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ORIENTACIONES: Sobre la Realidad Histórica de España

ORIENTACIONES: Sobre la Realidad Histórica de España

Publicado en http://orientaciones.blogia.com/

Como anunciábamos en el editorial anterior, exponemos un sin­té­tico re­sumen de la rea­li­dad histórica de España. Ha­bía­mos señalado que los procesos desarrollados en el interior de toda nación, en el curso de los siglos, tienen un carácter com­plejo, se re­sienten de factores e in­fluencias múl­tiples que, en oca­siones, se han armonizado, y otras, en cam­bio, han cho­cado o se han neutralizado recíprocamente. Quien ha cons­ti­tuido la fuerza predominante en una época determinada, puede haber pasado luego al estado latente, y vice­versa. ­­­­­­­­­­­­

Habíamos denunciado que un simplista, anticuado y anti­na­cional histo­ricismo ha preten­dido re­ducir la historia de cada nación a un de­sarrollo lineal. Es completamente absurdo con­siderar una nación como un blo­que único en el tiempo que no admite re­vi­sio­nes. Una visión libre de prejuicios no sólo sabe reconocer, en la historia de cual­quier pueblo o conjunto de pueblos, posibilidades múltiples e in­cluso contra­puestas entre sí, que, en cierto modo, reflejan otras tantas «tradiciones» na­cio­­nales, sino que también se da cuenta de la im­por­tan­cia práctica que tal re­co­nocimiento tiene para la acción para hoy y para mañana.­­­­

En tal sentido habíamos adelantado que lo más importante para el So­cialismo Patriótico era tomar con­ciencia de un hecho histórico que un grupo de camaradas resumió así: «Pero si existe una continuidad nacional y popular en España, ha existido históricamente fuerzas y poderes que han impedido que la idea de Patria haya arraigado entre las masas españolas, del modo y manera más genuino a nuestro carácter y a nuestras necesidades»­

I) Conclusiones de nuestro editorial anterior

1) Por una cuestión de principios, el Socialismo Patriótico re­chaza radicalmente cual­quier rei­vin­di­cación de esencias na­cio­nales o me­ta­físicas de España. No­sotros afirmamos que España es una rea­li­dad po­lítica, histórica y estatal.

2) Por una cuestión de reconocimiento de «nuestras cir­cuns­tancias», el Socialismo Patriótico rechaza oportunamente cual­quier ensal­za­miento «sin complejos» de «esta gran na­ción» porque actualmente no hay motivos para alabarla, así como rechaza necesariamente cualquier «com­plejo de culpa» o reniego del pasado. «Que el pasado no sea ni peso ni traba, sino afán de emular lo mejor». España es resultado de una his­toria, y existe dentro de una continuidad política y so­cial.

3) El Socialismo Patriótico afirma que esa continuidad histó­rica de España jamás ha sido unívoca. No ha existido ninguna pérdida del «sen­tido español» «úni­co y verdadero» sim­ple­mente porque no ha existido jamás tal sentido «único y verda­dero». España no es una realidad esencial, es una realidad histórica sujeta a cambios, transformaciones, éxitos, derrotas, antagonismos y convergencias internas y externas­­­­­­­­­

II) Resumen de la realidad histórica de España:

Decimos que España es una nación, o una conjunción de pueblos, que desde su constitu­ción hace cinco siglos, ha co­no­cido, como otras na­ciones, la acción de fuerzas y co­rrien­tes diversas. Durante una larga época las fuerzas que tenían el «pre­dominio general» fueron la Mo­­­nar­quía y la Iglesia al ser­vi­cio de una causa imperial y una causa de expansión y con­­tra­­ofensiva religiosa. España formaba parte de una re­unión de reinos encabezados por los Habs­burgos, que coexistían con oligarquías nobiliarias, clericales y patriciados locales que ges­tio­­naban el poder inmediato en territorios convertidos en cotos cerrados admi­nis­­trativos y socio-eco­­nómicos. En todos esos reinos, nobles y clé­ri­gos estaban libres de «pechar» con los im­­puestos. En ciertos reinos las oli­garquías go­­za­ban de am­plios poderes juris­dic­cio­nales que llegaban incluso, en algu­nas zonas, a ser penales a costa del pueblo llano. En eso con­­sis­tían esas mitificadas «liber­tades y tradiciones nacionales res­­petadas» en «Las Españas de los Austrias». ­

Con el cambio de dinastía en 1700, España fue separada de otros reinos europeos y se impuso como fuerza predominante el Poder real absolutista que acabó con buena parte de aque­llos poderes juris­dic­cionales y privilegios oligárquicos. Las cas­tas nobiliarias y ecle­siás­ticas perdieron cuotas de poder direc­to local, a nivel «singular». Pero la Nobleza man­tuvo privi­legios económicos y administrativos a nivel «gene­ral», el Clero man­tuvo sus prerrogativas, y la fuerza predominante en la España de los prime­ros Borbones, el Palacio absolutista, no dejó de con­si­derar los reinos como in­muebles de la Familia y tratar a los espa­ñoles como rebaños de los reyes, bienes objeto de com­pra­venta y per­muta.

La Guerra de Independencia de 1808 desató la emergencia de pode­rosas líneas con­tra­­puestas en España: frente al despo­tismo abso­lu­tista se levantaron el libera­lismo y el tradiciona­­lismo, que a su vez se en­­fren­­taron entre sí durante el si­glo XIX (con cuatro gue­rras civiles nada menos). Y para apla­car los cho­­­ques entre tradicionalistas y libe­rales, surgió in­me­dia­ta­mente otra «tradición española» -la «apa­­ci­­gua­dora»- que pone todo su empeño en anestesiar la conciencia de los españoles y fomentar la mediocridad, el conformismo y el apo­li­ti­cismo nacional. Es decir, basta un vistazo sin estereotipos para com­­prender rápida­­mente que España ha sido otro proceso histórico del planeta que tampoco ha sido una «unidad unidireccional en el tiempo».

En España, al despotismo monárquico le sucedió en 1833 la oli­gar­quía, que se convirtió en dueña in­dis­cutible del poder político, social y económico durante un siglo. Ese poder y la España derivada de ese poder fueron contes­ta­dos, primero por el tradicionalismo, y luego por el republicanismo, el socia­lismo sindicalista y el anarquismo, a los que podemos sumar el minoritario y contradictorio re­ge­ne­ra­cio­nismo. Re­cordamos que durante un siglo España fue una nación en vías de mo­der­nización marcada como la mayor parte de las naciones hispa­no­americanas: una nación sometida a los inte­reses y la vo­luntad de las fuerzas liberales -«moderadas/conservadoras» o «pro­gre­sis­tas»- y que el estado español fue el marco de esa nueva oli­gar­quía cen­­tra­l (y locales) de tipo burgués que nació confiscando tanto los bienes comu­­nales de los municipios como los bienes de las insti­tu­cio­nes que sos­te­nían la única asis­tencia social existente (la Igle­sia), y que ofreció las rique­zas de España a las inversiones finan­cieras de Ingla­terra y Fran­cia.

Consideramos que una de las causas del fracaso de las re­be­liones del tradicionalismo español, mayo­­ri­tario en el pueblo durante dé­cadas, fue la cerrazón intelectual del bajo clero que lo sostenía, como tam­bién vemos que gran parte del alto clero ofreció, como la Mo­nar­quía, su manto protector a la oligar­quía. Recordamos que en 1868 estalla una rebelión de signo dife­rente al carlista, que tras un corto rei­nado, de­sem­­bocó en una república parla­men­taria que con sus expe­rimentos dema­gó­gicos y ocurrencias utópicas su­mer­gió a la nación española en un enorme desorden.

El hartazgo provocado por aquel desorden favoreció la Res­tau­ración del poder de la oli­garquía, con sus par­tidos ya más «centrados». La España de la Restauración tuvo la asistencia decisiva de la Monarquía y de la Iglesia, situación que se mantuvo hasta 1931, pese a varios in­tentos re­generacionistas por parte de algunos gobiernos que no cua­ja­ron. No se puede esconder que la España de la II República significó el apogeo del sectarismo pro­gre­sista español, equivalente al cerrilismo mostrado por la derecha monárquica y clerical nacional, y que el fra­ca­so rotundo de aquella república desembocó en la con­frontación abierta entre las fuerzas con mayor empuje popular, fuerzas, todas ellas, que acabaron con una desgraciada re­pú­blica que los propios republicanos dejaron de defender: por un lado se movilizaron las fuerzas re­vo­lu­cio­narias emergentes, socialistas y anarquistas princi­pal­­mente; y por el otro las dere­chas cató­licas con­tra­rre­vo­lu­cio­narias, auxiliados por los re­a­pa­recidos tradicionalistas (que ya eran con­tra­rre­volucionarios ante la revolución liberal) y a los recién surgidos falan­gistas (tan con­tra­dictorios como el re­ge­ne­ra­cio­nismo).

Reconocemos sin ningún problema que todas estas fuerzas contaban con apoyos populares, fueron ente­­­ramente espa­ñolas, y luchaban por modelos o proyectos distintos para Es­paña, o mejor dicho: luchaban en contra de ideas de España y «tradiciones» adversarias que les pa­re­cían completamente odiosas. La in­mensa mayoría ni eran «correas de transmisión de las Internacionales Rojas», ni «ultra­mon­tanos del Vati­ca­no», ni «ci­­pa­­yos del Eje».

No podemos olvidar que el ganador de aquella con­fron­tación total fue un militar que impuso una dic­ta­du­ra férrea y que, sin entrar en más jui­cios sobre su mandato, y sobre las cir­cuns­tancias y necesidades que tu­vieron que cubrirse en una na­ción físicamente derruída y moral­mente aplastada, sí re­cor­damos que aquel ré­gimen identificó España con la adhesión in­que­bran­ta­ble a esa dictadura y con una visión uni­di­reccional de la historia de España. Todos los oposi­tores a la dic­tadura y los discrepantes de esa interpretación ses­gada de la historia nacio­nal fueron asimilados artera y estúpida­mente a la Anti-España, y tal asociación abusiva generó en muchos espa­ñoles un rechazo indis­cri­minado e injusto, pero com­pren­­si­ble, a la mera idea de España.

Pues una vez más afirmamos sin concesiones que España entera es, y sólo puede ser, el marco común e irrenunciable de todos los españoles, y ninguna fuerza, política o so­cial, religiosa o económica, na­cional o local, tiene legi­timidad para presentarse como la única Es­paña o la verdadera Es­paña. E igual que ocurre con España, ocurre con todas y cada una de sus regiones, comarcas o islas: abso­lu­ta­mente nadie tiene base ni legitimidad alguna para mos­trar­se como los re­pre­sentantes genuinos de una parte de España. ­­

A España, como a cualquier pueblo (español o no español) debe re­co­nocérsele su misma diversidad no sólo en el «es­pacio de los ­terri­to­rios», sino en el mucho más notable y bas­tante más interesante «espacio socio-político», no sólo por sus «hechos diferenciales» lo­ca­les, sino sobre todo por sus diferencias entre tipos de grupos y per­sonas, diferencias trans­versales mucho más reales que las pri­me­ras. Al mismo tiem­­po, a España, como a cual­quier pueblo, se le debe re­conocer no sólo ca­rac­te­rísticas dis­tin­tivas con otros pueblos, sino asi­mismo ca­rac­terísticas comunes con los otros, pues en el mundo y en la historia tampoco existen (ni pueden existir) com­partimentos es­tan­cos entre las naciones. No ha sido así ayer, y menos lo es hoy.

Pero a España no sólo se la puede comprender por la va­riedad de sus «espacios» presentes, sino tam­bién por la diver­sidad de sus «tiem­pos» pasados. Todas las concepciones e interpretaciones de Es­paña (o de cualquier región española) que las asocian nece­sa­ria­mente a una identidad independiente de la historia o de la voluntad, a un desa­rrollo lineal en la historia, o a una forma siempre cerrada por dentro y siempre «separada» del exterior, no sólo son completamente falsas sino que pro­vocan el separatismo territorial entre los pueblos y, aún peor si cabe, el separatismo interior en cada territorio. Es el se­pa­ra­tismo entre la «verdadera España» y los «hete­rodoxos» de la «anti-España», entre los «vascos de verdad» y los «vas­cos de pega», entre los «catalanes normalizados» y los «cata­lanes anó­malos». Cual­quier separatismo (y nos da lo mismo que sea pre­sen­tado como «de­mo­crático» o «totali­ta­rio») im­plica el artifi­cioso anta­go­­nis­mo étnico, la ex­clusión y el uniformismo em­pobrecedor. Cual­quier separatismo aca­rrea el te­rror (de «alta» o «baja intensidad») el etno­cidio y la asi­mi­lación forzosa.

Reconocer la realidad histórica compleja y contradictoria de España es lo que co­rres­ponde a una visión com­­pleta, integral, a la vez unitaria y plural, del mundo. Nos llama mucho la aten­ción esas tribunas y sec­tores que presumen defender la uni­dad de España al tiempo que dicen defender la di­­ver­sidad de sus regiones en el «es­pa­cio territorial», pero siguen re­cha­zan­do fanáticamente, por ejemplo, la asunción de cual­quier «di­ver­­­sidad en el tiempo». Para el Socialismo Patriótico re­co­no­cer la «di­ver­sidad en los espacios» (territoriales y trans­­ver­sa­les) como valor especial que contribuye a la riqueza de toda la na­ción y de cada región espa­­ñola (y a la riqueza de la misma es­pecie humana) nos lleva tam­bién a reconocer la «di­versidad en los tiempos». Por eso asu­mimos una historia na­cio­nal «donde el pasado no es peso ni traba sino afán de emular lo mejor». Como decíamos al principio, no sólo debe­mos apre­ciar, en la historia de cual­quier pueblo o conjunto de pueblos, cur­sos diferentes e in­cluso contra­puestos entre sí, que re­flejan otras tan­tas «tradiciones» nacionales, sino que nos hemos de dar cuenta de la enor­me importancia práctica que tal re­co­nocimiento tiene para la ac­ción en el pre­sente y en el futuro.­­­­­­­

Y si como insisten sobre todo las escuelas histó­ricas de la derecha (inte­grista, conservadora o liberal) España entró en deca­den­cia en el pasado, ello fue precisamente, en un primer momento, res­pon­sabilidad de las castas recto­ras políticas y religiosas, que no quisieron, o no supieron, dar con los resortes nacionales de mo­vi­li­zación, ya que para ellos España era el patrimonio fami­liar-eclesiástico de tales castas. Y después ha sido debido a la oligarquía y el «Partido Único de la Bur­gue­sía», tanto en su ala Nacio­nal-Con­servadora como Socio-Progresista, que han abra­­zado y han impuesto «la más deni­grante concepción burguesa de la existencia».­­­­­­­­­­­

Y esto nos llevará a exponer, dentro de unos días, una breve visión de la España actual: la nacida con la II Restauración Borbónica.

21 comentarios

Nuevo lugar internáutico resistente -

http://patriayresistencia.blogspot.com/

Hay que tener cuenta en "gúguel"(google).

Avizor para Pkd -

Es que ni el papa, ni nadie, puede hablar fuera de tiempo y lugar.
º Si el papa condena la "proliferación" nuclear justo en el momento en que EEUU y Unión Europea están armando un escándalo y profiriendo amenazas ante el desarrollo de la energía nuclear por Irán, el papado, tácitamente, está respaldando el escándalo y apuntando al mismo objetivo que EEUU y Unión Europea: Irán.
º Si no ¿Porque no defiende expresamente la legitimidad del uso pacífico de la energía nuclear? ¿Porque no critica que ciertos países utilicen como excusa la posible derivación militar para impedir que otro le pueda dar un uso civil?
º Y sobre todo, si el papado se escandaliza con la "proliferación", quiere decir que se escandaliza SOLAMENTE con que unos "nuevos" alcancen a tener bombas nucleares, pero que NO SE ESCANDALIZA con el hecho QUE LAS SIGAN TENIENDO LOS DE SIEMPRE.
Pues en este caso no existe proliferación de un mal, sino mantenimiento endémico de ese mal.

Cordura -

PK2, aquí hacemos un análisis que muestra por qué SÓLO podía estar refiriéndose a Irán (y no hace falta mencionar los clamorosos silencios respecto al país anfitrión durante esa bochornosa visita):

http://lacomunidad.elpais.com/periferia06/2008/4/22/la-visita-i-que-fue-b16-estados-unidos

pk2 -

¿Pero acaso ha nombrado a Irán cuando se ha referido a la "proliferación nuclear"? No.

¿Entonces cómo sabes que lo decía por Irán? ¿No deberían darse por aludidos también los anfitriones?

Avizor -

Hace meses dije aquí mismo que todas las condenas del papa y los obispos, de marranadas como la agresión y ocupación de Iraq, o la situación a la que se ven sometidos los palestinos por parte sionista, no son creíbles cuando los medios estrechamente ligados a la Iglesia (y muchos miembros destacables de ella) siguen siendo los más entusiastas promotores de las agresiones y represalias desproporcionadas de los "cruzados" y los sionistas.
Pero causa indignación que el papa se haya sumado a la campaña "metemiedo" de Bush.
¿Como se atreve Benito XVI a condenar la proliferación nuclear (es decir, que otros países pasen también a disponer de armas nucleares) nada menos que ante Bush, y en los Estados Unidos? ¡Que éstos tienen diez mil cabezas nucleares! ¡Comience su santidad a reprochar a sus anfitriones la posesión de armas nucleares, y luego critique a los demás!
Si al final los anticatólicos van a tener razón, que la Iglesia siempre ha sido la "superestructura" del Sistema de poder y opresión de los pueblos.

La piedad como espectáculo -

La Visita de B16 o La piedad como espectáculo

http://lacomunidad.elpais.com/periferia06/posts

El Blog de Cordura

Para qué fue Benito 16 a EE.UU. -

"La Visita (I): Para qué fue B16 a Estados Unidos"

http://lacomunidad.elpais.com/periferia06/posts

El Blog de Cordura
Testimonios del crepúsculo

¿Y en qué librerías? -

Además de la editorial, quizá sea bueno saber en qué tipo de librerías se puede encontrar el libro.

Venator -

Editorial Fundamentos.

Salud.

Handschar -

Alguien sabe cual es la editorial de este libro??PALESTINA, EL HOLOCAUSTO IGNORADO,del coronel del Ejército Sr. Arturo Vinuesa

El Holocausto ignorado -

Paso este anuncio:

Este jueves, 17 de abril, a las siete y media de la tarde, se presentará el libro:
PALESTINA, EL HOLOCAUSTO IGNORADO
escrito por el coronel del Ejército Sr. Arturo Vinuesa

La presentación se realizará lugar en el salón de actos del Centro Cultural de los Ejércitos de Madrid, en Gran Vía núm 13

Excelente -

análisis de Avizor, sí señor. También el de Barón era muy bueno.

La clave está en cómo se sitúa uno frente al Imperio, y además tiene que ser de manera nítida. No valen las ambigüedades (salvo para delatar dónde está el corazón).

[ Eso sí, como uno tiene sus manías, os recuerda quiénes están llamados a ser los grandes avalistas "morales" del Imperio:

"Los padrinos de Losantos"

http://lacomunidad.elpais.com/periferia06 ]

Un cordial saludo.

Avizor -

Yo no creo que la "ceguera voluntaria" de esos "sectores nacionales" se deba a que "no estén dispuestos a darse cuenta" de esta situación. Yo creo que sí que se dan cuenta, pero hacen como que no, por lo que ya he dicho otras veces:
Los "secuaces nacionales" son parte del mismo "Frente" sociopolítico que sustenta el imperialismo angloamericano. Ese “Frente” incluye a conservadores, neoliberales y progresistas pragmáticos (que suman la masa mayoritaria) y a los grupúsculos nacionalderechistas e “identitaries” importados de Francia. Éstos saben que en solitario, nunca han sido nada ni serán nada, pero “se dan cuenta” que actuando como comparsas de los grupos mediáticos y demás grupos de presión que manejan a esas masas, sí son alguien y los efectos de sus acciones y consignas se "multiplican". Ellos encarnan a la perfección la típica imagen que les señala la izquierda: la partida de la porra del Capital.
El funesto ombliguismo de los "sectores nacionales", que dicen que sólo hay que preocuparse "de las cosas de casa", es para "proteger la costumbre" del "rebaño" a que siga practicando la técnida del avestruz.
Los nacionalderechistas (Democracias, Alianzas y Frentes Nacionales, Españas dos miles, Falanges, etc) son los perros que ladran para que nadie levante la cabeza del agujero "casero".

El Barón levantino -

Cualquier persona que no vea que soberanías, pueblos y culturas se encuentran bajo diversas formas de dominio capital-americano, debe ser automáticamente desautorizada como defensora de patrias soberanas o "tradiciones" cualquiera.
Los "sectores nacionales" -y no importa en que nivel quieran poner su "patria" o su "nación"- que no estén dispuestos a darse cuenta que, hoy, lo prioritario, lo más importante de todo, es combatir la hegemonía imperialista que niega toda posibilidad de soberanía real, autonomía económica y alternativa cultural consistente a cualquier ámbito del planeta, son más payasos farsantes en el circo y más lacayos del "imperio" en esta sociedad vendida al mejor postor.

Carlos Ramiro -

En consecuencia estamos de acuerdo.

Cordura -

Es que al hablar de "patriotismo constitucional" no me ceñía necesariamente a la Constitución en vigor.

En cualquier caso, ese patriotismo me parece el único acorde con una de las tesis básicas del artículo de cabecera: la definición no esencialista de la nación.

Pero, insisto, lo relevante hoy no es tanto ver en qué consiste nuestra nación, cómo se configura internamente, ectétera, sino luchar contra el Imperio que le niega toda posibilidad de soberanía real.

Saludos.

Carlos Ramiro -

Decir patriotismo constitucional y no decir nada es lo mismo, por como fue diseñada la constitución de la II Restauración, es decir de espaldas a la Nación y por el pacto de último franquismo y los sectores políticos que "volvían" del exilio todo ello bajo la firma de la corona.
Para nosotros todo proyecto político es el que determina a la Nación y la transforma en Patria al darle a la misma un linea de desarrollo en la Historia. Si se abriera un proceso constitucional con una Asamblea Constituyente que rompiera con el modelo dominante burgués/occidental entonces, solo entonces podríamos hablar de patriotismo constitucional.

Cordura -

Valioso análisis (me refiero al artículo de cabecera), e interesante porque busca un patriotismo no uniformizante. El problema, me temo, es que parece hacerlo sobre la base de un hecho consumado: el estado actual. Pero éste hoy se define en función de su ordenamiento jurídico, cuyo núcleo es la Constitución.

La pregunta sería: ¿Acepta el autor del texto el "patriotismo constitucional"? (Adelanto que yo no lo veo tan absurdo como suele verse por estos lares).

Por lo demás, en el análisis se echa de menos la dimensión global en que se inscribe España (recordemos el elefante...). Espero que se tenga en cuenta conforme vayan completándose estos prometedores análisis.

Un saludo.

Capitalismo -

Capitalismo (I): Eso que ya no se cuestiona

http://lacomunidad.elpais.com/periferia06/posts

El Blog de Cordura

Handschar -

Antagonistas, tienes un mail mio, espero respuesta.
saludos

Prometeos -

Un análisis lúcido y sereno de la historia de este país,aunque quizás se hace corto y habría que ahondar más en el tema.
Saludos cordiales.