen pública en caída libre, desprestigiado entre sus propias bases electorales, criticado por su continuismo de la "guerra terrorista" heredada de Bush, con su mayoría parlamentaria mellada en el Congreso, y sin poder controlar la crisis económica y los conflictos en las zonas de ocupación militar, ingresó en una debacle inevitable.

La propia prensa internacional que lo edificó como mito viviente de la "democratización" del Imperio ya lanzó su nuevo dictamen: La realidad de su gestión está terminando con el discurso "alternativo" de Obama más rápido de lo que se pensaba.

The New York Times, The Washington Post, y las otras influyentes cadenas que apoyaron su candidatura y los primeros tramos de su gestión lanzan críticas y definiciones extrañamente coincidentes con las de los republicanos: "Obama habla mucho, pero hace poco".

La tesis ultraconservadora de un presidente "débil e incapaz" se nivela peligrosamente con las apreciaciones de los medios y analistas del ala "progresista" (que lo vendieron como una nueva alternativa) que ya critican la gestión de Obama con una ferocidad inusual.

En noviembre pasado, a sólo ocho meses de gestión, en su primer test electoral, Obama perdió en dos estados, Virginia y Nueva Jersey, donde hace un año ganaron los demócratas.

La elección marcó una especie de referéndum para su gestión. La derrota en Nueva Jersey fue particularmente decepcionante para el presidente imperial, al tratarse de un estado tradicionalmente demócrata, en el que en las elecciones de 2008 obtuvo una ventaja de 16 puntos frente al republicano John McCain.

Este martes, la victoria del republicano Scott Brown en Massachusetts -tradicional baluarte demócrata- parece confirmar lo que las encuestas indicaban: el idilio entre Barack Obama y el pueblo estadounidense no duró ni un año, señala la cadena BBC.

La pérdida de la elección en el baluarte demócrata del estado de Massachusetts podría calificarse como el primer gran revés político de Barack Obama, y va a tener enorme influencia en los comicios parlamentarios de 2010 donde los demócratas pueden perder su mayoría en los dos cámaras.

Los demócratas perdieron la mayoría de 60 votos en el Senado y ahora estarán a la merced de tácticas dilatorias de la oposición republicana que con su nuevo escaño podrá bloquear el debate de cualquier medida si se mantiene unida.

Hace exactamente doce meses, Obama llegaba a la Casa Blanca en medio de una expectativa mundial sin precedentes, tras una campaña histórica en la que demostró saber movilizar e inspirar a las masas.

"¡Vamos a cambiar a Estados Unidos y vamos a cambiar al mundo!", prometía, rebosante de carisma, y el planeta entero se dejaba "cautivar" por el presidente negro marketinizado e impulsado desde el aparato de la gran prensa internacional .

"Era tentador creer que este hombre iba a lograr de inmediato el fin de la crisis financiera y de la guerra de Irak, las buenas relaciones con Irán, Rusia, Corea del Norte, Venezuela y Cuba, el cierre de Guantánamo, la reforma de salud, la creación de empleos y hasta el fin del calentamiento global", dice la BBC.

En aquel momento, 76% de los estadounidenses opinaban que el primer presidente afroamericano traería los cambios que hacían falta en Washington.

Pero las nuevas mediciones indican que el gerente imperial, que combina el Premio Nóbel de la Paz con genocidios militares en masa en Irak, Afganistán y África, ya ingresó en el ocaso, en el desprestigio, y en la falta de apoyo por parte de la mayoría de la sociedad imperial estadounidense.

Por encima de Obama figuran el resto de los presidentes recientes: Jimmy Carter (51 por ciento), Bill Clinton (54 por ciento), Richard Nixon (63 por ciento), Dwight D. Eisenhower (70 por ciento), George H. W. Bush (76 por ciento) y John F. Kennedy (79 por ciento). El más valorado tras su primer año de mandato sigue siendo George W. Bush, quien con un porcentaje de apoyo del 82 por ciento sobresale por encima del resto.

"Tras el enamoramiento inicial, las encuestas y el electorado de Massachusetts indican que el romance está en crisis", señala la cadena BBC.

Diversos sondeos coinciden en que la popularidad de Obama cayó por debajo del 50% y que el 63% de los estadounidenses cree que el país va por mal camino.

El porcentaje de estadounidenses que desaprueban su gestión se cuadriplicó, del 12% al 44%. Una encuesta realizada por el sitio de internet RealClearPolitics indica que un candidato genérico republicano al congreso le ganaría hoy a uno demócrata por 44% frente a 41%.

Los críticos señalan que en lugar de concentrarse tanto en la salud, Obama debería haberse enfocado en resolver el problema del desempleo, que ya supera el 10% y es, junto con la baja del consumo, la piedra angular de una recaída económica de la primera potencia imperial.

Sergio Bendixen, de la empresa estadounidense de asesoría y encuestas Bendixen y Asociados, razonó en diálogo con la BBC: "Cualquier persona del mundo cuando está desempleado o tiene problemas económicos comienza a perder la paciencia con el gobierno de turno"

Según Bendixen, la mejora en la economía sólo se ve a nivel macro y si Obama no consigue que el desempleo baje del 10% al 8% los votantes le pasarán cuenta en las elecciones de noviembre.

La derrota demócrata significa que los republicanos tienen ahora suficientes votos en el Senado para obstaculizar la reforma sanitaria, el único caballito de batalla electoral que le queda a Obama y los demócratas..

Para el jefe de la oposición en la cámara alta, el senador republicano Mitch McConnell, el resultado de la votación del martes fue un claro rechazo de ese proyecto.

Después de haber apostado por garantizarle un seguro médico a 50 millones de estadounidenses que actualmente carecen de cobertura, Obama y los demócratas ahora deberán replantear sus estrategias de cara a las elecciones legislativas de noviembre de este año.

Desde su asunción, hace doce meses, Obama bajó más 20 puntos en la aceptación popular: Afganistán y las promesas incumplidas de "desmilitarizar" la política exterior fueron sus causales principales.

Hoy el presidente negro está ante una encrucijada: Acaba de perder su tercera elección en distritos que eran demócratas, su partido ya lo señala como responsable de una posible pérdida de la mayoría en las dos cámaras legislativas en el 2010, y sus propios electores, negros e hispanos, movimientos antiguerra y de derechos humanos, ya anuncian marchas masivas para protestar contra la continuidad de las políticas militaristas.

Todo este escenario de presión, a su vez, alimenta una ofensiva republicana que apunta a desgastar la credibilidad (ya en pronunciada baja) de Obama. Reaparecen las viejas acusaciones de "presidente débil e incapaz" o excesivamente "dubitativo" como principal caballito de batalla de los ultraconservadores que sueñan con un juicio político o un movimiento de destitución en el Congreso.

---El antes y el después---


Claramente, y como ya lo reconocen los propios analistas del sistema, Obama tuvo un antes (las promesas en el discurso electoral) y un después (la ejecución práctica de las políticas del Estado imperial USA).

En el antes, acompañado de una prolija plataforma publicitaria desarrollada a nivel masivo y planetario, Obama impuso un discurso mediático destinado a hacer creer a las mayorías mundiales que la primera potencia capitalista, empantanada en Irak y Afganistán, con su sistema financiero pulverizado por la crisis y por una recesión económica de efectos imprevisibles, se podía recrear así misma generando nuevas expectativas y cambios estratégicos de política (imperial) a nivel mundial.

Los estrategas publicitarios de Obama diseñaron su imagen y su "futura gestión" como si fuera la contracara de Bush: La política de Estado ya no sería construida sobre la base de la doctrina militar unilateralista (las invasiones preventivas de Bush), sino sobre los ejes de la democracia multilateralista y la negociación diplomática (la negociación diplomática en sustitución de la acción armada).

La tesis discursiva deslumbró, a tal punto, que algunos analistas llegaron a especular con un Estado imperial norteamericano convertido en un "hermano mayor justo y solidario" de todas las naciones del mundo. Así como Lincoln abolió la esclavitud, a Obama (en el discurso) le estaba reservado el rol de abolir el Estado Imperial capitalista y reconvertirlo en un Estado capitalista "humanizado" y solidario.

Pero (en sólo un año) llegó la realidad: Como lo fue Clinton, como lo fue Bush, Barack Obama, más allá de sus discursos "progresistas", es sólo la pieza ejecutora de intereses estratégicos metidos en un tablero global (el poder imperial USA ) que excede las voluntades personales de los eventuales gerentes de turno en la Casa Blanca.

¿Y porqué Obama es lo mismo que Bush? Obviamente, porque hace lo mismo que Bush: Defiende y aplica la "guerra contraterrorista" en todos su niveles, mantiene las ocupaciones armadas en Irak y Afganistán, se prepara para nuevas acciones militares imperiales contra el "eje del mal" en Medio Oriente, Asia y África, y aplica las recetas ortodoxas del capitalismo depredador a nivel planetario y dentro de las fronteras de EEUU.

¿Quién cambió? ¿Obama, o los que edificaron el mito mediático de Obama más allá de la realidad del Imperio?

La realidad solo puso las cosas en su lugar.


¡FUERA MÁSCARAS! OBAMA QUIERE LA GUERRA Y LA QUIERE ¡YA!

¡FUERA MÁSCARAS! OBAMA QUIERE LA GUERRA Y LA QUIERE ¡YA! Yahoo. Blog del editor

"OBAMA ACEPTA EL NOBEL DE LA PAZ EN NOMBRE DE LA GUERRA"
jue dic 10
Barack Obama tenía una patata caliente entre manos: justificar la aceptación del premio Nobel de la Paz ante dos factores adversos. El primero, su breve historial como dirigente y el hecho de que tenga pocos logros que poner sobre la mesa.

Hay uno que le ha asegurado un lugar en la historia, el haberse convertido en el primer presidente afroamericano de los Estados Unidos, pero es discutible hasta qué punto eso le ha "dado voz a los que no la tienen", como argumenta el jurado del Nobel. No es suficiente al menos para los compatriotas de Obama, que en tres de cada cuatro casos no creen que merezca el premio.

El propio presidente del Comité Nobel Thorbjorn Jagland volvía a justificar hoy la concesión del premio a Obama como un incentivo a sus proyectos como el desarme nuclear conjunto con Rusia o la reincorporación de EE.UU. a las conversaciones sobre cambio climático:

"Si los principios son lo suficientemente importantes y la lucha por ellos es vital para el futuro del mundo, el comité no puede esperar hasta que estemos seguros de que esos principios se han impuesto en todos los frentes. Eso haría del premio un sello de aprobación con retraso y no un instrumento de paz en el mundo".

El segundo factor es aún más peliagudo. Obama acaba de aprobar una estrategia que implica enviar 30.000 soldados más a Afganistán, más 5.000 de los aliados de la OTAN. El propio entorno del presidente admitía que era una "ironía" recibir un premio a la paz en tiempos de guerra, y que el discurso de aceptación no pasaría por alto esta contradicción factual.

Pero lo que nadie se esperaba es que Obama realizara uno de los discursos más beligerantes que se hayan podido escuchar en el contexto del Nobel de la Paz.

"Enfrento el mundo tal cual es. Un movimiento no violento no podría haber detenido los ejércitos de Hitler. Las negociaciones no pueden convencer a los líderes de Al Qaeda a deponer sus armas. Decir que la fuerza es a veces necesaria no es un llamamiento al escepticismo, sino un reconocimiento de la historia".

"La creencia de que la paz es deseable rara vez es suficiente para lograrla. Yo soy responsable del despliegue de miles de jóvenes norteamericanos para combatir en una tierra distante. Algunos matarán y algunos morirán. No importa cuán justificable sea, la guerra promete tragedia humana. Nunca es gloriosa, y jamás debe ser presentada como tal".
El discurso de Obama ha estado centrado en desgranar las circunstancias en las que considera la intervención militar justificable: En defensa propia, en ayuda de una nación invadida o por motivos humanitarios, como "cuando los civiles son masacrados por su propio gobierno o cuando una guerra civil amenaza toda una región".

También habló de las alternativas no violentas como las sanciones y los embargos, citando los ejemplos de Irán, Corea del Norte, Sudán o Birmania. También tuvo un mensaje para estos países: Estados Unidos no permitirá que estos países "abusen del sistema" y "rompan las reglas".

Un discurso duro, amenazador incluso contra los enemigos de su país. Más que al mundo entero que lo acogió como salvador tras el militarismo unilateral de la era Bush, Obama parecía dirigirse al público interno, a los votantes americanos que según una reciente encuesta piden menos intervencionismo en los problemas del extranjero y un repliegue en los valores del individualismo americano. Quizás el que su aprobación hubiera caído al 45% pesara más que los carteles de protesta que le acogieron a su llegada a Oslo, mostrando una versión escéptica del eslógan que le llevó al poder: "¿Change?"

Ali Larijani: "OBAMA NO ES MEJOR QUE BUSH"

Ali Larijani: "OBAMA NO ES MEJOR QUE BUSH"
"Los pasos de Estados Unidos para renovar sanciones contra Irán muestran que el presidente Barack Obama no es mejor que su antecesor George W. Bush", dijo el domingo el jefe del Parlamento iraní, Ali Larijani.

La declaración de Larijani fue seguida por declamaciones de "Muerte a Estados Unidos" entre miembros del Parlamento en la legislatura, en la expresión más reciente de Teherán hacia las nuevas políticas del Gobierno de Obama sobre la república islámica.

La declaración se produjo porque Obama, durante una visita al Asia el domingo, dijo que el tiempo para la diplomacia se estaba agotando en una disputa por el programa nuclear de Irán, que según Teherán tiene propósitos pacíficos.

Desde que asumió el cargo en enero, Obama ha buscado acercarse diplomáticamente a Irán, pero la disputa por las actividades atómicas de Teherán continúa.

"Después de un año de dar discursos y consignas sin base, es una desgracia ver que el comportamiento y las actitudes de este presidente no son mejores que los de su antecesor", dijo Larijani al Parlamento, según la agencia oficial de noticias IRNA.

Fiscales estadounidenses iniciaron un proceso civil el jueves para tomar control de un rascacielos de la ciudad de Nueva York, que según afirman pertenece a compañías que están enviando dinero de forma ilegal al Gobierno iraní.

El proceso judicial busca revocar la Alavi Foundation y la propiedad de Assa Corporation de un edificio de 36 pisos en el 650 de la Quinta Avenida en Manhattan. El juicio original presentado en diciembre sólo buscaba la participación del edificio de Assa Corp.

Fiscales dijeron que ambas compañías estaban enviando dinero a Bank Melli, propiedad del Gobierno iraní. El Tesoro de Estados Unidos ha designado al banco como un agente que trabaja en la proliferación de armas y prohibió a ciudadanos estadounidenses operar con él.

También el jueves, Obama renovó algunas sanciones financieras de Estados Unidos contra Irán. Obama notificó al Congreso que, como se esperaba, extendía una serie de medidas estadounidenses contra Teherán por otro año, y sostuvo: "Nuestras relaciones con Irán aún no han retornado a lo normal".


LINEANTAGONISTA:
"¡MUERTE A AMÉRICA Y MUERTE A ISRAEL!"
"¡CON LOS OPRIMIDOS, CONTRA LOS OPRESORES!"
"UNIDAD POLÍTICA EN EL FRENTE DE LOS PUEBLOS"
"LIBERTAD-DIGNIDAD-INDEPENDENCIA"