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PROYECTO M–20 "NUESTRAS BASES" (V)

PROYECTO M–20 "NUESTRAS BASES" (V)

ANÁLISIS ÁMBITO ESTATAL

 

(c) La Ultraderecha: del franquismo al eurosionismo

 

Cuando se habla de ultraderecha en España, se suele caer en un error de apreciación sobre la función específica que desempeñan las llamadas «fuerzas nacionales». Sólo durante los años de la Transición, cuando la derecha «convencional» estaba recomponiéndose tras la muerte de Franco, la ultraderecha tuvo cierta capacidad y ganas de «dar un susto» a las fuerzas políticas protagonis­tas de la instauración de la Monarquía de Partidos y Estado de Autonomías. Esa ultraderecha post­franquista, tardointegrista o neofascista, no se adaptaba al nuevo Régimen, y llamaba «traidora» y «mema» a la derecha convencional que pactaba con los «social-comunistas», pues éstos (decía la ultra) iban a «suprimir la propiedad privada», «acabar con la familia» y «perseguir a la religión».

 

Obviamente, no ocurrió nada de eso. La derecha empresarial y la banca estuvieron jaleando du­rante bastante tiempo a Felipe González; la crisis de la familia no estaba causada realmente por medidas políticas, sino por la dinámica propia de la sociedad burguesa; y la Iglesia Católica sos­tuvo una «entente cordial» con el PSOE hasta el punto de que un arzobispo emérito (Ramón Torrella) llegó, en 1993, a descalificar públicamente el que se dieran noticias sobre la corrupción del PSOE.

 

Hoy, la ultraderecha, como fuerza social e histórica, está mayoritariamente integrada en el PP y en su «Cinturón Mediático». Hay otra ultraderecha, solidaria de los neofeudalistas, que ha hecho del chantaje su principal negocio «político-económico». Pero lo que los medios e investigadores socia­les deno­minan «extrema derecha» no es más que un pozo de residuos, un apéndice de la derecha políti­ca que, reorganizada como alternativa de poder tras 1982 (cuando finaliza la «Primera Transi­ción» con el triunfo del PSOE), estuvo en el gobierno nacional entre 1996 y 2004. La «Experiencia Az­nar» lo fue de toda la derecha. Entonces, la etiqueta de «centro reformista» fue utilizada co­mo táctica y arma electoral (Aznar, incluso,llegó a reivindicar a Azaña) en la fase previa de acceso al po­der (re­fundación congresual de AP-PP) y como parte de su acción de gobierno en su pri­mera le­gislatura. Era una etiqueta políticamente necesaria, dadas las condiciones sociológicas del país y de la épo­ca. Después, libre ya de las «cargas» y «peajes», el gobierno del PP -y toda la derecha- arrojó la careta «centro reformista» y elaboró un programa neoliberal-derechista que empe­zó a asu­mir, más o menos «sin complejos», los principales mitemas de la ultraderecha postfran­quis­ta, inclu­so los de las ultraderechas tardointegrista, neofascista y, ahora especialmente, «anti-inmigrante».

 

La ultraderecha es un apéndice para la derecha liberal. Esto puede parecer extraño para la mente convencional, también para los escasos afiliados y simpatizantes de grupos y corrientes ultras que compiten por un hipotético porcentaje electoral que sólo existe en su imaginación. Por ello la exis­tencia virtual, supletoria, subalterna y «amenazante» de los «pa­triotas» es tanto más necesaria pa­ra el PP cuanto más reaccionario, ultraliberal, xenófobo y criminal-imperialista es el rumbo político del PP. Si esta supuesta derecha «radical» no existiera habría que inventarla. Y de hecho, desde Génova y el «Brunete Mediático» se reinventa periódicamente, supurando ideologías y estrategias de «recambio» como el «identitarismo», el antiinmigracionismo o el odio al moro, y desplazando agentes para controlar internamente el franquismo residual.

 

No existe, pues, ninguna «derecha radical» ni «derecha nacional» por oposición a una «derecha liberal». Existe una «derecha exaltada subsidiaria», que depende de los poderes dominantes y que, política y sentimentalmente, forma una piña con el entramado sociológico que sostiene al PP.

 

Habiendo sido siempre el «bajo fondo» de la derecha convencional, desde que existe el PP la in­mensa mayoría vota PP, pues los extremistas de derecha, como además se conocen a sí mismos, no se votan ni entre ellos. Si toda la ultra no se agrupa aún junto al PP es por simples intereses personales, por querencias y parafernalias simbólicas, o porque desean un PP aún más duro y vis­ceralmente más xenófobo y reaccionario. Pero debido a la ofensiva «neocons», el PP va anulando incluso los últimos «hechos diferenciales» con la ultraderecha. El discurso clásico de ésta, el de una «patria» como patrimonio exclusivo de una etnia, de los adeptos de unas costumbres o hábitos religiosos, o de un sector detentador de privilegios que los preserva o los acrecienta a costa de la nación y del mundo, secundada por una guardia de la porra (la ultra espera ser ella) les ha sido arre­batado por FAES y PP. Todos saben que los que nutren sus grupúsculos ultras son descere­brados que hacen gala de su irracionalidad, y en la práctica ningún exaltado de derechas «serio» vota listas de ultraderecha, pues percibe que la razón de existir de tales grupos es servir de «válvu­las de escape». La ultraderecha es como el puticlub: uno va y vuelve, no se queda a vivir allí.

 

Por otro lado, si a algunos les había parecido imposible o improbable que la ultraderecha española (sobre todo la tardointegrista y la neo-fascista) pudiera convertirse en eurosionistadebido al odio secular que había profesado hacia los «judíos» (un odio religioso, de sangre o histórico, o un odio mixturado) ya pueden ver su error. La ultraderecha española, al igual que las ultraderechas ultrapi­renaicas, y demostrando su solidaridad con el en­tramado que sostiene al PP, se ha descubierto también eurosionista. Y es lógico: a nadie debe ex­trañar este apoyo final (abierto o «asio­­nista») de las ultrade­rechas españolas (euro­peísta, españo­lista oneofeudalista) al sionismo. Al fin y al cabo el sionismo es una i­deología ultra que habla en los mismos términos que la ultra de toda Europa: un estado exclusivo para un grupo par­ticular(raza, religión, lengua...) que debe de­­sarrollarse en ba­­­­­se a los hábitos ancestra­les que, se supone, les caracterizaron en el pasado. Un modelo mesiánico y exclusivista. Aunque la ultra­de­recha europea no apoyara antes del todo al sionismo por ser de raíz «judía», las ideas-fuer­za del sionismo son las mis­­mas que la mayor parte de las posiciones ultras.

 

Por supuesto, todos los mitemas de la ultraderecha (nacional-católica, tradicionalista, nacio­nal-po­pulista, social-identitaria...) no son otra cosa que una superestructura mítico-pasional para encubrir los intereses y preferencias de unas minorías de poder, y amparar una realidad social lesiva incluso para las masas que se identifican con esos mitemas.

 

En conclusión: si es cuestionable que en el pasado próximo existiera alguna «derecha radical» o «tradicional» por opo­sición a una «derecha liberal» o moderna, hoy no cabe duda: es un apén­dice de la última. La ultra no pretende cambiar las estructuras del Régimen, ni mucho menos subvertir el mo­delo sistémico dominante. La ultra está dentro, y se define por lo que defiende: el in­dividualismo burgués y su corolario (la propiedad privada de los medios de pro­ducción); el Occiden­te realmente existente (no el que míticamente tiene cada uno en su cabeza); el liberalismo polí­tico; la cultura de masas norteamericana; la hegemonía tecnológica-militar de la OTAN para aplastar los «desafíos a Occidente»; los abusos institucionalizados a cuenta de la «seguridad nacional»; la «Econo­mía de Libre Mercado» (la que «crea riqueza» y demás falacias); y ciertos valores de la tradición euro­­pea desvirtuados (cristianismo, patria, monarquía, fa­milia, etc.). Sin embargo, no perdamos la perspec­tiva: los ultras españoles ni hacen ni quieren ha­cer política. El cometido de sus grupos es dejar suelto al cabestro que muchos pequeño-burgueses llevan dentro, como los hinchas de los equipos no juegan al fútbol, sino que dejan ese deporte para los profesionales que se mueven en el césped. Por tanto, es falso que al Régimen le inquiete un «ascenso» de la Extrema Derecha.

 

Pero si la combatimos es porque las energías ultras sintonizan con los intereses ocultos (y no tan ocultos) del Capitalismo globalitario y porque suelen actuar como perros de presa del Sistema. La ultra causa poco daño cuando fomenta causas en solitario. Pero cuando se in­corpora como auxiliar del Poder establecido y expresa una versión «más dura» (o «políticamente incorrecta», co­mo di­cen) del propio discurso del Poder, el daño que provoca es considerable. Cuando la infraizquierda «antifascista» se suma a las campa­ñas represivas político-poli­ciacas orquestadas por las institucio­nes y medios del Sistema, cumple esa misma fun­ción de perros del capitalismo. Vivimos en el «tin­glado» montado por la derecha: tanto la ultra como el otro extremo son perros de presa del mismo.

 

Y hay, además, otro motivo para combatirla: cierta ultraderecha se vende como «incon­formista» o «patrio­ta» siendo tan ultraconformista y antipatriota como el resto. Y no sólo hemos de ata­carla por su farsa de presentarse como adversarios del poder establecido (igual que hace la in­fraizquier­da), si­no porque lo hacen pervirtiendo figuras, consig­nas y referencias valiosas, ha­bien­do confundi­do a elementos que po­drían haber sido válidos, y los han abocado al limbo, la impotencia y el basu­re­ro, convir­tién­dolos en resi­duos del Sistema con etique­tas de «in­con­formistas» o «patriotas».

 

(d) Falangistas, nacional-revolucionarios y anarquistas

 

Muchos de sus militantes han considerado que estos movimientos no eran parte ni de la derecha ni de la izquierda totalitaria. Pero la alternativa tampoco puede seguir leyendas ni ser tibia en esto.

 

(º1) Falangistas: una incongruencia y esquizofrenia permanente

 

La primera realidad contradictoria del falangismo es que, mientras unos falangistas pensaban (o se auto engañaban con ello) que eran parte de un partido revolucionario enemigo de un Sistema to­talitario, otros falangistas han estado sirviendo (o han querido servir) durante décadas como cen­tinelas del mismo Sistema. Las protestas de muchos falangistas dirigidas al Poder no estaban mo­tivadas por las injusticias o abusos que cometía el mismo, sino porque el Poder les parecía blando y por no mantener una represión más fuerte y tomar represalias más duras contra los enemigos del modelo político-social que identifican con la «Patria». Mientras unos creían (o decían) que eran oposición frontal a un Sistema corrupto, otros falangistas servían de encubridores de la corrupción como «mal menor» o llegaban, incluso, a exigir el silencio de quienes denunciaban la corrupción por poner en peligro la paz social o la seguridad. Mientras unos hablaban de un movimiento contra un Sistema injusto y decadente, y pregonaban valores como la integri­dad y la dignidad de las per­sonas, otros falangistas aparecían como apologistas del subjetivismo eurocéntrico, fanáticos de la supremacía occidental, y propagandistas de la decadencia como signo del desarrollo e «identi­dad» de los pueblos occidentales, exigiendo cometer más atropellos contra los «incivilizados pue­blos» del «Tercer Mundo». Tal ha sido la esquizofrenia falangista vivida durante décadas.

 

Ante este panorama, muchos falangistas han estado durante décadas quejándose de la falta de unidad. Como la unidad entre posturas tan opuestas era imposible, y sólo podría lograrse si «una falange» aniquilara totalmente a «la otra», la conclusión es que muchos de los falangistas no han sido más que mediocres pequeños-burgueses apegados a una memoria y una «identidad» de ico­nos, mitemas, colores y sentimientos «de club». Igual que una afición futbolística o de «frikis». Es decir, para ellos la Falange no era un movimiento político, sino otro subproducto infrapolítico, otra «tribu urbana» de las sociedades del espectáculo del capitalismo avanzado, con la diferencia que una parte de ella sirvió de «residuo-reserva» en manos del núcleo duro del Sistema, como la ultra.

 

Otra contradicción es la obsesión por la memoria ¿Por qué promover en el seno de esta sociedad el respeto a «los servicios prestados» o la memoria? ¿Que pretenden con ello los falangistas (y otros grupos que hacen lo mismo, como PSOE o IU)? ¿Que esta sociedad consumista, hedonista e insolidaria, acoja o mantenga iconos, mitos o referencias personales ajenas a ella? Los falangis­tas, como los otros, confunden lo que son, con lo que soñaron ser o les contaron que fueron.

 

Otra contradicción enorme del falangismo es criticar el «patriotismo averiado» de las derechas al tiempo que asume acríticamente la historiografía nacional de las mismas. El patriotismo que no es crítico no es patriotismo. Pero el patriotismo crítico que lleva a reconocer la ruina del presente, no puede volverse apologista del pasado. Es bastante contradictorio ser crítico con el presente y ado­rar un pasado que también dejó mucho que desear. El patriota es crítico tanto con el hoy como con el ayer de su nación. Si el nacionalismo lleva a identificarse con los hábi­tos más vulgares co­mo características nacionales a preservar, las falanges, en general, si no han sido nacionalistas de la España contemporánea («la Borbónica»), lo han sido de la vieja España («la de los Austrias»).

 

En general, al liberal-progresista le desagrada la historia española por la oscuridad de un pasado dominado por la Inquisición, la miseria, conquistas y privilegios nobiliarios. Pero el progresista no acomete un juicio crítico del pasado de España, sino sencillamente desprecia esa historia que tan poco tiene que ver con sus ilusiones. Le avergüenza saber que es producto de aquello. Hace lo mismo que la mayoría de consumidores de carne: les desagrada entrar en la cocina de un restau­rante o en el matadero, pero en ningún momento renuncian a comer su carne. Por su parte, el de­rechista convierte la historia de España en un canto a la gloria y grandeza de unos poderes que identifica forzadamente con el «ser» de España, y luego en un lamento, añorando el poder per­dido en el pasado, que no le parece oscuro porque se identifica con esos poderes de casta y fac­ción confesional. Lo que le acompleja o apena ver es la desaparición del férreo dominio que tenían so­bre España y el mundo. Todos los recursos de España no fueron más que instrumentos al servicio de esos poderes, pero la derecha «borra» este hecho y hace ver que el dominio, la grandeza, eran de España como tal. Por mucho quelanzasen las falanges una retórica revolucionaria e, incluso, mostraran programas económicos de izquierda nacionalizadora o sindicalista, al comulgar con la historia nostálgica y esencialista de la derecha, no se han despegado de ésta. Compartiendo los mitemas y leyendas de la ultra ha sido natural que asumieran tantas veces las mismas posiciones.

 

(º2) Nacional-revolucionarios: una irrealidad e indefinición permanente

 

Resulta difícil hablar de un «sector nacional-revolucionario», pues carece de una historia, textos y figuras comunes de referencia, cosa que, al menos, sí poseen el falangismo y el anarquismo. Los nacional-revolucionarios no tienen teórico o manifiesto reconocido por el conjunto de quienes así se llaman. No sería injusto señalar que es indefinible al carecer de una teorización profunda. A lo máximo, dispone de una serie de consignas comunes que les ha dado una sensación de entidad política, algo que no ha llegado a existir realmente. Para unos, lo nacional-revolucionario era otra forma de llamar a los fascismos y reivindicarlos sin nostalgias. Para otros, la actualización política de un tradicionalismo sin los límites del integrismo católico. Para aquellos otros, la radicalización del nacionalismo pero rechazando el capitalismo. Y todo esto en el mejor de los casos, pues para otros, lo nacional-revolucionario no fue más que un logotipo «marchoso» de esa ultraderecha que asocia el vocablo «revolución» con violencia «incontrolada» al servicio del «orden» sin implicar a los aparatos del estado directamente. Y cuando no, la cobertura de una estafa para inadaptados.

 

Pero al margen de estafadores y matones de la ultra con marca ocasional «NR», podemos reco­nocer como «nacional-revolucionario» a un sector con impulsos rebeldes, más o menos sentidos como sinceros, que criticaba las falacias del Régimen, advertía la falsedad de la dicoto­mía de las izquierda/derecha oficiales, oponía las naciones europeas a los poderes fácticos y el imperialismo, y quería trastocar el Sistema Capitalista desde posiciones de «tercera vía». Pero en este sector se advertía el pánico a perder ese «corazón rebelde» inicial para no caer en el pozo de la ultra o en el reformismo. Por tal motivo, muchos se han mantenido en el maximalismo del «todo o nada», lo que les ha llevado, lógicamente, a quedarse en nada. El hecho de que muchos «nacional-revolu­cionarios» se destaparan como ultras (o derechistas corrientes) cuando han saltado a la «política real», ha podido explicar esa parálisis. El enemigo, pues, para ellos, era intentar hacer política real, ya que sólo en el testimonialismo y la margina­lidad podían seguir siendo fieles a sí mismos.

Pero su verdadero enemigo ha sido la falta de realismo, de método, de rigor intelectual, de com­promiso, de temple para hacer política real en una línea u otra. El enemigo fue la excusa de que había que prepa­rarse para la lucha final (sin señalar qué); en la que tumbaremos al Sistema (no se sabe cuándo); y mientras, era mejor no hacer nada, no «caer tan bajo» de participar en luchas políticas y so­ciales «del Sistema»; o bien «actuar de otra forma» (sin explicar cómo). La inacción de estos nacional-revolucionarios ha sido un extremo desmovilizador, tan antipolítico como el ex­tremo contrario, el activismo sin rumbo que lleva a la «unidad de quemados». Algo cierto había en tal temor: muchos reproches se dirigían a los nacional-revolucionarios para «bajar a la arena» de la «política real», pero para reforzar la polítíca real de la derecha. Aquí, en­tonces, la cuestión no es tanto si se hace política real o no, sino señalar qué política u orientación real se quiere hacer.

 

Si los nacional-revolucionarios se hallan fuera del marco conceptual de la realidad es porque no han resuelto este error teórico: pensar que teniendo la «razón» y la «voluntad» era imparable la revolución. Ésta (cambio profundo de modelo o de estructuras) necesita de condiciones objetivas y subjetivas, y su objeto es cambiar esas estructuras (subvertir un régimen) o el modelo sistémico (cambiar un Sistema). La razón o la voluntad no determinan ninguna condición objetiva y mala­mente van a determinar las subjetivas (sobre todo si las masas no demandan esa revolución). Lo que ha pasado es que los nacional-revolucionarios nuncaanalizaron las condiciones objetivas y subjetivas, análisis que se reemplazaba con puro subjetivismo. El resultado no podía ser otro que la nada, pues desde 1945, en Europa, no se han dado condiciones ni objetivas ni subjetivas sufi­cientes para poder provocar un proceso revolucionario. La alternativa era hacer política real, pero para eso (sin abandonar la alta perspectiva revolucionaria) había que entrar en discursos para los cuales los nacional-revolucionarios ni estaban preparados ni querían estarlo, pues con ello sentían traicionar el impulso revolucionario. Si se quiere hacer política no queda más remedio que jugar en ciertos parámetros que marca el actual Sistema. ¿Pero que parámetros? Ahí está la cuestión.

 

Para hacer «política real» hay que participar del marco conceptual «realmente existente», que no es otro que este modelo sistémico capitalista expansivo basado en un economicismo a ultranza. Ante esto sólo hay dos posiciones: aceptar el modelo aunque necesite «reformas»; o ser crítico con él. En la primera posición está el espectro político del Sistema, incluida la ultraderecha, bajo un análisis utilitarista y liberal (en cualquiera de sus formas). Y en el segundo están los que, desde dentro del esquema economicista, diseccionen la esencia de dicho esquema, evidenciando su na­turaleza y contradicciones. No habiendo más análisis de carácter economicista para tal disección, con un mínimo de rigor, que el marxista, no quedaba otra opción que asumirlo, pero los nacional-revolucionarios se han negado a ello prefiriendo mantenerse en su Europa mítica-romántica.

 

(º3) Anarquistas: una disolución individualista y antesala del liberalismo

 

A diferencia de falangistas y nacional-revolucionarios, el anarquismo español llegó a constituir en el pasado un formidable movimiento de masas que sí combatió por la revolución. No repasaremos su historia, repleta tanto de luchas como también de graves errores. Quizás podamos evaluar que a principios de la II República, con el triunfo de las tesis libertarias frente a las anarcosindi­cales en el seno de la CNT, se inició la caída de la mayor parte del movimiento en po­siciones insostenibles de extrema izquierda, que, si bien sirvieron en los prime­ros años para entu­siasmar con las utopías libertarias, llegado el momento de la verdad (tanto en la revolución como en la guerra), se vieron impracti­cables o contraproducentes, cosa que sus rivales no desaprovecharon para desautorizar­los. El hecho es que iniciada la guerra civil, la CNT concitaba tanto apoyo popular como la UGT y el PSOE de Largo y Prieto. Tras la guerra, el anarquismo estaba completamente desacreditado y como fuerza jamás llegó a inquietar a la Dictadura. Durante la transición, la CNT era una fuerza aún más socialmente despreciada que la Falange, que ya es decir.

 

Actualmente el anarquismo se encuentra dividido en dos organizaciones: CNT y CGT. Otros co­lectivos anarquistas se sostienen como editoriales (podemos destacar la del «Viejo Topo», aunque tal revista rebasa desde luego el área anarquista) pero es significativo que sea un grupo musical (Ska-P) quien parezca mantener la bandera más representativa de estas posiciones. De la misma manera que muchas cosas señaladas de la ultraderecha eran extensibles a las falanges y al «am­biente nacional-revolucionario», muchas cosas que hemos advertido en la extrema izquierda valen para evaluar, en términos generales (pues hay excepcio­nes) al actual movimiento anarquista.

 

Y es que los anarquistas han sido también arrastrados por la postmodernidad y la contracultura. Insistiendo en sus posiciones clásicas de oposición a la izquierda totalitaria y a cualquier autorita­rismo (y en el antifascismo común en la izquierda y la derecha) han caído en un indivi­dua­lismo ra­dical que les acerca, cada vez más, a las posiciones liberales más extremas. Por ello no extraña que anarquistas de ayer despierten ahora como fanáticos ultralibera­les, y de inme­diato sean, de facto, neoconservadores (pues el liberalismo puro es percibido fácilmente como una quimera). Si nos olvida­mos de parafernalias, signos, poses, vestimentas y cortes de pelo, lo único que va dis­tinguiendo realmente un anarquista medio actual de un ultraliberal es que, en los conflictos labora­les, el pri­mero se pone de parte de los asalariados, y que, al menos todavía, ningún grupo anar­quista ha dejado de pronunciarse en contra de la OTAN y el imperialismo norteamericano (cosa que sí han dejado de hacer falangistas y nacional-revolucionarios, por ejemplo). Pero los proyec­tos comunales ideados (e incluso realizados) en el pasado han desaparecido, así como las tesis de organización social basadas en el sindicalismo. No se sabe cómo pretenden CNT o CGT tum­bar al capitalismo, ni las propuestas que marquen las líneas generales de su alternativa social.

 

El anarquismo se halla asimismo atenazado por el antifascismo alucinado de la extremaizquierda y el instrumental de la progresía capitalista. Por convicción o por miedo, tienen mucho cuidado de no incurrir en los «desvíos extraños» o «violentos» que les marcan los comisarios políticos de la pro­gresía. Resulta muy llamativo que, proclamando su rechazo frontal al maquillaje progre y de­nunciándolos como reformistas vendidos al capital, los anarquistas permitan, sin embargo, que los progres les marquen los límites que no pueden tras­pasar bajo pena de estigmatización inme­diata. Que el enemigo sea la máxima autoridad moral para aprobar o condenar lo que haga o diga el movimiento anarquista, lo dice todo sobre la descomposición a la que ha llegado éste.

 

(e) La lección para cualquier alternativa antagónica

 

La lección está clara. La extrema izquierda se ha dejado arrastrar por la contracultura que política y sindicalmente la ha anulado e incorporado al capitalismo globalitario, convirtiéndola en correa de transmisión de la impostura progresista, y su obsesión antifascista es la gran vía para acabar sien­do otro frente parapolicial del capitalismo. Por su parte, las «derechas radicales» o áreas «patrio­tas» significan un refuerzo subalterno pasional de la única derecha real y el capitalismo globalitario (puro cálculo de intereses que desprecian a los pueblos y a las personas). Ni hay más derecha que la liberal-capitalista, cipaya de EEUU, eurosionista e imperialista globalizadora, ni existe otro cami­no a la derecha que la de Rajoy y Aznar, bendecida por el Vaticano y los neo-druidas «identitarios». Los mitemas supremacistas,etnicistas y confesionales sirven para dos cosas: primero, para que una masa de descerebrados se identifique con la minoría que se mueve por puro cálculo de intere­ses; y segundo, para facilitar sentimentalmente las brutales operac­iones de la única dere­cha real a la hora de imponer sus intereses, sin que les asalte la mala conciencia, pues sólo con el des­precio supre­macista por sus víctimas, la derecha real puede realizar tranquilamente sus operaciones.

 

Pero si estas observaciones no fueran suficientes, tenemos además la vivencia de estos siete lus­tros de Monarquía Parlamentaria. Tal experiencia nos indica que todos los intentos de colaboración con los extremos políticos, confiando en cierta sinceridad de su retórica antisistema y en una apa­rente disposición abierta de algunos sectores de la ultraderecha o la extrema izquierda (incluimos ya al falangismo, el anarquismo o el entorno nacional-revolucionario) no han servido para absoluta­mente nada, puesto que todos ellos, conscientemente o por estupidez, son en definitiva los colabo­radores más fanatizados del Sistema. La ultraderecha lo es por la obsesión enfermiza de combatir al comu­nismo cuando éste ha desaparecido de la escena, y, ahora, por culpar al inmigrante de todos los males reales o imaginados que padece la nación, actualizando el miserable «patriotismo averiado» de las derechas, que no es sólo un nacionalismo chauvinista promotor de los prejuicios más mise­rables hacia otros pueblos, sino que, en relación con su propia nación, es un nacionalismo abyecto y servil de los poderes fácticos. Y la extrema izquierda porque prefiere batirse con el ca­dáver del fascismo vencido en 1945, antes de enfrentarse a la realidad, y porque se ha empapado de la con­tracultura antisocial y estético-lúdica de la «Bohemia burguesa» que ha tirado por la borda todo su arsenal ideológico revolucionario y su legado histórico y cultural transformador.

 

Nosotros hemos llegado al convencimiento de que es la hora de levantar la alternativa que rompa con los valores que han informado eso que han llamado «Civilización Occidental», y para ello es necesario liberarse de los prejuicios y tópicos de la cultura burguesa y de sus secreciones más pu­rulentas. Es hora de enfrentar la realidad con herramientas nuevas y con realismo. Es hora de se­ñalar que los parámetros oficiales de la izquierda / derecha actuales ya nada tienen que ver con los parámetros de la realidad que separa efectivamente el mundo, entre los intereses de los menos y las necesidades de los más, entre los opresores y los oprimidos, entre explotadores y explotados: la izquierda y la derecha actuales están en la «misma orilla», al lado del Sistema, cuyo núcleo duro es la derecha (y por eso es nuestro principal enemigo) y su contorno, la izquierda progresista o so­cial-liberal. Y es hora de confirmar, de una vez por todas, que los respectivos extremos de izquierda /derecha son subproductos del Sistema y que en éstos se encuentran los elementos más descere­brados, alucinados, obsesivos y fanatizados del propio sistema (aunque se vistan de antisistema): en uno y otro extremo no hay nada más que esterilidad, necedad y pérdida de tiempo y energía.

 

De lo que se trata es: en primer lugar, de elaborar un discurso creíble que se pueda presentar a la gente sin que la mayoría «vomite» al escucharlo; y en segundo lugar, reconocer nuestras limita­ciones como fuerza para influir en la sociedad, lo que nos debe llevar a dar nuestra exigua ayuda a cuantas luchas sean justas, y ocasional y tácticamente a los grupos que aún siendo parte del siste­ma y del Régimen, puedan poner de manifiesto puntualmente las contradicciones y la falsedades de éste. Pero nuestros apoyos han de estar canalizados en todo momento por nosotros, no por otros, y esto exige que nos organicemos. No sólo nos debemos acercar al pueblo hablando de co­sas que la gente entienda, sino que luchando por lo que es justo se enarbola la mejor bandera de nuestra política, siempre que, al mismo tiempo, pongamos de manifiesto que la causa de esos ma­les es el propio Sistema o el mismo Régimen, teniendo claro cual es la división fundamental en el mundo actual, en el marco conceptual «realmente existente»: una clase socioeconómica domi­nante, la capitalista, que nos ex­plota; representada por las instituciones políticas que nos mandan; los medios de manipulación de masas que nos mienten; y los cuerpos armados que nos disparan si todo lo anterior falla.

 

No se puede perder más tiempo, no se puede dar más oportunidades a los cretinos, es hora de posicionarse, es hora de elegir bando.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

36 comentarios

La ultraderecha -

Siguen los fachas, con sus mentes catetas
armando tanto ruido en sus cansinas perretas
que no escuchan otra cosa que sus pedorretas.

Aunque todos estos patriotas de opereta
ya no tengan años para seguir con chupeta
de la derecha continúan mamando la teta
como ayer, como siempre, masa vil y paleta

«Están»; y no permanecen mudos estos jetas
pero sus banderas, sólo con basura completan,
producto de almas tan podridas que petan
y con menos cerebro que unas maletas

De fachas, las redes de internet están repletas.
No nos equivoquemos: no están majaretas
sino son mezquinas y necias marionetas,
mariconas que no llegan ni a mediaveletas.

No importa si mantienen viejas camisetas,
o ahora se vistan con nuevas chaquetas.
Siempre relleno para ocupar algunas camionetas
perros del capitalista que chupan sus braguetas,
tontos del culo para arrojar en una cubeta
esa es su repulsiva, rastrera y triste papeleta.

Vuestra patria es el cortijo del capitalista
Vuestro hogar, la pocilga del consumista
Vuestra tarea, la del perro extremista
Vuestra vocación, la de lacayo del imperialista



Jilorio -

La PSER e Interfachería compiten quien es más orgulloso de ser de derechas.
Y toda la ultra que va de "frente antisistema" (AES, España 2000, AN, PxC, FN, FE-JONS...) hablará del "derecho al trabajo", hará apología del esquirol y criticará al gobierno por no ser más duro contra los piquetes.

Hermanos Musulmanes -

Rebelion.org

Mohamed Ghanem, líder en el exilio de los Hermanos Musulmanes, dijo en una entrevista a la televisión iraní que si su grupo llegara al poder en Egipto romperán con el tratado de paz con Israel. ¿Secunda esa opinión?

Esta es su opinión personal. Existen tratados internacionales y los vamos a respetar; al igual que respetamos también la Ley y la Constitución. Pero el Gobierno no ha consultado ni al pueblo ni al Parlamento egipcio cuando hizo los tratados, por eso tenemos que reconsiderar esos tratados y consultar al pueblo y al Parlamento. Los israelíes abusan de los palestinos y nosotros, los árabes, respetamos el tratado de paz. Los israelíes no.

ANTAGONISTAS -

El asunto fundamental para nosotros no es el "modelo" político o teológico de los hermanos musulmanes sino la actitud que el Estado y el gobierno egipcios adopten en relación a Israel y a su política de agresión permanente contra todos los pueblos de la zona.
Esta es la clave real de todas las revueltas en el mundo árabe. Y Egipto ha sido siempre la piedra maestra de este mundo. De donde, nuestro apoyo a estos procesos sociales y geopolíticos. Que otros busquen tres o tres mil pies al gato árabe. Lo de algunos es cansino....

Hermanos Musulmanes -

Rebelion.org

Entrevista a Rashad Bayumi, Vicepresidente de los Hermanos Musulmanes

El 'número dos' del movimiento islamista egipcio reitera su compromiso con la democracia y rechaza el modelo teocrático iraní.

AENA -

En efecto, la ultraderechista (sic) cadena PSOER, con la sin par Gemma Nierga como lorito parlante, se dedicaba esta tarde a echar en cara a un sindicalista de AENA que osen defender sus derechos...

Braunau -

Ya está la perrera mediática facha y progre malmetiendo a la ciudadanía con el anuncio de huelga de los trabajadores de Aena. Y como siempre la ultra "antisistema" actuará de mamporrero de la patronal...
El sábado hay una manifa de Cibeles a pza España contra el pensionazo y demás medidas liberales del gobierno. Por ahí andaré. Esperemos que se movilice la gente.
Salud y rst.

Levantisco -

Lo que hace la derecha es lo de siempre. Utilizar a elementos pringosos y oscuros mientras les sirvan y luego, si te he visto no me acuerdo. No sé que coño demuestra eso de "frente antisistema". ¿Eduardo García-Serrano es antisistema? No me jodas.

zuritum -

Vaya, parece que el PP empieza a oler poder y quiere soltar lastre.
Es de suponer que ahora le toque al hermano de Palcios, autor de un reciente y publicitado libro sobre el 23-F, y a su acólito y militante del PP y ex-Cedade Javier "dayan" Esparza, presentador junto al llorica ex-falangista García-Serrano de un infumable telediario de Interfachería....Veremos que hace el "frente antisistema" ante semejante caza de brujas nazis....

Resistencia -

... todos los mitemas de la ultraderecha (nacional-católica, tradicionalista, nacio­nal-po­pulista, social-identitaria...) no son otra cosa que una superestructura mítico-pasional para encubrir los intereses y preferencias de unas minorías de poder, y amparar una realidad social lesiva incluso para las masas que se identifican con esos mitemas.

En conclusión: si es cuestionable que en el pasado próximo existiera alguna «derecha radical» o «tradicional» por opo­sición a una «derecha liberal» o moderna, hoy no cabe duda: es un apén­dice de la última.
La ultra no pretende cambiar las estructuras del Régimen, ni mucho menos subvertir el mo­delo sistémico dominante.
La ultra está dentro, y se define por lo que defiende: el in­dividualismo burgués y su corolario (la propiedad privada de los medios de pro­ducción); el Occiden­te realmente existente (no el que míticamente tiene cada uno en su cabeza); el liberalismo polí­tico; la cultura de masas norteamericana; la hegemonía tecnológica-militar de la OTAN para aplastar los «desafíos a Occidente»; los abusos institucionalizados a cuenta de la «seguridad nacional»; la «Econo­mía de Libre Mercado» (la que «crea riqueza» y demás falacias); y ciertos valores de la tradición euro­­pea desvirtuados (cristianismo, patria, monarquía, fa­milia, etc.).

Sin embargo, no perdamos la perspec­tiva: los ultras españoles ni hacen ni quieren ha­cer política. El cometido de sus grupos es dejar suelto al cabestro que muchos pequeño-burgueses llevan dentro, como los hinchas de los equipos no juegan al fútbol, sino que dejan ese deporte para los profesionales que se mueven en el césped. Por tanto, es falso que al Régimen le inquiete un «ascenso» de la Extrema Derecha.

Resistencia -

¿"Verdadero frente antisistema perseguido por los demócratas"?

Estos neonazis no se enteran de nada porque no quieren.

A Isidro Juan Palacios no se le persigue por las ideas que expone en sus clases de formación para candidatos del PP -ya se ve que no, pues se le contrataba para eso mismo- sino que se le echa por su pasado "no recomendable".

Como se dijo arriba "La ultra es para el sistema como los residuos radiactivos para las centrales nucleares: no les queda más remedio que tenerlos, aunque no quiera tenerlos cerca".

El caso del neofascismo español:
http://usuarios.multimania.es/resistencia/neofascesp.htm

Entre el cinismo y la hipocresía:
Crónica de un mundillo en descomposición (I)
http://usuarios.multimania.es/resistencia/cronica.htm

Crónica de un mundillo en descomposición (II)
http://usuarios.multimania.es/resistencia/cronica2.htm

La falsificación permanente
Historias (e historietas) de "nacionalistas" españoles (I)
http://usuarios.multimania.es/resistencia/falsificacion.htm

Bajo el signo de la cruz
Historias (e historietas) de "nacionalistas" españoles (II)
http://usuarios.multimania.es/resistencia/signo.htm

No sé qué habrá de cierto en ello -

Libia: los medios occidentales mienten para justificar la intervención militar estadounidense

http://www.iarnoticias.com/2011/secciones/africa/0015_libia_medios_07mar2011.html

Leonida -

El PP no contratará más al profesor de oratoria Isidro Juan Palacios. Así lo comunicaron ayer fuentes del partido después de que Levante-EMV revelara la vinculación que tuvo en el pasado el profesor con una organización de corte neonazi. Palacios impartió el pasado fin de semana en la sede provincial del PP castellonense una jornada formativa dirigida a los candidatos a las municipales.
Desde el PP nacional se pusieron ayer en contacto con este diario para manifestar su desconocimiento sobre el pasado de Palacios, a quien se vincula con el extinto Círculo Español de Amigos de Europa (Cedade), un grupo neonazi surgido a mediados de los 60 y que planteó una revisión de las tesis del holocausto. Las mismas fuentes recalcaron que se trata de un "colaborador externo" del PP, "no habitual", que ha impartido "cuatro o cinco cursos" de oratoria. Según añadieron, recurrieron a sus servicios porque tenía "un buen currículo" y destacaron que dejarán de colaborar con él.
La responsable del área de formación del PP castellonense, la diputada autonómica Maira Barrieras, también mostró su sorpresa. "Llevo muchos años con temas de formación y me limito a seleccionar los cursos que ofrecen desde la dirección nacional", explicó. Barrieras dijo no haber visto "en mi vida" al profesor Palacios. "Le esperé en la sede y se portó de una forma educadísima. Ningún asistente del curso me ha trasladado ninguna queja y se limitó a hablar de oratoria. Sólo uno me ha dicho que le llamó la atención un ejemplo que puso sobre un discurso desde el púlpito de una iglesia", aseveró.

El Cedade
A Palacios se le considera como uno de los destacados miembros del Cedade, un grupo neonazi surgido a mediados de los 60 en Barcelona. Tuvo su epicentro en la conocida librería Europa de la capital condal, que fue intervenida al considerarse un núcleo de exaltación nazi.
Su propietario, Pedro Varela -exjefe de Cedade-, fue procesado por apología del genocidio e incitación a la discriminación, al odio y la violencia raciales. La librería albergaba un vasto volumen de literatura revisionista y negacionista del Holocausto. Isidro Palacios está catalogado como una de las personas influyentes de aquella organización, que desapareció a principios de los 90.
Palacios (abogado y periodista) ha desempeñado una intensa actividad en los medios de comunicación. Ha fundado o dirigido numerosas revistas, alguna de corte esotérico, y es colaborador de programas de radio y televisión.
También tiene escrito un libro sobre las apariciones de la Virgen, entre otros trabajos. Desde el PP han contado con él en varias ocasiones para impartir oratoria, aunque ahora han anunciado que no volverán a hacerlo.


PD: Lo que vosotros llamais "ultraderecha" es el verdadero frente antisistema, perseguido por los demócratas. Parace que en esta democracia, quien no tiene "pedigrí" de demócrata, acaba pagandolo.

http://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2011/03/02/aparta-profesor-oratoria-conocer-pasado-neonazi/787065.html

Jilorio -

La ultraderecha no tiene amigos, tiene compinches y dueños.
Aunque la ultraderecha se vista con distintos disfraces (o “nicks”) a veces hasta “revolucionarios” (o “antisistema”), ultra se queda, y no cambia ni sus fines ni la naturaleza de sus medios.

Estando como estamos los europeos (agobiados, cornudos y mal pagados por este puto sistema que tenemos: el capitalista), los perros de la ultra no tienen empacho en acudir en auxilio de este sistema("nuestro" sistema) agitando los estereotipos del vulgo necio y asustando a la gente con ¡Cuidado que vienen los "rojos"! ¡Cuidado que vienen los "moros"! ¡Cuidado, que nos invade el tercer mundo!

Por muy fantásticos y estrambóticos que suenen, la ultra espa­ñola son como el perro del hortelano que, aunque su amo lo ma­te de hambre, nunca escamotea ladridos en guardar la finca y el ganado para su amo.

La ultra es para el sistema como los residuos radiactivos para las centrales nucleares: no les queda más remedio que tenerlos, aunque no quiera tenerlos cerca.

Valores de Occidente -

El presidente de la compañía Goldman Sachs, uno de los principales responsables de la crisis financiera, Lloyd Blankfein, recibirá un bonus de DOCE MILLONES SEISCIENTOS MIL dólares, mientras su sueldo se triplica hasta los dos millones de dólares.
Esto son los valores que defienden derechistas y progresistas, y los subnormales de la ultra. Así que cuentos como el que suelta Gadafi ("o yo o Al Qaeda") sólo son dilemas idiotas para defender el sistema (sistema que antes decían combatir)

Explicación -


































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































Explicación -

Aquí hay un fallo

AJ -

Gran texto,para guardar y reflexionar.
Algunos siguen, y seguirán, repitiendo las mismas miserias cretinas propias del discurso derechil occidentalusta y co-partícipe del sistema, no se enteran, o no se quieren enterar, que eso que ellos reclaman "nuestro"y que llaman a defender, es precisamente lo que combatimos y tratamos de abatir.
Partiendo de esa premisa, ciertos argumentos sobran.

Izquierda -

Hay una izquierda seria, pero es cierto que en general la extrema izquierda está imbuida de valores progres que la distraen de la única lucha valiosa. Para mí que la derecha conspiró para inculcárselos del mismo modo que fue la CIA la que puso a Felipe González al frente del PSOE (echando a los históricos de Llopis). Así lograron que ser “de izquierdas” consistiera en un amasijo de ideas que van desde el anticapitalismo hasta el abortismo (“libre y gratuito”) pasando por chorradas como el “ecofeminismo”.

Al soplapollas multinicks .... -

Por qué no te dedicas a ver páginas guarras .... y nos dejas en paz de una puta vez ???.
Venga jodido subnormal, animate.

Laureano -

Que mania de meterse con los americanos,si son los unicos que defienden los valores occidentales.Acaso quereis que todos vayamos con el burka como van en Iran.Pues no aqui tenemos que defender la cultura occidental y los valores europeos y los moros en su sitio,que andan ya bastante revueltos, y encima les dan 300 millones de euros a Tunez,y aqui a algunos les quitan el paro

Explicación -

Nosotros hemos llegado al convencimiento de que es la hora de levantar la alternativa que rompa con los valores que han informado eso que han llamado «Civilización Occidental», y para ello es necesario LIBERARSE de los prejuicios y tópicos de la cultura BURGUESA y de SUS SECRECIONES más pu­rulentas.
- Es hora de enfrentar la realidad con herramientas nuevas y con realismo.
- Es hora de se­ñalar que los parámetros oficiales de la izquierda / derecha actuales ya nada tienen que ver con los parámetros de la realidad que separa efectivamente el mundo, entre los intereses de los menos y las necesidades de los más, entre los opresores y los oprimidos, entre explotadores y explotados: la izquierda y la derecha actuales están en la «misma orilla», al lado del Sistema, cuyo núcleo duro es la derecha (y por eso es nuestro principal enemigo) y su contorno, la izquierda progresista o so­cial-liberal.
- Y es hora de confirmar, de una vez por todas, que los respectivos extremos de izquierda /derecha son subproductos del Sistema y que en éstos se encuentran los elementos más descere­brados, alucinados, obsesivos y fanatizados del propio sistema (aunque se vistan de antisistema): en uno y otro extremo no hay nada más que esterilidad, necedad y pérdida de tiempo y energía».

Explicación -

«Pero si estas observaciones no fueran suficientes, tenemos además la vivencia de estos siete lus­tros de Monarquía Parlamentaria.
Tal experiencia nos indica que todos los intentos de colaboración con los extremos políticos, confiando en cierta sinceridad de su retórica antisistema y en una apa­rente disposición abierta de algunos sectores de la ultraderecha o la extrema izquierda (incluimos ya al falangismo, el anarquismo o el entorno nacional-revolucionario) no han servido para absoluta­mente nada, puesto que todos ellos, conscientemente o por estupidez, son en definitiva los colabo­radores más fanatizados del Sistema.
La ultraderecha lo es por la obsesión enfermiza de combatir al comu­nismo cuando éste ha desaparecido de la escena, y, ahora, por culpar al inmigrante de todos los males reales o imaginados que padece la nación, actualizando el miserable «patriotismo averiado» de las derechas, que no es sólo un nacionalismo chauvinista promotor de los prejuicios más mise­rables hacia otros pueblos, sino que, en relación con su propia nación, es un nacionalismo abyecto y servil de los poderes fácticos.
Y la extrema izquierda porque prefiere batirse con el ca­dáver del fascismo vencido en 1945, antes de enfrentarse a la realidad, y porque se ha empapado de la con­tracultura antisocial y estético-lúdica de la «Bohemia burguesa» que ha tirado por la borda todo su arsenal ideológico revolucionario y su legado histórico y cultural transformador».

Explicación -

Pues al grano. Vayamos al mundo de vigilia.
«La lección está clara. La extrema izquierda se ha dejado arrastrar por la contracultura que, política y sindicalmente, la ha anulado e incorporado al capitalismo globalitario, convirtiéndola en correa de transmisión de la impostura progresista, y su obsesión antifascista es la gran vía para acabar sien­do otro frente parapolicial del capitalismo.
Por su parte, las «derechas radicales» o áreas «patrio­tas» significan un refuerzo subalterno pasional de la única derecha real y el capitalismo globalitario (puro cálculo de intereses que desprecian a los pueblos y a las personas). Ni hay más derecha que la liberal-capitalista, cipaya de EEUU, eurosionista e imperialista globalizadora, ni existe otro cami­no a la derecha que la de Rajoy y Aznar, bendecida por el Vaticano y los neo-druidas «identitarios».
Los mitemas supremacistas, etnicistas y confesionales sirven para dos cosas: primero, para que una masa de descerebrados se identifique con la minoría que se mueve por puro cálculo de intere­ses; y segundo, para facilitar sentimentalmente las brutales operac­iones de la única dere­cha real a la hora de imponer sus intereses, sin que les asalte la mala conciencia, pues sólo con el des­precio supre­macista por sus víctimas, la derecha real puede realizar tranquilamente sus operaciones»

A Zuritum -

Alto, que has sido tú el que ha soñado “en voz alta”...

zuritum para el -

Si no es el "onírico ojalá" ¿que será-será lo que venga a salvarnos - si es que tiene que venir algo a "salvarnos"?
No crees en sueños, pero si en "salvaciones": Te digo lo mismito que tú:¿te las crees o sólo te divierten?

A Zuritum y Toma ya -

Pregunto porque de sueños no se come. Decir no al Imperio Yanki está bien. Pero hay que decirlo sin vendas en los ojos ni estériles consuelos. No será el onírico “ojalᔠlo que venga a salvarnos.

Toma ya -

Al de arriba no le ha gustado.
¿Preguntas por preguntar o porque te lo manda mamá?

A Zuritum -

¿Te crees todas esas chorradas o solo te divierten?

zuritum -

Todo lo que va, vuelve. Las guerras proyectadas por la OTAN en Asia central retornan a la retaguardia euroamericana.
El mediterráneo -nuestro mar- arderá.
La ribera sur ya está en guerra.
La norte somos nosotros.
La guerra, como la risa, va por barrios.
Si tiras arena contra el viento, el viento te la devuelve, te ciega y te caes.
Nos vamos a caer con todo el equipo.
Aquí, en el "apéndice putrefacto de Eurasia", osea la Euralandia feliz de haberse conocido y reconocido como pilar europeo de la Alianza atlántica, los muertos se van a empezar a contar por cientos.
Tal vez quede tiempo sólo para defenderse con todos lo medios a disposición tanto los probables, como posibles como los "imposibles"....
"Tiempos nuevos, tiempos salvajes, toma un arma, nadie regala nada...."

Sobre Irán-Libia -

Cuidado, que los medios están distorsionando la cosa con las perversas intenciones de siempre, dando a entender en sus titulares que Irán intervendrían en ayuda de Gadafi...

A título informativo -

Irán se une al mensaje de Libia: si EEUU interviene habrá una respuesta demoledora

http://www.expansion.com/2011/03/02/economia/politica/1299059542.html?a=f851195ddad692757b3675332485f806&t=1299128456

La leche -

Vaya que sí que existe la extrema derecha. Ahora no será como en la transición. En esos años la ultra actuaba con veleidades autónomas, con "marcas" propias, amenazando a las fuezas "centrales" del régimen y tratando de romper el "consenso" entre la "derecha mema" y las "hordas marxistas".
Hoy la ultra existe, pero no AL margen del PP, sino EN los márgenes del PP, actuando de "boixos nois" y de amplificadores de Interfachería, la FAES y demás.
Xenofobia, Islamofobia, sindicalista=parásito, inmigrante=maleante, gitano-moro-panchito=delincuente, islamico=terrorista... tales son las consignas de la ultra.
Los mismos mensajes que suelta el PP y sus baterías mediáticas, la ultra los repite en plan más bruto.

Explicación -

He aquí un moribundo ejemplo de lo que decimos.

Maria -

Hoy en dia no existe la ultraderecha en la Transicion existio el Frente de la Juventud que era la vanguardia de la juventud patriota contra el sistema.Era un grupo falangista que lucho en la calle contra el sistema hasta que su secretario general juan ignacio gonzalez fue asesinado por el sistema en el portal de su casa por 3 disparos de bala Patria Justicia Revolucion

I Love Interfachería -

La ultraderecha es un apéndice para la derecha liberal. Esto puede parecer extraño para la mente convencional, también para los escasos afiliados y simpatizantes de grupos y corrientes ultras que compiten por un hipotético porcentaje electoral que sólo existe en su imaginación. Por ello la exis­tencia virtual, supletoria, subalterna y «amenazante» de los «pa­triotas» es tanto más necesaria pa­ra el PP cuanto más reaccionario, ultraliberal, xenófobo y criminal-imperialista es el rumbo político del PP. Si esta supuesta derecha «radical» no existiera habría que inventarla. Y de hecho, desde Génova y el «Brunete Mediático» se reinventa periódicamente, supurando ideologías y estrategias de «recambio» como el «identitarismo», el antiinmigracionismo o el odio al moro, y desplazando agentes para controlar internamente el franquismo residual.



No existe, pues, ninguna «derecha radical» ni «derecha nacional» por oposición a una «derecha liberal». Existe una «derecha exaltada subsidiaria», que depende de los poderes dominantes y que, política y sentimentalmente, forma una piña con el entramado sociológico que sostiene al PP.