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D.H. LAWRENCE, "UNA SANA REVOLUCIÓN"

D.H. LAWRENCE, "UNA SANA REVOLUCIÓN"

 

 
Si haces una revolución, hazla alegramente,
no la hagas lívidamente serio,
no la hagas mortalmente serio,
hazla alegremente.
No la hagas porque odias a la gente,
hazlo sólo para escupir en sus ojos.
No la hagas por dinero, hazla y condena el dinero.
No la hagas por la igualdad,
hazla porque tenemos demasiada igualdad,
y va a ser gracioso sacudir el carro de las manzanas
y ver por qué lado se irán estas rodando.
No la hagas por las clases trabajadoras.
Hazla de tal modo que todos podamos ser
nuestra propias y pequeñas aristocracias.
Y patear como asnos fugitivos alegremente el suelo.
No la hagas, de todos modos, para la Internacional del Trabajo.
El trabajo es aquello de lo cual el hombre ha tenido bastante.
¡Eliminémoslo, acabemos con eso!
¡El trabajo puede ser agradable, y los hombres gozarlo!
Y entonces no es trabajo.
¡Tengamos eso! ¡Hagamos una revolución para divertirnos!

7 comentarios

AL -

Existen dos tipos de hombres:los primeros se dejan vivir la vida,los más numerosos;los segundos,escriben el guión de sus vidas e influyen en la de los demás.
Vivir sin haber luchado por algo trascendente,siempre deja un regusto amargo a la hora de la muerte:el de haber desperdiciado la vida,el de haber pasado sin estar,el del olvido y el vacío más absolutos.

Lolo -

Manifiesto contra el trabajo (muy bueno):

http://www.krisis.org/1999/manifiesto-contra-el-trabajo

Lolo -

Mas sobre el trabajo:

"¡Pero qué época más singular es ésta donde tantos hombres se dejan persuadir de que se hace
la felicidad de un pueblo sometiéndole a servidumbre, arrebatándole lo que tiene de más precioso,
es decir, su propia civilización, obligándole a adoptar costumbres e instituciones que
están hechas para otra raza, y forzando a los trabajos más penosos para hacerle adquirir cosas
que le son de la más perfecta inutilidad! Pues así es: el Occidente moderno no puede tolerar
que haya hombres que prefieran trabajar menos y que se contenten con poco para vivir; como
sólo cuenta la cantidad, y como lo que no cae bajo los sentidos se tiene por inexistente, se
admite que aquel que no se agita y que no produce materialmente no puede ser más que un
«perezoso»; sin hablar siquiera a este respecto de las apreciaciones manifestadas corrientemente
sobre los pueblos orientales, no hay más que ver cómo se juzgan las órdenes contemplativas,
y eso hasta en algunos medios supuestamente religiosos."

"La crisis del mundo moderno" -René Guénon-

Lolo -

Sobre el trabajo:

"la «especialización», tan alabada por algunos
sociólogos bajo el nombre de «división del trabajo», no se ha impuesto solo a los sabios,
sino también a los técnicos e incluso a los obreros, y, para estos últimos, todo trabajo
inteligente se ha hecho por eso mismo imposible; muy diferentes de los artesanos de antaño,
ya no son más que los servidores de las máquinas, hacen por así decir cuerpo con ellas; deben
repetir sin cesar, de una manera mecánica, algunos movimientos determinados, siempre los
mismos, y siempre cumplidos de la misma manera, a fin de evitar la menor pérdida de tiempo;
así lo quieren al menos los métodos americanos que se consideran como los representantes
del más alto grado de «progreso». En efecto, se trata únicamente de producir lo más posible;
la cualidad preocupa poco, es la cantidad lo único que importa; volvemos de nuevo una vez
más a la misma constatación que ya hemos hecho en otros dominios: la civilización moderna
es verdaderamente lo que se puede llamar una civilización cuantitativa, lo que solo es otra
manera de decir que es una civilización material."

"La crisis del mundo moderno" -René Guénon-

gesto, y alegre revolución -

"No pierdas la sonrisa ni siquiera cuando te vayan a ejecutar. La vida es una broma de mal gusto; en vez de centrarte en el «mal gusto», céntrate en la «broma». Si buscas justicia en vez de tranquilidad en este mundo democrático, suicídate. Para vivir hoy hay que saber reírse de la estúpida realidad".

Robert Brasillach

M.A.Martínez -

Escribe Drieu La Rochelle en su prólogo a "El gallo escapado" de D.H. Lawrence (Laertes, Barcelona, 1980):

"(...) El hombre se ha perdido recientemente en las abstracciones de la ciencia y de la industria, en el romanticismo mezquino que domina la literatura y el cine. Si no quiere perderse y desesperarse, debe reflexionar y comprender que su vida está en los gestos de todos los días. A fuerza de soñar con máquinas y novelas, ha perdido el sentido de estos gestos familiares. por conceder demasiado tiempo y meditación a las prolongaciones artificiales de la vida, ha ido perdiendo poco a poco, sin darse cuenta, los hábitos de la vida. Ya no sabe vivir. Ya no sabe realizar los gestos elementales de la vida, que son toda la vida. Y si no sabe ya realizar esos gestos, pronto sus industrias, sus ciencias y sus artes se irán a la deriva. Su economía ya se le escapa.
Lawrence observó todo esto y lo experimentó de una manera trágica. Como todos los grandes escritores, posee el sentido trágico de la vida, el sentido de la crisis perpétua.
Lawrence dice: en vuestras ciudades, habéis perdido el sentido de la naturaleza y, en consecuencia, por contraposición, el sentido de la soledad. Cuando el hombre natural ya no existe, no tarda en disgregarse el hombre social. Ya no sabéis vivir vuestra jornada, hora por hora. Ya no sabéis llenar vuestras horas. Ya no sabéis comer lenta y sobriamente, saborear los frutos de la tierra. Ya no sabéis valeros de vuestras manos. Ya no sabéis correr, dormir, bailar, cantar.
Ya no sabéis dar un valor pleno a cada minuto, a cada gesto. En una palabra: ya no sabéis rezar. Rezar es dar sentido pleno a la vida presente, es eternizar lo efímero por el sentido íntimo, profundo, por la suave y vigilante meditación. (...)".

Meditación, gesto, y alegre revolución, pues.

¡trabajo,trabajo,trabajo! -

"Un cadáver domina la sociedad, el cadáver del trabajo. Todos los poderes del planeta se han unido para la defensa de este dominio: el Papa y el Banco Mundial, Tony Blair y Jörg Haider, los sindicatos y los empresarios, los ecologistas alemanes y los socialistas franceses. Todos conocen una única consigna: ¡trabajo, trabajo, trabajo!"

Manifiesto contra el trabajo