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Texto para el Debate: LA EUROPA DEL SIGLO XXI

Texto para el Debate: LA EUROPA DEL SIGLO XXI

Breve análisis del estado y modelo europeo actual (I)

Publicado por Diego M. Urioste on 2/04/07

La alternativa del siglo XXI debe ser un movimiento antagonista de su tiempo y orientado hacia el futuro. El análisis científico del actual modelo económico, de sus paradigmas y sus contradicciones, su proyección a medio y largo plazo y su incidencia en los campos sociales y populares será siempre la base de nuestro proyecto de regeneración revolucionaria. A través de la descomposición de los elementos constituyentes del actual modelo socio-económico, su posterior estudio autónomo pero de encuadre conjunto, crearemos y finalizaremos el proceso de síntesis, un conocimiento integro de la problemática actual.

Nuestro método de estudio seguirá, por lo tanto, el siguiente esquema:

  1. -Descomposición de los elementos constituyentes
  2. -Estudio separado de cada uno de ellos
  3. -Síntesis para el conocimiento integro
  4. -Crítica socialista, popular y revolucionaria
  5. -Composición de la alternativa tanto para los elementos constituyentes como para la síntesis global

A continuación, y de forma resumida, analizaré el estado y modelo económico europeo actual en base a esta metodología.

Breve introducción

El actual modelo económico mundial es el de la globalización, que es a su vez un término mucho más amplio. El siglo pasado supuso el cambio definitivo del poder económico, pasando de los estados a empresas y corporaciones transnacionales. El objetivo del nuevo poder no es el de la conquista de nuevos territorios sino de los mercados, acumulando -sin importar fronteras- el máximo de riquezas.

Según el último informe sobre desarrollo humano de las Naciones Unidas, mientras las ganancias empresariales han crecido sustancialmente, la situación de los trabajadores ha empeorado. El modelo de desarrollo se basa en el patrón de acumulación capitalista. El sistema neoliberal plantea la liberalización de los mercados, rebajar aranceles, asignar un rol subsidiario y neutral al Estado y la libre especulación sobre el valor del Trabajo en base a la oferta y la demanda. Se reemplaza el anterior “Estado de Bienestar” por un “Estado subsidiario”.

En Europa esto significa una peligrosa deslocalización de empresas y fábricas, con el consiguiente marco de inestabilidad laboral y paro que acentúa la ruptura social. A la par y motivada por un libre mercado laboral, cuyos sueldos fluctúan en base a las políticas de empresa y no en base a políticas sociales, Europa recibe millones de inmigrantes extracomunitarios, lo que incide negativamente -más aun- en los sueldos, puesto que ese libre mercado recibe una ingente demanda para el mismo número de empleos, sino menor debido a la deslocalización generalizada.

El modelo político común en Europa es el neoliberal. La mayoría de sistemas democráticos son bipartidistas, donde los partidos demoliberales y socialdemócratas se reparten el poder político representativo, existiendo pocas diferencias entre ambos en términos económicos.

El marco político de la Unión Europea es un aparato legitimador de una superestructura económica, cuyos intereses no suelen responder a las necesidades populares ni, en muchos casos, nacionales. Esto ha soslayado el interés de los ciudadanos europeos y su participación en este proyecto que ven tan lejano y muy ajeno a sus inquietudes. La excesiva burocratización, un marco vacío de contenido social así como la inexistencia de conciencia europea y proyectos nacionales ilusionantes han originado cotas de participación muy bajas en las elecciones europeas, siendo la del referéndum de la constitución europea la más “alarmante”.

Así mismo en los propios estados componentes de la UE se observa como los sistemas democráticos no consiguen captar el interés de sus ciudadanos , bajando el porcentaje de voto en cada elección, lo que hace peligrar la legitimación de un sistema que se sustenta en principio y únicamente en los votos.

Europa se enfrenta, en el siglo XXI, a nuevos y viejos retos como el de las soberanías populares y las naciones-estado. La organización política de la UE tiende -y ese es un objetivo y medio a la vez- a la superación de viejos axiomas estatales, tratando de realizar un proyecto mayor geográficamente hablando, cuyas fronteras -interna y físicamente desaparecidas- sean sólo exteriores. Sin embargo, repito, este proyecto europeo nacido economicista y mercantil no logra ilusionar y, por lo tanto, no consigue arrancar ningún estímulo social ni popular. La soberanía monetaria estatal ya ha sido aparentemente eliminada, creando una moneda única para toda la UE que no han aceptado todos los gobiernos, y que depende del Banco Central Europeo.

1- Descomposición de los elementos constituyentes del modelo europeo actual.

Al ser un análisis completo -aunque breve- del estado del modelo europeo, la descomposición de los elementos es bastante fácil. La estructura metódica podría ser la siguiente:

  1. El marco político europeo y su incompatibilidad con el proyecto económico.
  2. La estructura económica europea (mercado europeo, relaciones de propiedad y laborales, financiero etc…) y su relación con el mercado global.
  3. La cada vez más grande ruptura social
  4. La cultura de la Europa del siglo XXI, las regionales y las culturas foraneas.

2 -Estudio separado de cada uno de ellos

1. El marco político europeo y su incompatibilidad con el proyecto económico.

Las democracias europeas cada vez son menos representativas, tanto en sus respectivos estados como en las elecciones y referéndum continentales, donde el número de votantes cada vez se acerca más al de abstencionistas, incluso muchas veces hundiéndose por debajo de estos como en las últimas elecciones al parlamento europeo del 2004.

Europa, como proyecto, no es ilusionante para una mayoría de europeos. El origen mercantilista de esta Unión Europea, así el presente burocrático alejan al europeo medio de la idea de Europa política, incluso nacional. Al no crearse vínculos fuertes europeos, no existe una Idea de Europa clara como proyecto supranacional o, mejor dicho, supernacional. Debido al seguidismo y subyugación europea al atlantismo norteamericano, a la mayoría de europeos les cuesta diferencias “Occidente” de “Europa”.

El proyecto económico liberal y capitalista exige un centralismo administrativo más fuerte y, a la vez, una desnacionalización aun mayor de las economías intraeuropeas. Sin embargo las principales fuerzas políticas de los países que conforman la UE son reticentes a ese tipo de medidas. Además, existen varios grados económicos en la UE, una jerarquía economicista de “dadores” y “recibidores”, no por causa justa ni reajuste solidario, sino como inyección monetaria para la creación de una ilusión europeista entre los países más pobres.

Además, existen dentro de algunos países-estado de Europa debates sobre unidad y soberanía de regiones interiores, lo que dificulta aun más la creación de un debate sobre la nacionalidad superior -geográficamente hablando-, Europa.

Todo esto hace que el actual modelo político sea en sí mismo -entre otras cosas- un obstáculo para el proyecto eurocapitalista de la UE. Esta contradicción supone un punto de inflexión en la construcción europea, sea cual sea, y deberá precisar de lo popular, cosa que es poco probable que suceda tal y como se desarrollan los acontecimientos.

2. La estructura económica europea y su relación con el mercado global.

La actual dirección de la política económica europea se perfiló en la Cumbre de Lisboa del 2000. En ella se firmó una hoja de ruta con un único y claro fin: la UE deberá ser la economía más competitiva del mundo antes del 2010. Los medios para tal meta eran la liberalización de total de bienes y servicios en toda el área de la UE. Si bien los mercados europeos llevaban muchos años de privatizaciones, las exigencias principales de la UE están estancadas ya que en la conciencia colectiva europea hay algo prácticamente inquebrantable: los servicios públicos. Numerosas manifestaciones cívicas y políticas se movilizaron -y continúan haciéndolo- en contra de la eliminación de lo que todos consideran ya una conquista propiamente nuestra.

Además, la estructura económica europea como área comercial es bastante débil y diversa. Existen 5 zonas con particularidades propias que precisan de medidas distintas, pues tiene problemas dispares y propios a su condición particular.

El área continental es el motor del engranaje de la UE. Está compuesta por las potencias industriales del continente: Alemania, Francia, Austria y los países del Benelux. Estos países son los principales contribuyentes de la subsidiaria UE, el centro neurálgico, económico y político de la superestructura. Incluso dentro de este propio área existen dos potencias que están enfrentadas y que se disputan una dirección fáctica de la UE, Francia y Alemania.

El área mediterránea está constituida por España, Italia y Grecia. Pese a su peor industrialización, son el motor turístico y agrícola de Europa, y un importante porcentaje poblacional en la UE. Una gran parte de la agricultura de estos tres países está subvencionada y financiada por organismos europeos, siendo el lobby de la agricultura uno de los más fuertes de toda la zona euro. A diferencia del área continental, son una fuerza más o menos compacta ya que sus problemas son más homogeneos entre sí.

Finlandia, Dinamarca, Suecia, Lituania, Estonia y Letonia forma el área del báltico. Tienen una gran importancia en cuanto a industria tecnológica e innovación, así como en recursos naturales. Su peso en la UE es sin embargo muy flojo debido a su baja fuerza poblacional.

El área de los ex-URSS es la de más reciente incorporación y la que aun precisa, según las estimaciones y guías liberales, una integración dentro del sistema económico capitalista. Además suponen un difícil paso en la supuesta soberanía de la UE, ya que mantienen un vínculo social y económico con Rusia, que se mantiene como bloque autónomo.

Finalmente está el área británica, con el Reino Unido e Irlanda. Tienen una fuerte vinculación con Estados Unidos, sobre todo RU, lo que debilita aun más la conyuntura del eurocapitalismo.

La UE es la primera potencia económica del mundo, por delante de EEUU, Rusia o China; aunque avanza por debajo del nivel de crecimiento de EEUU o China debido entre otras a las nuevas incorporaciones o el estancamiento de dos países importantes en las distintas áreas económicas, Alemania e Italia. Además, como ya he comentado anteriormente, el euro es una moneda poderosa y eso dificulta las exportaciones, encareciéndolas y desequilibrando la balanza comercial. Así mismo la deslocalización interna es solo un pequeño problema comparado con la deslocalización externa hacia mercados más competitivos, más baratos para los empresarios, como África del norte o mayoritariamente Asia.

Existen actualmente cuatro grandes bloques geoeconómicos definidos por distintas economías de mercado: Estados Unidos de América, Europa, Rusia y China. Estos cuatro bloques no suponen distintas visiones metaeconómicas, pues todas ellas tienden hacia un capitalismo liberal, pero si que existen diferencias y singularidades autóctonas prescindibles para este breve análisis. Europa y China son, respectivamente, sus mejores socios comerciales. Europa y Rusia, pese a 40 años de antagonismo político al igual que China, tienen importantes acuerdos energéticos, y no hay que olvidar que Rusia ha compartido siglos de historia con los que hoy conforman la UE. Estos dos países son receptores de las deslocalizaciones europeas y entran en conflicto por los capitales “migratorios”.

El futuro económico de la UE, según el modelo capitalista, pasaría por las inversiones en I+D, la explotación eficiente del turismo y la creación de macrocorporaciones eurocapitalistas que, aun deslocalizando la industria, mantengan el poder financiero europeo.

3. La cada vez más grande ruptura social.

Paralelamente a estos motivimientos supraeconómicos, existe una realidad social mucho menos optimista, incluso para los liberales. La ruptura social en Europa es doble, una motivada internamente y otra por agentes exógenos.

La ruptura interna tiene su origen en la relación laboral en el marco de la nueva economía europea. Las políticas económicas, como he comentado antes, “potencian” la deslocalización, lo que deja en el paro a cientos de miles de europeos al año. Esto crea un malestar social importante y una desconfianza y pesimismo hacia el poder laboral de esta Europa de los comerciantes.

El tan estimulante mercado dinámico para los empresarios es, para los trabajadores, una losa difícil de sostener. La fluctuación del mercado laboral, su movilidad y la facilidad de desmovilización y temporalidad hacen del trabajo digno “un bien poco asequible”. Algunos países como los de área mediterranea, así como Francia, depende en parte de la economía del turismo, lo que acrecienta aun más la inestabilidad laboral en ese sector, mayoritario en la mayoría de esos países.

Paralelamente a esta situación, las empresas europeas obtienen año tras año ganancias extraordinarias. La diferencia abismal entre los beneficios empresariales y los laborales y sociales crea una falla social aun mayor, una fractura cuya base es ocupada por la mayoría de los trabajadores.

Así mismo la otra ruptura social europea está motivada por un factor externo: la inmigración. La “inmigración masiva” como fenómeno de masas desfavorecidas ante la llamada por parte de las políticas que amparan el estado capitalista, como consecuencia del sistema neoliberal. Esta ruptura social viene provocada primero por su incidencia sobre los sueldos, ya que estos están regulados según el mercado como manda la tradición liberal. Al existir la misma oferta laboral (o incluso menor, dada la deslocalización) e incrementarse la demanda de una forma brusca, los salarios no sólo se estancan sino que descienden. En España, sin ir más lejos, los sueldos llevan congelados desde hace prácticamente 10 años según los últimos datos. Esta demanda inmigratoria de empleo, tanto cualificado como no cualificado, crea nuevas “clases” pobres tanto entre los trabajadores europeos como de los recién venidos.

4. La cultura de la Europa del siglo XXI, las regionales y las culturas foraneas.

Dada la occidentalización de Europa, no existe aparentemente una cultura auténticamente europea del siglo XXI, ni tampoco nacional-estatalistas, más allá de rasgos históricos e historicistas que, a día de hoy, están prácticamente perdidos.

La cultura globalizante ha uniformado los rasgos culturales diferenciadores, y me atrevería a decir que es la nueva anticultura. Esto hace que exista una coexión débil no sólo entre los cientos de millones de europeos, sino incluso dentro de los estados que la componen. Las señas de identidad, las tradiciones autóctonas se han perdido como esencia de cada pueblo, y se mantienen como parte de un folclore desvirtuado y anquilosado en un pasado alienado y, otras veces, como reclamo de esa gran industria del turismo.

Tantos las culturas regionales como la nacional-europea deberán regenerarse para poder reconstituirse autónoma y fielmente, para poder seguir estimulando y recreándose en el siglo XXI. La cultura europea, para su redefinición, será principalmente anti-occidentalista, rupturista.

Esta debilidad cultural hace que exista un temor por parte de los europeos occidentalizados y los que no lo están tanto a ser fagotizados por una cultura externa. Este miedo muchas veces está motivado por la inmigración y los aportes culturales de distintos pueblos del mundo. Sin embargo, salvo honrosas excepciones como la musulmana, otros cuerpos inmigracionales no traen consigo culturas distintas, sino su propia interpretación occidentalista de su pueblo, que pese a las apariencias no dista mucho -desgraciadamente- de la europea.

3 -Síntesis para el conocimiento integro

El proyecto de la Unión Europea, nacido del mercantilismo y de las necesidades económicas de nos pocos no ilusiona a los ciudadanos europeos. Además, las propias realidades políticas estatales y nacionales de dentro de la UE tampoco ofrecen vías ilusionantes para sus compatriotas, lo que hace descender drásticamente la participación democrática, una precipitada deslegitimación del sistema. Europa no ha sabido renovar ni reconstruir una cultura popular arraigada, y ha sido alienada por el atlantismo tanto social como políticamente, lo cual atomiza tanto a las naciones que la integra como a los ciudadanos individualmente, ya que no existe un parentesco metafísico entre ellos, más allá de una historia no arraigada.

Mientras las corporaciones y finanzas europeas obtienen resultados espectaculares y cuantiosos beneficios, los europeos tiene cada vez peores condiciones laborales. Esto abre aun más la brecha de la ruptura social y económica, en algunos casos incluso nacional. Las estructuras estatales y de la UE son lejanas y el espacio entre ellas y el ciudadano no es más que un vacío, un abismo dificilmente reconciliable según las espectativas políticas y de trabajo. Un trabajo inestable, temporal, precario y cada vez peor pagado. La demanda de empleos inmigratoria acentúa los problemas sociales, y la vivienda es ya un bien de lujo o, en la mayoría de los casos, un lastre económico -y un beneficio para unos pocos- para los ciudadanos.

Sin embargo esta situación no consigue, hasta ahorra, romper del todo la confianza de los europeos para con el sistema. La autocrítica es inexistente, tal vez debido al estado monopolístico y propagandístico de los medios de disfusión, así como una situación que, siendo precaria, no es del todo paupérrima y por lo tanto no aviva el inconformismo del pueblo, sino que apaga cualquier foco de revuelta social.

4 -Crítica socialista, popular y revolucionaria

La unión supranacional de los pueblos europeos sólo podrá ser efectiva y sincera si parte del pueblo, de sus gentes, como un impulso metapolítico de todas las comunidades que la conforman. Los proyectos mercantilistas no son más que una vía economicista, y cualquier disfraz o travestismo no consigue engañar al ya de por si tergiversado tejido popular.

La especulación sobre el valor del trabajo sólo trae precariedad e injusticia. Así mismo, la relación del trabajo y del capital es descompensada y profundamente alienante, dando importancia al capital por encima del factor y del valor del trabajo. La “prostitución” laboral, la venta y mercadeo de la mano de obra desliga a trabajador de su trabajo, del beneficio que crea, lo aliena del fruto que ha sembrado, permitiendo que unos pocos obtengan beneficio económico de la especulación del trabajo de otros.

Esta penosa situación laboral se suma a la privatización y liberación de los servicios sociales. Así, la realidad de los trabajadores es que, además de ver como se especula negativamente con su trabajo, no tiene acceso -o no tendrá en un futuro- a servicios anteriormente públicos (y de calidad) como la sanidad, el transporte o la atención y la seguridad laboral. Derecho inalienables al trabajador, conquistados con su esfuerzo, tesón y vitalidad social a través de la historia.

Los estados como entes burocráticos políticos no son una respuesta válida para los anhelos de los ciudadanos, y su representabilidad cada vez está mas deslegitimada, aunque por ahora no llega a niveles alarmantes para el “establishment”. La separación y el abismo entre la clase política, representativa del estado-nación y el pueblo, rompe los lazos entre los compatriotas y sus patrias.

5 -Composición de la alternativa

La reactivación del impulso ilusionante de las naciones europeas y de la propia nación europea deberá articularse en base a las comunidades populares, germen de las patrias. Los estados como entes propiedad de una clase política concreta deben desaparecer, y dejar paso a los gobiernos nacionales populares de representación popular y social, a través de mecanismos más justos como el municipalismo participacionista y otras formas orgánicas de democracia verdadera, sinceramente representativa y justa.

El valor del trabajo debe ser motor de la economía, en contraposición con la del capital. La economía debe servir al pueblo, y la participación en los beneficios de los trabajadores no sólo una apuesta social, sino un decreto inquebrantable. Así mismo, la reestructuración económica en base al cooperativismo y otras formas de trabajo en igualdad y justicia social. La especulación, ya sea en los precios de los bienes que deberían ser públicos como en el valor del trabajo deberá ser prohibido y perseguido, como práctica perniciosa, decadente y delictiva para el conjunto de la sociedad.

El estado, como emanación de una comunidad popular viva, se hará cargo de los principales servicios sociales para con su pueblo, derechos y bienes adquiridos a lo largo de su historia. Así mismo, deberá nacionalizar todas aquellas riquezas naturales que no pueden, bajo ningún concepto, estar en manos de corporaciones transnacionales. Debe ser el pueblo, a través del ente popular, el que controle las riquezas de su propia tierra, con el respeto que se le debe.

El principio activo de los cambios debe ser profundamente revolucionario. Las conquistas sociales deben emanar de lo popular, a través de una transmisión de poderes vanguardista y social que anime a construir un futuro socialista y popular. Los estados (comunidades populares) serán una vía -y no un fin- para conseguir la independencia económica de las patrias para su liberación.

La revolución social y nacional será popular, o no será.

6 comentarios

ps -

Muy bueno y de clarísima exposición. Pero buscar una alternativa al sistema en nombre de una “democracia verdadera” no parece que sea lo más ‘ilusionante’ para que los “europeos rompan del todo la confianza” con él. Este punto puede oscurecer un gran trabajo.

el paraguas -

Muy bueno e ilustrativo, porque algunos a veces sin ejemplos nos perdemos.
El método está ahí, el análisis tambien, las ganas tambien. Perfecto, ahora se os toma en serio...
¿que es lo siguiente?

¿Quitaros de encima los hooligans y derechosos ?¿escribir mil análisis científicos más? ¿salir a la calle?

Anónimo -

>
Es decir ANTAGONISMO CREATIVO

Antieuropa -

Tras el anuncio hecho por el presidente de Irán de liberar inmediatamente a los marines británicos apresados en aguas iraníes, ha manifestado: “Irán regala al pueblo inglés la liberación de sus 15 militares.”
Mahmud Ahmadineyad, que ha aprovechado la rueda de prensa que ha dado hoy miércoles ante 200 corresponsales venidos de todo el mundo para dar esta noticia, ha añadido: “Con ocasión de la celebración del nacimiento del gran Profeta del Islam, prueba de la misericordia divina y foco de todo bien, para felicitar a todos el nacimiento de este regalo sin par de Dios, así como con ocasión de la Ascensión del Señor Jesucristo, sobre él sea la paz, a los Cielos, en Semana Santa, y también por la fiesta judía del Pasah, anuncio que el generoso pueblo iraní y el estado de la república islámica, aun siendo su derecho soberano el juzgar a los militares, pero siguiendo al gran Profeta del Islam, amnistía a estas 15 personas y regala su liberación al pueblo británico.”

Ahmadineyad añadió: “Le pido al gobierno del primer ministro inglés, Tony Blair, que no castigue a los militares por haber admitido la culpa y haber dicho la verdad.”

Hay que recordar que los militares detenidos admitieron en una entrevista en la televisión iraní haber entrado ilegalmente en aguas jurisdiccionales iraníes el pasado 23 de marzo. Londres siempre ha sostenido que la detención se produjo en aguas iraquíes.


Ahmadineyad agregó: “Le pido al señor Blair que en lugar de ampliar y renovar su arsenal nuclear —que recientemente ha reanudado—, piense en la paz, en la veracidad y en la oral y sirva al pueblo de Gran Bretaña.”

LO LAMENTAMOS

A continuación, Ahmadineyad manifestó su pesar por el hecho de que “los jóvenes militares británicos estuviesen en Irak y fuesen apresados en aguas iraníes.”

En referencia al hecho de que entre ellos se encontrase la señora Faye Turney, madre de un niño de corta edad, preguntó: “¿Por qué se le debe encargar a una madres la misión más dura, es decir, el rastreo marítimo? ¿Por qué no se respeta el amor de una madre como se hacía en el pasado?”

“Lamentablemente, el gobierno de Blair escogió el camino del escándalo y del conflicto al tratar el asunto de la agresión de sus militares a las aguas iraníes. De inmediato llevó el caso al Consejo de Seguridad (CS), y éste, aun cuando no dio una respuesta explícita a todas las demandas de Londres al toparse con la reticencia de los gobiernos independientes, sin embargo, emitió un comunicado sin haber hecho un estudio exhaustivo y tener en cuenta todas las pruebas fehacientes.”

Ahmadineyad añadió: “El mundo se pregunta ¿por qué? La pregunta es hacia donde va el CS con esta manera de proceder.”

El mandatario iraní hizo asimismo un hueco para criticar la actuación de la UE, preguntando: “¿Acaso los miembros de la UE admitirían que se violase la soberanía de sus territorios? ¿Por qué se atienen todavía a unas relaciones racistas? ¿Quieren administrar Europa con este rumbo, regular sus relaciones con los demás con el mismo y de esta manera elevar la posición de Europa?”

Dicho esto, agregó: “Es lamentable el que el gobierno británico no tenga siguiera la valentía de decir la verdad a su pueblo y asumir como erróneas sus decisiones. Sin lugar a dudas, el pueblo inglés tiene el derecho de preguntarle a su gobierno qué hacían sus soldados en Irak y en las aguas jurisdiccionales iraníes.”

“El amado pueblo iraní se molestó por esta incursión en sus aguas. Durante la guerra impuesta por Saddam a Irán, nuestra nación demostró al mundo su fe, su tenacidad y su valentía en la defensa de su tierra, cómo se opone a cualquier clase de agresión y cómo se resiste ante ella.”


Gregor -

Me parece un texto muy inteligente. He seguido los artículos anteriores de Urioste y creo que está haciendo un gran trabajo, en este caso respecto a una metolodología analítica concreta.

Estaría bien que se concretasen aun más ciertos puntos, es decir usar esa metodología para cada uno de los elementos que aquí han servido de puntos.

En general estoy muy de acuerdo con el análisis, tal vez sea demasiado breve para acaparar algo tan amplio, pero el resultado, como muestra analítica, es brillante.

Venator -

Tiene algunos aspectos interesantes. Yo en particular estoy bastante de acuerdo con el punto 4 del segundo apartado, donde trata el problema cultural de los nativos y de los foráneos.
Quizá al autor se le ha olvidado tener en cuenta y en consideración el agotamiento de la sociedad industrial y su modelo de desarrollo económico, lo cual plantea serias dudas acerca de cuáles podrán ser las formas futuras de organización política, económica y social.
Salud.