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Hasán Nasralá el indomable

Hasán Nasralá el indomable
En el 4º aniversario de la criminal guerra de agresión sionista al Líbano

y de la heroica Resistencia del Partido de Dios

     
 

René Naba

A Beirut, el Vietnam de Israel, la madre de todas las ciudades de la narrativa de la resistencia árabe, en su doble versión: Beirut oeste (1982) y sur de Beirut (2006) (1).


Este hombre pesa sus palabras y sus palabras, que valen su peso en oro, son interpretadas inmediatamente por todos los exégetas de la filosofía, la semántica y la lingüística, tanto los académicos como los diplomáticos, los estrategas y los especialistas de la guerra psicológica, los «arabizantes» modernos y los orientalistas tradicionales.

La burbuja política-mediática occidental corre el riesgo de ahogarse en su propia cólera, igual que sus aduladores árabes, ante semejante afirmación que, sin embargo, corresponde a la realidad: Sayyed Hasán Nasralá (2), líder de Hizbulá, el movimiento paramilitar chií libanés, no es un charlatán. Sus actos son acordes con su discurso y su discurso con sus actos. En resumen, lo opuesto a un charlatán, y sus palabras resuenan tanto como sus sentencias.

Sus declaraciones no son fanfarronadas, y no es la propaganda la que le confiere su credibilidad. Ésta la confirman, de hecho, los principales periodistas de habla árabe de Israel de quienes el firmante de este texto recogió la confidencia: «Al Manar», la cadena de Hizbulá fundada por Hasán Nasralá en persona; la cadena del movimiento chií libanes eliminada del espacio europeo por instigación de Francia en plena guerra israelí de destrucción de Líbano en 2006, la cadena de referencia del desarrollo de las hostilidades, a la par con la cadena transfronteriza árabe «Al Yazira», y no la televisión israelí.

En una zona donde la demagogia es una forma de gobierno, Nasralá es un hombre sobrio despojado de cualquier teatralidad, como cuando hizo la espectacular demostración, cierto domingo de mediados de julio, al ordenar en pleno discurso político, desde su tribuna televisiva ante cientos de miles de telespectadores boquiabiertos, la destrucción de un barco de guerra israelí que recorría con insolencia las costas libanesas. Apenas dada la orden el proyectil libanés dio de lleno en su objetivo lanzando el barco israelí más allá del horizonte envuelto en una nube de humo negro, señal indiscutible de la herida del enemigo acorazado y marcando con esa actuación, en el orden simbólico, el fracaso israelí en ese duelo a distancia entre el monje soldado del Islam moderno y sus asaltantes, la avanzadilla de la hegemonía israelí-occidental sobre la esfera árabe.

En un país donde la instrumentalización del martirologio sostiene una auténtica industria floreciente hasta el punto de constituir una renta de situación, este hombre jamás ha intentado sacar ventaja de la muerte de su hijo, Hadi, en el campo de batalla en una operación de asedio israelí en el sur de Líbano. Muerto en combate a los 18 años en Jabal al Rafei en 1997, en la frontera libanesa-israelí, y no en un ajuste de cuentas entre facciones rivales por el reparto del botín de los que la guerra de Líbano ha dado numerosos ejemplos, en particular dentro de las Fuerzas Libanesas, la milicia cristiana libanesa.

[Miembros del Hizbulá rezan frente a una imagen de Hadi Nasralá]

En una zona gangrenada por una religiosidad estúpida, este religioso de lenguaje culto y verbo rico donde se entremezclan las expresiones religiosas y profanas, lo coloquial y lo literario, es un tribuno en cuyo tono discursivo resuena plenamente la temática nacionalista árabe más exigente. Un tono laico que rompe con el aparente rigor de algunos de sus detractores. Lejana reminiscencia de una convicción filial de un padre miembro activo de un partido laico nacionalista y pansirio, este chií libanés y patriota formado en Nadjaf, la ciudad santa del sur de Iraq, ciudad refugio del Ayatolá Ruhollah Jomeini, líder de la revolución iraní, está considerado como el artífice de la síntesis del chiísmo árabe e iraní, del islamismo y el nacionalismo árabe, de la cara occidental de Líbano y su pertenencia al mundo árabe.

Nativo de Bourj Hammoud, en la populosa periferia de Beirut, Hasán Nasralá vio la luz en la zona de ebullición por excelencia de los abandonados de la sociedad de la abundancia y de la cohorte de los pueblos sin tierra, refugiados palestinos, minorías kurdas y chiíes desfavorecidas reprimidas en el sur de Líbano. Un lugar de nacimiento casual que le ha configurado tanto como su región de origen. El líder de Hizbulá es originario, en realidad, de una zona geográfica predestinada al combate: la región del sur de Líbano en la zona fronteriza libanesa-israelí, una zona objetivo de la artillería y la aviación israelíes desde hace medio siglo, que los militares israelíes querían que sirviera de zona-tapón y que después, paradójicamente, sería la punta de lanza de la lucha antioccidental, el trampolín de Hasán Nasralá hacia la gloria militar.

En efecto, la cabeza de partido de la zona natal de su familia, Bazouriyeh, es una localidad situada cerca de Bint Jbeil, el gran pueblo del sur de Líbano que infligió dos bofetadas militares a los israelíes, la primera vez en 1982 con la destrucción del comando israelí establecido allí en el marco de la «Operación Paz en Galilea». La segunda vez un cuarto de siglo después, en 2006, en la memorable batalla de tanques que precedió al alto el fuego israelí-libanés que transformó Bint Jbeil en el cementerio de los Merkava y se saldó con la destrucción de una treintena de vehículos blindados israelíes.

Por otra parte, la invasión israelí de Líbano tuvo el efecto de desencadenar su toma de conciencia política. A los 22 años, este padre de familia de nueve hijos, se enroló en Hizbulá, en la época un vago grupúsculo bajo la férula de los Guardianes de la Revolucion iraní, donde subió rápidamente todos los escalones para convertirse diez años después, en 1991, con 31 años, en su secretario general después de que los israelíes asesinaran a Abbas Musawi. Una promoción democrática, una ascensión por méritos sin golpes de fuerza ni golpes de Estado, que le puso en posición de formar parte del juego político libanés, en 1992, en concomitancia con la llegada al poder del multimillonario libanés-saudí Rafic Hariri, el otro peso pesado de la política libanesa, induciendo una nueva ecuación en el sistema político confesional libanés, marcado desde entonces por la preeminencia de dos grandes comunidades musulmanas –suní y chií- en detrimento de las comunidades históricas fundadoras de Líbano, maronita y drusa.

Procedente de la comunidad libanesa más despreciada de la época y la más abandonada por los poderes públicos, la comunidad chií, dirigida entonces por señores feudales de clanes, traficantes de drogas y aliados privilegiados del Sha de Irán y de Occidente, especialmente la familia Kazem al Khalil de Tiro, pariente por matrimonio del iraquí Ahmad Chalabi, el agente por excelencia de la invasión estadounidense de Iraq, Hasán Nasralá la convirtió en la punta de lanza del combate antiisraelí, en la dignidad del país y su columna vertebral, al conseguir la retirada militar israelí de Líbano sin negociación ni tratado de paz, en 2000, propulsando a su país a la función de cursor diplomático regional, y en la historia del conflicto israelí-árabe llevó el modelo libanés a la categoría de ejemplo por el gran choque que aquella hazaña causó en la memoria colectiva árabe, un impacto psicológico de una importancia comparable a la destrucción de la línea Bar Lev durante el paso del canal de Suez en la guerra de octubre de 1973.

Reincidente, ocho años después puso en marcha, frente a la potencia de fuego de su enemigo y con la hostilidad casi general de las monarquías árabes, un nuevo método de lucha, con la creación de un conflicto móvil en un campo cerrado, una innovación en la estrategia militar contemporánea combinada con una audaz respuesta balística, con gran consternación de los países occidentales y sus aliados árabes.  

La crisis del modelo occidental de guerra limitada de alta tecnología.

«A pesar del despliegue de los ejércitos de tierra y aire, los israelíes no lograron derrotar a unos miles de hombres atrincherados en un rectángulo de 45x25 kilómetros, un resultado táctico sorprendente, probablemente anunciador de un fenómeno nuevo, el fin de una era de guerras limitadas dominadas por la alta tecnología occidental. El ejército de Israel descubrió entonces que sus adversarios están perfectamente preparados frente al fuego aéreo israelí, Hizbulá ha desarrollado una versión «de baja tecnología», del sigilo, con la combinación de redes subterráneas, fortificaciones y, sobre todo, la mezcla entre la población. Hizbulá, ligeramente equipado, dirigiendo perfectamente su arsenal, especialmente los antitanques, llevó a cabo un combate descentralizado, a la manera de los finlandeses frente a los soviéticos en 1940. Además practica una guerra total, tanto por la aceptación de los sacrificios como por la estrecha integración de todos los aspectos de la guerra en el corazón de la población. Frente a él el ejército israelí se empeñó en un resultado de «cero muertes» y fracasó. En resumen Israel perdió 120 personas y 6.000 millones de dólares, es decir, casi 10 millones de dólares por cada enemigo muerto, y eso sin llegar a vencer al Partido de Dios. «A ese precio, sin duda, hubiera sido tácticamente más efectivo ofrecer varios cientos de miles de dólares a cada uno de los 3.000 combatientes profesionales de Hizbulá para que se exiliaran en el extranjero», consideró un estratega francés del Centro francés de enseñanza del empleo de las fuerzas (ejército de tierra), encargado de revisar las experiencias de las operaciones francesas y extranjeras en la zona Asia/Oriente Medio (3).

Y a la vista de esta hazaña singular en la historia poco gloriosa del mundo árabe contemporáneo, la protesta unánime contra un clase política arcaica reformateada en el feudalismo moderno y resultado del oportunismo, hará vibrar la fibra comunitaria en una zona atrapada en el integrismo, en un país que ya ha sufrido bastante, apresado en la desesperanza de una población en camino de un empobrecimiento creciente, apresado en la amnesia de las víctimas de las antiguas torpezas, apresado en la cólera de una juventud rebelde contra cualquier forma de tutela, apresado en la indigencia intelectual y moral de una parte de la élite, apresado, en fin, en el enanismo de los gigantes de la política libanesa vinculados en una alianza contra natura con los ex «señores de la guerra» y su principal patrocinador.

Apostando implícitamente por la derrota de Hizbulá, el trío pro occidental -Saad Hariri, Walid Jumblatt y su aliado maronita Samir Geagea, el ex compañero de viaje de Israel de la guerra civil interlibanesa- se lanzó desde el fin de las hostilidades, más allá de cualquier decencia, a enjuiciar a la milicia chií al grito de «Al-Haqiqa» (la verdad) en vez de buscar la condena de Israel por violar el Derecho Humanitario Internacional y destruir las infraestructuras libanesas. Un grito de guerra curiosamente popularizado por la fugaz pasionaria de la escena libanesa, la Ministra maronita Nayla Mouawad, paradójicamente más preocupada por desenmascarar a los asesinos de Rafic Hariri que a los de su propio esposo, el antiguo presidente René Moawad, asesinado en un atentado el 22 de noviembre de 1990, el día del aniversario de la independencia de Líbano. Lamentable e infame espectáculo.

Nasralá se retiró demostrando su clemencia hacia los colaboracionistas del ejército israelí enrolados bajo la férula de un general traidor, Antoine Lahad, exonerándolos del crimen de traición y ahorrándoles el «suplicio del alquitrán» reservado a los colaboradores franceses del régimen nazi. Soslayó esta trampa demagógica por su alianza con la jerarquía militar cristiana, los dos ex comandantes en jefe del ejército deseosos de frenar los impulsos mortíferos del orden miliciano cristiano. El presidente Emile Lahoud, «un resistente por excelencia» en palabras de su aliado chií, y el general Michel Aoun, jefe de la más importante formación política cristiana, le garantizaron una cobertura diplomática internacional «transconfesional», una cámara de seguridad con el fin de romper claramente una nueva división islámica-cristina, punto de inflexión hacia una nueva guerra civil de connotación religiosa.

Según la confesión de los propios responsables estadounidenses, desde 2006 Estados Unidos, a través de la USAID y la Middle East Partnership Initiative (MEPI) ha soltado más de 500 millones de dólares para neutralizar a Hizbulá, la principal formación paramilitar del Tercer Mundo, regando a más de setecientas personalidades e instituciones libanesas con una lluvia de dólares «para crear alternativas al extremismo y reducir la influencia de Hizbulá en la juventud» (4). A esa suma hay que añadir la financiación de la campaña electoral de la coalición gubernamental en las elecciones de 2009, del orden de 780 millones de dólares, es decir, un total de 1.200 millones de dólares en tres años, a razón de 400 millones de dólares anuales. En vano.

Auténtico estado dentro del Estado, principal queja de sus adversarios, el movimiento de Nasralá ha suplido durante treinta años la ausencia de un poder de Estado ampliamente vaciado antes de su sustancia por el orden miliciano depredador y parásito, en todo caso mucho antes del nacimiento de Hizbulá, colaborando estrechamente con los servicios de un Estado en desherencia, dando comienzo a una cultura de lucha y resistencia en un país de hábitos terriblemente mercantiles.

Principal formación político militar libanesa, cuyo desmantelamiento reclama Estados Unidos, Hizbulá dispone de una representación parlamentaria sin comparación con la importancia numérica de la comunidad chií, sin comparación con su contribución a la liberación del territorio nacional, sin comparación con su prestigio regional, sin comparación con la adhesión popular de la que disfruta sin buscar ventajas. Tanto en el ámbito de la democracia numérica como en el de la democracia patriótica, el lugar que ocupa Hizbulá es un puesto escogido. Una posición insoslayable para disuadir a cualquiera que pretenda usurpar el lugar que no le corresponde. En las discusiones bizantinas a las que los libaneses son tan aficionados es saludable que se recuerde esta verdad evidente, y los contratiempos del tándem Hariri-Jumblatt están ahí para atestiguarlo.

Walid Jumblatt y Saad Hariri hicieron una enmienda honorable después de una serie de contratiempos y retomaron el camino de Damasco, sin jactarse demasiado, mientras Nayla Moawad fue derrotada en las elecciones legislativas y su hijo Michel, la esperanza del relevo maronita de los neoconservadores estadounidenses que financiaban el culto a la memoria de su padre y su propia carrera política a través de la National Endowment for Democracy, fue obligado a expatriarse en América Latina para rehacer su salud financiera a falta de un rigor moral.

El Primer Ministro socialista francés Lionel Jospin, que calificó de «terrorista» a Hizbulá, pagó el precio por ello desencadenando el apedreamiento más famoso de la época contemporánea y acabando miserablemente su carrera política abrasado sin remedio. Jacques Chirac, que preconizó «medidas coercitivas» para frenar a Hizbulá, reconsideró su postura tras el fracaso israelí enviando una escuadrilla francesa para proteger el espacio aéreo libanés durante el desfile de celebración de la «victoria divina», por el temor de que el mínimo obstáculo a la llegada de Nasralá desencadenase como represalia la erradicación política y física de la familia de su amigo Rafic Hariri, asesinado en febrero de 2005, y en particular de su heredero político, Saad Hariri, escondido en el extranjero lejos de la capital de la cual es diputado y del país en el que ostenta la jefatura de la mayoría gubernamental. La «bella» Condoleeza Rice, secretaria de Estado estadounidense, el más firme sostén del equipo israelí, después ha sido reenviada a sus queridos estudios, igual que la ex agente del Mossad, la «bella» Tzipi Livni, su colega israelí. Dan Halloutz, jefe de la aviación israelí que ordenó los vuelos destructores sobre Beirut fue despojado de sus funciones y devuelto a su casa por maquinaciones financieras, igual que su Primer Ministro Ehud Olmert.

Vencedor incuestionable de una prueba de fuerza contra una coalición pro occidental que añadió a todos los antiguos señores de la guerra de Líbano, que pretendían debilitar la autonomía de su red de comunicaciones, el nervio de su guerra contra Israel, el 7 de mayo de 2008 el dignatario religioso adquirió entonces una nueva dimensión, la de un peso pesado en el orden internacional iniciador de la retórica de las represalias y de la paridad de los terrorismos. Su feudo del sur de Beirut sustituye al oeste de Beirut en la conciencia árabe como foco de la contestación panárabe, marcando definitivamente el alejamiento del sunismo militante en la lucha contra Israel, excepto en el caso del Hamás palestino en Gaza.

Nasralá, que sería el primero en conceder su apoyo a Bachar Al Assad por la falta de garantías a su autoridad cuando sucedió a su padre, mientras que sus rivales libaneses calculaban las posibilidades de supervivencia política del joven presidente, recibió a su vez el pago del sirio, que le convirtió en su principal interlocutor en Líbano. Suprema consagración, Hasán Nasralá ya tiene adjudicada la misión de servir de garantía patriótica a los ex niños prodigio de la política libanesa como, por ejemplo, el jefe druso Walid Jumblatt, oveja descarriada en el cenagal político libanés que volvió al redil bajo los auspicios del líder de Hizbulá, su garantía ante el poder sirio.

Esta medida, insólita, revela sin embargo el grado de fiabilidad del personaje, una medida de precaución que pone de manifiesto el nivel de las sospechas que alimentan los sirios y sus aliados libaneses frente a su lugarteniente Marwane Hamadé, ex Ministro de Telecomunicaciones que dirigió el proyecto de neutralización de la red de comunicaciones de Hizbulá. La inculpación, iniciada en julio de 2010, de un responsable que ejercía funciones delicadas en una empresa estratégica de telefonía móvil por «inteligencia con el enemigo» a posteriori ha dado la razón a Hizbulá en su determinación de preservar su autonomía, tanto con respecto a su red de telecomunicaciones como a sus vías de avituallamiento. Al mismo tiempo ha justificado la desconfianza de los sirios sobre el entorno de Walid Jumblatt, dada la evidencia de su connivencia pro occidental. El inculpado, Charbel Qazzi, desde hace catorce años en su puesto de telecomunicaciones, está acusado por la justicia militar de haber conectado la red de la telefonía móvil de su empresa, Alpha, a la red de los servicios israelíes, transmitiendo el conjunto de su lista de abonados y las coordenadas personales y profesionales de éstos, incluidas las bancarias, así como por sus comunicaciones a un país oficialmente en guerra con Líbano que no ha cesado en sus incursiones militares contra el país.

Mientras que en Líbano resuena regularmente la conmemoración de los «mártires» Bachir Gemayel, el jefe de las milicias cristianas y presidente efímero de Líbano, septiembre de 1982, y de Rafic Hariri, el multimillonario libanés-saudí ex proveedor de fondos de la guerra entre facciones libanesas y ex Primer Ministro suní de Líbano, Hassan Nasralá lleva un luto silencioso por su hijo, muerto en combate hace trece años, sin mencionar jamás ese íntimo dolor y absteniéndose siempre de cualquier conmemoración; el mismo comportamiento que observa con respecto a otra prestigiosa figura de Hizbulá, Imad Fayed Moughnieh «Al Hajj Radwane», la pesadilla de occidente, el director de las operaciones antioccidentales en Oriente Próximo desde la década de 1980, fundador de la estructura militar de Hizbulá y por capilaridad militante del movimiento palestino Hamás en Gaza, artífice de la retirada militar israelí del sur de Líbano después de 22 años de ocupación, asesinado en un atentado en Damasco el 12 de febrero de 2008.

Ni palacio ni limusina, incorruptible en un mundo que chorrea petrodólares, esta emblemática figura del mundo árabe-musulmán exige el respeto de sus interlocutores por la contención de su comportamiento, su sentido del humor y una credibilidad a toda prueba, su marca de fábrica, su pasaporte para la eternidad. «Al Wahda al-Sadeq», la «promesa sincera» será una promesa cumplida. En 2007 aportaría la demostración más deslumbrante de su fiabilidad al conseguir la liberación del decano de los presos árabes en Israel, el druso libanés Samir Kintar, durante la mayor operación de intercambio de prisioneros que desembocó, por otra parte, en la restitución de los restos de Dalal Moughrabi, una resistente palestina asesinada durante una operación de comando dentro del territorio israelí.

Ni puerto ni aeropuerto, ninguna calle ni autovía, ni la menor calleja o callejón rinden homenaje a aquél que lleva en sí una parte del destino de Líbano y del mundo árabe, un líder esencial del orden regional. Ningún monumento, ninguna obra humana para inmortalizar el paso por la tierra de ese hombre. Ningún rastro, ninguna otra huella que la que la historia reservará a este hombre cuyo exitoso paso de las Termópilas en el verano de 2006 en el sur de Líbano en el campo del honor de la resistencia insufló el resuello al mundo árabe en la reconquista de su dignidad. El ocho por ciento de los suyos perecieron ese verano, con las armas en las manos, para que Líbano viva en su integridad territorial y su soberanía nacional y mantiene viva la reivindicación nacional palestina de un Estado independiente.

Pacatos occidentales, no os extraviéis una vez más en vanas búsquedas: «el Islam ilustrado» es él y no la corte de gerontócratas petromonárquicos oscurantistas del Golfo.

Pacatos occidentales, no me malinterpretéis: «El Islam moderno» es él y no esa comitiva de dictadores burocráticos de tendencias dinásticas.

Él, el nuevo líder de un nacionalismo árabe resucitado que vosotros intentáis desmantelar desde hace medio siglo; él, ese chií minoritario en un mundo árabe mayoritariamente suní, el digno heredero del suní Nasser.

Él, y no ese «bufón real», auténtico títere de la farsa del asunto afgano, Osama Bin Laden, celebrado por vosotros durante todo un decenio como «combatiente de la libertad» por haber malversado 50.000 combatientes y 20.000 millones de dólares para dar el golpe de gracia a los rusos en Afganistán a miles de kilómetros del campo de batalla principal, Palestina.

Él, el ídolo de los jóvenes y menos jóvenes, de Tachkent a Tamanrasset, de Toubrouk a Tombuctú; él, el teólogo de la liberación sin un sucesor predestinado; él, Hasán Nasralá, el indomable, el hombre que nunca ha pactado con sus enemigos, ni con los enemigos de sus enemigos; él, cuyo único punto de mira es Israel, del cual no alejará la vista ni el gatillo por otros de vuestros espejismos dudosos, por otros de vuestros objetivos inciertos, por ningún otro objetivo, ningún otro fin que la liberación del suelo nacional y la afirmación del espacio nacional árabe.

 

Para saber más:

Du Grand Moyen Orient au Nouveau Proche-Orient ou le conte d’une folie ordinaire , Roger Naba’a, profesor y filósofo libanés, en «Liban: chroniques d’un pays en sursis», en colaboración con René Naba, Cygne, 2007.

 

 

Referencias

 (1) Los periodistas franceses, en este caso especialmente ignorantes de las realidades locales, imaginan que Hasán Nasralá habita en otro planeta diferente de la capital libanesa y califican su lugar de residencia como «Dahiyeh». En realidad, en árabe «Dahiyeh» significa «barrio», por abreviación de «Dahyeh al jounoubiyah», el barrio del sur de Beirut, lo que demuestra, al contrario, que el líder de Hizbulá reside, sin ninguna duda, en el barrio sur de Beirut y no en una concentración urbana distinta de la capital libanesa.

(2) Sayyed Hasán Nasralá significa literalmente en árabe «bella victoria de Dios» El título Sayyed, que a su vez significa literalmente en árabe «señor» o «maestro», es un título honorífico que se da a los musulmanes de alto rango descendientes del profeta Mahoma a través de su hija Fátima Zahrah y su primo y cuñado Ali ibn Abi Talib.

Hasán Nasralá nació el 31 de agosto de 1960 en el distrito de Bourj-Hammoud (Beirut este). Es el mayor de una familia de nueve hermanos que no era especialmente religiosa. Su padre, Abdel Karim, tendero de profesión, era miembro del Partido Social Nacionalista sirio. Nasralá comenzó sus estudios teológicos en la escuela pública de Sin el Fil, un barrio donde cohabitan cristianos y musulmanes al este de Beirut, lo que le permitió conocer a los cristianos libaneses. En 1975, cuando estalló la guerra civil en Líbano, su familia se vio obligada a regresar a su pueblo de origen, Bazourieh, cerca de la ciudad de Tiro (sur de Líbano). Fue allí donde Nasralá decidió unirse al movimiento Amal (Esperanza), una organización chií política y paramilitar presidida entonces por el Imán Moussa Sadr, jefe espiritual de la comunidad chií, que desapareció misteriosamente en 1978 durante un viaje a Libia.

Nasralá estudió teología en la ciudad santa de Nadjaf, en Iraq, donde conoció al que sería su predecesor al frente de Hizbulá, Abbas Musawi. Su adhesión se hizo bajo los auspicios del Imán Mohamad Bakr al Sdar, fundador del partido ad-Daawa y pariente del Imán Moqtada Sadr, el jefe de la revolución antiestadounidense en Iraq. La intensificación de la represión del Gobierno de Sadam Husein contra los religiosos chiíes en Iraq, así como la guerra de sucesión que estalló en el Amal libanés tras la desaparición del Imán Moussa Sadr en Libia, le obligaron a regresar a Líbano en 1978 para integrarse, con su amigo Abbas Musawi, en Hizbulá. Hasán Nasralá está casado y es padre de tres hijos de los cuales el mayor, Hadi, murió combatiendo al ejército israelí en el sur de Líbano, en Jabal al-Rafei, en 1997.

Los dos predecesores de Nasralá no poseían ni su carisma ni su sentido de la organización. El primero, el jeque Sobhi Toufayli, aparecía como un jefe radical que ignoraba las relaciones de fuerza regionales; el segundo, Abbas Musawi, fue asesinado sin que le diese tiempo a imprimir su marca en el movimiento.

Al gran ayatolá Mohammad Hussein Fadlallah, que murió el domingo 4 de julio de 2010, se le ha considerado durante mucho tiempo el mentor del partido pro iraní Hizbulá. Lo mismo que el actual líder de Hizbulá, Hasán Nasralá, Fadlallah está inscrito en la lista estadounidense de «terroristas internacionales» establecida en abril de 1995. En los años 80 los medios de comunicación de EE.UU. le acusaban de estar en el origen de los secuestros de rehenes estadounidenses en Líbano por parte de los grupos radicales vinculados a Irán. En 1985 fue el objetivo de un atentado que mató a 80 personas, una operación organizada por la CIA con tres millones de dólares procedentes de fondos de las petromonarquías del Golfo. Su guardia personal de la época no era otro que Imad Moughniyeh. Personalidad muy influyente del Islam chií en Líbano, en Asia central y en el Golfo, Fadlallah utilizaba sus sermones de los viernes para denunciar la política de Estados Unidos en Oriente Medio. Promulgó dos fatwas (decretos religiosos) prohibiendo los denominados crímenes de honor y la ablación. Autor de varias obras teológicas, era conocido por su apertura con respecto al desarrollo científico y su audacia en la interpretación de los textos de Islam. El carismático dignatario de barba blanca y rostro sereno fue célebre por sus tolerantes opiniones religiosas, en especial en relación con las mujeres.

(3) « Dix millions de dollars le milicien, La crise du modèle occidental de guerre limitée de haute technologie», Michel Goya, revista Politique étrangère 1/2007 (primavera), p. 191-202. Lugarteniente-coronel y redactor en el Centro de Doctrina de Empleo de las fuerzas (ejército de tierra), es el encargado de revisar las experiencias de las operaciones francesas y extranjeras en la zona Asia/Oriente Medio. Es el autor de La Chair et l’Acier (París, Tallandier, 2004) relacionado con el proceso de evolución táctica del ejército francés durante la Primera Guerra Mundial.

(4) Declaración de Jeffrey D. Feltman, asistente de la secretaria de Estado estadounidense y responsable de la oficina de asuntos de Oriente Próximo, y de Daniel Benjamin, coordinador de la oficina de lucha contra el terrorismo, ante una comisión del Senado estadounidense el 8 de junio de 2010. Véase al respecto el periódico libanés As Safir de 29 de junio de 2010, en la pluma de Nabil Haitam, que afirma que «una lista de 700 nombres de personas y organizaciones se benefició de la ayuda estadounidense que circulaba», y que algunos recibieron sumas comprendidas entre 100.000 y dos millones de dólares. El periodista se pregunta: «¿Qué cláusulas del código penal han violado esos grupos o personas? ¿Acaso contactar o actuar con un Estado extranjero y trabajar con dicho Estado a cambio de dinero en una campaña dirigida contra uno de los componentes de la sociedad libanesa –una campaña que podría haber desestabilizado la sociedad- es legal? (…) Y Haitam también se pregunta por qué Feltman ha entregado esa información pública dado que ésta corre el riesgo de comprometer a los aliados de Estados Unidos en Líbano. Según Haitam la embajada estadounidense en Beirut ha tranquilizado a sus aliados asegurándoles que Feltman simplemente quería mostrar al Congreso que Estados Unidos actúa en Líbano y que no es cuestión que ellos revelen los nombres». A la suma de 500 millones de dólares se añade la financiación de la campaña electoral de la coalición pro occidental.

Por su parte el diario estadounidense New York Times acusó a Arabia Saudí y Estados Unidos, en un artículo titulado «Elecciones libanesas: las más caras del mundo», de injerencia en el proceso electoral de las pasadas elecciones legislativas de junio de 2009, revelando que las fuentes próximas al Gobierno saudí admitieron la financiación de candidatos opuestos al movimiento chií Hizbulá, la financiación del viaje de expatriados libaneses, e incluso la compra de un voto colectivo de comunidades enteras a favor de sus aliados locales. Así, según el New York Times, varios cientos de millones de dólares (700) se habrían transferido a Líbano no sólo para participar en la campaña electoral, sino también para corromper los votos. El diario añade que para Arabia Saudí se trataría de limitar la influencia iraní en Líbano y apoyar a sus aliados para hacer presión sobre Teherán. Por el lado estadounidense, siempre según el mismo periódico, el International Republican Institute, famoso por tratarse de un lobby próximo al partido republicano, habría abierto las oficinas en Beirut para ayudar a los dirigentes de la mayoría actual así como a los medios afines en la campaña electoral. Así, dicho lobby habría abierto las oficinas cerca de los diversos partidos pertenecientes a la colación pro occidental del 14 de marzo, como las Fuerzas Libanesas de Samir Geagea, la Corriente de Futuro del diputado Saad Hariri, el Partido Falangista de Amine Gemayel y del diputado druso Walid Jumblatt (New York Times, 24 de abril de 2009, «Elecciones libanesas: las más caras del mundo»). Dos días antes de estas revelaciones Hillary Clinton, la secretaria de Estado, efectuó una visita sorpresa a Beirut para homenajear la tumba de Rafic Hariri, el ex Primer Ministro asesinado, y preconizó, sin miedo al ridículo, elecciones libres de cualquier injerencia… a excepción sin duda del dinero saudí y estadounidense.

(5) El juez del Tribunal Especial para Líbano (TSL) ordenó el miércoles 20 de abril de 2009 la inmediata puesta en libertad de los cuatro generales libaneses pro sirios detenidos desde 2005 en el marco de la investigación sobre el asesinato del ex Primer Ministro Rafic Hariri. El atentado con bomba causó un total de 23 muertos el 14 de febrero de 2005 en Beirut. Los generales Jamil Sayyed, Ali Hajj, Raymond Azar y Mustafá Hamdan, únicos sospechosos, fueron detenidos el 30 de agosto de 2005. No habían sido inculpados oficialmente. El juez Daniel Fransen ha seguido a los procuradores que consideraron el dossier demasiado inconsistente para mantener en prisión a esos hombres. Fuegos artificiales celebraron en Beirut el anuncio de su liberación.

 

fuente: Rebelión / trad. Caty R.

Sayyed Fadlallah... Un Auténtico Defensor de la Unidad y la Resistencia

Sayyed Fadlallah... Un Auténtico Defensor de la Unidad y la Resistencia

“En su escuela, él nos enseñó a defender nuestros argumentos con sabiduría y con una amable prédica, a ser personas de diálogo con los demás, a rechazar la tiranía, a resistir la ocupación, a sentir la certeza de nuestra reunión con Dios Todopoderoso y a ser personas de paciencia, resistencia y determinación, a pesar de todas las calamidades, dificultades y aflicciones a las que tendríamos que hacer frente”

Sayyed Nasrallah

 

 

El Gran Ayatolalh Sayyed Mohammad Hussein Fadlallah no fue sólo una referencia y autoridad musulmana, sino una de las figuras religiosas más prominentes de la época contemporánea en el mundo islámico.


Su gran experiencia en la enseñanza de la Jurisprudencia islámica así como su constante puesta al día con respecto a las últimas tendencias y obras de las principales escuelas religiosas le permitieron lanzar su propia escuela y ser seguido por miles de creyentes musulmanes en Líbano y la región.


Sin embargo, Sayyed Fadlallah no fue sólo notable por su posición y estatus religioso. Su Eminencia fue, de hecho, un intelectual prominente que fue descrito como el líder espiritual de la Resistencia en Líbano y la región.


El conflicto árabe-israelí, la causa palestina, la hegemonía norteamericana, el patriotismo y la defensa del Estado fueron siempre planteados por Sayyed Fadlallah en sus sermones del viernes, conferencias, escritos o discursos.


Sayyed Fadlallah emitió diferentes “fatuas” en las que se llamaba a luchar contra Israel y boicotear los productos estadounidenses, así como se rechazaba la normalización de relaciones con la entidad sionista. Él fue también un auténtico defensor de la unidad islámica a lo largo de toda su vida.


EL YIHAD REFERIDO A LA AUTODEFENSA


Para Sayyed Fadlallah, el concepto de resistencia está vinculado al principio del yihad en el Islam. Su Eminencia creía que el yihad en el islam es el movimiento de lucha que busca impedir que el enemigo imponga su hegemonía sobre la tierra y la población por medio de una violencia que destruya la libertad, extermine a la población, se apropie de las riquezas y recursos e impida a los residentes ejercer su derecho a la autodeterminación. De este modo, el yihad significa aquí el hacer frente a la fuerza con la fuerza de una forma defensiva a veces y preventiva otras.


A la luz de esto, Sayyed Fadlallah concluyó que el yihad no es diferente al concepto de la autodefensa aceptado por todas las civilizaciones humanas. Este concepto expresa la naturaleza innata del ser humano a buscar protección frente a la agresión. En este sentido, el contenido del yihad en el Islam se corresponde con los valores humanos presentes en todas las civilizaciones, señaló su Eminencia.


Sin embargo, Sayyed Fadlallah subrayó que el llamamiento al yihad no suponía una legalización de la fuerza y la violencia contra otras comunidades en ausencia de un ataque de su parte. Su Eminencia cree que la utilización de la fuerza contra otros en cualquier caso supone una agresión ilegal, con independencia de la religión, raza u otros caracteres diferenciales de aquellos contra los que va dirigida. En el Islam, el yihad no se utiliza contra el no creyente, sino contra el agresor que ataca.


De este modo, Sayyed Fadlallah condenó a los atacantes que matan a personas inocentes o aquellos que hacen estallar coches bomba, que matan a mujeres, niños, ancianos y civiles en general, y señaló que tales individuos manchan la imagen del Islam y proporcionan a los no musulmanes una idea errónea acerca de esta tolerante religión y sus seguidores.


LA RESISTENCIA ISLÁMICA LIBERÓ LÍBANO


Según Sayyed Fadlallah, si analizamos la historia de la Resistencia, vemos que la Resistencia Islámica ha sido el único movimiento que jugó un papel decisivo en la liberación de Líbano en 2000 y en el logro de la victoria en 2006.


A la luz de este hecho, Sayyed Fadlallah señaló que no podía entender las acusaciones de antipatriotismo lanzadas por algunos sectores contra la Resistencia. Estas acusaciones plantean muchos interrogantes. “¿Cómo se puede ser patriota? ¿No son aquellos que liberaron la patria y sacrificaron a sus mejores hombres patriotas? Si no lo fueran, ¿quiénes serían los patriotas entonces? ¿Serían aquellos que estaban -antes y durante la guerra civil- colaborando con Israel, en un momento en el que los líderes israelíes, incluyendo a (el ex primer ministro Ariel) Sharon, estaban visitando Líbano para preparar una invasión y el aplastamiento de la resistencia palestina en este pequeño país?,” señaló.


Así pues, las alegaciones de que los shiíes no son “patriotas” carecen de base, enfatizó Sayyed Fadlallah. Según él, los shiíes de Líbano creen y se adhieren a su identidad libanesa y dan prioridad a los intereses de Líbano. Ellos han ofrecido incluso su victoria sobre Israel a Líbano en su conjunto y a los mundos árabe e islámico.

EL RÉGIMEN SECTARIO HA CREADO UN FOSO ENTRE LOS DIFERENTES GRUPOS RELIGIOSOS


Como firme partidario de la unidad en general y la unidad islámica en particular, Sayyed Fadlallah se mostró en contra del sectarismo político.

Su Eminencia creía que el régimen sectario existente en Líbano había creado un foso entre los diferentes grupos religiosos por medio del cual las potencias hegemonistas han intentado infiltrarse y controlar el país. Además, los enfrentamientos armados civiles en Líbano fueron el resultado del sectarismo político, junto con otras complicaciones y problemas. Como resultado, cada grupo religioso buscó el apoyo de un cierto estado extranjero para prevalecer sobre los otros.


Sin embargo, Sayyed Fadlallah dijo que los musulmanes shiíes eran el único grupo religioso que no permitía a ningún estado extranjero penetrar en la esfera política interna de Líbano. Ellos están abiertos a todos los demás grupos religiosos. Las experiencias de Sayyed Musa al Sadr proporciona la mejor prueba de ello. Él permaneció abierto a todos los grupos religiosos y fundó el Movimiento de los Desheredados, en el que había miembros de todas las confesiones.

QUEREMOS UN ESTADO FUERTE, CAPAZ Y SABIO


Para aquellos que hablan sobre el Estado, Sayyed Fadlallah tenía siempre la respuesta apropiada. “Queremos un estado fuerte, capaz y sabio que proteja a su pueblo. Para ello, los amigos del Estado y los amigos de los que están a cargo del Estado deben proporcionar a éste las armas necesarias para hacer frente a cualquier futura agresión de Israel, que continúa amenazando con aniquilar Líbano de norte a sur.”


Según Sayyed Fadlallah, el establecimiento de un estado justo y fuerte en Líbano debería estar basado en ciertas reglas que se fijarían a través de un diálogo interno transparente, especialmente en relación con las amenazas sionistas contra Líbano. Este diálogo crearía elementos de confianza que eran inexistentes en etapas anteriores.

Sin embargo, según Su Eminencia, el concepto de Estado debe ser clarificado: un auténtico Estado debe ser legítimo y legal y debe poner freno a la actuación de los embajadores extranjeros en Líbano con el fin de impedirles que se inmiscuyan en los asuntos internos del país, dañen la convivencia y traten de volver a unos partidos contra otros. Además, debe poner fin a la tutela directa que ha estado siendo prácticada últimamente por la Embajada de EEUU obligando a los embajadores de ese país a respetar las reglas y canales diplomáticos. Esto, añade Sayyed Fadlallah, representa la base primordial sobre la que debemos establecer el Estado, de tal modo que ella dé lugar a una auténtica independencia para el país y lo libere de las garras de la tutela de EEUU y otras potencias hegemonistas.

LA POLÍTICA DE EEUU ES PERVERSA; NO HAY NADA BUENO EN ELLA


El rechazo de Sayyed Fadlallah a la conducta de los embajadores estadounidenses no sólo fue sólo debido a la flagrante injerencia de EEUU en los asuntos libaneses, sino también a sus políticas en la región.

Según Sayyed Fadlallah, la política de EEUU, que aspira a imponer su hegemonía al mundo entero, es perversa y no hay nada de bueno en ella. Esto explica el absoluto apoyo de EEUU al enemigo israelí en sus guerras contra los musulmanes en Líbano y Palestina.

En Iraq, la política de EEUU habla también por sí misma: la guerra estadounidense contra Iraq ha servido a los intereses israelíes porque ha impedido el surgimiento de una potencia en la región con la capacidad de competir con Israel en todos los terrenos. Iraq, con su potencial económico, humano y científico, estaba preparado para asumir esta posición, pero las políticas del dictador iraquí Saddam Hussein dieron a los norteamericanos la excusa que buscaban para destruir todos estos potenciales, explicó Sayyed Fadallah. Además, EEUU quiere poner sus manos sobre el petróleo y gas de la región como un paso fundamental hacia el control de los recursos energéticos del mundo con el fin de obtener una ventaja frente a sus rivales, ya sean Rusia o China, o incluso la Unión Europea o Japón.

TODOS LOS PRODUCTOS DE EEUU E ISRAEL DEBEN SER OBJETO DE UN BOICOT


Dado que EEUU es quien causa la muerte a gran número de palestinos cada día, a través de las manos israelíes, y que Washington jamás piensa en los intereses de los iraquíes, árabes o musulmanes, Sayyed Fadlallah se vio en la obligación de promulgar una fatua en favor del boicot a los productos de EEUU y de Israel.

Según su Eminencia, todos los productos norteamericanos e israelíes deberían ser boicoteados de una forma tal que dañe los intereses de EEUU e Israel, como medio de crear una disuasión en su guerra contra los musulmanes y el Islam, que está siendo llevada a cabo bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo. Este boicot debería convertirse en una tendencia abrumadora que haga sentir a esos dos estados que sus economías están bajo un peligro presente y real.


LA ETERNA ESCUELA DE SAYYED FADLALLAH


En resumen, podemos decir que Sayyed Fadlallah, junto con sus seguidores, iniciaron una escuela de creencia y de pensamiento, una nueva escuela que siempre estará comprometida en la defensa de las principales causas del Islam y que hará frente a todas las amenazas extranjeras contra la región.


Con tales puntos de vista y discurso, el Gran Ayatollah Sayyed Mohammad Hussein Fadlallah continuará siendo una figura excepcional a ojos de todos aquellos que tuvieron la oportunidad de conocerle y sus enseñanzas continuarán pasando de una generación a otra.

 

por Hussein Assi

fuente:  Al Manar

“Irán está estableciendo un ejemplo único”

“Irán está estableciendo un ejemplo único”

Kaveh L Afrasiabi

Asia Times Online

 

La crisis nuclear contra Irán corre el riesgo de profundizarse y agravarse a causa de las nuevas sanciones de las Naciones Unidas contra la República Islámica, mentras EEUU se mantiene en sus trece contra un plan diplomático alternativo que se diseñó para suavizar tensiones.

La resolución de las Naciones Unidas postulando una cuarta ronda de sanciones, votada en el Consejo de Seguridad el pasado miércoles, exige la inspección de los navíos sospechosos de transportar materiales, preparando un escenario favorable a los incidentes militares en el mar entre Irán y la marina estadounidense. Con los votos en contra de Brasil y Turquía, los arquitectos de un acuerdo de intercambio nuclear con Irán, la resolución elimina también cualquier pretensión de apoyo global unificado para una diplomacia coercitiva contra Irán.

“Las sanciones aprobadas irán al cubo de la basura como si fueran un pañuelo usado”, dijo el Presidente iraní Mahmud Ahmadineyad inmediatamente después de la votación, según la Agencia de Noticias de los Estudiantes Iraníes, de control estatal. “El reino de la política se ha convertido en el reino del engaño”.

La resolución del Consejo de Seguridad, apoyada por los cinco miembros que disponen de derecho de veto permanente (EEUU, Reino Unido, Francia, Rusia y China), se aprobó por doce votos contra dos, mientras el Líbano se abstenía, a pesar de todas las presiones estadounidenses. Austria, Bosnia y Herzegovina, Gabón, Japón, Méjico, Nigeria y Uganda, todos ellos apoyaron las sanciones. Pero los países miembros no le dieron a EEUU lo que más necesitaba en términos diplomáticos: un voto unánime.

El Presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva acusó al Consejo de Seguridad de actuar con “obstinación” al aceptar las sanciones redactadas por EEUU “en lugar de llevar a Irán a la mesa de negociaciones”, declaró Lula, según la agencia oficial de noticias Agencia Brasil. El Consejo de Seguridad “ha tirado por la borda una oportunidad histórica de negociar sosegadamente el programa nuclear iraní”.

La representante de Brasil ante el Consejo, que lanzó una advertencia en recuerdo de la espiral no deseada a causa del fiasco que llevó a la invasión de Iraq en 2003 en base a las supuestas armas de destrucción masiva, se mostró deliberadamente crítica con el desprecio de Occidente ante la oportunidad de dar un gran paso adelante que el pasado mes proporcionó la declaración de Teherán firmada entre Irán, Turquía y Brasil acerca de un intercambio de fuel para el reactor médico de Irán en la capital iraní. EEUU se negó a aceptar el acuerdo para transferir parte del combustible nuclear de Irán a Ankara, a pesar de su parecido con el plan para transferir combustible a Rusia y Francia que Washington había aprobado anteriormente y que Irán rechazó.

Turquía se mantuvo firme también acerca de la conveniencia de dar una oportunidad a la diplomacia a través del acuerdo para intercambio de fuel. EEUU y sus aliados dicen que Irán está intentando producir armas nucleares, mientras Teherán dice que su tecnología nuclear sólo tiene objetivos pacíficos.

Articulando la postura estadounidense, Susan Rice, la representante permanente de EEUU ante las Naciones Unidas, desestimó la pertinencia del acuerdo de intercambio con las “cuestiones fundamentales” del programa nuclear iraní, mientras las cartas de EEUU, Francia y Rusia en respuesta a la aceptación de Irán del acuerdo para intercambio de fuel nuclear reflejaban un cambio serio del enfoque comparado con el que tenían el pasado octubre, cuando esas potencias aceptaron sin condiciones previas un proyecto de propuesta de la Agencia Internacional para la Energía Atómica. Su nueva postura se centra ahora en detener cualquier actividad de enriquecimiento de Irán antes de que pueda tener lugar cualquier intercambio de fuel nuclear.

El Ministro iraní de Asuntos Exteriores Manouchehr Mottaki denunció la decisión de las Naciones Unidas como “un salto hacia atrás” y explicó que “en la partida diplomática de ajedrez, habíamos coordinado nuestros movimientos buscando crear confianza y esto fue lo que se reflejó en la declaración de Teherán”.

China dijo el jueves que el castigo no significaba que se hubiera cerrado la puerta a una solución diplomática y pidió que se redoblasen los esfuerzos negociadores.

“China ha mantenido siempre que la vía correcta para abordar la cuestión nuclear iraní es a través del diálogo, la negociación y otros medios diplomáticos con objeto de buscar una solución que satisfaga las preocupaciones de todas las partes” dijo en un comunicado el portavoz del Ministerio chino de Exteriores Qin Gang. “El hecho de que el Consejo de Seguridad haya aprobado la resolución no significa que se hayan agotado los esfuerzos diplomáticos”.

Ahmadineyad tenía previsto llegar a China el miércoles para visitar la Exposición Mundial de Shanghai. No se esperaba que mantuviera conversaciones con los dirigentes chinos.

En un duro reproche a China, uno de los socios más importantes de la República Islámica, Teherán arremetió contra Pekín por apoyar finalmente las sanciones:

“China está perdiendo gradualmente su respetable posición en el mundo islámico y cuando quiera darse cuenta, va a ser demasiado tarde” declaró Ali Akbar Salehi, el encargado de la energía atómica nuclear iraní, a la agencia de noticias ISNA: “Hubo una época en que China llamó tigre de papel a Estados Unidos. Me pregunto qué podemos llamar a China por respaldar esta resolución”.

Pekín y Moscú, ambos con derecho de veto permanente en el Consejo de Seguridad, sólo acabaron entrando por el aro tras meses de regateo tratando de suavizar la resolución a fin de proteger sus intereses económicos y energéticos en Irán.

En comentarios desde la Casa Blanca, el Presidente Barack Obama describió la resolución del Consejo de Seguridad como “las sanciones más duras a que se ha enfrentado el gobierno iraní”.

“Envía un inequívoco mensaje acerca del compromiso de la comunidad internacional para detener la propagación de las armas nucleares” dijo Obama. “Por eso aquí no hay ningún doble rasero” añadió, intentando responder implícitamente a las acusaciones que plantean que no se le exige a Israel lo mismo que a Irán.

“Hemos dejado claro una y otra vez” dijo Obama “que respetamos el derecho de Irán, como todos los demás países, a acceder a la energía nuclear para usos pacíficos”.

“Ese es un derecho contemplado en el Tratado de No Proliferación nuclear (TNP)” declaró. Sin embargo, los iraníes han señalado que Israel no ha firmado el Tratado e Irán sí. Y que Irán ha insistido siempre en que está desarrollando energía nuclear, no armas nucleares.

Norman Solomon, director ejecutivo del Instituto para la Responsabilidad Pública, con sede en Washington, criticó el continuado doble rasero expuesto en relación al desarme nuclear.

“No resulta demasiado convincente afirmar que se apoya el objetivo de un Oriente Medio libre de armas nucleares mientras se guiña el ojo y se asiente ante el inmenso arsenal nuclear de Israel” declaró a Inter Press Service. “Debería desnuclearizarse toda la región. Esa es nuestra mejor esperanza para detener la proliferación y estabilizar la espiral de amenazas existenciales, reales o imaginarias”.

“Las invocaciones selectivas al TNP” señaló “sólo han servido hasta ahora para que mucha gente sea consciente de toda la hipocresía que conllevan. ’Haz lo que te decimos y no lo que nosotros hacemos’ no ha sido nunca una postura muy convincente.”

Alaedin Boroujerdi, jefe de la comisión parlamentaria en política exterior y seguridad nacional, describió como “ilógica e inaceptable” la deriva estadounidense hacia nuevas sanciones y el desprecio mostrado ante la aceptación por Teherán del acuerdo de intercambio de fuel, y advirtió de la posibilidad de severas reacciones por parte de Irán.

“Irán está, por supuesto, muy preocupado por estas nuevas sanciones y si se rechaza además la declaración de Teherán, el gobierno iraní puede también poner fin a cualquier cooperación con la AIEA” dijo un analista político de Teherán a un think tank, añadiendo que el fracaso del observatorio nuclear de Naciones Unidas a la hora de cumplir con su responsabilidad técnica y ayudar a Irán con el reactor médico de Teherán podía muy probablemente valorarse como “la gota que colmó el vaso”. “La gente preguntará por qué preocuparse de la AIEA cuando la AIEA es rehén de los caprichos políticos de las capitales occidentales…”

La AIEA continúa insistiendo en que se le permita acceder para verificar “la ausencia de cualquier material o actividad nuclear no declarada”, por parafrasear al jefe de la Agencia Yukiya Amano. Esto equivale a someter al país a niveles únicos e incrementados de inspección, que Amano racionalizó explícitamente tildando a Irán de “caso especial”.

La verificación de la AIEA es una “exigencia onerosa”, según el enviado de Irán en la Agencia Ali Asghar Soltanieh, quien en la reciente conferencia de revisión del TNP celebrada en Nueva York señaló que alrededor de 4.000 días de inspección de las instalaciones iraníes no consiguieron prueba alguna de desviación de material nuclear para objetivos militares.

Profecía autocumplida

La nueva ronda de sanciones pone el énfasis en la prohibición de transferir armamento convencional a Irán, aunque es dudoso que toda la comunidad internacional la cumpla, dada la abundancia de lagunas jurídicas y la disponibilidad de armas a partir del lucrativo mercado negro. También exacerbaría la seguridad nacional de Irán, especialmente en la región del Golfo Pérsico, donde los vecinos árabes de Irán como Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos van con ventaja gracias a las ventas de Occidente de tecnología punta militar, incluyendo sofisticados aviones de combate.

A largo plazo, el desequilibrio que Irán percibe actualmente en la carrera de armas regional puede estimular más que retardar cualquier tendencia de proliferación nuclear, sirviendo así por tanto como otro ejemplo de profecía autocumplida por la que en aras a contrarrestar la proliferación de Irán, las naciones occidentales la alimentan de forma indirecta a través de políticas coercitivas y punitivas.

Sin embargo, a corto plazo, dada la ausencia de “sanciones agobiantes”, el calentón que representa la resolución del Consejo de Seguridad será soportable para Irán, gracias a su capacidad para resistir sanciones desde hace más de treinta años y a una inteligente diplomacia regional que ha producido estrechos amigos y aliados en la región y más allá.

En realidad, dado que el secretario general de las Naciones Unidas Ban Ki-moon recibió la declaración de Teherán como un “paso adelante”, la respuesta negativa de EEUU sobre el intercambio de fuel es probable que exacerbe las tensiones Norte-Sur dentro de la comunidad de las Naciones Unidas.

Muchos diplomáticos del Tercer Mundo están convencidos de que se está castigando a Irán por atreverse a hacer frente al Tío Sam, y un diplomático africano le dijo a este autor en la reciente conferencia del TNP que, en su opinión y en la de muchos de sus colegas africanos, Irán estaba “estableciendo un ejemplo único” de cómo actuar con independencia en la arena internacional. La pregunta que el diplomático se hacía era si Irán iba a tener que pagar o no un “precio demasiado alto” por ello.

Un Documento Fundamental....

Un Documento Fundamental....

El pensamiento Basiji * del Presidente Ahmadinejad a la luz de las categorías filosófico-políticas occidentales

 Michelle Santini

 El contraste entre la oceánica manifestación desarrollada en Teherán con ocasión del aniversario de la revolución iraní de 1979, y las tímidas protestas de la oposición (desplegadas como es habitual en los barrios acomodados del norte y del oeste de Teherán), son un índice de la verdadera correlación de fuerzas entre el gobierno y sus poco consistentes enemigos internos. Pero no es éste el dato relevante, sino más bien la participación del poderoso Rafsanjani en la manifestación del “régimen”.

La noticia, confirmada por las agencias iraníes, significa que los opositores han perdido a su más potente sostenedor, con lo que la lucha interna de los dirigentes de la República Islámica ha dado un brusco giro, marcando un decisivo punto a favor del bloque de los radicales representado por Ahmadinejad y por Jamenei. El artículo que presentamos explica, frente al vulgar tópico de los medias occidentales, la naturaleza real del pensamiento político de Ahmadinejad y su acción de gobierno desde el 2005 hasta hoy.

 

“Los grados más elevados de la gran política son también los momentos en los que el enemigo es visto, con meridiana claridad, como enemigo”.

Carl Schmitt

 

“Extremista”, “fundamentalista”, peligro para Oriente Medio y para la humanidad: tales son, de continuo, los titulares que una, en el mejor de los casos, a menudo poco informada prensa, reserva al Presidente iraní. Habría pues que pararlo. Con cualquier medio, a cualquier coste, inflingiendo incluso al pueblo iraní un devastador ataque militar. Esto es lo que repiten constantemente, con diferentes matices, los más importantes analistas estratégicos occidentales y sionistas. Veamos si es cierto.

 

El pensamiento basiji y el Estado ético del Presidente Ahmadinejad

 

“Una nueva ruta se inicia. La victoria está cerca. O conseguimos nuestro objetivo o nos convertiremos en mártires, heridos o desaparecidos en combate. Así habrá de ser. Un nuevo milagro nos espera, sobre nuestro camino... ”

Presidente Ahmadinejad (2005) durante la campaña electoral presidencial.

 

“La Nación Iraní es una nación culta. Es una Nación civil. Es una Nación que ha hecho historia. Vosotros occidentales lo sabéis y nosotros lo sabemos: tenéis necesidad de nosotros muchos más  que nosotros tenemos necesidad de vosotros”

Presidente Ahmadinejad (2007)

 

En el mismo instante en el que el Presidente Ahmadinejad obtuvo la victoria, en 2005, rompiendo con el pernicioso vínculo entre comerciantes y parte del mundo religioso sobre el que se asentaba el bloque electoral de Rafsanjani, que había llevado su campaña a la presidencia bajo la bandera del apoyo total al mundo de la gran economía privada, se ponía en marcha una campaña de propaganda mundial, orquestada por Israel y los USA, tendente a la deslegitimación política del propio Ahmadinejad.

Como alcalde de Teherán, había atraído ya la atención política internacional cuando quiso dar sepultura a los restos de algunos mártires de la guerra contra Irak en 72 lugares, entre ellos plazas, parques, universidades para honrar su memoria. O cuando, siempre como primer edil de la Capital, a lo largo de una de las avenidas más transitadas de Teherán se podía contemplar a ras de suelo, la imagen, gigantesca, prominente, de una mujer palestina que se había inmolado en una acción patriótica. En una mano sostenía un fusil automático, con la otra abrazaba a un niño. Uniforme militar, pañuelo negro, cinta verde donde estaba escrita una loa del patriotismo, del martirio. “Amo a mi hijo. Pero amo más aún el martirio y la Patria”. Era la veinteañera Al Aqsa, militante de  la Brigada Reem Salih Al Rayaza, madre de dos hijos pequeños, caída por Palestina el 14 de febrero de 2004.

 

 

El futuro Presidente era considerado, dentro de la dialéctica política interna, un revolucionario que destacaba del frente conservador iraní. A menudo era calificado de forma algo simplista como un hombre de extrema derecha. Es obligado precisar sin embargo, que si ya en Occidente  la dicotomía derecha-izquierda es hoy por hoy falaz, más aún lo es en Irán. Por lo demás [Ahmadinejad] había conducido su campaña recordando constantemente a los mártires de los ocho años de guerra contra Irak.

“No se les debe olvidar. Su sangre no debe haberse vertido en vano. Lo que hoy tenemos se lo debemos a su sacrificio” (Presidente Ahmadinejad, 2005).

Nadie antes que él, había dirigido una campaña electoral centrándose en el sacrificio de toda una generación. Ni siquiera los representantes del denominado “frente extremista” lo habían hecho en otras contiendas electorales municipales.

Ciertamente, los 267.000 soldados iraníes muertos en el transcurso del conflicto eran recordados a menudo durante las manifestaciones de propaganda interna, especialmente por parte de la llamada “derecha religiosa”, pero no hasta el punto de identificar casi por entero el mensaje político de una corriente de la República Islámica candidata a la presidencia de la nación con la herencia moral misma del sacrifico extremo y del martirio.

Otro aspecto fundamental que caracterizó la campaña electoral de Ahmedinejad –de 2005-  fue la lucha contra la corrupción, contra el materialismo interno, contra el triunfo interno de esa praxis que había terminado legitimando la parálisis post-revolucionaria de estáticos y ambiguos clérigos “emboscados”, que permanecieron en la retaguardia mientras los jóvenes mártires defendían con su sangre las conquistas de la revolución sobre los frentes y en las trincheras. Se presentaba así como abadgaran, un “purificador”. Un político-militar (por vez primera en veinticuatro años el Presidente no vestía los hábitos del religioso chiíta) que tenía como fin limpiar el denso y nefasto estancamiento que había encenagado el originario espíritu revolucionario. En este sentido, también se le presentó como un “populista” en la medida en que desarrolló prácticamente toda su campaña electoral recorriendo las provincias, las comarcas y las aldeas desde siempre olvidadas. Su mayor promesa consistía en la modernización de los pueblos iraníes más remotos, abandonados y desatendidos desde principios del siglo XX, además del apoyo total a los pobres de las grandes ciudades iraníes.

Hizo entonces un pacto estratégico interno con la Persia más profunda, que continúa hoy. Dudamos que tal pacto pueda romperse, prescindiendo de las abstrusas esperanzas de los marginales agitadores de dentro embutidos en vaqueros de firma y sobre todo en grandes planes estratégicos de corte americano y anti-iraníes.

“Desempleo, matrimonio y vivienda son las prioridades básicas”, dijo entonces el futuro Presidente, resumiendo en una frase cuáles eran los principales problemas de la juventud iraní.

O también, como gustaba repetir en estas giras electorales:

“Mi mayor activo es en verdad enorme: es mi amor hacia el pueblo y la voluntad de servirlo. Esto no se puede comparar con nada. Estoy orgulloso de entregarme a la empresa de hacer de mi país una Nación que no sea súbdita y esclava de otras”

 

 

Ahmadinejad se presentaba así como un revolucionario cuya filosofía política remitía directamente a la corriente isargan, “los devotos de la causa”, “los que se sacrifican en nombre de la revolución”. No por casualidad, el futuro presidente destacaba por ser uno de los fundadores del Isargan y uno de los principales exponentes del Abadgaran e Iran-e Islami, dos organizaciones compuestas de veteranos, mutilados y ex prisioneros de guerra, familiares de mártires de la guerra Irán-Irak, ex comandantes de los pasdaran. Tales organizaciones, dentro de la lógica política iraní, terminaban asumiendo un carácter cada vez más activista, hasta el punto de manifestar críticas radicales primero contra  Jatamí y los reformistas en general, y después finalmente, rompiendo de forma definitiva con la vieja guardia del régimen y aliándose estratégicamente con el frente basiji, hasta afirmarse como propia y verdadera corriente política, en febrero de 2003.

¿Cuál era el proyecto gestado por este frente militar y ultranacionalista?

En nuestra opinión, un Estado ético como síntesis –metafísica e inmanente, sacralizante y política- realizada mediante la unificación total de distintos momentos sociales de la “totalidad orgánica”. Precisamente en el curso de uno de sus viajes a provincias se emitía el mensaje de la Tercera Revolución, lanzado por Ahmadinejad seis meses después del inicio del nuevo mandato de 2005.

En el vocabulario revolucionario iraní, la primera revolución era la de 1979; la segunda tenía como ejemplo concreto la ocupación de la embajada americana  en Teherán.

La Tercera Revolución, en la visión del mundo del Presidente Ahmadinejad, significaba la afirmación interna  de un nacionalismo persa ultra-moderno, “nuclearista”, pero absolutamente impermeable a las variantes filosófico-políticas occidentalistas, basadas en el culto dogmático a una democracia fundada en una estéril praxis de derechos humanos, de evidente ascendencia iusnaturalista, (1) la cual, como demostrara repetidamente Hegel, niega la verdadera libertad del individuo: en cuanto la verdadera libertad consiste en la obediencia a las leyes de un Estado que sea una realidad espiritual completa, como “totalidad ética”. Y precisamente en el plano del dominio interno de lo estatal como praxis política ética, además de como recta administración, y de la afirmación de lo Político, sea incluso en nombre de Dios, donde se está caracterizando la estrategia interna del Presidente Ahmadinejad.

“El presidente (Ahmadinejad) mantiene una cierta autonomía frente al clero, incluido el revolucionario. Aun estando estrechamente vinculado al ayatollah Mesbah Yazdi, Ahmanidejad mantiene que es el “partido”, y no el clero, quien debe conducir la revolución. Un “partido” compuesto y dirigido, más que por los clérigos, por militantes sin turbante, por los pasdaran y los basiji, por la generación con la cual ha compartido la experiencia de la guerra. Es la “comunidad del frente”, a la que está ligado por un “pacto generacional” marcado por el sacrificio, el punto de referencia ideal de Ahmadinejad”. (2)

El actual Presidente iraní, por otra parte, ha negado siempre que la revolución islámica tuviera una finalidad política democrática:

“Ciertos individuos mantienen que nuestra revolución tubo como objetivo el de fundar una democracia. No hay tal. Ni en las afirmaciones del Imam Jomeini, ni en los mensajes de los mártires, ni en las palabras de aquellos que han sido los verdaderos pilares del gobierno islámico, puede hallarse semejante idea” (Presidente Ahmadinejad, 11 de mayo de 2005).

La austeridad personal del Presidente iraní, la pobreza esencial en la que vive su familia, su perfil enjuto, decisionista, absolutamente transparente, el sodalicio espiritual instaurado mediante su “orden pretoriano”, la proclamación de una segunda “revolución cultural” cimentada sobre la afirmación total de un arte y de una cultura de Estado –libre de cualquier influencia materialista, sicoanalítica, relativista occidental- que propagar también al ámbito académico, el hecho de que él mismo –inmediatamente después de la elecciones presidenciales de 2005- se haya definido directamente solo como “un humilde servidor del estado”, nada mas que como “un barrendero de la Gran nación iraní”, todos estos elementos traen a la mente prácticas políticas como la doctrina del Estado de Federico el Grande, deudora –como nos dice Schmitt (3)-más de Hobbes que de Locke. Y la hobbesiana soberanía del Estado no es aquí mecanismo brutal, más bien hay que releerla y revisitarla a la luz de un principio ético y espiritual, un principio del Todo y de la totalidad, el cual –como siempre Schmitt nos dice (4)- es el punto culminante  de una filosofía política que es “política en el sentido más amplio del término”: la del Maestro Hegel, evidentemente.  Hegel –no se oculta- definió a los Persas como “un pueblo libre...  cuyo dominio no fue en modo alguno opresivo, ni en lo secular, ni en lo religioso” (5)

Por consiguiente, si se ahonda en profundidad sin prejuicios de procedencia extraña el pensamiento basiji del Presidente Ahmadinejad es, espiritualmente, mucho más Europeo que la decadente Europa de nuestros días. Profundamente Europeo. Prusiano.

 

 

La justicia social ante todo

 

El Presidente Ahmadinejad, en el curso de los años, mantendrá la palabra con  “su pueblo”. De hecho, son millones y millones los iraníes que, gracias al impulso social del Presidente que ha situado el “pensamiento basiji” como praxis política cotidiana, han comenzado a extraer beneficios de un sistema de subsidios muy arraigado, que recompensa a los humildes y desheredados por la confianza depositada en Ahmadinejad.

 

 

El gobierno concede ayudas muy generosas para casarse, créditos a intereses absolutamente irrisorios para las parejas jóvenes y para los sectores mas desfavorecidos, a los cuales se han destinado además a muy bajo coste terrenos en las áreas urbanas. Sobre una población de más de setenta millones de habitantes, el 70 % del pueblo iraní tiene menos de treinta y cinco años y para esta amplísima franja “construir una casa” es una exigencia primaria: en este caso, el Estado interviene otorgando préstamos de 30 millones de riales al cero interés con reintegros dilatados en el transcurso de varios años. Así, el Fondo para el Amor del Imam Reza, por voluntad explícita de Mahmoud Ahmadinejad, legitima como base social concreta de su Estado ético la espiritualidad de las jóvenes familias como virtud patriótica y cívica.

Tales prestamos son muy demandados en Irán entre las jóvenes generaciones y si bien, como es evidente, no todos consiguen acceder a ellos, no se pierde la esperanza de que todos antes o después podrán disfrutarlos.  Hay que tener en cuenta también que las participaciones en las sociedades estatales y paraestatales garantizan una renta mensual suplementario que va desde los 500 mil al millón de riales (más o menos entre los 40 a los 76 euros), que resulta una cifra relevante para las familias, cuya renta mínima está cerca de los 170 euros. El punto central de la política de justicia social es la distribución de los “Cupones de Justicia”, Sahame-e-Edalat, sistema según el cual el 40% de los beneficios de las empresas estatales se distribuye ahora entre los sectores sociales de renta más baja. Si es cierto que el gobierno debe enfrentarse continuamente al viejo problema de la inflación, por lo demás heredado por el Presidente Ahmadinejad a causa de  las malas políticas económicas precedentes, es también verdad, por otra parte, que se ha impuesto ya en Irán, en los últimos años, un determinado dirigismo económico que podríamos definir incluso como “socialista de Estado”, que impone la voluntad política desde arriba para la reglamentación del mercado.

A despecho de una interesada propaganda deslegitimadora, recordemos la absoluta implicación de la mujer iraní la economía del país, teniendo en cuenta la tasa de natalidad, que aproxima a las iraníes (tasa 1,71) por ejemplo a las italianas (1,30) más que a las pakistaníes (3,58), a las afganas (6,58), a las irakíes (3,97). Tenemos también el deber de recordar la cobertura sanitaria universal extendida por el gobierno Ahmadinejad al conjunto de la población, incluyendo a los cuatro millones de pastores y nómadas.

Sin ignorar por otra parte la auténtica transformación modernizadora que se está realizando en el agro persa, un fenómeno de novedad revolucionaria en toda la historia iraní. Los continuos viajes del Presidente a provincias se han convertido ya en una constante de la política interna,  como las decisiones tomadas para ayudar a los pobres que le reportan siempre nuevos apoyos en zonas habitualmente ignoradas por el mundo político de Teherán. No podrían explicarse de otra manera los millones y millones de apoyos otorgados a Ahmadinejad en junio de 2009, incuestionablemente auténticos y verídicos, tal como ha corroborado, entre otros, un serio hombre de Estado como el Presidente Lula.  No podían explicarse de otra manera las auténticas mareas humanas iraníes de enero de 2008 y enero de 2009, con ocasión de la sagrada conmemoración de Ashura, que querían expresar el apoyo total otorgado al gobierno de Ahmadinejad y al Guía supremo Jamenei.

Así pues, los escasos miles de alborotadores urbanos entrenados en  muchos casos por servicios secretos extranjeros no pueden ser tomados en consideración, escasos millares de agitadores que no se sabe bien que quieren, a los que naturalmente una propaganda internacional nihilista y fanáticamente anti-iraní suministra continuamente una publicidad gratuita cuando menos inmerecida (valga lo mismo para los separatistas tibetanos). No resulta asombroso a este respecto que, según una noticia difundida en Teherán el 7-2-2010, más de un millón de iraníes habrían firmado ya una petición para exigir el arresto y el procesamiento de los lideres reformistas (en particular Mousavi, Karrubi y Muhammad Jatamí).

 

El fracaso estratégico del acoso anti-iraní dirigido por los USA, Gran Bretaña e Israel y el ascenso definitivo de Irán a la categoría de superpotencia regional

 

 A esta transformación progresiva de la vida social iraní, se le ha ido añadiendo la confirmación fundamental de Irán como gran potencia regional de Oriente Próximo – quebrando el tradicional predominio unipolar sionista, consolidando aun más todavía sus posiciones en Líbano y Palestina, reforzando ágilmente las de Irak y Afganistán, sin olvidar, como extensión geoestratégica, las de Yemen- y como fuerza de inmediata ruptura estratégica frente al unipolarismo americanista, no sólo mediante acuerdos de amplia base “ideológica” con fuerzas estatales antiamericanas presentes en América del Sur, sino también firmando acuerdos diplomáticos de notable brillantez táctica con China, Rusia, India.

Todo ello se ha desarrollado y se sigue haciendo so capa de una afirmación nacionalista y militarista “gran iránica”, siendo éste un rasgo sin duda característico del pensamiento político del Presidente Ahmadinejad, que ha dotado al país  y lo sigue haciendo de un prestigio internacional de  primerísimo plano.

 

Resultó significativo lo sucedido entre marzo y mayo de 2007 cuando fueron apresados a manos de los pasdaran, en el Golfo Pérsico, quince miembros de la Marina de guerra británica. Liberados con posterioridad, ridiculizando durante más de un mes al gobierno anglosajón y a su primer ministro Tony Blair. Aquella fue una notable victoria política del pueblo persa y de su líder, en el permanente combate estratégico entre Irán y Occidente. Los guardacostas iraníes que apresaron a los anglosajones fueron seguidamente condecorados por su notable gesta patriótica.

“Soy un nacionalista” fue el mensaje concreto del Presidente Ahmedinejad a su pueblo, ante aquel evento. (6)

Volvía así a la mente de los iraníes el legado político del primer ministro Mossadeq, víctima de un golpe anti-nacional orquestado desde Londres y puesto en práctica por los americanos. Así pues fue ésta una legítima revancha histórica de Teherán. Pero esta vez no se reivindicaba la nacionalización del petróleo, conseguida  tras años de lucha. Al contrario, se apuntaba  al derecho nuclear.

Teherán otorgaba un significado absolutamente político al acontecimiento, al margen de todo supremacismo militarista.

Tras haber hecho un elenco de todas las violaciones de la soberanía nacional iraní cometidas por Inglaterra durante el siglo XX, el Presidente iraní puntualizaba –en el transcurso de las negociaciones para la liberación de los miembros de la Royal Navy- que estaba absolutamente predispuesto a retomar las relaciones diplomáticas con Bush, a condición de que el líder americano hubiera cambiado su comportamiento respecto a Irán.

En definitiva, el asedio estratégico anti-iraní, planificado por la CIA, el MI5 y el Mossad, desde 2005, desarrollado efectivamente con metodologías tácticas y contextuales de tipo complejo, pero activado concordemente con el único fin de eliminar a Mahmud Ahmadinejad de la escena política internacional, se ha desarrollado hasta hoy del modo siguiente:

 

a)       mediante asesinatos directos, que se prolongan desde hace años, de científicos e intelectuales iraníes, de personalidades políticas próximas a Teherán, como los exponentes destacados de Hamas y de Hezbollah, amén de la guerra de desgaste entre fuerzas militares iraníes y otras de obediencia angloamericana, saudita, o israelí en el escenario Irakí;

b)       mediante la asignación de miles de millones en fondos, por parte de los USA, a la disidencia subversiva interior y el adiestramiento de comandos terroristas anti-régimen para desplegarlos en las calles iraníes en los momentos de mayor tensión;

c)       mediante varios intentos de asesinar al Presidente Ahmadinejad, entre los cuales el más conocido se cometería, ¡qué casualidad!, en Roma en el verano del 2008 (tentativa de someter al Presidente a radiaciones masivas de rayos X mediante detector de metales), denunciado rápidamente por la Embajada iraní en Italia;

d)       mediante el instrumento de las sanciones y con la continua amenaza de una guerra total contra Irán

 

Si bien, este asedio –una formidable síntesis estratégica de guerra no ortodoxa, guerra económica y guerra psicológica- que ha empleado a fondo a los mandos político-militares de USA, Inglaterra e Israel, no ha surtido realmente efectos relevantes, sí es cierto, como sostienen ahora los más perspicaces estrategas militares americanos, que la perspectiva de una escalada militar contra Teherán hay que valorarla con mucha atención, puesto que terminará reforzando todavía más la unidad política entre el pueblo, el gobierno y el Guía Supremo.

  

Escatología del Mahdi: ¿misticismo versus realismo político?

 

“Permite que ilumine a todo cristiano que sufre, violencia y guerra pronto acabarán. Haz que no existan más dudas que en un futuro no lejano el profeta Jesús regrese al lado del Mahdi para poner fin a la injusticia en el mundo”.

 

“Debemos transformar Irán en un moderno país inspirado, que sea ejemplo para las demás naciones y sirva de plataforma para el retorno del Mahdi”.

 

Presidente Ahmedinejad (noviembre de 2005, primera reunión de gobierno)

 

En el plano de la “política exterior”, el régimen Ahmadinejad ha dado pruebas de un pragmatismo táctico muy amplio, pero orientado en nuestra opinión  a la reafirmación y a la primacía estratégica del interés nacional iraní por encima de cualquier otra consideración ideológica. La estrategia realista de Ahmadinejad quiere convertir a Irán en una gran potencia nacional moderna, no solamente islámica, sino sobre todo iraní, antiamericana y antisionista. En este sentido, se ha producido un profundo cambio de perspectiva estratégica con relación al “jomeinismo” y a su exigencia de exportación revolucionaria musulmana por encima de lo demás, y respecto al periodo de Rafsanjani y al de Jatamí, que en el plano de las relaciones internacionales se movían bajo el mismo prisma, definible como “conflictual cooperativa”, con relación a Occidente. En lo concerniente al unipolarismo americanista, la [política exterior] de Ahmadinejad ha sido y sigue siendo un abierto y directo desafío estratégico, pero moviéndose sobre el terreno del realismo político absoluto y de la gran política, o política de potencia, si se prefiere, no sobre el simple plano ideológico-doctrinario. A despecho de los análisis que nos ofrecen bastantes órganos occidentales, el Presidente Ahmadinejad, ha diseñado su partida regional e internacional en el terreno de la estricta “efectividad” política y estratégica, no en el del purismo ideológico.

 

 

Realismo político es la revisión del holocausto: más allá de la polémica historiográfica, ofensiva antisionista, a nivel político y diplomático, concuerda con las masas árabes más radicales en sentido ideológico, con una específica apertura hacia el pueblo alemán, pueblo históricamente hermanado con el pueblo iraní (“Una carta a la canciller Merkel”, Presidente Ahmadinejad, mayo 2006). Su realismo en la acción política lo ha demostrado mediante la estrecha cooperación con potencias mundiales indudablemente  no musulmanas como China, Rusia, y en parte también India, o con Estados como Venezuela, Brasil, Bolivia. Pero el rechazo de utopías dentro de la pura teoría de la política es palpable en la continua conexión tecnológica, económica, política, militar, con China y Corea del Norte. Conexión que parece asumir caracteres propios y verdaderamente estratégicos.

La no-utopía de la acción política se manifiesta también a través del poder nuclear.

Un alegato de orgullo revolucionario y ultra nacionalista de parte del plurimilenario pueblo persa. Cuando Israel, que apenas tiene medio siglo de vida, posee modernas cabezas nucleares; cuando dos ex colonias como Pakistán y la India las tienen: ¿por qué razón una Nación jamás colonizada durante milenios no  habría de poseerlas?

Pero, prescindiendo ahora de la previsión sobre cuáles serán los ulteriores movimientos de la política internacional, lo que nos urge manifestar  es de suyo el lúcido realismo político del Presidente iraní. Así pues, la ideología se proyecta hacia abajo y la pura decisión política se ejercita desde arriba. El momento intermedio, central a despecho de lo que pudiera parecer, consiste en la elección de los medios. Los medios devienen instrumentos tácticos de profundización ideológica, organización de las fuerzas disponibles sobre el terreno. A veces pueden incluso –schmittianamente- convertirse en el brazo mismo de la decisión política. Pero en momentos excepcionales y de absoluto riesgo. Instrumento y objetivo estratégico se identifican de este modo. Pero, en general, la elección del instrumento debe prevalecer absolutamente sobre el perfil definitivo del objeto estratégico. La elección del instrumento, para el genuino hombre de Estado, debe forzosamente prevalecer sobre el momento de la decisión política y del uso –tan radical como se quiera- de la ideología hacia abajo (la gramsciana “hegemonía”). La auténtica genialidad estratégica se resuelve justamente  por la elección del instrumento. El verdadero decisionismo, se realiza en la elección del medio. Es el medio pues quien justifica el fin. El hegeliano pensamiento que se transforma en razón de Estado. En este sentido, la enseñanza del siempre grande Napoleón nos vale de advertencia. La ideología no basta. Es demasiado poco. La táctica no puede abandonarse. O peor aún, ser ignorada. Todo lo más se la puede aniquilar y descomponer dentro de la pura estrategia. Pero es un arte raro, rarísimo, apto sólo para pocos individuos. Esos que Hegel denomina individualidades “cósmico-históricas”, héroes de la Razón de Estado. Individualidades auténtica, eminentemente Políticas.

Richelieu, Cromwell, Federico el Grande. También Maquiavelo –como añade no por casualidad Hegel, que se consideraba él mismo el “Maquiavelo alemán”, tal como dice Rosenkranz.

No sabemos, no lo podemos prever, como acabará la partida estratégica legítimamente planteada por el Presidente iraní. Pero él ha sabido, en nuestra opinión, solapar perfectamente la táctica en la estrategia. No era algo difícil para un político o mejor aún, para un soldado-político de solvente cultura diplomática persa.  Tal vez se inicie ahora la fase más difícil.

En esta dirección, Ahmadinejad podría incluso alcanzar un punto de síntesis suprema, capaz de movilizar ideológicamente desde lo alto, a través de una decisión política de Estado, a millones y millones de hombres políticamente comprometidos, no sólo iraníes. Una acción de alta política asentada precisamente sobre el concepto metafísico escatológico del Mahdi. (7)

 

 

 

En efecto, millones de peregrinos, visitan cada año la mezquita de Jamkaran, localidad en la que, según la historia oficial,

Un jueves del año 984 d. C. el Mahdi se manifestó bajo el semblante de un  treintañero sentado en un diván, ordenando a un sabio, Sheik Hassan Jamkarani, que construyera una mezquita sobre un trozo de terreno situado a las afueras de la población.

El impulso metafísico basado en la certidumbre espiritual del retorno del Mahdi, evocado a menudo por el Presidente iraní, se convierte hoy en un mitema esencial cósmico e histórico, de gran política. Tal impulso metafísico y universal se proyecta en la de la visión realista y escatológica epocalmente, no mesiánicamente, como sostiene de forma errónea Guolo en cuanto la visión sirve, todo lo más, para el sectarismo exclusivista judaico, no para el Cristianismo o para el Islam.

Visión completamente política, la del Mahdi, radicada en un particular destino del Estado nacional-revolucionario iraní actual; destino justamente “cósmico-histórico”. El destino de acelerar el fin absoluto de la “usurpación planetaria” americanista y sionista vinculada a dicha visión escatológica tiene, en el Irán de Ahmadinejad, un significado absolutamente político e inmanente.

El acceso a lo sagrado –hasta tal punto- es una vía privilegiada  para basiji y pasdaran, respecto al clero. Los militares y los humildes soldados de la Revolución tienen el cometido más elevado y sacralizante, según esta visión escatológico-política, de salvaguardar y expandir las conquistas sociales y políticas nacional-revolucionarias iraníes, amenazadas por doquier por el principio de la guerra total y permanente contra las fuerzas de la Luz que el unilateralismo americanista y sionista lleva dentro de sí. Precisamente, Guolo explica así esta visión:

“De esta actitud a-clerical, cuando no anti-clerical, se nutre el proyecto de “jomeinismo sin clero”, que preserva la sacralidad revolucionaria emanante de la figura de Jomeini redimensionando el poder de los turbantes, carentes ya de una legitimación carismática análoga”. (8)

Teoría política y praxis política no son ciencias exactas. Todo lo contrario.

El desafío estratégico del plurimilenario pueblo iraní para retomar su lugar en la historia ha comenzado hace apenas 5 años. O, mas concretamente, desde junio de 2005. Desde que apareció en escena el Presidente Ahmadinejad.

El tiempo, sólo el tiempo dirá si es un fanático extremista o realista político puro.

 

                                               

 

 

“Anuncio la muerte definitiva del materialismo, capitalismo, democracia y liberalismo.

Anuncio también la universalidad de la gran revolución del pueblo iraní, de una nueva era que terminará con la derrota de los arrogantes del mundo”.

 

Presidente Ahmadinejad, 1 febrero de 2010, al pie de la tumba del Ayatollah Jomeini.

 

 

 

 

Michele Santini, Nápoles 11 de febrero de 2010

 

Notas

* Wikipedia: “Basiji (también escrito Bassij o Baseej; (en persa بسيج , literalmente "Movilización"), oficialmente, Nirouye Moqavemate Basij ("Fuerza de Resistencia Basij"),[]es una fuerza paramilitar formada por voluntarios, fundada por órdenes del ayatolá Jomeini en noviembre de 1979. El Basij está subordinado a la Guardia Revolucionaria Islámica, Pasdaran”

 

(1) Fundamental a este respecto el punto 2 del esquema sobre el modelo iusnaturalista y la sociedad burguesa, recopilado por Norberto Bobbio (Bobbio, “Thomas Hobbes”, Turín, pp.11-13), dónde se puede ver claramente perfilada –en el aspecto burgués y posburgués actual- la perspectiva de una “casta económica”, que, mediante la pantalla  de los derechos humanos, termina por convertirse también en ideológicamente dominante, subordinando a sí misma al Estado político.

 

 (2) R. Guolo, "Generazioni del fronte", Milano 2008, pag. 125.

(3) C. Schmitt, "Scritti su Thomas Hobbes", Milano 1986, pag. 54.

(4) Id., "Le categorie del politico", Bologna 1972, pp. 146-148.

(5) Hegel, "Lezioni sulla Filosofia della Storia", Bari 2003, pp. 160-162.

(6) F. Sabati, "Storia dell’Iran 1890-2008", Milano 2009, pag. 215.

(7) El filosófo iraní ’Allamah Tabataba’i, "La Shi’ah nell’Islam", Roma 2002, pag. 128, retrata al Mahdi de este modo: “El Noble Mahdi Esperado (A), muy a menudo mencionado con los calificativos de Imam al-‘Asr (Imam del Tiempo) y Sahiba’z-e Zaman (Señor del Tiempo), hijo del undécimo Imam (A), nació en Samarra en 255 o 256 desde la Hégira (...) Vivió bajo la tutela y la guía del padre hasta el año del martirio de éste (260 d.H). Fue ocultado a la mayoría de los hombres y solamente una parte de la élite chiíta tuvo el privilegio de verlo. Cuando accedió al Imamato tras el martirio de su padre, por mandato divino entró en fase de Ocultamiento.

Sólo en casos excepcionales aparece ante sus Vicarios electos”.

 

 

 

Entrevista a su Excelencia el Embajador en la Santa Sede Ayatolislam Ali Akbar Nasseri

Entrevista a su Excelencia el Embajador en la Santa Sede Ayatolislam Ali Akbar Nasseri

Autores:  Antonio Grego y Tiberio Graziani * (Roma, 12 de abril de 2010)

Traducción: Javier Estrada

*  *  *

-Hace algunos días Teherán anunció que organizará el 17 y el 18 de abril una conferencia sobre el desarme nuclear en la que participarán delegados de muchos países. La conferencia tendrá como tema «la energía nuclear para todos, el arma nuclear para nadie». ¿Puede explicarnos los motivos que han llevado a Irán a organizar esta conferencia?

-En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso, os doy las gracias por vuestra presencia y os doy las gracias igualmente por vuestro punto de vista basado en el derecho y en la razón. Con respecto a esta pregunta: la acumulación de armas nucleares va contra la paz en el mundo y crea preocupación en la comunidad internacional. Pese a toda la propaganda y los eslóganes realizados, hasta ahora no se ha llevado a cabo nada concreto para eliminar estas armas nucleares. La República Islámica de Irán con la finalidad de vencer los actuales desafíos en el mundo sobre este tema y presentar soluciones para tener un mundo sin armas nucleares y de destrucción masiva organiza esta conferencia en la que participarán autoridades de más de 60 naciones. Con la conferencia de Teherán sobre el desarme, tenemos la intención de afirmar el principio por el cual «la energía nuclear pacífica esté a disposición de todos los pueblos y el arma nuclear no sea para nadie».

-China ya ha anunciado que participará en la conferencia sobre la cuestión nuclear de Teherán y sigue afirmando que es contraria a nuevas sanciones contra Irán. Los Estados Unidos e Israel, sin embargo, están haciendo todo lo posible para que China desista de su decisión de apoyar la causa nuclear iraní. Sólo la importancia estratégica que tiene Irán para China, sobre todo desde el punto de vista del aprovisionamiento de recursos energéticos, ha servido hasta ahora de protección ante estas peticiones. Pero, ¿hasta qué punto son sólidos los vínculos entres China e Irán en este momento? ¿Logrará occidente arrastrar a China de su lado o tendrá que renunciar a esta estrategia?

-La actividad nuclear de Irán es una actividad totalmente pacífica. Irán es miembro de la OIEA y firmante del Tratado de no proliferación nuclear. Toda actividad referente a la cuestión nuclear está, por tanto, bajo la supervisión de los inspectores de la agencia. Aplicar sanciones contra Irán no tiene ningún fundamento jurídico ni legal y es, sobre todo, contrario a los protocolos del Tratado. Los Estados Unidos e Israel, que poseen cabezas nucleares y amenazan con ataques militares, persiguen una política sin salida. Respecto a China, recuerdo que Teherán y Pekín tienen consolidadas relaciones de amistad que se remontan al pasado. La posición independiente de China en defensa de la actividad nuclear pacífica de Irán es digna de admiración. Esperamos que China y Rusia no se dejen influir por las presiones políticas de los Estados Unidos y conserven, por tanto, su posición independiente sobre esta cuestión.

-Además de China, también otros países han expresado su proximidad y su amistad con Irán, entre estos, Rusia, Turquía, Brasil y Venezuela. Embajador, ¿usted piensa que es posible, junto a estos y otros países, crear un frente compacto de oposición y reacción al modelo de fragmentación y agresión del continente eurasiático y de la América indiolatina por parte de los Estados Unidos e Israel?

-Por suerte hoy la época del dominio del poder colonialista de las potencias coloniales ha terminado. Los países libres colaboran por sus intereses bilaterales. Con unidad y una mayor colaboración el orden colonialista de los Estados Unidos no alcanzará sus objetivos. Nosotros vemos de buen grado este frente de oposición que obtendrá resultados concretos para la paz en el mundo, ya sea en América Latina, en África, en Asia, y también en ciertos países europeos. Los países nombrados están tratando de construir una política justa por ese camino. Los Estados Unidos de América, con un arsenal lleno de armas nucleares y de armas de destrucción masiva y con un pasado negro con respecto al uso de las armas nucleares, últimamente han amenazado incluso con un ataque nuclear. Los Estados Unidos, que sostienen al régimen ilegítimo de Israel –que está dotado de bombas atómicas –no tienen ninguna autoridad para emitir juicios sobre la actividad nuclear civil de Irán. Nosotros deseamos que la misma agencia para la energía nuclear atómica no padezca las presiones de las Potencias, y que, en el marco de sus reglamentos y del orden jurídico, controle las actividades pacíficas nucleares de todos los países y, por tanto, ponga fin a la producción de armas nucleares y de destrucción masiva. Deseamos que la OIEA desempeñe su función en este sentido.

-Precisamente estos días, Obama, en vistas de la cumbre de Washington sobre la seguridad nuclear, ha anunciado un cambio radical de la estrategia sobre el uso de las armas nucleares. Los Estados Unidos anuncian que quieren utilizar las armas nucleares sólo en casos extremos y nunca contra los Estados que respeten el Tratado sobre la no proliferación nuclear. Obama, sin embargo, ha añadido que estas nuevas reglas no se aplican a Corea del Norte y a Irán, que, consecuentemente, siguen bajo la amenaza de un ataque, también con bombas nucleares. Como sabemos, no obstante, Irán es uno de los firmantes del tratado y hasta este momento ha respetado todos los vínculos y aceptado las inspecciones de la OIEA, al contrario de Israel que no ha firmado el tratado y posee centenares de cabezas atómicas que amenaza con utilizar contra sus vecinos. ¿Cuál es la respuesta que Irán pretende dar a este enésimo movimiento propagandístico de Obama?

-Cabe maravillarse de que Irán esté bajo la amenaza del ataque nuclear de los Estados Unidos por su actividad referente a la nuclearización exclusivamente civil, como, por otra parte, ha sido confirmado en varias ocasiones por las inspecciones de la OIEA. Los EE.UU. tienen una actitud ambigua, de hecho, amenazan a Irán por la nuclearización pacífica, mientras sostienen al régimen sionista de Israel – que no ha firmado el Tratado sobre la proliferación nuclear y posee cabezas nucleares –económica, política y militarmente. En este ámbito, Irán no necesita hacer propaganda a su favor sobre esta cuestión. La Comunidad internacional, que es consciente de todo esto, y los operadores de los medios de comunicación independientes y libres juzgarán esta cuestión y sacarán sus conclusiones sobre la posición de los Estados Unidos. En cualquier caso, Irán seguirá por su camino hasta que alcance su derecho a la energía nuclear pacífica. Irán considera que la energía nuclear pacífica y la tecnología nuclear son un derecho de todos los países y de todos los pueblos del mundo. Las sanciones y las amenazas no incidirán en absoluto sobre nuestra voluntad basada en los derechos de Irán. No incidirán en absoluto sobre el autorizado pueblo de Irán.

-Usted ha hablado de Comunidad internacional, ¿qué podría hacer la Unión Europea para facilitar las relaciones entre Irán y los Estados Unidos, considerando el hecho de que la Unión Europea es sustancialmente una parte constitutiva del frente occidental?

-Sobre la mejora de las relaciones entre los Estados Unidos e Irán, considero que no hay necesidad de mediadores. Si los Estados Unidos reducen su posición colonialista y ponen a un lado sus posiciones hostiles con respecto a los pueblos y también con respecto a Irán, si caminan por la vía del respeto recíproco entre los países, automáticamente las relaciones entre los distintos países acabarán por ser buenas. Si Estados Unidos tiende la mano y es sincera sobre esto, los problemas se resolverán; pero como dice el Guía Supremo: “Obama nos tiende la mano con un guante de terciopelo que podría esconder un puño de hierro”. A causa de las acciones hostiles y de las amenazas continuas de los Estados Unidos, en particular el último discurso de Obama sobre la amenaza del ataque nuclear, estamos seguros de que los Estados Unidos no están buscando buenas relaciones. Sin embargo, esperamos que la Unión Europea –como potente polo económico –tome una posición independiente en los distintos temas de interés internacional y no siga las políticas de los Estados Unidos.

-¿La Santa Sede puede facilitar, como autoridad moral y religiosa, las relaciones entre Irán y la Unión Europea e Irán y los Estados Unidos?

-De la Santa Sede, por su misión religiosa y en cuanto portadora del mensaje de Jesucristo, nosotros esperamos mucho más que sugerencias morales y religiosas. Deseamos que esta asuma una posición firme, determinada, emblemática ante las amenazas de las potencias agresivas que promueven la guerra. Con tales posiciones contra las vejaciones que padecen los pueblos por parte de las potencias colonialistas, la Santa Sede podría facilitar estas relaciones. La Santa Sede podría impulsar a las Potencias occidentales a que revisasen su posición en la política internacional.

 

* Eurasia. Rivista di Studi Geopolitici - http://www.eurasia-rivista.org/ mailto:direzione@eurasia-rivista.org

- Fuente original: http://www.eurasia-rivista.org/3758/la-politica-di-usa-e-israele-e-senza-sbocchi-lepoca-del-colonialismo-e-finita-intervista-allambasciatore-iraniano-presso-il-vaticano

¿POR QUÉ HA SOBREVIDO LA REPÚBLICA ISLÁMICA DE IRÁN

¿POR QUÉ HA SOBREVIDO LA REPÚBLICA ISLÁMICA DE IRÁN
Autor: Ervand Abrahamian
merip.org
Fuente: Rebelion

«En las tres décadas transcurridas desde la revolución, la República Islámica –a pesar de su pobre imagen en el exterior– ha dado importantes pasos para cumplir estas promesas, y lo ha hecho dando prioridad a los gastos sociales frente a los militares, de modo que ha ampliado de manera espectacular los ministerios de Educación, Sanidad, Agricultura, Trabajo, Vivienda, Sanidad y Seguridad Social»

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La defunción de la República Islámica de Irán fue pronosticada incluso antes de su nacimiento. Durante los agitados meses de 1979, antes de que se declarara oficialmente la República Islámica, muchos iraníes y extranjeros –tanto académicos como periodistas, participantes como observadores, conservadores como revolucionarios– pronosticaron con convicción su inminente desaparición. Considerando cada protesta callejera, cada huelga y cada conflicto provincial como un presagio de su inevitable caída, daban al nuevo régimen unos pocos meses de vida o, en el mejor de los casos, unos pocos años.

Tales predicciones eran comprensibles. Después de todo, Irán –por no decir la historia del mundo– ha producido pocas teocracias completamente maduras. Regímenes que a menudo pasaban por ser teocracias, después de un examen más detallado han resultado no serlo. La Inglaterra de Cromwell estaba controlada por los generales y la aristocracia terrateniente. Eran los príncipes, y no los predicadores, quienes gobernaban los estados luteranos. Incluso la Ginebra de Calvino, uno de los primeros estados totalitarios, estaba administrada por juristas laicos, en lugar de seminaristas. [3] Además, pocos en 1979 podían contemplar la posibilidad de que clérigos formados en el seminario pudieran administrar un país que había experimentado medio siglo de moderno desarrollo y que era el hogar de cientos de miles de ingenieros, doctores, científicos, funcionarios, profesores y trabajadores de la industria. ¿Cómo podrían los mullahs, imbuidos por los escritos esotéricos medievales, ocuparse de los formidables problemas del siglo XX? No hacía falta ser trotskista en 1979 para pensar que la caída del Shah prepararía el terreno, de manera rápida e inevitable, para una más profunda “revolución permanente”. [4]



A pesar de los pronósticos, la República Islámica no sólo ha sobrevivido tres décadas completas, sino que en los últimos años ha sido presentada como la mayor potencia de Oriente Medio que amenaza tanto a sus vecinos como a la única superpotencia mundial. En los Estados Unidos a menudo es descrita como una mezcla entre el Imperio Sasánida y el Tercer Reich, entre el antiguo califato y la Unión Soviética. Dejando de lado las razones geopolíticas por las cuales se ha engordado la imagen de un Estado del Tercer Mundo con un ejército de cuarta categoría, la pregunta que merece la pena plantear es: ¿Cuáles son las razones por las que la República Islámica ha sobrevivido durante treinta años?



Cuatro respuestas acuden fácilmente a nuestra mente. Ninguna, sin embargo, resiste un examen detallado. La primera es que el régimen clerical ha desencadenado el reino del terror. Es cierto que la República Islámica a veces ha empleado la violencia: en 1979, inmediatamente después de la revolución, cuando ejecutó a 757 personas, muchas de ellas miembros del régimen del Shah; entre 1981 y 1985, cuando aplastó una sublevación de los cuasi-marxistas Muyahidin Jalk, ejecutando a 12.500; y en 1988, inmediatamente después de la guerra de ocho años contra Irak, cuando ahorcó a 2.000 prisioneros, muchos de ellos, una vez más, Muyahidin . Pero este baño de sangre, absurdo como es, palidece en comparación con la violencia que acompañó a otras grandes revoluciones, en especial las de Inglaterra, Francia, México, Rusia y China. También palidece si lo comparamos con las carnicerías de las contrarrevoluciones de derechas en Indonesia, América Central e incluso Francia, en 1848 y 1870. Además, la violencia también se cobró sus víctimas dentro del régimen, incluyendo a un presidente, un primer ministro y el ayatolá Mohammad Beheshti, líder en la sombra dentro del clero, así como varios miembros del gabinete ministerial, diputados del parlamento, jueces, personas encargadas de dirigir la oración del viernes y miembros de los Guardianes de la Revolución Islámica. En general, la violencia, más que fortalecer a la República Islámica, la ha debilitado.



La segunda razón que a menudo se invoca para explicar la supervivencia de la República Islámica es la guerra entre Irán e Iraq (1980-1988). Es cierto que la invasión inicial de los iraquíes reunió a la nación en torno al gobierno. Pero la reanudación de los combates a lo largo de la frontera iraquí en mayo de 1983, bajo el eslogan de “guerra, guerra hasta la victoria” y “el camino a Jerusalén pasa por Bagdad” perjudicó mucho a la República Islámica. La mayoría de los daños sufridos por Irán en términos de vidas humanas, destrucción de las ciudades y pérdidas financieras proviene de estos últimos cinco años de contienda, tras los cuales el ayatolá Ruhollah Jomeini tuvo que aceptar en 1988 las condiciones que ya le habían sido ofrecidas en mayo de 1983. El régimen llamó a la contienda “la Guerra Impuesta”, pero ésta le fue impuesta a Irán de muy diversas maneras.



La tercera explicación que habitualmente se cita son los ingresos por el petróleo. Es cierto que el dinero del petróleo lubrica la maquinaria del gobierno en Irán, al igual que en los “estados rentistas” vecinos. Pero las rentas del petróleo no son ni una maldición ni una tabla de salvación que asegure el ascenso o la caída de absolutamente todos los regímenes. Después de todo, el petróleo no garantizó la supervivencia del Shah. Además, la República Islámica ha sufrido desde 1979 las fluctuaciones tremendamente imprevisibles en el precio internacional del petróleo. Después de alcanzar los 39 dólares por barril en 1981, el precio del petróleo alcanzó un nuevo mínimo de 9 dólares en 1986, rondó los 20 dólares a finales de los ochenta, subió a 32 dólares en 1991 y bajó de nuevo hasta los 10 dólares en 1999. Los precios del petróleo no volvieron a recuperarse hasta la invasión norteamericana de Iraq en 2003. Los últimos treinta años han sido testigos tanto de periodos de escasez como de abundancia.



El shi‘ísmo es la cuarta razón que se aduce para explicar la revolución islámica y la supervivencia de la República Islámica. Es cierto que no se pueden analizar las manifestaciones masivas de 1978 sin tener en cuenta el factor religioso. Así lo demuestra el poderoso eslogan “todos los lugares son Karbala’, todos los meses son muharran, todos los días son Ashura ”. [5] Pero si el shi‘ísmo es la verdadera clave, entonces nos enfrentamos a la pregunta de por qué en Irán, que ha sido mayoritariamente shi‘í desde 1500, no se ha producido una revolución islámica hasta 1979. Durante la mayor parte de estos 470 años, el shi‘ísmo ha sido considerado, en el mejor de los casos, apolítico y quietista, y en el peor, conservador y reaccionario. Ningún historiador puede creerse la explicación oficial de que el imperialismo, la monarquía y el sionismo tergiversaron el shi‘ísmo durante siglos, y que el mundo tuvo que esperar la llegada de Jomeini para desvelar la verdadera naturaleza revolucionaria del Islam. La idea de que la república ha sobrevivido porque es islámica es una tautología.



Si estas explicaciones convencionales no bastan, ¿cómo explicarlo, entonces? La respuesta no se encuentra en la religión, sino en el populismo económico y social. Desde comienzo de los años setenta, Irán produjo una generación de intelectuales radicales que no sólo eran revolucionarios en su política –deseaban reemplazar la monarquía por una república– sino también en sus planteamientos económicos y sociales. Deseaban transformar tanto la raíz como las ramificaciones del sistema de clases. El pionero fue un joven intelectual llamado Ali Shariati, quien no vivió lo suficiente para ver la revolución, pero cuyas enseñanzas alimentaron el movimiento revolucionario. Inspirado por los argelinos, el Che Guevara y Ho Chi Minh, Shariati dedicó su corta vida a reinterpretar el shi‘ísmo como una ideología revolucionaria y a sintetizarlo con el marxismo. Produjo lo que podría llamarse una versión shi‘í de la teología católica de la liberación. Sus enseñanzas no sólo tocaron la fibra sensible de los estudiantes de instituto y los universitarios, sino también la de los seminaristas más jóvenes. Estos teólogos en ciernes podían aceptar fácilmente las enseñanzas de Shariati, excepto su ocasional anticlericalismo. Un estudiante de teología llegó a describir al Imam Husain como un antiguo Che Guevara y a Karbala’ como Sierra Maestra. La mayoría de quienes organizaron las manifestaciones y los enfrentamientos en las calles y los bazares durante los turbulentos meses de 1978 eran estudiantes de instituto y universitarios inspirados en su mayoría por Shariati. Sus frases de moda –que tenían más en común con el populismo del Tercer Mundo que con el shi‘ísmo tradicional– formaron parte, a veces a través de Jomeini, de los eslóganes y las pancartas exhibidos a lo largo de toda la revolución. Algunos de los más típicos fueron:




"¡Nuestro enemigo es el imperialismo, el capitalismo y el feudalismo! ¡El Islam pertenece a los oprimidos, no a los opresores! ¡Oprimidos del mundo, unios! ¡El Islam no es el opio del pueblo! ¡El Islam lucha por la igualdad y la justicia social! ¡El Islam representa a los proletarios, no a quienes viven en palacios! ¡El Islam eliminará las diferencias de clase! ¡El Islam proviene de las masas, no de los ricos! ¡El Islam mejorará la situación de los desposeídos! ¡Luchamos por el Islam, no por el capitalismo ni el feudalismo! ¡El Islam liberará al hambriento de las garras de los ricos! ¡El pobre luchó con el Profeta, el rico luchó contra él! ¡El pobre muere por la revolución, el rico conspira contra ella! ¡Independencia, libertad, república islámica! ¡Libertad, igualdad, república islámica! "



Este populismo no sólo ayuda a explicar el éxito de la revolución, sino también la longevidad de la República Islámica. La Constitución de la República, con 175 cláusulas, transformó estas aspiraciones generales en promesas específicas que quedaron registradas por escrito. Prometió eliminar la pobreza, el analfabetismo, la infravivienda y el desempleo. También se comprometió a ofrecer a la población educación gratuita, acceso a la atención médica, viviendas decentes, pensiones de jubilación y de invalidez, y seguro por desempleo. La constitución declara que “el gobierno tiene la obligación legal de proporcionar los servicios mencionados a todos los individuos del país.” En resumen, la República Islámica prometió crear un Estado del bienestar en toda la extensión de la palabra, en el sentido europeo del término, no en el sentido despectivo empleado por los americanos.



En las tres décadas transcurridas desde la revolución, la República Islámica –a pesar de su pobre imagen en el exterior– ha dado importantes pasos para cumplir estas promesas, y lo ha hecho dando prioridad a los gastos sociales frente a los militares, de modo que ha ampliado de manera espectacular los ministerios de Educación, Sanidad, Agricultura, Trabajo, Vivienda, Sanidad y Seguridad Social. Los gastos militares consumían al menos el 18% del producto interior bruto en los últimos años del Shah, y ahora se han reducido al 4%. El Ministerio de Industria también ha crecido debido en gran medida a que, entre 1979 y 1980, el Estado se apropió de muchas grandes empresas cuyos propietarios habían huido del país. La alternativa habría sido clausurarlas y provocar un desempleo masivo. Puesto que la mayor parte de estas empresas había funcionado únicamente debido a las subvenciones del antiguo régimen, el nuevo régimen no tuvo más remedio que seguir subvencionándolas.



Después de tres décadas, el régimen está cerca de eliminar el analfabetismo entre las generaciones posteriores a la revolución, reduciendo el porcentaje total del 53 al 15%. [6] El porcentaje entre las mujeres ha disminuido del 65 al 20%. El Estado ha incrementado el número de estudiantes de primaria de 4.768.000 a 5.700.000; los de secundaria, de 2,1 millones a más de 7,6 millones; los de escuelas técnicas, de 201.000 a 509.000 y los universitarios, de 154.000 a más de 1,5 millones. El porcentaje de mujeres dentro de la población universitaria ha subido del 30 al 62%. Gracias a los centros médicos, la expectativa de vida al nacer ha aumentado de 56 a 70 años, y la mortalidad infantil ha descendido del 10,4 al 2,5%. También gracias a los centros médicos, la tasa de natalidad [7] ha caído desde 32, su punto más alto, a 21, y la tasa de fertilidad –el promedio de hijos de una mujer a lo largo de su vida– de 7 a 3. Se estima que éste caerá hasta los dos hijos por mujer en 2012; en otras palabras, en un futuro cercano, Irán estará cerca de alcanzar un crecimiento cero de población.



La República Islámica de Irán ha disminuido el abismo entre la vida urbana y la rural, en parte subiendo los precios de los productos agrícolas –si los comparamos con otros artículos de consumo– y en parte introduciendo escuelas, centros médicos, carreteras, electricidad y agua corriente en el campo. Por primera vez en la historia, los aldeanos pueden permitirse los bienes de consumo, incluyendo motocicletas y furgonetas. De acuerdo a un economista que, en general, es crítico con el régimen, el 80% de las familias rurales dispone de frigorífico, el 77% de televisor y el 76% de cocina de gas. [8] Unas 220.000 familias campesinas han recibido además 850.000 hectáreas de tierra confiscada a la antigua élite. Estas familias, junto a unas 660.000 más que habían obtenido tierra durante la primera Revolución Blanca [9] , forman una importante clase campesina que no sólo se ha beneficiado de estos nuevos servicios sociales, sino también de las cooperativas subvencionadas por el Estado y de las barreras arancelarias proteccionistas. Esta clase campesina proporciona al régimen una base social rural.



El régimen también ha abordado los problemas de la pobreza en las ciudades. Ha sustituido las chabolas por viviendas de renta baja, ha arreglado los peores barrios y ha llevado la electricidad, el agua y el alcantarillado a los barrios de la clase trabajadora. Según admitió una periodista muy crítica hacia la política económica del régimen, “Irán se ha convertido en un país moderno con pocos signos visibles de miseria.” [10] Además, ha complementado los ingresos de las clases bajas –tanto rurales como urbanas– con generosos subsidios en forma de alimentos, combustible, gas, electricidad, medicina y transportes públicos. El régimen puede que no haya erradicado la pobreza ni reducido significativamente la brecha entre ricos y pobres, pero ha proporcionado a las clases bajas un sistema de ayudas. En palabras del economista independiente antes citado, “la pobreza ha disminuido hasta un nivel envidiable para tratarse de un país en desarrollo con ingresos medios.” [11]





Además de ampliar sustancialmente los principales ministerios, la República Islámica también ha fundado numerosas instituciones semi-independientes, como la Fundación de Ayuda a los Desheredados (Mostazafin), la Fundación de Ayuda a los Mártires, la Fundación para la Construcción de Viviendas, la Fundación Alavi o la Fundación del Imam Jomeini. Encabezadas por clérigos u otras personas nombradas por el Líder Supremo y leales a éste, estas fundaciones llegan a representar en su conjunto el 15% de la economía del país y manejan un presupuesto que asciende a la mitad del del gobierno central. Muchos de sus activos son negocios confiscados a la antigua élite. La mayor fundación, la de los Mostazafin, administra 140 fábricas, 120 explotaciones mineras, 470 industrias agropecuarias, 100 empresas de construcción e innumerables cooperativas rurales. También posee dos de los principales periódicos del país, Ettelaat y Keyhan. Según The Guardian , en 1993 la fundación empleaba a 65.000 personas y tenía un presupuesto anual cercano a los diez mil millones de dólares. [12] En la práctica, algunas de estas fundaciones también presionan para proteger el sistema universitario de cuotas para los veteranos de guerra y juntas ofrecen miles de millones en forma de salarios y subsidios que incluyen pensiones, viviendas y seguros médicos. En otras palabras, son pequeños estados del bienestar dentro de un Estado del bienestar mayor. El importante papel que juega el Estado del bienestar convierte estos gastos en el tercer eje de la política iraní. Pocos políticos iraníes –ya sean conservadores o liberales, reformistas o fundamentalistas, radicales o moderados, favorables a la patronal o al obrero– son lo bastante temerarios como para seguir dentro y fuera del país los consejos de los economistas de la Escuela de Chicago, quienes denuncian los “riesgos morales” de la intervención estatal, y sin embargo se muestran entusiasmados con las “virtudes” del libre mercado, la privatización, la ausencia de intervención estatal, la competencia entre empresas, el rendimiento, el espíritu empresarial, la globalización y la entrada en la Organización Mundial del Comercio. De hecho, la mayoría de los políticos posteriores a la revolución ha suscrito en mayor o menor grado el populismo económico. Algunos, como los antiguos presidentes Ali Akbar Hashemi-Rafsanyani y Mohammad Jatami, eran discretos populistas que se avergonzaban de manipular los programas sociales. Otros, como Mahmud Ahmadineyad, son populistas empedernidos que prometen “llevar el dinero del petróleo hasta la mesa del comedor de la gente” mediante una mayor expansión de los programas sociales. No sería realista contemplar recortes drásticos en el sistema de ayudas, aunque hay límites para el populismo: por ejemplo, Ahamdineyad estableció un tope para las subvenciones a la gasolina.



Las próximas décadas pondrán a prueba la habilidad del régimen para compaginar las exigentes demandas de estos programas populistas con las de una clase media educada, en especial la multitud cada vez mayor de graduados universitarios que, irónicamente, son el producto de uno de los principales éxitos de la revolución. Este nuevo colectivo no sólo necesita trabajo y un nivel de vida decente, sino también mayor movilidad social, acceso al mundo exterior –con todos los peligros que ello conlleva, en especial para las bien protegidas industrias nacionales– y, asimismo, la creación de una sociedad civil viable. El régimen podría atender estas formidables demandas si encuentra nuevas fuentes de ingresos derivadas del gas y el petróleo, aunque para hacer eso necesitará mejorar mucho sus relaciones con Washington, con el fin de que las sanciones económicas puedan ser levantadas. Si no se levantan estas sanciones, Irán no podrá acceder a la tecnología y el capital necesarios para explotar sus grandes reservas de gas, y si no se obtienen nuevos ingresos, la política de clases amenaza con surgir de nuevo. Durante 30 años, el populismo ha conseguido rebajar el filo cortante de la política de clases. Puede que no sea así en el futuro.








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NOTAS.-

[1] Traducción y adaptación del artículo aparecido en: http://www.merip.org/mer/mer250/abrahamian.html

[2] Ervand Abrahamian es iraní de origen armenio. Ha estudiado Historia en la Universidad de Oxford (Reino Unido ) y en la de Columbia (EE.UU). Ha sido profesor de Historia, entre otras, en la universidades de Princeton, Nueva York y Oxford y en el Baruch College de Nueva York, y es autor de varios títulos como Iran Between Two Revolutions, The Iranian Mojahedin, Khomeinism, Tortured Confessions, Inventing the Axis of Evil o A History of Modern Iran. (Nota de la Redacción).

[3] En el caso de la Ginebra de Calvino, no obstante, un consistorio de ancianos y de pastores dotado de amplios poderes vigilaba y reprimía ciertas conductas: fueron prohibidos y perseguidos el adulterio, la fornicación, el juego, la bebida, el baile y las canciones consideradas obscenas, y se hizo obligatoria la asistencia regular a los servicios religiosos. Todas estas prescripciones, salvo la obligación de acudir a los oficios religiosos, coinciden de manera sorprendente con el caso de la República Islámica de Irán. (Nota de la Redacción).

[4] La revolución permanente es el título de una obra de León Trotsky. (Nota de la Redacción).

[5] El imam Husein, nieto del Profeta Muhammad y tercero de los doce imames según la perspectiva del Islam shi‘í, murió asesinado junto a toda su familia en la ciudad de Karbala’ (Iraq) el 10 de muharram de 60 d.H (10 de octubre de 680 d.C.) a manos del Yazid, el gobernador Omeya de la región. Desde entonces, los musulmanes shi‘íes celebran este acontecimiento conmemorando su martirio durante la festividad de Ashura. (Nota de la Redacción).

[6] La mayoría de estas estadísticas han sido tomadas de informes del gobierno. Para un resumen actualizado de estos informes, véase Middle East Institute, The Iranian Revolution at 30, Washington D.C., 2009.

[7] La tasa de natalidad indica el número de nacimientos de una población por cada mil habitantes a lo largo de un año. (Nota de la Redacción).

[8] Djavad Salehi-Isfahani, “Poverty and Inequality Since the Revolution,” The Iranian Revolution at 30 , Middle East Institute, Washington D.C., 2009, p. 107.

[9] Bajo influencia norteamericana, el Shah Reza Pahlevi inició en 1962 la llamada “Revolución Blanca”, durante la cual se promulgó una ley de reforma agraria y se concedió el derecho al voto de la mujer, con la oposición de los sectores más conservadores del clero y de la sociedad civil. La tierra se repartió entre los campesinos que, a cambio, debían solicitar los préstamos a los bancos de la familia real, y ésta se reservaba para sí una parte de las tierras no entregadas a los campesinos. (Nota de la Redacción). [10] Laura Secor, “The Rationalist,” New Yorker, 2 de febrero de 2009

[11] Salehi-Isfahani, p. 105.

[12] The Guardian , 9 de julio de 1993.






'Estoy orgullosa de mi marido, el martirio está por encima de la familia'

'Estoy orgullosa de mi marido, el martirio está por encima de la familia' FUENTE: ELMUNDO.es.
Fecha: 8/I/2010
Fran Martínez | Estambul

’Mi marido no era un agente a sueldo de la CIA para cazar a nadie’, dice
’Invito a las fuerzas de seguridad a que vengan. No tengo nada que ocultar’
Es periodista y ha escrito libros como ’Osama Bin Laden: Che Guevara del Este’

Defne Bayrak, la mujer de Jalil Abu Mulal al Balawi -el supuesto militante de Al Qaeda que se inmoló en Base Chapman, en Afganistán, matando a siete miembros de la CIA-, no parece triste cuando habla por teléfono con ELMUNDO.es de su marido. "Yo no soy quién para decir si Jalil es un mártir o no, pero estoy orgullosa de mi marido. El martirio está por encima de la familia", asegura. Y aclara: "Mi marido no era un agente a sueldo de la CIA para cazar a nadie".


Durante toda la tarde del jueves, la Unidad Antiterrorista de Turquía la sometió a un interrogatorio, en el que la CIA estaba presente, según ha averiguado este periódico. La agencia de seguridad estadounidense ha aterrizado en Estambul en busca de conexiones del doble agente jordano con Al Qaeda.

Es seguro que esta entrevista con Defne Bayrak, que se realiza por teléfono, está siendo grabada por las fuerzas de seguridad turcas y por la CIA que la tienen en su mirilla. "Invito a todas las fuerzas de seguridad a que vengan a hablar conmigo. Que vengan, yo no tengo nada que ocultar", lanza, desafiante, la viuda del doble agente jordano.

---- Médico y padre ejemplar
Bayrak conoció a su esposo en Estambul, donde el jordano estudió Medicina con una beca del Estado. La pareja se casó en 2001 y tenía dos hijas. Vivió en Jordania antes de trasladarse a Turquía, el pasado mes de octubre. Bayrak asegura que su marido era médico y un padre ejemplar: "Amaba a su familia, a sus hijas. Siempre tuvo mucho respeto por nosotros. Estamos muy tristes", ha dicho a la prensa turca. "Era alguien a quien no le gustaba salir de casa", afirma. "Era un buen padre y yo era feliz en mi matrimonio", asegura la viuda de Al Balawi, quien confirma que aún no le ha dado la noticia a las niñas.

Pero Bayrak no parece triste y repite a ELMUNDO.es lo dicho a la prensa turca como un mantra que se hubiera aprendido de memoria. "Mi marido se fue en marzo a Pakistán para realizar un curso y especializarse en cirugía. Yo ni siquiera sabía que estaba en Afganistán". Añade que está "anonadada" porque las noticias dicen que su marido era de la CIA o de la Inteligencia jordana. Sin embargo, no le sorprende que su esposo haya acabado con siete miembros de la CIA y un militar jordano. "Creo que es imposible que fuera un agente estadounidense. Tenía una visión muy en contra de EEUU como para trabajar para ellos. Sólo habría usado a Estados Unidos y Jordania para alcanzar sus objetivos", señala.

"Lo ha debido de hacer por su propia voluntad. Nadie podría haberle obligado a hacer algo así", sostiene Bayrak, periodista de profesión y autora de varios libros. El más conocido se titula ’Osama Bin Laden: Che Guevara del Este’.

----Persuadido para colaborar
Según la agencia AP, Al Balawi estuvo tres días encarcelado en marzo y fue entonces cuando el devoto doctor de 32 años fue persuadido para que colaborase con la CIA en la captura de Ayman al Zawahiri, ’número dos’ de Al Qaeda. Al Balawi se trasladó a Afganistán, y fue dosificando información a los agentes estadounidense sobre el grupo de Bin Laden.

"Hablé con mi marido hace mes y medio, y me escribió un email hace 10 días. Me decía que planeaba venirse a Estambul e incluso solicitar la ciudadanía turca", asegura Bayrak, quien reconoce que se enteró de la noticia por la llamada de un amigo en Pakistán. Sin embargo, según fuentes de la seguridad turca a las que ha accedido ELMUNDO.es, la viuda recibió una llamada de Afganistán hace menos de dos semanas y Al Balawi mantenía contacto con varios miembros yihadistas.

Bayrak es graduada en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Estambul. Ha escrito varios artículos en publicaciones islamistas y traducido un libro de Sadam Husein.

----"Estoy orgullosa de mi marido. Ha realizado una gran operación en esta guerra. Espero que Alá acepte su sacrificio y que se convierta en un mártir", decía a los medios de comunicación turcos.

IRAN: "MASCARADA NAUSEABUNDA" (OTRA MÁS)

IRAN: "MASCARADA NAUSEABUNDA" (OTRA MÁS) Ahmadineyad afirma que las protestas fueron ordenadas por "sionistas y americanos"
Mahmud Ahmadineyad, ha declarado que las manifestaciones de la oposición del pasado domingo fueron una "mascarada nauseabunda" apoyada desde el extranjero, según informó la agencia estatal de noticias IRNA.
Ahmadinejad
"La nación iraní ya ha visto muchas mascaradas como ésta. Es una mascarada nauseabunda ordenada por los sionistas y los americanos", declaró.

La Guardia Revolucionaria de Irán ha acusado a los medios de comunicación extranjeros de hacer la "guerra psicológica" para derribar al régimen islámico y ha asegurado, en un comunicado, que la oposición cuenta con el apoyo de los "enemigos extranjeros".



¡¡VIVA LA REPÚBLICA ISLÁMICA DE IRÁN!!
¡¡VIVA EL PRESIDENTE AHMADINEYAD!!
¡¡MUERTE A AMERICAº!!
¡¡MUERTE A ISRAEL!!
¡¡MUERTE A LOS HIPÓCRITAS!!
¡ADELANTE CON EL "FRENTE DE LOS PUEBLOS"!

¡Confiando en la Victoria de los Oprimidos sobre los Opresores!

Ni heridos, ni prisioneros: ¡LOS TIROS A LA BARRIGA!
"LíneAntagonista"